Rab Zvi Yehuda Kook (1891-1982)

(Wikipedia)
Rab Zvi Yehuda Kook nació en 1891 y falleció en 1982. Hijo de Rab Itzjak Abraham Kook, fue rabino y Rosh Yeshivá de la Yeshivá Mercaz HaRav y uno de los líderes más influyentes del sionismo religioso. Rab Kook hijo es famoso por su erudición en la Torá y su conducta piadosa. A pesar de algunas presentaciones populares, no fue un político ni tampoco un hombre de Estado, por más que su influencia es innegable en la política israelí.

Nota del autor Ezequiel Antebi Sacca

Rab Zvi Yehuda Kook es el sucesor por excelencia de su padre y se consideraba a sí mismo como un seguidor fiel de sus enseñanzas. No se puede disociar su obra de la de su padre. Sin embargo, veremos que hay ciertas lecturas que no son necesariamente obvias. Rab Zvi Yehuda Kook enfatiza ciertos aspectos del pensamiento de su padre, de acuerdo a los desafíos que considera más relevantes.

Torat Eretz Israel


Hay una idea que está en el centro de su filosofía: Torat Eretz Israel (“Torá de la Tierra de Israel”). Muy sucintamente, se refiere a una diferencia cualitativa entre la Torá de la Tierra de Israel y la del resto del mundo.

El estudio y la práctica de Torá se vivencian de una manera radicalmente distinta de acuerdo a si estamos geográficamente ubicados en la Tierra de Israel o no. Al menos, deberíamos conectarnos a la Tierra de Israel mediante nuestra Torá. En otras palabras: el estudio de la Torá en Israel permite alcanzar niveles de entendimiento y espiritualidad que resultan imposibles de alcanzar en cualquier otra parte del mundo.

El lugar natural del pueblo judío es la Tierra de Israel: ese es el espacio que le corresponde en el orden cósmico. Un judío viviendo fuera de la Tierra de Israel es una anormalidad y, por eso, su Torá está distorsionada. No es que haya que negar a los grandes sabios judíos que viven o vivieron fuera de la Tierra de Israel ni desvincularse de la masa del pueblo judío que vive en Estados Unidos, Argentina o cualquier otro país que no sea la Tierra de Israel sino que simple y sencillamente es más fácil, por naturaleza, vincularse con Dios y su Torá en la Tierra de Israel que en otro espacio geográfico. La Tierra de Israel no es solamente un espacio físico sino también uno espiritual.

La Torá de la Tierra de Israel es una Torá de redención, renovada y resplandeciente. Es parte del proceso de Redención Mesiánica. En este sentido, enfatiza particularmente el estudio de Emuná (fe, fidelidad) como forma de sostener la observancia religiosa.

Este concepto de Torat Eretz Israel atraviesa la literatura judía de todas las épocas y lo podemos encontrar a lo largo del Tanaj, la Mishná, el Talmud y los Midrashim, así como en diversas obras filosóficas, cabalísticas y halájicas. Lo original de Rab Zvi Yehuda Kook no radica en el concepto en sí, que existe desde hace miles de años, sino su desarrollo y aplicación práctica. Mientras que para muchas generaciones de judíos emigrar a la Tierra de Israel era una utopía o, en el mejor de los casos, una travesía peligrosa, para nuestra generación es relativamente fácil asentarse en la Tierra de Israel: nuestras barreras normalmente son más psicológicas que otra cosa. Así, se nos abre la posibilidad de vivir en Israel y acceder a esa espiritualidad a la que nuestros antepasados, que vivieron en el exilio, no pudieron acceder.

La Tierra de Israel


Siguiendo con la idea de Torat Eretz Israel, nos encontramos entonces con que hay una dimensión espiritual-cósmica de la Tierra de Israel. No es solo un pedazo de tierra o un espacio geográfico: no es simplemente un lugar donde los judíos podemos vivir para escapar del antisemitismo ni para mejorar nuestra situación material o espiritual. La Tierra de Israel es una unidad con el pueblo judío: no son divisibles.

Por lo tanto, Rab Zvi Yehuda Kook es absolutamente intransigente con respecto a la fórmula de “tierra por paz”. Rab Zvi Yehuda rechaza de plano devolver territorios conquistados por Israel que pertenezcan a la Tierra de Israel. Más aún, está convencido de que una parte esencial del sionismo es la colonización de la Tierra de Israel mediante el establecimiento de asentamientos, ya sea legales o ilegales, y tengan estos el apoyo internacional o del propio Estado de Israel o no.

Rab Zvi Yehuda Kook no apoya los asentamientos por una cuestión de estrategia política o militar. Su motivación es religiosa: está convencido de que la Tierra de Israel le pertenece al pueblo judío por decreto Divino y piensa que el proceso de expansión de los asentamientos judíos en la Tierra de Israel es parte del proceso que lleva a la Redención Mesiánica.

Entender esto es esencial: para Rab Zvi Yehuda Kook, el Mashiaj no llega por arte de magia, de manera instantánea, rompiendo con todos los pronósticos y contra las leyes naturales sino que es un proceso lento y gradual, histórico, que comienza con el sionismo, sigue con el establecimiento del Estado de Israel y finaliza con la conformación de un Estado judío regido por la Halajá que se extiende a lo largo de toda la Tierra de Israel.

En este punto, quizás sería bueno aclarar que Rab Zvi Yehuda Kook se opone a la coerción religiosa. Desde su perspectiva, el pueblo judío volvería gradualmente a la observancia de los preceptos, por el mismo proceso histórico de redención.

¿Y qué hacemos con los problemas militares, demográficos y estratégicos que puede suscitar la expansión de los asentamientos judíos hacia lo que sería el territorio palestino? La respuesta de Rab Zvi Yehuda Kook puede sonar ingenua y simplista: no importa, si conquistamos toda la Tierra de Israel, llegará el Mashiaj y él resolverá todos esos problemas. No nos incumbe a nosotros tener en cuenta esas variables. No podemos dar marcha atrás, hay que seguir hacia adelante hasta que llegue el momento de la redención final.

Queda claro que Rab Zvi Yehuda Kook tiene una visión intransigente y dura, que rechaza cualquier concesión territorial. Aboca por una expansión agresiva de los asentamientos judíos, con o sin el apoyo del propio Estado de Israel. Sin embargo, no tenemos que llevar las cosas demasiado lejos: nunca llamó a tomar las armas y lanzarse a una guerra de guerrillas. Lo que quiero decir con esto es que Rab Zvi Yehuda llamó a sus seguidores a alistarse al ejército israelí y a activar políticamente para cambiar el rumbo del Estado pero nunca a hacer terrorismo político o a hacer uso de la fuerza para cumplir sus objetivos políticos por fuera del aparato estatal. Rechazaba terminantemente como una opción inmoral la idea de atacar a palestinos o a árabes israelíes por el simple hecho de no ser judíos: en momentos de guerra, hay que pelear pero no hay que provocar una guerra deliberadamente.

Una anécdota que ilustra la actitud de Rab Zvi Yehuda Kook frente a la Tierra de Israel: cuando se anunció la decisión de la ONU en 1948 con respecto a la partición en dos del Mandato Británico en la Tierra de Israel, con la consiguiente creación de un Estado de Israel y un Estado palestino, los judíos salieron a festejar por las calles, embriagados de alegría. ¿Qué hizo Rab Zvi Yehuda Kook? Se sentó en el suelo y comenzó a llorar desconsoladamente. ¡Es verdad, la comunidad internacional nos reconoce que tenemos derecho a un Estado, pero, ay, nuestra tierra está partida al medio! No se me ocurre un ejemplo más claro: mientras todos festejan lo coyuntural, Rab Zvi Yehuda ve más allá y llora porque dividir la Tierra de Israel le parece una blasfemia, un sinsentido que va en contra de lo que dice Dios en la Torá. Noten esa actitud en común con su padre de buscar la raíz espiritual de un fenómeno histórico.

Estatalidad


Con Rab Kook padre habíamos hablado de la idea de que los Datiim Leumim tenían que ser la vanguardia del pueblo judío: su misión era unir esos dos mundos aparentemente disfuncionales y opuestos como lo eran el sionismo secular y la ortodoxia tradicional religiosa. En pocas palabras, Rab Kook padre creía que los sionistas religiosos eran el futuro del pueblo judío, un futuro que conjugaba el cumplimiento estricto de la Torá con una actitud fresca y rejuvenecida producto del retorno a la Tierra de Israel.

Rab Zvi Yehuda Kook hijo retoma estas ideas de su padre, las profundiza y les da un giro particular. Su aporte más significativo quizás sea el concepto de Mamlajtiut (“estatalidad”), una idea que resignifica buena parte de estos conceptos o, al menos, les da un matiz particular.

Se refiere al hecho mismo de que haya un Estado independiente judío en la Tierra de Israel. Esto significa un cambio de panorama que exige una nueva visión porque ha cambiado la situación histórica del pueblo judío: que exista un Estado judío en la Tierra de Israel no es un accidente histórico sino que tiene un significado profundo, que exige un cambio de prioridades. Para abreviar, el pueblo judío no puede ser indiferente a esto y tiene que ser consciente que está viviendo un momento de la historia único y estar a la altura de las expectativas.

El proceso histórico de Redención Mesiánica está ocurriendo frente a nuestros mismos ojos y la existencia de un Estado judío es prueba evidente de ello. El Estado de Israel es santo y elevado: tiene una misión mesiánica.

Paralelamente Rab Zvi Yehuda Kook también habla de que el propio pueblo judío es santo: su voluntad está consagrada por la Torá. Es una personificación de la presencia Divina en la historia.

Esta es una manera bastante elegante de justificar la democracia: la voluntad popular se asemeja, aunque sea remotamente, a la revelación. Algo así como que el pueblo no se equivoca aunque se equivoque.

(Recuerden que nos referimos a los conceptos de santidad de acuerdo a como los explica Rab Abraham Itzjak Kook).

Ilustremos con un ejemplo práctico la posición de Rab Zvi Yehuda Kook. Supongamos que las autoridades del Estado de Israel están negociando con las autoridades palestinas y de otros Estados árabes para llegar al fin de las hostilidades. Digamos ahora que proponen retirarse de determinados territorios a cambio del cese del conflicto. Asumamos que el gobierno tiene un alto apoyo popular. ¿Qué hacer? Uno podría decir: hay que acatar la voluntad popular. O también: si las autoridades de gobierno toman una decisión, no hay nada que hacer. Después de todo, tanto uno como otro son santos, ¿no? Rab Zvi Yehuda Kook se opone con todas sus fuerzas a semejantes concesiones territoriales: según su opinión, está absolutamente prohibida la cesión de una milésima parte del territorio de la Tierra de Israel a manos gentiles. Esta prohibición halájica no surge de un análisis del conflicto árabe-judío, de consideraciones estratégicas de seguridad ni de tácticas militares: la fuente es la Torá.

Este escenario no es teórico. El límite de lo que estarían dispuestos a tolerar los seguidores de Rab Zvi Yehuda Kook se puso a prueba en varias oportunidades. Seguramente los dos ejemplos más fuertes sean los Acuerdos de Oslo (1993) y la evacuación de Gush Katif (2005). Rab Zvi Yehuda Kook no llegó a vivir estos dos acontecimientos pero siempre rechazó terminamente llegar a una guerra civil o el asesinato en cualquiera de sus formas.

Algunos consideran que el asesino de Itzjak Rabin, Igal Amir, fue inspirado por la filosofía de Rab Zvi Yehuda Kook. Es cierto que hubo rabinos y líderes del sionismo religioso que agitaban consignas muy intensas en contra de Rabin y los Acuerdos de Oslo, acusándolo de ser un traidor y alguien que ponía en peligro la vida de los judíos israelíes. No quisiera evadir esa responsabilidad. El sesinato de Rabin fue un momento bisagra, que llevó a una revisión profunda de la ideología de algunos de los seguidores de Rab Zvi Yehuda Kook. Sin embargo, Rab Zvi Yehuda Kook hubiera rechazado de la manera más terminante posible las acciones de Igal Amir.

Por otra parte, la evacuación de Gush Katif fue un evento realmente traumático: el Estado de Israel expulsó a unos 10mil judíos de sus hogares para entregar esas tierras a la Autoridad Palestina. Fue una retirada unilateral, que tenía como objetivo avanzar en una paz duradera. Más allá de que es evidente que fue un fracaso absoluto en esos términos, fue una situación muy angustiante para los sionistas religiosos. La mayoría de los evacuados pertenecía a este sector, y fue un momento de tensión a todo nivel. Se sentía una decepción profunda porque se percibió como un enorme retroceso en el proceso de Redención Mesiánica. Hubo fuertes discusiones respecto a si aceptar pasivamente la orden del ejército israelí de evacuar, resistir a toda costa o buscar un punto medio.

Gush Emunim


Gush Emunim significa “Bloque de los creyentes”. Fue una organización política. Existió desde la Guerra de los Seis Días (aunque oficialmente fue fundada recién en 1974) hasta mediados de los 80. La organización tenía como principal objetivo expandir los asentamientos judíos en la Tierra de Israel. Así, fue estableciendo colonias en distintas partes de la Tierra de Israel (a veces con el apoyo del Estado de Israel y a veces sin él, lo que llevó a más de un choque violento). Gush Emunim fue fundado por alumnos muy cercanos a Rab Zvi Yehuda Kook, quienes lo consideraban su líder espiritual.

Gush Emunim fue enormemente influyente no tanto por la cantidad de sus afiliados como por su activismo. Estaba compuesto por tres grupos: el núcleo de alumnos cercanos; un grupo importante de sionistas religiosos centristas; y una minoría de judíos seculares a favor de la conquista de toda la Tierra de Israel.

Gush Emunim es el marco para expresar la actitud vanguardista que señalamos anteriormente del sionismo religioso. Para los israelíes, esto fue un shock cultural y político de dimensiones enormes: originalmente, la vanguardia había sido el movimiento sionista socialista, absolutamente secular y muchas veces abiertamente antirreligioso; ahora la juventud vanguardista es religiosa, militante y mesiánica.

Poco antes de la Guerra de los Seis Días, Rab Zvi Yehuda Kook había pronosticado que Israel libraría una guerra de proporciones cósmicas y liberaría muchos sitios históricos, de importancia religiosa, de la Tierra de Israel. Cuando esto ocurrió efectivamente, surgió un fervor mesiánico intenso y una expectativa enorme. Para algunos, Rab Zvi Yehuda Kook pasó a ser casi un profeta, un santo al servicio de su pueblo, que marcaba el camino a seguir.

La Shoá como paso hacia la redención


Al igual que su padre, Rab Zvi Yehuda Kook busca la raíz espiritual de cada fenómeno. No se queda con la superficie sino que pretende penetrar las profundidades de la historia para extraer la chispa Divina que subyace en cada lugar. Así, no se contenta con explicaciones del tipo que podríamos encontrar en un manual de historia. Tampoco acepta la imposibilidad de explicar la Shoá por las limitaciones propias de la mente humana o la inescrutabilidad del juicio Divino.

Si una persona quiere entender el contenido espiritual-religioso de un fenómeno histórico, tiene que encarar su análisis como parte del entramado Divino que se percibe a través de la historia. Tiene que liberarse del individualismo y la estrechez de miras. Hay que enfocarse en buscar la mano Divina en la historia.

Desde este punto de vista, la Shoá solamente puede comprenderse como parte del proceso de Redención Mesiánica, o, de manera más general, como una parte de la historia judía. En este esquema, la Shoá cumple una función: es un llamado de atención para que el pueblo de Israel vuelva a la Tierra de Israel y deje su existencia diaspórica.
La Shoá es una cirugía o limpieza del pueblo judío, una forma de intervención Divina para acelerar el proceso de Redención Mesiánica. La historia avanza mediante la dialéctica, un conflicto incesante de opuestos. A veces, un acto de aparente crueldad Divina en realidad es un acto de piedad redentoria.

Para Rab Zvi Yehuda Kook, la Shoá es un castigo Divino porque el pueblo judío no reconoció el llamado mesiánico oculto en el sionismo. Esto es la contracara de la teología del Rebe de Satmer (1887-1979), que sostiene que la Shoá es un castigo Divino porque el pueblo judío se hizo sionista.

Para Rab Zvi Yehuda Kook, el Mashiaj llega a través de un proceso histórico gradual de revelación paulatina, con intervención activa del pueblo judío, que intenta acelerar el proceso mediante su accionar; para el Rebe de Satmer, el Mashiaj llega de manera súbita e inesperada, un milagro que rompe el orden histórico-natural, sin ninguna intervención humana, que solamente debe esperar pasivamente.

Cultura secular y religiosa


Una de las grandes discusiones respecto al legado de Rab Zvi Yehuda Kook es el lugar de la “cultura secular” en el ámbito de la Torá. Por un lado, existe la idea de que todo tiene una chispa Divina, porque Dios permea toda la creación. En el fondo, todo puede ser redimido. Por otro lado, existe el peligro de intentar redimir aquello que no podemos redimir con nuestras fuerzas, utilizarlo inadecuadamente y dañarnos a nosotros y al mundo.

La discusión tiene que ver con la relación apropiada entre el dominio de lo santo y lo profano. ¿Está bien incluir estudios seculares en el contexto de un Bet Midrash? ¿Deberíamos ver películas de Hollywood o leer libros de Amos Oz?

El Rab Zvi Israel Tau, uno de los principales alumnos de Rab Zvi Yehuda Kook, fundó la Yeshivá Har Hamor, con una ideología más cerrada frente a lo secular que el centro del sionismo religioso. Su postura es que hay que separar entre los dominios de lo santo y lo profano para no confundirlos ni mancillar lo sagrado. Es el principal exponente de lo que se denomina Jardal (Jaredí Dati Leumi).

Un líder espiritual


Para concluir, quisiera resumir algunos de los conflictos que hemos estado viendo a lo largo de esta entrada y que atraviesan todo el pensamiento de Rab Zvi Yehuda Kook.

En primer lugar, Rab Zvi Yehuda Kook no es un político y, sin embargo, se mete de lleno en ella. No es un líder político pero no se puede negar que su influencia en la política israelí es inmensa. No se mete de lleno en el día a día del juego político pero sí toma partido: baja a tierra y materializa los ideales que encuentra en la Torá. Es todo lo contrario de un intelectual encerrado en la torre de marfil.

En segundo lugar, la contradicción entre un Estado judío pero que no sigue las leyes de la Torá es uno de los desafíos más grandes que tuvo que enfrentar Rab Zvi Yehuda Kook.
En tercer lugar, si el Estado de Israel debe extenderse a lo largo de toda la Tierra de Israel, esto no es consecuencia del análisis racional de la situación militar o de seguridad sino de creencias metafísicas y cósmicas. Esto quiere decir que la paz con los palestinos no viene por el lado de la entrega de tierras (al menos, no tierras que formen parte de la Tierra de Israel) y exige soluciones alternativas.

En cuarto lugar, la idea de vanguardia se transforma con Rab Zvi Yehuda Kook y se identifica con un sector ideológico bien definido y de los problemas que se derivan de considerar a un sector del pueblo como representante de la totalidad del mismo.

En quinto lugar, la visión panorámica necesaria para “leer” la historia a veces puede ser más un reflejo de los deseos e intereses del lector que una lectura desprejuiciada de la mente Divina.

En sexto y último lugar, la discusión sobre el lugar de lo sagrado y lo profano no es menor y sigue reflotándose constantemente.

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