El Ayuno del 17 de Tamuz Material producido por el Departamento para la Educación Judía…
Las principales fuentes
Los materiales en esta sección fueron publicados originalmente para la competencia sobre identidad Judía organizado por la Universidad de Bar Ilan, los textos fueron escritos por Ioel Rapel.
Torá: Bereshit, Shmot, Vaikrá, Bamidbar, Dvarim.
Neviim
Neviim Rishonim (Profetas anteriores): Yehoshua (Josué), Shoftim (Jueces), Shmuel (Samuel) I y II, Melajim (Reyes) I y II.
Neviim Ajaronim
(posteriores): Yeshaiahu (Isaías), Irmiahu (Jeremías), Yejezkel (Ezequiel), Trei Asar (profetas menores).
Ketuvim
Tehilim (Salmos), Mishlei (Proverbios), Iov (Job), Jamesh Meguilot (Shir Hashirim (Cantar de los Canatres), Rut, Eijá (Lamentaciones), Kohelet (Eclesiastés), Ester, Daniel, Ezra u-Nejemia (Esdras y Nehemías), Divrei Haiamim (Crónicas).
Los libros que integran el Tanaj se denominan Sagradas Escrituras para diferenciarlos de los Sfarim Jitzoniím (Libros Externos o Apócrifos), que no fueron incluidos en el Tanaj por los miembros de la Kneset Hagdolá, en tiempos del Segundo Templo. También se los llama Mikrá porque eran textos escritos y posteriormente leídos, a diferencia de la Mishná y los midrashim, que eran reproducidos oralmente.
Como ya hemos dicho, la Torá es la primera parte del Tanaj; sobre ella se creó posteriormente la Mishná y más adelante el Talmud. De todos los libros del Tanaj se tomó el material que sirvió de fuente de inspiración para la literatura del midrash: la agadá y la halajá. Cuando el pueblo judío partió al exilio, forzada o voluntariamente, se redujo su dominio de la lengua hebrea y surgió la necesidad de traducir el Tanaj. Una versión muy famosa fue la “Traducción de los Setenta” (Septuagynta) al griego, realizada en tiempos del Segundo Templo. Entre las traducciones al arameo las más conocidas son: Targum Onkelos y Targum Yonatan.
El Tanaj es el libro más veces impreso en el mundo; ha sido traducido a casi todos los idiomas y es considerado patrimonio cultural de todo el mundo occidental.
Con el paso del tiempo, surgieron numerosos comentarios del Tanaj. En realidad, la interpretación de la Mikrá no concluyó nunca y se prolonga hasta nuestros días. Los comentaristas más destacados son: en primer lugar Rashi (Rabí Shlomo Ytzjaki), el más grande intérprete del Tanaj y el Talmud, que vivió en Francia en el siglo XI. Sus comentarios descuellan por su brevedad, claridad y precisión, así como también por sus increíbles conocimientos y extraordinaria capacidad de explicación.
Junto a él cabe mencionar otros tres exégetas: Rashbam (Rabenu Shmuel Ben Meir), nieto de Rashi, que vivió en Francia en los siglos XI y XII, cuyos comentarios se destacan por su aspiración al pshat; Rabí Abraham Ibn Ezra, que vivió en el siglo XII y fue uno de los estudiosos y poetas más renombrados de España, redactó sus interpretaciones con el afán de “explicar todos los textos según sus normas, precisiones y sencillez”; Rambán (Rabenu Moshe Ben Najmán), vivió en el siglo XIII y fue uno de los más grandes expertos en halajá. Completó su interpretación de la Torá en Éretz Israel, y en su concepción senaló que “en la Torá todo se escribe como interpretaciones o alusiones”.
En 1517, hace unos cinco siglos, se publicó en Venecia la primera edición de Mikraot Guedolot, que incluye el texto bíblico, interpretaciones (Rashi, Rashbam, Ibn Ezra, Rambán, Sforno) y traducciones. En las ediciones posteriores se incluye también Toldot Aharón, un índice de citas de versículos en el Talmud. A la Torá se adjuntan lastraducciones de Onkelos e Yonatan; a los Neviim, el comentario de Radak (Rabí David Kimji), Metzudat David y Metzudat Tzión.
En apariencia, el concepto de “Torá She Beal Pe” significa que los contenidos no se conservan por escrito, sino que eran -y son- reproducidos oralmente. La Torá She Bijtav (el Tanaj) fue siempre un texto escrito, mientras que la “Torá She Beal Pe” fue evolucionando oralmente entre quienes transmitían la Torá de boca en boca. Cabe recordar que en la antigüedad había quienes se oponían a la escritura de la Torá She Beal Pe, pero la gran cantidad de material acumulado la impuso.
Qué era lo que se transmitía oralmente? Las interpretaciones y explicaciones de la Torá She Bijtav, normas, enmiendas y restricciones destinadas a reforzar la posición de la Torá. Es decir que la Torá She Beal Pe está directamente vinculada con la Torá She Bijtav, y sin ella carecería de contenido.
Por ejemplo: la Torá nos ordena permanecer en la sucá siete días, pero, qué es la sucá? La Torá She Beal Pe nos brinda una respuesta que se desprende de las normas establecidas por los sabios.
Entre los Sfarim Jitzoniim más importantes cabe mencionar a los Libros de los Macabeos (I y II), gracias a los cuales sabemos de la rebelión de los Macabeos; los libros atribuidos a Janoj, que incluyen mucho material referido a las creencias de los judíos en tiempos del Segundo Templo; el Sefer Hayovlot, que describe los acontecimientos más importantes desde la creación del mundo hasta el Éxodo de Egipto; el Libro de Judith, que despliega la tradición de heroísmo de las mujeres judías; el Libro de Ben-Sirá (que lleva el nombre de su autor), destinado a ensenar sabiduría y principios morales al pueblo judío, y a educarlos en la reverencia a D’s en el espíritu de la Torá; la Epístola de Aristíades, atribuida a un autor griego, que contiene la traducción de la Biblia al griego a pedido del emperador egipcio Ptolomeo.
Al final de Libro Dvarim dice: “Enseña tus normas a Yaacov y tu Torá a Israel”. Los sabios se preguntaron: ?Por qué son necesarias tus normas y tu Torá, si basta con una de ellas? Si a pesar de ello la Torá menciona a ambas, es porque hay una razón: “Dos versiones de la Torá fueron entregadas a Israel: una oral y la otra escrita” (Sifri, Vezot Habrajá). La primera recopilación de normas que complementan y explican la Torá She Beal Pe se llama Mishná, nombre que deriva de la raíz “Sh.N.H.”, estudiar.
Por qué escribieron estas interpretaciones y no las dejaron en su forma oral? Porque se había acumulado una gran cantidad de normas y resultaba muy difícil recordarlas. Al escribirlas, facilitaron su memorización e impidieron su olvido.
La Mishná, que se basa en elementos orales, fue recopilada por Rabí Yehudá Hanasí, un gran dirigente de la población judía en Éretz Israel aproximadamente en el ano 200 a.e.c. (hace 1.800 anos). Al recopilar todo el material, Rabí Yehudá Hanasí determinó qué incluir en la Mishná y qué quedaría afuera. La Mishná consta de seis Sedarim (partes): Zraim: las normas vinculadas fundamentalmente con la agricultura; Moed: las normas relativas a las festividades; Nashim: las normas referidas a la vida íntima; Nezikín: las normas vinculadas con el patrimonio y las cuestiones entre dos personas; Korbanot: las normas referidas a los sacrificios en el Templo; Tohorot: las relativas a la pureza del cuerpo, el hogar y los enseres. La sigla formada por las iniciales de los seis Sedarim es: Zman Nakat.
Las mishnaiot externas (Beraitot), que Rabí Yehudá Hanasí no incluyera en la Mishná en momentos de su versión definitiva y quepo posteriormente fueran recopiladas e incluidas en un libro aparte, reciben el nombre genérico de Tosefta.
La Tosefta está organizada con la misma estructura que la Mishná, y las Beraitot incluidas en ella contienen paralelismos, complementos y versiones diferentes de la Mishná.
La Mishná es la primera (pero no la última) recopilación de halajot transmitidas oralmente. Con la conclusión de la versión definitiva de la Mishná se inició el Talmud (la Guemará), que es una suerte de protocolo de los debates mantenidos por los sabios acerca de las normas y halajot de la Mishná. El Talmud es una reseña de la Torá She Beal Pe creada por los sabios de Éretz Israel y de Babilonia desde los tiempos del Segundo Templo hasta el siglo VI. La base del Talmud consiste en elementos de la Mishná, que son un resumen sucinto de las nomas que complementan la Torá. El Talmud consta básicamente de debates minuciosos acerca de diversas normas. En apariencia está estructurado como un explicación e interpretación de la Mishná, pero en realidad su contenido es mucho más vasto; los debates en torno de temas halájicos abordan todos los ámbitos de la vida y de ellos surge el tesoro de la sabiduría judía: halajá, agadá, filosofía, historia, ciencia, leyendas y humor.
El Talmud, que es la obra de más trascendencia producida por el judaísmo después del Tanaj, se ha convertido en el texto fundamental del pueblo judío y en la base de la tradición normativa vigente hasta la actualidad.
Sus fuentes hunden sus raíces en Éretz Israel y en Babilonia; por ello existe un Talmud de Jerusalem, escrito y organizado en Éretz Israel y redactado en Tveria (Tiberíades), en la principal yeshivá de Éretz Israel, y un Talmud de Babilonia, redactado fundamentalmente en Sura y Pumbedita, en las dos yeshivot más importantes del judaísmo de Babilonia.
En tiempos del Segundo Templo, muchos judíos eran agricultores y artesanos, y sólo unos pocos se dedicaban al estudio. A fin de acercar a la mayor parte del pueblo al conocimiento de la Torá, se desarrolló el midrash (prédica) que el sabio pronunciaba ante su comunidad, en especial después de la lectura de la Torá el sábado.
El mismo tenía un estilo narrativo y consistía en una interpretación no literal de la Torá, ya fuere para exponer pruebas y alusiones sobre las normas de la Torá (Midrashei Halajá) o para extraer ideas y sugerir a los oyentes cómo comportarse (Midrashei Agadá).
En su introducción al Séfer Ha-Agadá, Bialik y Rawnitzki escribieron lo siguiente: “Quien desee conocer a la nación judía, debe dirigirse a laAga dá… A través de ella puede uno ingresar a la sede de la vida plena de la nación judía y contemplarla desde adentro”.
La lectura de la agadot nos conduce hacia otro anaquel de la biblioteca que estamos recorriendo. Ahora nos apartaremos un poco de la seriedad de la halajá para leer una literatura judía sonriente y luminosa, plena de humor y experiencia de vida. La Agadá o el Midrash Agadá es el nombre genérico de aquella parte de la Torá She Beal Pe que no se ocupa de la halajá sino de diversos aspectos de la vida: el Creador y la Creación, el mundo y el hombre, Israel y los otros pueblos, las creencias y opiniones, la moral y el respeto y un poco de folclore. Está destinada a captar la atención del lector para educarlo y orientarlo por la senda de la vida. En muchos casos se basa en historias, reales o imaginarias, narradas en la sinagoga o en la casa de estudio, como el siguiente ejemplo: se cuenta que Rami Ben Iejezkel llegó a Bnei Brak y vio algunas cabras que comían debajo de una higuera. La miel que fluía de los higos y la leche que fluía de las cabras se mezclaban, y él dijo: así manan la leche y la miel.
A diferencia del Midrash Agadá, el Midrash Halajá es más serio y severo, porque interpreta las halajot y normas a partir de determinados versículos. Por ejemplo: en la plegaria de Kriat Shmá decimos “y las ensenaréis a vuestros hijos hablando de ellas”. De aquí concluyeron nuestros sabios que “cuando un niño comienza a hablar, su padre le habla en lengua de santidad (hebreo) y le ensena Torá”. ?Por qué? Porque a continuación dice “para que se prolonguen vuestros días y los de vuestros hijos”, es decir, a partir de ese versículo se desprende la halajá de que se debe hablar hebreo.
Los Midrashei Halajá fueron incluidos en diversas recopilaciones, como Mejilta de Rabí Ishmael y Mejilta de Rabí Shimon Bar Yojai (sobre el Libro de Shmot); Safra (sobre el Libro de Vaikrá) Sifri (sobre los Libros de Bamidbar y Dvarim).
Con el transcurso del tiempo, las agadot de la Mishná, el Talmud y los midrashim fueron recogidas en diferentes recopilaciones, como Yalkut Shimoni del siglo XIII y Hamisdrash Hagadol, que incluye midrashim sobre la Torá escritos por Rabí David Adeni en el Yemen, en el siglo XVI. El más famoso es Sefer Ha-Agadá compilado por J.N. Bialik y Y.J. Rawnitzki, que incluye una selección de agadot del Talmud y los midrashim; otras recopilaciones famosas son Ein Yaacov y Tzena Ureena.
Hasta el momento, nuestro paseo por la biblioteca ha transcurrido junto a dos anaqueles: el Tanaj (la Torá She Bijtav) y a su derecha la Torá She Beal Pe (la Mishná, el Talmud y los Midrashim). Ahora nos dirigiremos hacia la izquierda, en dirección a Sifrut Ha-Halajá, que es aquella parte de nuestra Torá que se ocupa de las normas entre el individuo y D’s y entre el individuo y su prójimo.
El origen de la halajá radica en la Torá She Beal Pe. En el principio de Pirkei Avot dice: “Moshe recibió la Torá en Sinaí y la entregó a Yehoshúa, Yehoshúa a los ancianos, los ancianos a los profetas y los profetas la entregaron a los miembros de Kneset Hagdolá” (Avot 1, 1). Los miembros de Kneset Hagdolá “circunscribieron la Torá”, es decir, estipularon nuevas normas, sentencias, enmiendas y halajot destinadas a preservar mejor sus preceptos. Todo lo que nuestros sabios decretaron, enmendaron y estipularon se basaba en el estudio de la Torá She Bijtav y se convirtió en la Torá She Beal Pe, que posteriormente fue escrita, tal como ya hemos visto con respecto a la Mishná y el Talmud. A diferencia de la Mishná, el Talmud no incluye Halajá Psuká (dictámenes sobre la halajá), por lo que los sabios de las sucesivas generaciones debieron decidir con respecto a cuestiones que los debates talmúdicos habían dejado sin respuestas.
La necesidad de dictaminar con respecto a diversos interrogantes y nuevos problemas que habían surgido por las diferentes circunstancias de tiempo y lugar llevó a un enorme desarrollo de la literatura halájica, que sigue produciéndose hasta nuestros días. Su evolución se inició en el período de los Gueonim (directores de las grandes yeshivot entre los anos 600 y 1040) de Babilonia, el centro de la vida judía en aquel entonces, y recibió el nombre genérico de Sheelot Uteshuvot (preguntas y respuestas), o en su sigla, Shut. Quienes respondían a estas preguntas eran conocidos con el nombre de Poskim (dictaminadores). Las respuestas emitidas condujeron a la creación de una serie de recopilaciones de halajot que se inició en tiempos de los Gueonim; las más conocidas son Mishné Torá de Rambam y Shulján Aruj de Rabí Yosef Caro.
Esta literatura comenzó a escribirse en tiempos de los Gueonim. Mencionaremos a continuación tres libros de esa época: Halajot Gdolot, Halajot Psukot y Halajot Ktzuvot. La tarea de los Poskim no concluyó con el paso del tiempo; además de los ya mencionados Rambam y Rabí Yosef Caro, cabe recordar a Rif (Rabí Ytzjak Alfasi), Ha-Rosh (Rabenu Asher) y en un período posterior Jaiei Adam de Rabí Abraham Danzig), Kitzur Shulján Aruj de Rabí Shlomo Ganzfried, Shulján Aruj Ha-Admor de Rabí Shneur Zalman de Liady, autor de Tania y Hanodá BiYehudá de Rabí Yejezkel Landau.
También en nuestros días se escriben libros de halajá, como Mishná Brurá de Jafetz Jaim (Rabí Israel Meir Kohen de Radun, Polonia, fallecido en 1933) y Mekor Jaim de Rabí J.D. Halevy, el Rabino Sefardí de Tel-Aviv fallecido en 5758.
Esta literatura se inició con las cartas enviadas por individuos y comunidades a los Gueonim de Babilonia, cuyo contenido consistía en en preguntas vinculadas con la halajá: cómo comportarse, qué estaba permitido y qué estaba prohibido. Las respuestas eran enviadas a quienes habían formulado las preguntas, que en muchos casos vivían en otros países; de esa manera, los Gueonim ampliaron su área de influencia mucho más allá de las comunidades judías de Babilonia. Ayudaron en gran medida a preservar la unidad de la nación, porque las respuestas eran instrucciones sobre cómo conducirse impartidas a Babilonia, España, Éretz Israel, Egipto y las demás poblaciones judías.
Las respuestas eran Piskei Halajá emitidos por los Poskim. A lo largo de 1.400 anos se recopilaron más de tres mil libros de Preguntas y Respuestas, que incluyen cerca de medio millón de respuestas. Algunos libros llevan los nombres de sus autores (completos o sus iniciales) o tienen títulos específicos, como Tshuvot Ha-Rambam y Shut Ha-Ramá (Rabí Moshe Isserles); el libro de Rabí Yejezkel Landau de Praga se llama Hanodá Bi-Yehuda. En nuestros tiempos se han publicado decenas de libros de Sheelot Uteshuvot, como Mishpatei Uziel (cuatro tomos de respuestas del Rabino Ben-Zion Uziel, que fuera Rishón Le-Zion (Primado de Sion), el Gran Rabino sefardí de Éretz Israel y que dictaminara que las mujeres tienen derecho al voto.
Las insólitas dimensiones de esta literatura impidieron a estudiosos y Poskim conocer todo el material escrito. El “Proyecto Shut”, emprendido por iniciativa de la Universidad de Bar-Ilan, almacenó en computadora el contenido de cientos de libros de Sheelot Uteshuvot, y por medio de un programa especial, hoy en día se puede acceder fácilmente a él y detectar las fuentes de casi todos los temas abordados en ellos.
Cualquier persona que sepa manejar una computadora puede ser posek halajá (dictaminar en cuestiones de Halajá)? ?El posek halajá debe saber manejar una computadora? La respuesta a ambas preguntas es ciertamente negativa: Rambam no sabía qué era una computadora, pero fue uno de los poskim más descollantes. El “Proyecto Shut” es un gran medio auxiliar, pero no sustituye al conocimiento y comprensión de la halajá.
Rambam, uno de los más grandes sabios judíos de todos los tiempos, vivió en el siglo XII. Quiso resumir todos los preceptos, tal como figuran en la Torá, la Mishná y el Talmud, y para ello escribió Mishné Torá, el libro de dictámenes halájicos destinado a las personas que tienen dificultades para comprender las halajot y las respuestas de los Gueonim, “un texto que incluya toda la Torá She Beal Pe desde los tiempos de Moshe Rabenu hasta fines del período de los Gueonim”.
¿Por qué se llama “Mishné Torá”? Porque “una persona lee primero la Torá She Bijtav y después lee este libro y aprende en él toda la Torá She Beal Pe, sin necesidad de leer otro libro entre uno y otro”.
Este libro se destaca por cuatro características peculiares:
1. Incluye los 613 preceptos con todos sus detalles. Cabe recordar que algunos preceptos sólo tenían vigencia en tiempos del Templo; también ellos fueron incluidos por Rambam junto con otros de moral, fe, filosofía, astronomía, medicina y otras ciencias.
2. Se divide en 14 libros clasificados por temas, de aquí su nombre Hayad Hajazaka (el valor numérico de la palabra “yad” es 14), divididosen 83 secciones denominadas “halajot” y en unos 1.000 capítulos que contienen 15.000 párrafos.
3. Sólo señala el psak halajá, sin extenderse sobre sus fuentes, el autor que lo inspirara y los fundamentos sobre los que se basa.
4. Fue redactado en hebreo mishnaico, en un estilo bello y claro.
Desde el siglo XIV y hasta nuestros días se han escrito cientos de interpretaciones a Mishné Torá o Hayad Hajazaka; las más conocidos son Maguid Mishná y Léjem Mishná.
Ha-Rav Rabenu Asher Ben Yejiel vivió en los siglos XIII y XIV, al principio en Alemania y posteriormente en España (Castilla). Fue el sabio más experto en halajá de su tiempo, y todos los judíos de Europa, tanto askenazíes como sefardíes, lo consideraban una autoridad distinguida y Posek supremo. Escribió más de mil respuestas sobre temas de halajá e interpretación, y su principal obra es Piskei Ha-Rosh o Hiljot Ha-Rosh laTalmud. Otro posek conocido fue su hijo Rabí Yaacov Ben Ha-Rosh, en cuyo libro Arbaá Turim siguió las huellas de su padre. El libro, conocido como “Ha-Tur“, cumplió una importante función en el dictamen final sobre normas y halajot. Está dividido en cuatro partes (“turim“): Oraj Jaim, Joshen Mishpat, Yoré Deá y Even Ezer.
La estructura de “Hatur” fue la base del Shulján Aruj, el libro de halajá escrito por Rabí Yosef Caro, descendiente de una familia expulsada de España que se estableció en Tzfat (Safed) en el siglo XVI. Es una recopilación de piskei halajá originarios de los judíos sefardíes breve, concisa y clara y en términos generales se basa en Ha-Rif, Rambam y Ha-Rosh.
En la introducción, Rabí Yosef Caro señala que su libro está destinado a los estudiosos que quieren dictaminar en cuestiones de halajá, a aquellas personas que quieren repasar lo que ya habían estudiado y a los alumnos, para que aprendan halajá lemaasé. El Shulján Aruj aborda todos los detalles de la vida judía, desde el nacimiento hasta la muerte. A fin de adaptarlo a los usos y costumbres de las comunidades askenazíes, Rabí Moshe Isserles de Cracovia (Polonia), siglo XVII, le añadió notas y comentarios acordes con los poskim de Ashkenaz.
En las ediciones más usuales, las Hagaot Ha-Rama se incluyen en el mismo texto, con una tipografía diferente (el alfabeto de Rashi) con la aclaración “nota”. Sus observaciones abrieron la senda a una vasta literatura de Nosei Kelim (“escuderos”, interpretaciones) al Shulján Aruj. El más conocido en el siglo XX esMishná Brurá de Rabí Israel Kohen de Radun, conocido con el apodo de Jafetz Jaim.
Mishná Brura es la interpretación de Oraj Jaim del Shuljáan Aruj, y consta de tres partes:
Mishná Brurá: la explicación de la halajot de Shulján Aruj.
Shaarei Tzión: las fuentes de la interpretación de Mishná Brura.
Beur Halajá: una ampliación de la interpretación del Shulján Aruj.
El libro Ben Ish Jai es una fuente importante para conocer el mundo de la halajá de las comunidades orientales. Su autor, Rabenu Yosef Jaim, vivió en Bagdad, Irak, en el siglo XIX. A pesar de que no ejerció ninguna función oficial como rabino, dejó su impronta sobre las costumbres y halajot de los judíos de las comunidades orientales. En su libro Ben Ish Jai, que en los últimos anos goza de gran popularidad, recopiló sus drashot y colecciones de normas, ordenadas según parshiot hashavúa.
El libro está estructurado para ser estudiado semanalmente durante dos anos -la primera parte se llama “Primer ano” y la segunda, “Segundo ano”- y es una especie de Shulján Aruj para todas las comunidades orientales, que suelen estudiarlo en grupos desde su comienzo hasta su final. No está ordenado de acuerdo con los preceptos de las parashot de la Torá sino con las drashot que pronunciara, según la costumbre de los sabios judíos “que no dictaminan solamente sobre agadá, midrashim y sentencias, sino que también comentan halajot a fin de informar las leyes de D’s, su imperativo de conocer la senda por la que se debe marchar y las acciones que se debe realizar” (de la introducción del autor).
En este anaquel tampoco faltan los libros de consulta y estudio, como Séfer Hajinuj que señala los 613 preceptos según su orden de aparición en la Torá.
A continuación pasaremos al siguiente anaquel, el de los sidurim y majzorim que acompañan al judío en la vida cotidiana. En el mundo judío no existe otro libro más difundido que el Sidur, cuyo nombre proviene de la palabra “séder“, el orden fijo de la vida y las plegarias. Desde la aparición del primero, Séder Bar Amram Ha-Gaón, un manuscrito de hace 1.200 anos, se han publicado miles de ediciones diferentes.
El sidur es una recopilación -u orden- de plegarias para todos los días de la semana, los sábados y las festividades, pero no sólo eso: es el libro que acompaña al judío desde su nacimiento (brit milá) hasta el día de su muerte (halvaiá) y contiene plegarias, bendiciones,súplicas, cánticos y agradecimientos, y también capítulos de Tehilim (Salmos), el texto de Pirkei Avot y explicaciones a diversas normas y costumbres. Su estructura es una sola, pero las versiones difieren de acuerdo con las costumbres de las comunidades en los diversos países. Las principales diferencias se dan entre Núsaj Ashkenaz y lo que hoy en día se denomina Núsaj Edot Hamizraj.
El orden de las plegarias es el siguiente:
Shajarit: la plegaria matutina.
Minjá: se dice después del mediodía.
Arvit: se pronuncia por la tarde, después de la salida de tres estrellas.
El sidur incluye también las plegarias del sábado (por ejemplo, Musaf) y el principio de mes, la lectura de la Torá y las plegarias de las festividades. Entre las plegarias se intercalan bendiciones: Birkat Hamazón, Birkat Nisuín, Brit Milá, etc.
El contenido y las versiones de las plegarias judías se fueron desarrollando con el paso del tiempo; también en nuestros días se producen cambios eincorporan nuevas plegarias al sidur que, lógicamente, generan discusiones ydiscrepancias. El Rabino Adin Steinzaltz señala: “El sidur es el Libro de la Vida del judaísmo. Todos recurren a él, todos se ocupan de él, todos se remiten a él… El sidur es el libro que unifica al pueblo todo”.
Con el paso del tiempo se les fueron agregando diversos piutim (poemas litúrgicos) y se les preparó un sidur especial que recibió el nombre de Majzor, que significa “ciclo” y proviene de los Majzorim Gdolim (por ejemplo, el Majzor de Vitry del siglo XII), que incluían el ciclo anual, es decir, las plegarias para todos los días del ano. A medida que las plegarias de las festividades se fueron volviendo más largas y más festivas, se estableció para ellas un majzor que incluye las plegarias largas con gran cantidad de poemas y cánticos especiales para las respectivas ocasiones.
En nuestro recorrido veremos diferentes tomos de majzorim: para las plegarias de Rosh Hashaná, para las de Yom Kipur y para las de Shalosh Regalim (Sucot, Pésaj y Shavuot).
El núcleo de la Hagadá se halla en la Mishná, en Maséjet Pesajim. Con el paso del tiempo se fueron incorporando fragmentos de la Mikrá, la Mishná y el Midrash, piutim, plegarias y bendiciones. La cristalización de esos textos en una sola obra que relata la historia del Éxodo de Egipto se produjo, aparentemente, a fines del período del Segundo Templo y después de él. Con el transcurso del tiempo se escribieron e imprimieron más de 10.000 Hagadot de Pésaj básicamente iguales, pero con variaciones según las distintas comunidades: el Norte de África, Ashkenaz, Bujara, Bnei Israel de la India, Yemen, Bagdad, España, Rusia y otras comunidades judías dispersas hasta hoy en día. Como la Hagadá se lee en circunstancias festivas, se la solía diseñar de manera especialmente estética, y por eso contamos con cientos de maravillosas Hagadot ilustradas e iluminadas que cautivan la vista de sus lectores.
Rif: Rabí Ytzjak Alfasi (1013-1103).
Fundador de la yeshivá de Fez, Marruecos, autor de un libro de halajot ordenado según el Talmud. Dictaminó en todas las cuestiones de halajá que habían quedado sin respuesta en el Talmud de Babilonia. Su libro sirve para dictaminar en cuestiones de halajá hasta nuestros días.
Rambam: Rabí Moshé Ben Maimón
(1135-1204), nació en Córdoba, España. Por las persecuciones de musulmanes fanáticos, su familia huyó y se estableció en Fez, Marruecos. Estudió Torá, adquirió una vasta cultura general y se especializó en ciencias y medicina. Durante un breve período residió en Éretz Israel y posteriormente se trasladó a Egipto, donde fue líder de la comunidad judía y médico de la corte. De él se dijo: “Desde Moshé (Rabenu) hasta Moshé (Ben Maimón) no hubo otro como Moshé”. Su libro Mishné Torá es considerado como el fundamento de los dictámenes sobre halajá hasta nuestros días.
Rosh: Rabenu Asher Ben Yejiel (1250-1327),
uno de los más grandes Poskim, autor de más de mil Teshuvot sobre cuestiones de Halajá. Su obra principal es Piskei Ha-Rash para el Talmud.
Maharal: Rabí Yehudá Loew Ben Betzalel
(1525-1609), uno de los más grandes rabinos de Europa en el siglo XVI, renombrado rabino de la ciudad de Praga. Escribió muchos libros sobre pensamiento judío y fue considerado líder del judaísmo europeo y activo combatiente contra los enemigos de Israel. Una leyenda popular lo vincula con el Golem que creara para que lo ayudara en sus combates.
Ralbag: Rabí Leví Ben Gershon de Provenza
(1288-1344). Comentarista que siguió el sistema filosófico basado en el principio de que en primer término se debe interpretar la intención del versículo.
Rashi: Rabenu Shlomo Ytzjaki (1040-1125), el más grande exégeta de la Mikrá. Sus interpretaciones a la Mikrá y el Talmud forman parte inseparable del estudio de dichos libros. Las letras con las que se imprimen los comentarios de Rashí y otras interpretaciones se conocen con el nombre de “alfabeto de Rashi”.
Rashbam: Rabenu Shlomo Ben Meir (1080-1160), intérprete de la Mishná y el Talmud, uno de los más grandes Baalei Hatosafot. Era nieto de Rashi, y su interpretación de la Torá se caracteriza por su búsqueda del Pshat.
Rabí Abraham Ibn Ezra (1092-1164), uno de los más destacados estudiosos y poetas judíos de España. Fue el primer autor de una gramática de la lengua hebrea escrita en hebreo y no en árabe. Se dedicó a la exégesis de la Mikrá y a la filosofía, la matemática y la medicina, y se hizo famoso como autor de poemas litúrgicos de elevado estilo y hondo sentimiento religioso.
Rabí Yehuda Hanasí (135-220),
dirigente de la comunidad judía de Éretz Israel a fines del siglo II y comienzos del siglo III. Compilador de la Mishná, conocido con los apelativos de “Rabí” o “Rabenu Hakadosh”. Se dedicó activamente a reconstruir y fortalecer la comunidad judía después de la rebelión de Bar Kojva.
Mejilta de Rabí Ishmael:
Midrash al Libro de Shmot, que incluye textos de halajá y de agadá. Aclara cómo surgieron y consolidaron las normas incluidas en la Mishná y el Talmud.
Mejilta de Rabi Shimón
Bar Iojai: Midrash muy similar al anterior, pero de dimensiones más reducidas.
Safra: En arameo significa
“libro”, es el Midrash halajá del Libro de Vaikrá, también llamado Séfer Hacohanim. Se basa en las drashot de la casa de estudios de Rabí Akiva.
Sifri: En arameo significa
“libros”, es el Midrash halajá de los Libros de Bamidbar y Dvarim. Según la tradición, fue escrito en el siglo II por Rabí Shimón Bar Iojai. Se basa en los midrashei halajá del bet hamidrash de Rabí Akiva.
Pirkei Avot: Una maséjet de la Mishná que contiene seis capítulos que versan sobre la moral, las buenas costumbres y el respeto.
Jaiei Adam: El libro de Abraham Danzig (1748-1820) que reproduce, explica y fundamenta las halajot del Shulján Aruj.
Kitzur Shulján Aruj: El libro normativo más popular entre los judíos askenazíes, escrito por Rabí Shlomo Ganzfried (1800-1886) en hebreo sencillo. Incluye todas las normas vinculadas con el estilo de vida de un judío que vive en la diáspora. Se basa en el Shulján Aruj de Rabí Yosef Caro.
Hanodá Bi-Yehudá: Apodo de Rabí
Yejezkel Landau (1713-1793), uno de los más grandes poskei halajá del siglo XVIII, que durante muchos anos fuera Gran Rabino de la comunidad de Praga y del judaísmo de Bohemia.
Se dio a conocer con su libro de Teshuvot Hanodá Bi-Yehudá y por su lucha contra la Haskalá (el Iluminismo), contra el sabatismo y contra el movimiento franquista.
Oraj Jaim: Incluye todas las normas referidas al comportamiento de un judío durante el día, desde que se levanta hasta que pronuncia Kriat Shma antes de irse a dormir, así como también halajot vinculadas con el Shabat y las festividades.
Joshen Mishpat: Las halajot que comprometen a los dayanim (los jueces de los tribunales rabínicos) y las normas vinculadas con testimonios y con el derecho patrimonial.
Yoré Deá: Aquellas normas que requieren la enseñanza de un sabio, vinculadas con lo prohibido y lo permitido, como hiljot shejitá, alimentos prohibidos, pidión habén, sepelio, duelo.
Even Haézer: Las halajot vinculadas con la mujer: compromiso, matrimonio, ketuvá, divorcio, yebum.
Rabí Yehudá Haleví
(1080-1140), uno de los más grandes poetas hebreos de la Edad Media y uno de los filósofos judíos más importantes, representa la grandeza de la cultura judía en España. Se dedicó a la medicina y el comercio, y se dio a conocer con su libro Hacuzarí.
Zóhar: Libro básico de la Cabalá, compilado básicamente como un midrash de los cinco Jumshei Torá y las Meguilot de Shir Hashirim, Rut y Eijá. Contiene largas drashot, narraciones y textos breves. En su mayor parte está escrito en arameo, lengua traída desde Persia y hablada por los judíos en tiempos del Segundo Templo y del Talmud, y en épocas posteriores en diversos países, especialmente Babilonia. Durante muchas generaciones fue considerado como la fuente básica de la concepción de mundo que complementa y explica las alusiones de la Mikrá.
Rabí Shneur Zalman de Liady (1745-1813), fundador de la vertiente jasídica de Jabad (acrónimo de Jojmá, Biná, Daat). Por orden del fundador del jasidismo, Ha-Baal Shem Tov, escribió el Shulján Aruj Ha-Rav, destinado a ser actualizado y redactado en hebreo, pero no alcanzó a concluirlo. Su libro Tania o Likutei Amarim es el libro básico de la vertiente jasídica de Jabad, redactado por Rav Shneur Zalman de Liady. Ciertamente, se trata de un anaquel pleno de pensamientos profundos de diversas generaciones para muchas otras.
Entre los pensadores contemporáneos cabe destacar al Rabino Y.D. Soloveitchik, cuyos libros y artículos, entre ellos Kol Dodí Dofek e Ish Hahalajá, suscitaron gran interés. Entre los pensadores del siglo XX mencionaremos a A.Y. Heschel, E. Levinas e Yeshayahu Leibowitz, cada uno de los cuales efectuara un aporte considerable al pensamiento judío.
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