Grandes enseñanzas de los Sabios de Israel y sus explicaciones
Por el Rabino Richard Kaufmann
Basado en el Tora-Day que se envía semanalmente.
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En otras palabras, la causa principal de la tristeza es tener una actitud reactiva hacia la vida y no una actitud proactiva.
Es decir, el orígen de la tristeza radica en tener una actitud pasiva, esperando a qué sean otros quienes nos inviten, otros que se dirijan a nosotros, otros que nos llamen y otros que nos busquen.
¿Y qué sucede cuando los otros no hacen aquello que nosotros, en nuestro fuero interno esperamos, no satisfaciendo consecuentemente nuestras expectativas?
Entonces nos ponemos mal y “odiamos” al mundo entero.
En cambio, cuando la persona comienza a vivir una vida proactiva, dejando de estar concentrada en qué le dicen y qué no le dicen, qué le hacen y que no le hacen (etc. etc.), comienza a liberarse de la esclavitud y de la dependencia emocional respecto de sus semejantes, siendo ella la generadora activa de su propia realidad (contribuyendo mucho más exitosamente también de su propia felicidad …Dijo el Jozé de Lublin: Hace más daño la tristeza en el servicio a Hashem, que el pecado por el cual la persona se entristece …
¿Y por qué esto es así?
Porque a diferencia del pecado cuyo daño es puntual, la tristeza busca prolongar el daño que la sensación de haber pecado ocasionó, haciendo que el daño se proyecte transformándose en algo mucho más terrible y global.
Y en este sentido, todo lo que busca la tristeza no es otra cosa que desgastarnos y debilitarnos interiormente, haciéndonos sentir que “somos un desastre” y que no valemos “nada”, que “siempre” nos equivocamos, y que de “nada” va a servir que vanamente nos esforcemos por cambiar …
Y sin lugar a dudas, que el efecto negativo que los sentimientos de angustia, remordimiento de conciencia y autocompasión generan, son muchos más terribles y destructivos, que el efecto puntual que el pecado en sí hubo de generar …
Y si bien no debemos despreciar el hecho que cometamos transgresiones, debemos de esforzarnos por realizar el proceso de arrepentimiento de una manera rápida, enfocada y puntual; saliendo “rápidamente” de dicho lugar, para así continuar construyendo nuestra vida, con fe y esperanza, alegría, amor y felicidad.
Dijo Rabí Shmuel de Zojatchov: Cuando el corazón está desbordante de alegría, no diferéncia entre aquel a quien ama y aquel a quien odia.
¿Y por qué no diferéncia?
Porque todo lo que provoca que la persona haga diferencias entre el trato que brinda a sus semejantes, no es otra cosa que el rigor y la rigidez interna que se despiertan como consecuencia de sentimientos o pensamientos negativos que eventualmente la persona alberga.
Y si bien somos personas y no ángeles, y cuando nos hacen cosas malas ellas -generalmente- nos afectan, sin lugar a dudas que el efecto que ellas tienen el potencial de provocar en nosotros, es mucho más grande aún cuando albergamos en nuestro corazón sentimientos negativos que de por sí ya nos predisponen “intuitivamente” hacia ello.
Y por el contrario, cuando aprendemos a vivir genuinamente con alegría interna, felices de lo que somos y felices de aquello que por la bondad de Hashem tenemos, solemos ser mucho más flexibles y mucho menos rígidos hacia nosotros mismos y hacia nuestros semejantes, teniendo la capacidad de fluir y expandir nuestra alegría y nuestro amor a todas las demás personas, sin la tensión interna que genera el discernimiento cuando este es realizado fuera de lugar …
Y sin lugar a dudas, la forma de salir ganando en la lucha por la felicidad en la vida, es aprendiendo a vivir con mucho más amor y con mucha menos rigidez, transformando a lo potencialmente negativo en positivo y a los potenciales -o verdaderos- enemigos en amigos.
Dijo Rabí Najman de Breslav: Lo principal de la alegría está en el corazón y el corazón no podra alegrarse hasta tanto no se haya eliminado aquello que está torcido dentro de él.
En otras palabras, sólo una persona con un corazón que no piense de manera falsa y engañosa y que no albergue sentimientos negativos hacia sus semejantes, podrá alcanzar la auténtica, genuina y verdadera felicidad.
Y es justamente en éste punto donde se encuentra la verdadera y genuina sabiduría que recibió el pueblo de Israel hace más de 3300 años a los pies del monte Sinai, una sabiduría que nos enseña a tener una mente sensible y un corazón inteligente, haciendo más y mejor por el bien de nuestros semejantes, que en definitiva no terminará siendo otra cosa que el máximo bien para nosotros mismos.
Y hasta tanto la persona no haya trabajado para depurar su corazón eliminando de él todo sentimiento “torcido” o negativo, es imposible que la persona puede acceder a una vida real y verdaderamente plena, llenándose su corazón de alegría y de felicidad … .
Dijo Rabi Itamar de Konskowolla: El momento más indicado para el arrepentimiento y el retorno a Hashem, es cuando la persona está alegre y contenta, y no cuando está triste y afligida.
De esto debemos aprender, que cuando sentimos alegría y felicidad en nuestro corazón, no debemos permitir que dicho sentimiento se vaya de una manera estéril e improductiva, sino que debemos de utilizar el tiempo que dure dicha sensación, ya sea para arreglar “cosas” que deben de ser arregladas, o realizar acciones significativas, altruistas y positivas.
Y en cuanto al contenido en sí de éste versículo, si bien hay muchas personas que actúan solamente cuando sienten finalmente que están “tocando fondo” -siendo ese el momento en que toman decisiones importantes y hacen cambios relevantes y significativos-, sería mucho mejor si hiciese los cambios cuando se encuentre “en la buena”, aprovechando la alegría y la felicidad, para mucho más positiva y saludablemente, poder hacerlos …
Comentaron los alumnos del Baal Shem Tov sobre el versículo que dice: “delante de la vejez levántate”, que antes que la persona envejezca, debe levantarse para así retornar a Hashem.
Y si bien el sentido original del versículo, es que la persona debe de levantarse ante de los ancianos en señal de respeto, los alumnos del Baal Shem Tov tomaron este concepto expandiéndolo hacia la persona misma; instándolas a sacudirse de su letargo espiritual, para hacer aquello que por sus almas debería de ser hecho …
Y muchas personas cometen el grave error de posponer aquello que saben en su fuero interno que deberían de hacer, no dándose cuenta que cuando realmente tomen férreamente la decisión de hacerlo, quizás ya vaya a ser demasiado tarde; pues carecerán de las fuerzas para poder hacerlo …
Y si bien hay un dicho en español que dice “nunca es tarde cuando la dicha es buena” – y Hashem acepta el retorno de la persona a cualquier edad y en cualquier momento de su vida -, es mucho más meritorio cuando la persona retorna a Hashem en sus años jóvenes, cuando todavía tiene la fuerza de cometer transgresiones y por amor a Hashem y a la verdad de Su Torá se abstiene de hacerlo, que cuando la persona ya no tiene fuerzas, no haciendo el mal simplemente porque no puede … (rigiendo el mismo principio respecto a acciones positivas, que en la juventud la persona tiene mucho más fuerza y energía para – exitosamente – poder hacerlo).
Dijo Rabi Arie Leib de Gur: Lo principal del arrepentimiento no es el arrepentimiento por la transgresión cometida, sino que la persona retorne a la raíz de la cual se separó.
Es decir, lo que provoca la transgresión, es que la persona se aleje de Hashem, separándose por ende de la raíz de su alma.
Es por ello, que cuando la persona se arrepiente y corrige la transgresión, vuelve nuevamente a estar unida con la raíz de su alma, iluminándose interiormente través de ello, y potenciándose para ser cada vez un poco mejor.
Y no sólo eso, sino que por ser nuestra alma una parte de la sagrada congregación del pueblo de Israel, cuando cometemos una transgresión nos alejamos del resto de las almas que conforman a nuestro pueblo, y cuando nos arrepentimos y corregimos el mal, retornamos a ellas y fortalecemos con ello a todo nuestro pueblo.
Y en forma simple, cuando una persona realiza una mala acción, con eso se contamina su corazón y su alma alejándola de todas las cosas buenas y puras que hay en el mundo, y cuando la persona se arrepiente y corrige dichas malas acciones, su alma vuelve a purificarse, eliminando de sí dicha contaminación y sintiéndose armónicamente unida con todas las cosas buenas y positivas que definitivamente también hay en él …
Dijo Rabi Eliezer de Tanigrad: La persona debe arrepentirse, también por aquellos preceptos que no fueron cumplidos óptimamente …
Y si bien lo principal del proceso de retorno a Hashem es arrepentirse por las malas acciones realizadas, no menos importante es revisar también las buenas acciones que hicimos …
¿Por qué? Porque es posible que tampoco nuestras buenas acciones hayan sido realizadas óptimamente, tanto desde el punto de vista de los detalles de la acción, como desde el punto de vista de las ganas y la pasión que invertimos al hacerlas …
¿Y por qué es tan importante revisar también nuestras buenas acciones?
Porque Hashem nos colocó en éste mundo para que seamos capaces de obtener el máximo placer y la máxima felicidad que somos capaces, y si hacemos las cosas a medias y sin ganas, es imposible que podamos concretar dicho objetivo, no cumpliéndose consiguientemente el propósito de la Creación …
Y como el grado de disfrute en la vida es directamente proporcional al grado de ganas que ponemos en las cosas que hacemos, debemos de revisar si invertimos -o no- todo nuestro ser en aquellas cosas importantes que hacemos, o si únicamente las hacemos con la intención de “cumplir”, perdiéndonos del disfrute que podríamos haber obtenido si hubiéramos puesto todo nuestro ser en ello, poniendo de manifiesto nuestro máximo potencial …
Dijo Rabi Yozel Horowitz: La ventaja del arrepentimiento frente a cualquier otro tipo de “negocio”, es que también los débitos y las pérdidas se pueden transformar en ganancias.
Y si bien no está permitido a priorique la persona realice transgresiones para luego arrepentirse y poder obtener así una mayor recompensa, si la persona ya pecó y luego de ello se arrepiente de sus malas acciones, es posible que pueda transformar a las pérdidas en ganancias, gracias al hecho en sí de haberse arrepentido …
Y escribí “puede transformar” y no “va a transformar” porque los débitos se transforman en méritos y las pérdidas a su vez en ganancias, sólo en el caso que la persona se arrepienta por amor a Hashem y por el dolor que le causa haber transgredido Sus preceptos; y no por temor al castigo que, de no arrepentirse, recibirá como consecuencia directa por la realización de su transgresión (en cuyo caso solamente se anulará la transgresión no proyectándose la consecuencia que hubiera emanado de la misma, más sin transformar a dicha pérdida espiritual en una ganancia …
Y sin lugar a dudas, el arrepentirnos por nuestras malas acciones y el retornar a Hashem por amor, es el mejor “negocio” que en el mundo es posible de hacerse, pues los interéses pueden ya ser disfrutados en éste mundo, permaneciendo la ganancia con nosotros para siempre, para toda la eternidad en el mundo venidero …
Y es menester que la persona revise el porqué del bien que recibe, por -al menos- dos motivos concretos.
En primer lugar, para lograr con la ayuda de Hashem identificar el origen de dicho bien y así poder cuidarlo y potenciarlo; evitando la realización de acciones que puedan impedir la continuación de dicho bien …
En segundo lugar, para revisar cuál es el propósito para el cual Hashem nos dió tanta abundancia de bien y de riquezas; pues si administramos adecuadamente el bien y la riqueza que Hashem nos dá, eso seguramente provocará que Hashem continué depositando Su “capital” y su confianza en nosotros, dándonos cada vez una mayor cantidad y calidad de dicho bien.
En cambio, si recibimos la riqueza y la utilizamos de manera egoísta únicamente para beneficio propio, es posible que del Cielo decidan quitarnos el caudal de riqueza que poseíamos antes, – impidiéndonos que tengamos real y verdadera bendición a partir de dicha riqueza, por no haber justificado la confianza que Hashem depositó en nosotros al otorgárnosla!
¿Por qué esto es así? No sólo porque todo exceso es malo, sino porque la bondad por su naturaleza, desea proyectarse y expandirse indefinidamente sin ningún tipo de limitaciones; corriendo el riesgo de provocar que de tanta bondad logremos el efecto opuesto a aquello que deseamos obtener …
Es por este motivo, que toda relación en la cual el amor y la bondad son los sentimientos que mayormente se manifiestan, requiere necesariamente de sanos limites que enmarquen la proyección de dicho amor y de dicha bondad, de modo tal que se pueda fortalecer y construir la relación a largo plazo, en lugar de atentar en contra de ella.
Y en este sentido, el sistema espiritual que propone el Judaísmo, contiene a la dinámica perfecta para poder entrenarnos en ello, pues es a través de los preceptos de acción que proyectamos bondad y amor sobre nuestros semejantes, siendo a través de los preceptos de inacción que nos entrenamos en enmarcar las cosas para así no excedernos, colocando en el lugar justo los frenos de contención.
Por último es importante recalcar, que no importa cuál sea nuestra intención cuando proyectamos nuestro amor, sino cuál es el efecto que ello causa en nuestros semejantes … pues así como una madre sobreprotectora puede llegar a contribuir negativamente con la formación y educación de su hijo, en todos los ámbitos de nuestra vida tenemos que aprender a manejar correctamente este sistema de “pesos y contrapesos”, logrando la plenitud, bendición y armonía que todos con tanto énfasis buscamos y queremos.
Dijo Rabí Yaacov Yosef de Polnae: Cuando Hashem desea proyectar su compasión sobre una persona, hace que se genere una situación en la cual dicha persona pueda proyectar su compasión sobre su semejante, y una vez que dicha compasión fue “despertada”, la misma se proyectará también sobre dicha persona.
Y si tuviesemos esto presente de manera constante, no sólo que no buscaríamos escaparnos de aquellas oportunidades que se nos presentan de poder ayudar a nuestros semejantes, sino que por el contrario, nos sentiríamos felices de poder ayudar y poner de manifiesto nuestra compasión sobre ellos, sabiendo que mediante ellos estamos permitiendo que la compasión de Hashem se proyecte sobre nosotros.
Y como nadie sabe exactamente su “estado de cuenta” en el Cielo (pues por más que la persona se esfuerce por hacer cosas buenas, no puede saber a ciencia cierta cuál es el peso que tuvieron sus acciones no buenas), es más que recomendable que la persona tome “con las dos manos” cada oportunidad que le brinden del Cielo para poder ayudar.
Y si bien es menester revisar que uno está realmente ayudando con aquello que hace – y no causando un perjuicio en lugar de un beneficio – más vale mayoritariamente equivocarnos por compadecer de más, que equivocarnos por querer ser supuestamente justos y compadecer de menos.
Y como siempre decimos, con la regla con la cual uno mide y se comporta hacia los demás, con la misma regla nos miden y se comportan hacia nosotros desde el Cielo.
¿Y por qué el mal no puede ser eliminado a través del intelecto?
Porque el intelecto humano es tan hábil e inteligente, que puede llegar a encontrar argumentos lógicos y contundentes para justificar la realización de cualquier tipo de acción negativa o para justificar la abstención de realizar cualquier acción de carácter positivo.
Es por ello, que la única forma de eliminar al mal es entrenándonos en la realización simple y concreta de actos de bien.
Y si bien es menester filtrar intelectualmente las acciones antes de realizarlas (para asegurarnos que no estamos haciendo mal por bien o bien por mal), esto debe de ser hecho en forma íntegra y no sofisticada, pues si vamos a “buscarle la vuelta” con nuestro intelecto, siempre vamos a poder encontrar un “pero” que sirva para justificar aquello que hayamos decidido; ya sea para convencernos de por qué no realizar una buena acción o para permitirnos la realización de una de carácter negativo … (como por ejemplo no dar nunca tzdaká por pensar que los fondos quizás no vayan a los fondos a los cuales tienen que llegar, o pensar mal sobre las personas pensando que cuando dicen o piden algo, algún tipo de interés secundario seguramente tienen, etc.).
Por último, es sumamente recomendable que tengamos presente, que si nosotros actuamos de ésta manera hacia nuestros semejantes, es muy posible que del Cielo actúen de la misma manera también hacia nosotros, encontrando argumentos y obstáculos que impidan que podamos recibir finalmente la porción de nuestro bien …
Dijo Rabi Yosef Hamekané: La buena mercadería se publicita a sí misma …
Y como el ser humano es un ser social que busca ser querido y amado por sus semejantes, su mejor “marketing” no puede ser otro que el de realizar actos altruistas que pongan de manifiesto su amor y preocupación por los demás.
Al hacerlo, se llenará su corazón de alegría y de felicidad; siendo justamente la alegría y las buenas acciones, el más poderoso imán para atraer el amor y el cariño de los demás …
Sea la voluntad de Hashem, que en este Rosh Hashaná tengamos la grandeza espiritual para tomar decisiones concretas que nos induzcan a ser seres humanos más buenos, espirituales, solidarios y altruistas; y que del Cielo nos ayuden a poder tener la fuerza interior necesaria para B”H poderlas concretar.
Y ojalá que en mérito a ello, pronto podamos ser protagonistas de la redención de nuestro pueblo y del mundo entero, revelándose la luz infinita de Hashem sobre cada ámbito de la realidad. .
Dijo Rabi Eliezer Rokeaj: No hay mérito mayor que el instar a los demás a realizar acciones meritorias.
¿Y por qué esto es así?
Porque al despertar en los demás el deseo por realizar buenas acciones, la influencia de ello puede llegar a proyectarse incesantemente a través del tiempo en un número incalculable de personas; siendo éste el motivo por el cual no puede haber un mérito mayor que éste, ya que su influencia puede llegar a ser infinita …
Y cuando la persona inspira a los demás a realizar actos de bien, el beneficio espiritual que ello genera, habrá de beneficiar eternamente a la persona que inspiró a la realización de dichos actos; otorgándole a su vez fuerza y bendición para poder hacer cada vez más y mejor.
Y así como existen redes de ventas en las cuales aquel que convence a otro de vender un producto, tiene también un beneficio de las ventas que éste realiza (beneficiándose inclusive de aquellos vendedores a quién “su propio vendedor” convenció también de salir a vender), así existe esta dinámica a nivel espiritual, siendo infinitos los beneficios que ello genera (a diferencia de los beneficios materiales generados por las ventas, que suelen ser de carácter incierto, relativo, puntual y finito).
Dijo Rabi Israel de Salant: Es más grande el mérito de un acto de bondad hacia una persona del pueblo de Israel, para elevar con ello el alma del difunto, que el decir Kadish en su memoria.
Y si esto fue dicho en relación al Kadish que es un rezo sumamente elevado y sagrado, cuánto más cierto aún es respecto a toda clase de gastos materiales que las personas hacen erroneamente, pensando -con buena voluntad- que con ello le hacen un bien al difunto.
Por ejemplo, el traer flores al cementerio, independientemente que es una costumbre de origen no judío, no puede traer satisfacción al difunto como podría brindarle la utilización de dicho dinero para fines altruistas. Lo mismo respecto a la realización de lápidas despanpanantes y otra clase de gastos por el estilo …
¿Y por qué esto es así?
Sencillamente, porque cuando el alma deja al mundo físico que es un mundo lleno de apariencias, falsesdades y mentiras, entra al mundo de la verdad donde se puede apreciar claramente cual es la única y absoluta verdad.
Y allí el alma comprende que lo espiritual y el altruismo es lo único que genera frutos de carácter eterno, recibiendo placer y plenitud únicamente de acciones que están en plena armonía con ello.
Y si esto es cierto en relación a acciones hechas para los muertos, no menos cierto es en relación a toda clase de gastos superfluos hechos en beneficio de los vivos.
Y como lo importante en la vida no es tener sino tener bendición, muchas veces es recomendable abstenernos de entrar en gastos extras para mostrar una buena imágen y “aparentar”, donando dicho dinero para causas nobles de carácter generoso, que servirán mucho más para atraer sobre nuestra vida bendición y verdadera felicidad…
Dijo Rabi Yehudá de Modena: El malvado no tiene más que el disfrute que recibe en el momento de la transgresión.
¿Y qué pasa al acabarse el efecto de dicho disfrute?
Retorna a la sensación de vacío existencial que caracterizaba su vida previamente; por carecer de objetivos altruistas significativos por los cuales vivir para así llenar su existencia.
En cambio, cuando la persona dedica su vida a ayudar a sus semejantes y realizar mitzvót, una vez que terminó de hacerlas, no sólo que con ello no disminuye su deseo por continuar haciendo el bien, sino que por el contrario, aumenta y se potencia cada vez más, llenando su vida de pensamientos positivos y sentimientos altruistas que la habrán de salvar de dicha triste, vacía y desagradable sensación.
Y cuando la persona hace una mitzvá, la satisfacción interna generada por saber que hizo lo correcto, habrá de proyectarse más allá del momento puntual, trascendiendo la influencia de dicho acto inclusive para toda la vida, y también especialmente para cuando la persona entre en la dimensión del más allá …
Dijo Rabi Yosef Zebra: Oculta tus buenas acciones más que tus transgresiones.
¿Por qué Rabí Yosef Zebra nos recomienda esto?
Porque mientra que la publicidad y difusión de nuestras buenas acciones, pueden conducirnos a vanagloriarnos y enorgullecernos de ellos, “inflándose” nuestro ego y olvidándonos de todos los defectos que aún nos quedan por corregir, el conocimiento público de nuestras malas acciones, puede llegar a tener un efecto provechoso sobre nuestra personalidad y sobre nuestra vida …
Y si bien no debemos de difundir nuestras malas acciones para sentir públicamente vergüenza por ellas, si éstas llegan a darse a conocer, ello puede provocar que nos sintamos sumamente avergonzados por haberlas cometido; y si bien dicha sensación -evidentemente- que no nos resultará para nada agradable, si así sucedió y nuestras malas acciones se dieron a conocer, ello es seguramente debido a que dicha vergüenza es parte esencial del trabajo espiritual de arrepentimiento y corrección de aquello que realizamos, lo cual puede conducirnos a tener una actitud mucho más sensata y humilde ante los demás y ante la vida, siendo mucho más cuidadosos de no cometer a futuro, actos de los cuales nos podamos llegar a tener que arrepentir o avergonzar …
Varios son los conceptos que se desprenden de las sabias palabras de Rabi Yitzjak Abarbanel.
En primer lugar, que la sabiduría para el Judaísmo tiene que ver necesariamente con la ética y con los valores; y que no puede existir verdadera sabiduría si ésta se encuentra desconectada de ellos.
En segundo lugar, que el objetivo no se limita a conocer las buenas cualidades, sino a tomar el compromiso de esforzarnos por aplicarlas.
En tercer lugar, que la teoría desconectada de la acción pierde su sentido y su razón de ser.
Por último es menester aclarar, que el no poder cumplir con lo estudiado no nos exime de nuestra obligación de continuar estudiando; siendo necesario que aspiremos finalmente a alcanzar la excelencia, viviendo en armonía y coherencia perfectas, entre aquello que estudiamos y aquello que somos!
Dijo Rabi Shlomo Alhami: Aquel que posee buenas cualidades se siente cercano también de las personas que están alejadas, y aquel que tiene malas cualidades, también de las personas que están cercanas se siente alejado.
En otras palabras, también el nivel de cercanía de una persona hacia sus semejantes, depende en definitiva de sus buenas o malas cualidades.
¿Y por qué esto es así? Porque una persona que tiene buenas cualidades, es también un ser humano de carácter mucho más flexible, las cosas negativas le afectan menos y puede conectarse mucho mejor con sus semejantes y con la realidad.
En cambio, aquel individuo que es rígido y que posee malas cualidades, todo tiene el potencial de afectarlo y “hacerle” enojar, siendo casi imposible que pueda mantener una relación de cercanía hacia sus semejantes a largo plazo.
Y Rosh Hashaná que significa “cabeza del año”, pero que también insinúa el concepto de “cabeza de los cambios”, es una oportunidad excelente para decidir cambiar el “disco” mejorando nuestras actitudes y nuestras cualidades.
Y si nosotros vamos a ser mejores, B”H nuestro año también lo será …
Dijo Rabi Abraham de Zojatchov: Se denomina “Grande” a aquel que está dispuesto a descender a la persona que se encuentra en un lugar bajo – y elevarla.
En otras palabras, la grandeza de un ser humano se mide según su capacidad de sacrificar a sus placeres e interéses personales en harás del bienestar y la felicidad de los demás.
Y esto lo podemos aprender muy claramente de nuestro líder y maestro Moshé, quién estuvo dispuesto a renunciar a todo el lujo y a toda la comodidad de la cual gozaba en el palacio del faraón, para salir a sus hermanos judíos esclavizados y ver la forma cómo poderlos ayudar.
Y no en vano, la Torá utiliza un lenguaje de grandeza al decirnos: “y se engrandeció Moshé y salió a sus hermanos”; pues la prueba de su grandeza se puso de manifiesto al estar dispuesto a salir de sí mismo, para pensar, luchar y actuar por el bien de los demás.
Por consiguiente, cuanto más nos esforcemos por ser “almas generales” y no solamente “almas partículares”, más “grande” será la luz que iluminará a nuestra alma, y mayor será nuestra capacidad para hacer más y mejor por el bienestar de nuestra sociedad.
Y estas serán las credenciales con las cuales entraremos a los ciento veinte años en el mundo venidero; además del cumpimiento de los preceptos y del estudio de nuestra sagrada Torá …
Dijo Rabeinu Bajaie: Lo principal no es la sabiduría sino las buenas cualidades; del mismo modo que lo importante no es el árbol sino sus frutos.
Y es importante que esto sea mencionado, pues así como la calidad de un árbol se mide a partir de sus frutos, así la calidad de la persona se mide en base al beneficio que trae a su sociedad.
Y es importante mencionar, que junto a las buenas acciones que la persona debe idealmente de esforzarse por realizar en beneficio de sus semejantes, debe de esforzarse en no menor medida, en estudiar y estar sensible para depurar cada vez más y más sus cualidades, cerciorándose que todo aquello que estudia sirva para proyectar a partir de ello sus frutos: los cuales habrán de servir para traer un mayor y más elevado disfrute a su vida, provocando el bienestar y el disfrute también sobre la vida de los demás …
Y todo el estudio de la Torá, y todo el cumplimiento de las mitzvót, no tienen otro objetivo que el de ayudar a depurar a todas las almas del pueblo de Israel.
Y cuando el alma se purifica y el corazón se hace más sensible, la persona automáticamente desea beneficiar más y más al mundo en el cual vive, haciendo que el bien crezca y se difunda de manera intensa y exponencial …
Dijo Rabi Israel de Salant: Es más fácil ser experto en todo el Talmud, que corregir una cualidad negativa asentada firmemente en nuestro interior.
Sin embargo, si logramos doblegar una cualidad negativa y corregirla, eso nos abrirá las puertas al triunfo en nuestro crecimiento espiritual, teniendo el mérito de poder proyectar dicha influencia sobre las personas cercanas a nosotros, llegándola a expandir inclusive sobre el mundo entero.
¿Y por qué es tan difícil corregir una cualidad negativa asentada firmememente en nuestro interior?
Porque la misma suele transformarse en parte inherente de nuestra propia naturaleza, y así como es díficil eliminar algo que crece en forma natural, es difícil eliminar una cualidad que parece que desde siempre estuvo -y para siempre habrá de estar- junto a nosotros.
Y como existe una ley espiritual que establece que de acuerdo al esfuerzo así habrá de ser la recompensa, si la persona logra corregir verdaderamente una cualidad negativa (¡que es más difícil que estudiar todo el Talmud!), entonces sin lugar a dudas que habrá de ser recompensada grandemente por haber alcanzado dicho objetivo, permitiéndole que su influencia se proyecte también sobre los demás, para así tener el mérito que todos los cambios que éstos realicen siguiendo su ejemplo, sean contabilizados espiritualmente también a “su nombre” (por más que la persona debe de hacer lo correcto y corregir sus cualidades, sin ningún tipo de cálculos ulteriores; con el sólo objetivo de hacer lo correcto y cumplir así con la voluntad de Hashem!).
Dijo Rabi Shlomo Al-ami: Quien posee buenas cualidades se siente cercano a las personas lejanas, y quien posee malas cualidades, también de las personas cercanas se siente lejano.
Es decir, la relación de la persona hacia sus semejantes, depende -en primer lugar- de la persona misma.
En otras palabras, un individuo que posee buenas cualidades, posee también una mayor capacidad para poder ver e identificar las cosas buenas que hay en los demás, sintiéndose consiguientemente también mucho más cercano a ellos.
En cambio, un individuo con malas cualidades,también en los demás habrá de ver y enfatizar sus malas cualidades, alejándose de sus semejantes como consecuencia de ello.
Es por eso, que cuánto más estudiemos acerca de las cualidades y más nos esforcemos por potenciar nuestras buenas cualidades y corregir aquellas que no son tan buenas, más grandes serán también nuestras probabilidades de aprender a ver lo bueno que hay en nuestros semejantes y en el mundo entero, teniendo una vida mucho más buena, significativa y feliz.
Por último cabe destacar, que cuando identificamos las buenas cualidades que hay en los demás, con ello potenciamos y fortalecemos las buenas cualidades que se encuentran dentro de nosotros mismos, ¡beneficiándonos todos a partir de ello!
Dijo Rabi Yitzjak Abarbanel: El objetivo de la sabiduría no es conocer las buenas cualidades, sino ponerlas en práctica.
En otras palabras, a diferencia de la filosofía griega en la cual los pensamientos solían ir por un lado y la conducta de quienes los enunciaban por otro, en el Judaísmo el objetivo del estudio es lograr la coherencia absoluta entre aquello que se estudia y aquello que se practica; corporizando las ideas en todos los actos de nuestra vida cotidiana.
Es decir, el Judaísmo no es estudio teórico simplemente para saber por saber, sino estudio práctico para saber cómo mejorarnos como personas, cómo mejorar nuestra vida y cómo contribuir a mejorar también nuestro mundo.
Por último, si bien del mensaje de Rabi Yitzjak Abarbanel se desprende que el objetivo del estudio es la práctica, de sus palabras también se desprende que el objetivo primario del estudio debe ser el de ayudarnos a ser buenas personas; y no simplemente el de enseñarnos una profesión o darnos herramientas para saber cómo sustentarnos …
Y si bien el Judaísmo no desmerece la importancia del sustento, pues “si no hay harina tampoco hay Torá”, si queremos ser realmente personas felices que -por consiguiente- hagan felices a los demás, es imprescindible que trabajemos interiormente para mejorarnos y superarnos espiritualmente día a día, pues si interiormente no podemos sentirnos plenos, todo el dinero del mundo no nos va a alcanzar para poder acceder a la plenitud y felicidad que todos tan esencialmente buscamos …
¿Cómo un acto físico y material como el comer puede contribuir a acercar la Redención al pueblo de Israel?
Para responder a esta pregunta debemos de explicar lo que significa la palabra “Redención”.
“Redención” es lograr que todas las cosas vuelven a estar unidas y conectadas con su raíz Original.
Y en este sentido, cuando una persona come con pureza y santidad (ingiriéndo alimentos permitidos, diciendo la bendición antes y después de comer, agradeciendo a aquellas personas que prepararon o que sirvieron la comida y realizando buenas acciones a partir de la energía que tomamos de dicho alimento), contribuye a potenciar la unión de dicho alimento con su origen divino, uniéndonos a todos nosotros y a toda la realidad a través de dicho acto …
Por último cabe destacar, que como en todas las cosas y en todos los alimentos hay chispas de Divinidad, cuando una persona come con santidad, a través de ello logra liberar a aquellas chispas de Divinidad que estaban “presas” en el dominio de la “no santidad” , potenciando la santidad en el mundo y acercando con ello su Redención final.
Es decir, cuando una persona está satisfecha con aquello que hace, con aquello que tiene y con aquello que es, trabajará con mayor paz y tranquilidad interna para seguir creciendo mediante la bendición que Hashem haga fluir sobre la obra de sus manos; en vez de tensionarse y ponerse nerviosa para tratar todo el tiempo de ganar y adquirir cada vez más cosas …
Y es muy importante comprender, que el tema aquí no es si aspirar a crecer y tener más o ser un conformista, sino adquirir la actitud correcta acerca de la forma de vivir y también de crecer, haciéndolo de una manera calma y serena, confiando plenamente en la infinita bondad que Hashem proyecta sobre todos y cada uno nosotros, y en el hecho que Hashem nos dará a cada uno, aquello que verdaderamente requerimos y necesitamos, pues Él es quien mejor sabe qué cosas son realmente buenas y necesarias para nuestra verdadera felicidad y cuales realmente no lo son.
Dijo Rabi Menajem ben Rabi Zeraj: No hay pobreza más grande que la codicia
¿Por qué?
Sencillamente, porque la persona codiciosa observa aquello que tienen los demás y todo el tiempo siente que algo le esta faltando; ¡no logrando estar nunca satisfecha con aquello que ella si tiene!
Y sin lugar a dudas, no hay mayor pobreza mayor que la de estar sintiendo esa constante sensación de “hambre” y de insatisfacción…
Es por ello, que lo mejor que uno puede hacer es aprender a no mirar a los costados observando aquello que tienen los otros, estamdp contentos con la porción que a cada instante Hashem le brinda a cada uno.
Y si bien eso no significa que tenemos que ser conformistas, ni tampoco que esté mal que aspiremos a crecer, sin embargo, debemos de asegurarnos que aspiremos a crecer según nuestras propias necesidades y nuestros propios y verdaderos parámetros, independizándonos de la comparación y de aquello que tienen los demás …
Y sin lugar a dudas, que existen muchas sociedades en las cuales sus miembros literalmente “viven de la comparación”, no teniendo nunca paz interior y compitiendo constantemente en una carrera que a los ciento veinte años igualmente la van a terminar por perder …
Y todo aquel que es codicioso, es sumamente recomendable que comience a utilizar un sistema de “contrapeso” en contra su codicia, estudiando libros sagrados que explican como controlar esta condenable cualidad, enfocando su vida mucho más enfáticamente hacia el altruismo y la realización de actos de bien para contribuir a la felicidad de los demás …
Y si bien al principio es probable que sienta que ello no es natural, lentamente comenzará a adquirir una actitud mucho más sana y saludable, conectándose mucho más felizmente con los demás y con la vida.
Dijo Rabí Shneur Zalman de Liadi: El cerco y la protección de la alegría es aprender a contentarse con poco, inclusive en el servicio de Hashem.
¿Acaso el Judaísmo aspira a que nos transformemos en personas conformistas, carentes de todo deseo y ambición de mejora y de crecimiento?
¡La respuesta es evidentemente que no!
Sin embargo, justamente, por el hecho que verdaderamente queremos crecer y mejorarnos, debemos de aprender a estar contentos con lo “mucho” o “poco” que Hashem nos dá a cada instante y en cada ámbito de nuestras vidas, neutralizando todo tipo de sensaciones de vacío y tristeza que podrían llegar a generarse como consecuencia de no alcanzar aquello que nuestra ambición desmedida eventualmente aspira.
Y esto es tan cierto, que inclusive en el servicio a Hashem,donde uno realmente uno debería de poner todo su esfuerzo en crecer y mejorarse (pues ello es inversión cien por ciento segura proyectándose también en “parámetros” de eternidad!), prohibido está que nos “desmoralicemos” y entristezcamos como consecuencia de pensar que todo lo que hacemos posiblemente sea poco …
Y por el contrario, debemos de alegrarnos por cada pequeño paso que logramos avanzar, e inclusive si sentimos que retrocedemos y nos equivocamos, también por ello podemos llegar a estar contentos y alegrarnos, ¡en la medida en que aprendamos de nuestros errores, que nos arrepintamos y que a partir de dicho momento nos comprometamos en mejorar!
El cuerpo de la persona no es la persona sino sólo su vestimenta.La persona es su alma.Dicho de otro modo, así como la ropa es la vestimenta del cuerpo, así el cuerpo es la vestimenta del alma.Y de la misma manera que la ropa va cambiando pero el cuerpo siempre es el mismo, así el cuerpo de la persona va cambiando (de reenncarnación en reencarnación), pero su alma esencialmente siempre es la misma.¿Y cuál es la conclusión que emanaría de dicha linea de pensamiento?
Que del mismo modo que sería tonto descuidar al cuerpo con tal de cuidar las ropas que lo visten, sería tonto descuidar al alma, dándole prioridad al cuidado de nuestro cuerpo …
Por último cabe sin embargo aclarar, que el Judaísmo sí le da importancia al cuidado del cuerpo por ser el recipiente del alma; pero no olvidemos que la razón de ser de un recipiente, es fundamentalmente el contenido que se encuentra dentro de él; dando el contenido razón de ser al recipiente y no al revés.
Por último cabe destacar, que si no prestamos atención a nuestra alma en éste mundo, es posible que lleguemos al mundo venidero desnudos de todo aquello que nos hubiera servido para vestir espiritualmente a nuestra alma para el mundo porvenir; que son la Torá, las mitzvót y las buenas acciones que estudiamos y realizamos mientras permanecíamos en éste mundo …
El tener presente estos conceptos, nos ayudará a vivir la vida de una manera mucho más equilibrada, brindándole a cada parte de nuestro ser su justa y adecuada atención.
¿Y por qué esto es así? Porque nuestra alma es una parte de Hashem, y antes de descender al mundo físico y terrenal, ella se encontraba en unión plena y absoluta con la luz infinita del Creador.
Y en este sentido, el deseo en forma profunda, no es otra cosa que la genuina expresión de añoranza de nuestra alma por recuperar el estado de plenitud del cual gozaba antes de venir a éste mundo; no siendo los deseos físicos de carácter limitado, más que “señales” cuyo propósito es recordarnos el origen verdadero y superior de nuestros deseos, cuya naturaleza es intrínsecamente incorporea y de carácter espiritual.
Por consiguiente, cada vez que sentimos un deseo físico o de índole material, tenemos la oportunidad de elevar dicho deseo a través de conectarlo con su raíz espiritual; en vez de dedicarnos únicamente a satisfacerlo, olvidándonos de la causa verdadera que le dió origen …
Y en este sentido, el Judaísmo nos enseña a disfrutar de los placeres físicos y materiales, utilizándolos como medios para conectarnos con nuestra espiritualidad.
Y cuando bendecimos antes y después de ingerir alimentos (kasher), agradeciéndole a Hashem por dicho alimento y realizando buenas acciones con las energías que tomamos del mismo, con ello conectamos a nuestro deseo a su origen, transformando al mundo positivamente a través de ello.
Lo mismo sucede cuando cuidamos las leyes de pureza familiar teniendo buenos pensamientos durante nuestra relación conyugal, cuando cuidamos el Shabat y cuando realizamos buenas acciones en beneficio de nuestros semejantes (cumpliéndose con el propósito de expansión del bien divino que dió origen a toda la Creación).
Por último, es importante aclarar en este sentido, que la inclusión de nuestra dimensión espiritual en la satisfacción de nuestros deseos físicos y materiales, no sólo que no nos quita o priva de nuestra recepción de placer, sino que por el contrario, nos permite recibir al mismo en un nivel mucho más profundo, intenso y elevado, desde el “Lugar” mismo donde se origina dicho placer …
Independientemente de cual sea el tipo de discusión en el cual la persona se encuentre inmersa, si le avisasen en medio de la discusión que sólo le quedan unas pocas horas de vida (hasta los 120 años de todos nosotros y de todo el pueblo de Israel), seguramente que, o dejaría de discutir y se pondría a pensar en serio cómo aprovechar mejor el tiempo de vida que aún le queda, o cambiaría el tono de la discusión y probablemente se modificaría también la posición que tiene en relación a la misma.
Y de alguna manera, el hecho que eventualmente nos tomemos las cosas tan “a pecho” y que a veces seamos tan rígidos e intransigentes, tiene que ver con una falta de conciencia respecto de las cosas que verdaderamente no son importantes; y si bien esto no quiere decir que a la persona todo le tiene que “rebotar”, en el 95 % de los casos, las discusiones son injustificadas, o al menos no justifican la energía y la tensión que “gastamos” en ellas.
Y debemos de comprender, que es la insatisfacción interna y el vacío existencial que el ser humano tiene, aquello que provoca que la persona esté mucho más expuesta a enojarse y a permitir que las cosas le “afecten” …
Y por el contrario, cuanto más iluminada y feliz está la persona con aquello que hace en su vida y más siente que su diario vivir está conectado con un propósito de carácter significativo y trascendental, mejor será la sensación interna que la acompañe en su diario vivir, y mucho menor será el riesgo que las cosas la alteren, a tal punto de descontrolarla y hacerla enojar.
Y Janucá es el momento más idóneo del año para entrenarnos en agregar constantemente luz a nuestras almas … y como dijeron nuestros sabios “un poco de luz acaba con mucha oscuridad”.
Dijo Rabi Israel de Koznitz: Las discusiones y las peleas solo separan a la gente en éste mundo. Arriba es todo unidad absoluta, pues todo se transforman en nulos ante la Presencia de Hashem nuestro Creador.
Y sin lugar a dudas, la mayor parte de las peleas tienen su origen en la falta de proporción, pues las personas se pelean como si el mundo entero les perteneciese o cual si fuesen a vivir eternamente, olvidándose que están aquí de manera solamente pasajera, y que si bien uno tienen derecho a luchar por aquello que -supuestamente- les corresponde, la paz espiritual y el evitar distraernos de aquello que realmente es significativo e importante, sin lugar a dudas que vale mucho más.
¿Y para qué esperar al mundo venidero, cuando todo lo que nos separa se anule ante la Presencia de Hashem, si podemos tener a Hashem mucho más presente durante nuestra vida en éste mundo- enfatizando al alma divina que nos mancomuna y nos conduce a la armonía y la unión, en lugar de permitir que lo material y egoísta se superpongan, conduciéndonos al alejamiento y la separación?
Y cuanto más genuinamente espiritual y altruista es una persona, mayor es su capacidad para encontrar y fortalecer el amor, la armonía y la unión, y cuando menos espiritual es una persona, mayores son las probabilidades que prevalezcan en su interior las fuerzas de conflicto, tensión y disgregación.
¿Qué aprendemos de esto? Que son el ocio y el aburrimiento los que generan el terreno fértil para que sentimientos de angustia y de insatisfacción aparezcan en la persona … Y cuando ello sucede, la persona está mucho más expuesta a que todo le afecte, enojándose y alterándose -por casi cualquier cosa- como consecuencia de ello.
En cambio, aquel que está ocupado en realizar acciones de carácter altruista y positivo, no tiene el “privilegio” de tener tiempo libre para darse el “lujo” de generar ese tipo de sentimientos …
Es por ello, que cuando la persona tiene ocupaciones que le llenan el espíritu y el alma, “automáticamente” bloquea la aparición -o al menos el fortalecimiento- de sentimientos y actitudes de carácter negativo.
Y no en vano los sabios dijeron que una de las peores cosas que existen es justamente el estar sin hacer nada …
En síntesis, por todo lo que acabamos de mencionar, es fundamental que la persona invierta tiempo y energías en estudiar y experimentar cosas (permitidas y no peligrosas), que le sirvan para conocerse mejor a sí misma y así descubrir su propósito altruista partícular para el cual vivir.
Al hacerlo, mejorará automáticamente su sensación interna, interactuará de una manera mucho más positiva y armónica con sus semejantes y disfrutará mucho más de todos y cada uno de los aspectos singulares de su vida (pues cuando la persona es mejor, todo naturalmente también lo es …).
Y este mes de Elul en el cual nos encontramos, es un mes especialmente apropiado para invertirlo en nuestro mejoramiento “interno”, atrayendo la bendición de Hashem para que nos ilumine y beneficie también a nivel “externo” …
Dijo Rabi Iejiel Harofe: Todo el que se enoja, su visión se debilita.
Esto es posiblemente cierto también a nivel físico – pues el ser humano es un ser integral en el cual todo influye sobre todo-, y de seguro tambien es cien por ciento cierto a nivel espiritual.
¿Y por qué espiritualmente esto es así? Porque cuando una persona se enoja, entonces no puede ver las cosas como realmente son, pues su enojo transforma a su visión en una visión de tipo tendenciosa, debilitándose su visión correcta y objetiva de la realidad.
Por consiguiente, como la visión tiene un peso y una importancia tan crucial en nuestras vidas, debemos de cuidarnos de no enojarnos, para así evitar tergiversar las cosas, engañandonos a nosotros y/o engañando con nuestra visión “torcida” a otros que interactúan con nosotros en nuestra realidad …
Y es interesante notar en este sentido, que los sabios nos dijeron que todo el que se enoja es como sí hiciese idolatría, y está escrito que los ojos de nuestro patriarca Yitzjak se debilitaron por la idolatría que hacían las esposas de su hijo Esav; de lo cual se puede inferir también que el enojo provoca el debilitamiento de la visión, al igual que el humo que emanaba del culto idólatra que realizaban sus esposas …
Es decir, por más que una persona envidiosa puede llegar técnicamente a vivir muchos años, aún así sus días habrán de ser considerados como pocos.
¿Y por qué esto es así?
Porque la envidia carcome a la persona constantemente por dentro, no permitiéndole disfrutar a pleno de casi ningún momento de su vida …
Y como la vida es la suma del total de los días que la persona está en éste mundo, la persona que envidia no tiene realmente demasiados días …
Es por ello, que lo mejor que puede hacer la persona en su vida es dedicarse a revelar todos sus potenciales (en lugar de dedicarse a envidiar los potenciales de los demás); tomando plenamente consciencia que todo lo que Hashem le da a la persona es aquello que la persona verdaderamente necesita para su felicidad y para su vida, ¡no existiendo causa justificada alguna para envidiar aquello que -por algún motivo- Hashem no le dá!
Dijo Rabi Moshé Jaim Luzzatto: La envidia sólo puede existir en personas carentes de entendimiento.
¿Y qué es lo que la persona debe de comprender entonces, para así poder abstenerse de envidiar?
Debe de comprender, que al ser ella incapaz de ver la realidad de una manera total y completa, no tiene ningún sentido el desgastar sus energías en envidiar.
¿Y por qué necesariamente ello es así?
Por varios motivos.
En primer lugar, porque digamos que una persona envidia a otra persona porque ella tiene mucho éxito a nivel económico y material. ¿Acaso la persona que envidia sabe realmente cómo le va a la otra persona en otros ámbitos de su vida, que quizás definitivamente no tenga sentido el envidiar? Si es realmente feliz junto a su esposa, si realmente tiene alegría y satisfacción de sus hijos, etc. etc.
En segundo lugar, digamos que a la otra persona le va bien en todo y también le va bien en lo material.
¿Acaso podemos saber que lo que es bueno para el otro habrá de ser bueno para uno?
Digamos por ejemplo, que uno envidia un objeto que la persona que tiene éxito a nivel material fue capaz de adquirir.
Por ejemplo, si alguién envidia a una persona que tiene un automóvil sumamente lujoso que puede viajar a gran velocidad (como a uno también le gustaría tener para poder manejar), ¿acaso es seguro que habrá de ser bueno para nosotros el poder tener un automóvil así? ¿Y si eso fuese malo y riesgoso para nosotros y -Hashem no lo permita-, nos llegásemos a accidentar?
O por ejemplo, si alguién envidia al otro porque tiene una casa mucho más grande y bien decorada que la nuestra, ¿acaso es seguro que eso es lo mejor para nosotros?
Y si el tenerla nos condujese a vivir preocupados por tener que mantener una casa de esas proporciones -además de tener que invertir mucho más tiempo en tener que cuidarla y arreglarla, perdiéndonos de disfrutar de otras cosas que nos causarían mucha mayor felicidad, ¿acaso envidiaríamos realmente el poder tener una casa así?
En tercer lugar, si uno envidia a otra persona por lo que la otra persona es, linda, popular, etc. ¿Acaso uno puede saber como la “historia” finalmente habrá de terminar?
Si a esa persona le llegase a pasar -Hashem no lo permita-, por ejemplo un accidente o una tragedia personal, ¿acaso nos hubiera gustado estar en su lugar y acaso la hubiéramos envidiado?
Por último, debido a que nosotros no sabemos qué sucederá con dicha persona cuando llegue al Mundo Venidero a los ciento veinte años y sea juzgada, de seguro que no podremos estar seguros (valga la redundancia), si realmente vale la pena gastar nuestras energías en dedicarnos a envidiar a una persona así …
Y si comprendemos e internalizamos todos estos conceptos, de seguro que en lugar de malgastar nuestras energías en envidiar a nuestros semejantes, nos vamos a enfocar mucho más en estar contentos y agradecidos por todo aquello que Hashem nos dá, dedicándonos más estrictamente a revelar nuestro verdaderos potenciales y hacer aquello que verdaderamente es bueno para nosotros, dejando en este mundo nuestra huella única y singular …
¿Y por qué esto es así? Sencillamente, porque lo material tiene su raíz en la dimensión espiritual que le dió origen. Porque lo espiritual es causa y lo material es consecuencia y porque es la voluntad divina del Creador la que hizo posible la existencia de la creación, y es también nuestra voluntad -la cual pertenece a la dimensión de lo espiritual- aquello que da origen a aquellas cosas que eventualmente, posteriormente, materializamos.
Por ende, a partir de aquí tenemos dos opciones: relacionarnos con el mundo y con nuestros semejantes únicamente según su apariencia externa y superficial, o mirar más allá de la “máscara del mundo” y ver en cada cosa y persona a su dimensión divina, íntima y espiritual.
Y cuando las personas comencemos a mirar y relacionarnos con nuestros semejantes, enfocándonos en el al alma divina que vibra dentro de ellos – en lugar de hacerlo enfocándonos principalmente en sus manifestaciones de carácter externo -, seremos mucho más capaces de ver el bien genuino que los ilumina desde su interior, potenciando y expandiendo dicho bien a través de nuestra positiva visión.
Al hacerlo, toda la Creación será mucho más bella y agradable a nuestros ojos, colmando nuestras almas de la felicidad y plenitud que dicha sensación tiene el poder de generar …
Dijo el sabio: Es mejor el mal que existe que el bien que no existe.
¿Por qué? Porque mientras que el mal que existe, es “materia prima” que puede ser trabajada hasta transformarla en algo bueno, el bien que no existe, sencillamente no existe, no habiendo materia prima con la cual trabajar …
Y en relación a éste concepto, cuando los justos descubren sus malas cualidades, suelen ponerse extremadamente contentos, pues eso significa que ahora tienen más “materia prima” con la cual realizar espiritualmente su trabajo, santificando más aún el Nombre de Hashem a través de revelar el bien que se hallaba oculto en el mal …
Y no sólo eso, sino que si bien a priori está prohibido hacer el mal para luego transformarlo en bien, cuando algo o alguien es malo y trabaja sobre dicho mal para corregirlo, es mucho más grande la luz y el mérito que exponencialmente habrá de generar …
¿Y por qué esto es así?
Porque cuando la persona comprende que absolutamente todo lo que sucede en su vida, tiene una causa de orígen divino cuyo propósito es ayudarle a alcanzar su máximo bien, en lugar de enfocarse en sentimientos negativos de enojo, odio, envidia o venganza por las cosas que le suceden o por el trato que recibe, aceptará que todos los sucesos, personas y situaciones, no son más que mensajes enviados del Creador, para ayudarla a sacar lo mejor de sí misma, justamente a partir del enfrentamiento y la superación de dichas “pruebas” …
No porque sí el primero de los diez mandamientos es justamente el mandamiento de creer en Hashem, pues es a través de la práctica de la fe en Hashem, que podemos corregir a todas nuestras cualidades, comprendiendo que todo es para nuestro bien y enfrentándonos con la realidad desde una actitud y un enfoque mucho más constructivos y positivos.
Y cuando la persona comprende esto, se libera de las cualidades negativas que anteriormente afloraban cada vez que algo no salía como ella quería, comprendiendo que Hashem sabe mucho mejor que nadie, que es realmente lo bueno y lo mejor para cada uno.
Por último cabe empero destacar, que todo esto es correcto siempre y cuando la persona se esfuerce por realizar correctamente su parte en la toma y en la implementación de sus decisiones; pues si la persona desprecia su “parte” y actúa con negligencia, no tendrá derecho a tener una sumisa actitud de aceptación de su “destino”, atribuyéndolo a un “positivo” decreto de carácter Divino …
Dijo Rabi Mordejai Yosef de Yizbetza: Cada alma del pueblo de Israel que se cae, en el regazo del Santo Bendito Sea se cae.
Es decir, cuando una persona realiza una mala acción, comete una transgresión o dice algo que provoca un descenso a nivel espiritual, al caer, también al caer, dentro del regazo del Santo Bendito Sea habrá de caer …
¿Qué significa ello?
Varias cosas, que en verdad, en forma profunda, un judío nunca puede realmente caer, pues Hashem actúa hacia él como un verdadero padre, protegiéndolo bajo su regazo y ayudándolo para que se pueda superar.
Y si bien no tenemos que sentir que ello es un “permiso” para cometer transgresiones (basándonos en que Hashem actuará hacia nosotros como un padre compasivo e igualmente nos perdonará), el otro lado de la moneda, es que el concepto que trae aquí Rabi Mordejai Yosef, sin lugar a dudas que puede servirnos para evitar que nos desesperemos por los errores u omisiones cometidas, sabiendo que Hashem es como un padre que nos quiere y que nos ama y que busca únicamente nuestro bien, estando dispuesto a ayudarnos en todo momento, para que logremos mejorar y superarnos.
Por último cabe enfatizar, que también la aplicación rigurosa de la justicia divina tiene su origen profundo en la compasión del Creador; y si bien este tipo de trato compasivo no suele ser agradable para la persona que lo recibe, aún así también ello es lo mejor que ella puede recibir dadas las “circunstancias” espirituales en las que se encuentra (no siendo por este motivo “recomendable” fiarnos de la compasión divina, pues también ella puede llegar a ser aplicada, desde nuestro punto de vista, con rigor).
Y cuanto más valora la persona cada detalle de todo lo que si tiene, más privilegiada se habrá de sentir en su vida y mayor será su sensación de felicidad.
Y todo aquel que se esfuerza por mirar “la mitad llena del vaso de la vida”, agradeciéndole a Hashem por todo lo que si tiene, atraerá con ello a la bendición divina para poder recibir -a su debido momento- también aquello que aún no tiene …
Y en este sentido, si bien no todo es ideal ni funciona de manera perfecta en el Estado de Israel que hoy festeja a sus primeros 63, definitivamente que tenemos muchisimos motivos para así agradecer por todo el bien y la bondad que Hashem hizo y hace fluir sobre él.
Y si no agradecemos y valoramos lo que si hay por causa de críticas que tenemos respecto de lo que no hay, sencillamente somos unos “malos agradecidos”, por no reconocer y apreciar el bien que sí tenemos el mérito de tener.
Y quiera Hashem que por reconocer y agradecer por el bien que tenemos a nivel personal y nacional, atraigamos cada vez mayores y más grandes bendiciones sobre la vida de todos y cada uno de los integrantes de nuestro pueblo, acercándonos a la forma ideal de vida que el Judaísmo plantea, trayendo la Redención Final sobre todo el pueblo de Israel.
¿Por qué? Porque es sumamente difícil ponernos frenos a nosotros mismos, cuando existe un deseo que tenemos “técnicamente” la posibilidad de poderlo concretarl …
Y cómo de acuerdo al esfuerzo así ha de ser la recompensa, la persona que se abstiene de satisfacer un deseo, para mediante ello cumplir con la voluntad de Hashem (¡que en realidad es el deseo superior de su alma!), es indescriptíble la recompensa que habrá de recibir del Cielo en mérito a ello.
Y es menester que nos esforcemos por mantenernos plenamente conscientes, que vivimos en una sociedad de consumo donde permanentemente se nos insta a comer más de lo que debemos, consumir más allá de aquello que verdaderamente necesitamos y querer aquello que no es del todo cierto que realmente queremos …
Es por ello, que sin lugar a dudas que nos haríamos un gran bien tanto a nosotros mismos y también a nuestro planeta, si nos esforzacemos por aprender a ser más felices con las cosas buenas y simples que la vida nos ofrece, disminuyendo nuestro consumo a nivel físico y material, invirtiendo nuestras fuerzas en nuestro crecimiento espiritual…
Por último cabe destacar, que con todo lo que puede llegar a costarnos aprender a contenernos, cuando finalmente lo logremos, sentiremos que somos nosotros quienes comenzamos a tener el dominio sobre – al menos parte de – nuestras vidas; en lugar de permitir que sean las tendencias y las cirunstancias cambiantes, las que ejerzan su arbitrario poder negativamente sobre nosotros …
Dijo el sabio: Hallar gracia a los ojos de los demás (es decir “caerles bien”), depende de la humildad.
¿Por qué?
Por que mientras que el orgullo crea barreras que separan a las personas, la humildad elimina a todas dichas barreras, logrando que la persona sea aceptada y querida por los demás.
Y una persona que realmente es humilde, está mucho menos proclive a que las opiniones de sus semejantes influyan sobre ella, pues al no jugar el ego y el orgullo un papel protagónico en su vida, puede dedicarse a ser genuinamente ella misma; y cuando la persona vive en armonía con su esencia revelando todos sus aspectos positivos, proyecta dicha felicidad hacia sus semejantes, siendo mucho más querida y aceptada por todos.
Es por ello, que no porque sí los sabios explicaron que la humildad es la base de la corrección de todas las buenas cualidades, y cuanto más se dedica la persona a potenciar y encausar correctamente a sus cualidades, mayores serán sus probabilidades de relacionarse sana, armónica y felizmente con el mundo que la rodea …
Dijo Rabi Yaacov Yosef de Polnae: La falsa humildad es peor que el orgullo.
¿Por qué? Porque si bien el orgullo esta basado en una absoluta mentira, pues el ser humano no es dueño absolutamente de nada y nada se habrá de llevar de éste mundo, al menos su orgullo es verdadero pues ello es verdaderamente lo que siente …
En cambio, aquel que actúa fingiendo ser humilde, además de no ser humilde por ello, encima está mintiendo; siendo peor que el orgulloso que por lo menos no mintió …
Y el orgulloso que al menos se abstiene de mentir, es probable que cuando la vida lo sacuda, recapacite y decida corregir esa condenable cualidad, a diferencia del humilde mentiroso, cuya cualidad de mentir le va a impedir reconocer sus errores, prefiriéndose verse a sí mismo como víctima, antes que enfrentarse con su propia falsedad.
Dijo Rabi Abraham de Zojachov: “Grande” es aquel que está dispuesto a rebajarse a sí mismo, para así poder llegar a aquel que se encuentra en lugares más bajos, elevándolo
En otras palabras, la grandeza del ser humano se mide según su capacidad de saber “achicarse” y descender de su “encumbrada posición”, para así a través de ello poder elevar a los demás.
Y cuanto más grande es el maestro o la persona en cuestión, mayor será su predisposición y capacidad para descender a los lugares físicos, intelectuales y espirituales en los cuales sus semejantes eventualmente se encuentren para – desde una actitud humana y solidaria- ayudarlos y estimularlos para que se animen a subir …
Y si bien no todos tienen capacidad ni permiso del Cielo para poder hacer esto, si la persona realmente desea actuar desinteresadamente por puro amor a sus semejantes, es muy posible que del Cielo le abran las puertas para que pueda desarrollar las herramientas adecuadas para exitosamente poder hacerlo; no dependiendo esto más que del engrandecimiento y la depuración de nuestra verdadera y genuina voluntad …
Dijo Rabi Zundel Salant: Si eres pequeño a los ojos de tus semejantes y no te prestan atención, que no caíga tu rostro, pues también las estrellas se parecen a tí.
Y así como las estrellas son soles inmensos. por más que desde lejos se ven solamente como puntos diminutos, así también el ser humano puede ser espiritualmente gigantes, por más que a los ojos de los demás sea visto como pequeño.
Y al final de cuentas, no importa cómo nos ven los demás, sino qué somos y qué hacemos por ellos y por nosotros mismos.
Además, una de las cosas menos recomendables que hay en ésta vida es vivir buscando y esperando la valoración y el reconocimiento de nuestros semejantes; pues no siempre los otras personas nos apreciarán y valorarán lo que somos o por lo que hacemos, no teniendo sentido que apostemos nuestra autovaloración y nuestra autoestima a las opiniones y evaluaciones -generalmente subjetivas- de los demás.
Y en lugar de vivir la vida de una manera reactiva, esperando y viendo cuál es el trato que nos dispensan los demás, nos haríamos un bien inmenso si comenzacemos a vivir mucho más proactivamente nuestras vidas, procurando dar e iluminar la vida de los demás, en lugar de estar pendientes si nos consideran “soles”, “lunas” o “estrellas” …
Dijo Rabi Jaim de Zanz: La persona que se percibe a sí misma como nada, nunca nada le habrá de faltar, pues a nada, nada le falta.
¿Eso acaso significa que la persona tiene que verse a sí misma como un “trapo de piso” y renunciar a todas sus aspiraciones y deseos?
La respuesta es que no. Cada ser humano tiene aspiraciones y deseos, los cuales son parte inherente y esencial de su naturaleza humana.
Sin embargo, la pregunta es cuál es el orígen de sus aspiraciones y deseos.
Es decir, si el origen es su deseo es su orgullo y su deseo de recibir egoísta, compitiendo y comparándose con los demás buscando paralelamente su reconocimiento, entonces, la mínima cosa que no satisfaga a dicho ego, inmediatamente atentará en contra de si misma, generándose una sensación de carencia, insatisfacción y angustia que difícilmente logrará controlar.
En cambio, cuando la persona se percibe a sí misma como nada, se sentirá feliz y agradecida por cada cosa grande o pequeña que recibe, liberándose de la sensación de carencia e insatisfacción provocada naturalmente por el deseo incumplido.
Y cuanto más grande es la fe de la persona en Hashem, más grande es su fe y su convicción en que todo lo que Hashem hace lo hace siempre, menor será el espacio que habrá para su ego y para toda clase de sentimientos que lo único que hacen es provocar angustia, vacío e infelicidad.
Por último, volviendo a la pregunta inicial ¿Ello significa que la persona tiene que renunciar a aquello que desea?
La respuesta es nuevamente que no. Lo que sí tiene que saber la persona, es que para lograr la verdadera felicidad, necesariamente deberá de independizarse de todo deseo de recibir egoísta o que dependa de sus semejantes; pues mientras que la felicidad que provoca el recibir y el recibir de otros, es de carácter netamente dependiente, la felicidad que provoca el dar a nuestros semejantes es de carácter absolutamente independiente.
No en vano, la “formula mágica” para la felicidad que invento el Judaísmo se llama “recibir para dar”, pues cuando enfocamos a nuestro deseo de recibir en el propósito altruísta del dar, con ello actuamos en armonía perfecta con el propósito de la Creación (que es dar felicidad a las criaturas que Hashem creó); y cuando nos transformamos en canales para poder cumplir con la voluntad divina de hacer felices a nuestros semejantes, en forma natural nos transformamos en canales idóneos para recibir a través de ellos nuestro máximo bien.
Y mientras que la humildad abre los canales para poder recibir bendición y felicidad, la soberbía y el orgullo obstruyen o cierran a dichos canales (y por más que la persona orgullosa logre recibir aquello que desea, la satisfacción de sus deseos jamás le habrán de proveer la plenitud y felicidad que desea recibir; pues es imposible recibir el bien genuino que Hashem nos quiere dar, a no ser que vivamos alineados y en armonía con el Divino objetivo …)
Dijo Rabi Shlomo de Radomsk: Para hacer el bien está prohibido ser humilde.
Y no sólo que está prohibido ser humilde cuando se trata de hacer aquello que es bueno, correcto y provechoso, sino que por el contrario, es menester que la persona actúe con empuje, fuerza y grandeza, no temiendo a opiniones externas que vienen a desvirtuar aquello que hacemos.
Y así como no debemos escuchar a nuestros detractores cuando de hacer el bien se trata, tampoco debemos de escuchar a las voces internas que nos instan a jugar un perfil bajo, bajo el no válido pretexto que con ello podemos caer en el orgullo, llamando la atención y haciéndonos notar …
Y qué mejor prueba de esto que nuestro maestro Moshé, quien realizó impresionantes milagros delante del faraón y de todos sus ministro; y de quién la Torá testimonia, que no hubo ni habrá como él en la cualidad de la humildad …
En síntesis, la humildad es ante todo una actitud interna y no una postura externa, y no hay contradicción alguna entre actuar con seguridad, autoestima, confianza y grandeza, sin renunciar por ello al recato, la modestia y la humildad.
Dijo Rabi Mordejai de Lewkovitz: Cuando estamos parados sobre la tierra, estamos más seguros de no caernos, que cuando estamos parados en un lugar alto …
Y obviamente que el comentario no viene a señalar algo que desde el punto de vista físico y material es claro y evidente, sino que viene a recordarnos que también espiritualmente, esta misma regla se aplica y también funciona …
En otras palabras, la persona soberbia, orgullosa y altanera, tiene mucho má riesgo de caerse, estrellarse y por consiguiente sufrir, que aquella persona que es simple, dócil y humilde; la cual reduce por ende en gran medida dicho riesgo …
Es por ello, que lo mejor que puede hacer el ser humano -también por su propio bien-, es tener una genuina actitud de humildad y de servicio hacia sus semejantes, no sintiéndose más que nadie y siendo consciente que su deber en éste mundo es contribuir y velar por el bienestar de los demás!
Y si bien puede sonar utópico lo que aquí aparece escrito, si todo el mundo tomase la ferrea decisión de pensar de ésta manera, ¡muy diferente se vería el mundo!
Dijo Rabi Yaacov Yosef de Polnae: La falsa humildad es peor que el orgullo.
¿Y por qué esto es así? Porque lo peor que puede existir es la mentira y el autoengaño. Y a diferencia de otras cualidades, donde está permitido “actuar” para así ayudarnos a interiorizar las cualidades positivas (por ejemplo actuar como si estubiéramos alegres para ayudar a que la alegría se despierte desde dentro de nosotros, actuar como si fuesemos más diestros, para así sobreponernos a la pesadez, actuar como si fuésemos más atentos para entrenarnos en prestar mayor atención, etc.), en el caso de la humildad, el “hacernos los humildes” no nos puede conducir a otra cosa más que a la mentira y el autoengaño, cerrando nuestras puertas hacia la verdadera corrección …
¿Y cómo una persona puede llegar a sentir una auténtica y genuina humildad?
A través de reconocer la grandeza y el poder infinito de Hashem; pues cuánto más consciente es la persona de su pequeñez ante la Infinitéz del Creador, más humilde habrá de ser su conducta, y menos habrá de llevarse por delante a los demás.
Y es menester aclarar, como ya lo hemos mencionado en repetidas oportunidades, que no tiene porque existir contradicción alguna entre actuar con firmeza, valentía y grandeza y actuar con respeto, recato y humildad ….
Y cuanto más esté la persona consciente, que vino a éste mundo para ayudar a procurar el bienestar y la felicidad de sus semejantes, mayor será su capacidad para actuar con ímpetu y grandeza, manteniendo siempre una actitud de bondad, pureza y humildad …
Dijo Rabi Najman de Breslav: La humildad fuera de lugar es adulación.
Es decir, si actuamos y hablamos con humildad y sumisión delante de personas que realizan acciones que podemos considerar como objetivamente condenables y negativas, no sólo que ello no podrá ser considerado como una actitud de carácter meritorio – por haber mantenido nuestra humildad aún delante de personas así – sino que podrá ser visto en ello complicidad y adulación, permitiendo que la otra persona sienta que sus actos no son condenables, en lugar de expresarle nuestro rechazo hacia ellos, dándoles un escarmiento y llamándoles la atención.
Y si bien en caso de tratarse de personas malvadas, no tenemos obligación de ponernos en riesgo para llamarles la atención, hay muchos casos en las cuales se trata de personas pacíficas y normales, que de llamarles la atención cesarían en sus malas conductas, no haciéndolo justamente por sentirse seguras al contar con nuestra adulación …
Y nuestro maestro Moshé, que fue la persona más humilde que hubo sobre la faz de la tierra, supo actuar con energía y firmeza cuando vio acciones de carácter injusto, no buscando “caer bien” en los ojos de nadie, sino hacer aquello que a los “ojos de Hashem” era lo correcto …
Dijo el Baal Shem Tov: La humildad es la fuerza de la verdad.
Es decir, para que la verdad pueda abrirse paso y ganar terreno dentro de nosotros, necesita inexcusablemente de la fuerza de la humildad.
¿Y por qué esto es así?
Porque sólo una persona humilde puede estar dispuesta a aceptar sus debilidades y reconocer sus errores, predisponiéndose positivamente a trabajar para poder cambiarlos.
Y como al final de cuentas, toda mentira o engaño – tarde o temprano- está destinada indefect[iblemente a fracasar (pues a Hashem definitivamente que nunca lo podremos engañar), lo mejor que podemos hacer es doblegar a nuestro orgullo aceptando las verdades espirituales simples y sencillas que nos enseñan la Torá y nuestro Judaísmo.
De lo contrario, es probable que en algún momento comiencen a aparecer los “golpes”, que por las buenas o por las malas terminarán rompiendo y quebrando a nuestra falta de humildad …
Dijo Rabí Itamar de Konskowolla: A través de la humildad se accede a la alegría.
¿Y por qué necesariamente esto es así?
Porque cuando una persona es humilde, siente que todo lo que tiene y que todo lo que recibe, no es más que un regalo absolutamente gratuito que Hashem le hace – pues en su fuero interno sabe que lo más probable es que no merezca tanto bien y tanta bendición, valorando y sintiéndose plenamente agradecida por cada mínima porción de bien que recibe.
Y por el contrario, cuando la persona es orgullosa, todo el tiempo piensa que en realidad ella se merece mucho más de aquello que tiene o de aquello que recibe, no pudiendo sentirse nunca feliz ni plena … (Torá-Day 28-12-11).
En otras palabras, cuánto más difícil es la tentación y más grande es la prueba que eventualmente tenemos que pasar, mayor es la recompensa que habremos de recibir si lo logramos.
Y mientras que la prueba es en éste mundo físico y material, la recompensa puede proyectarse también a nuestra vida en el mundo venidero, en la dimensión eterna y espiritual.
Además, cuando nos abstenemos de realizar acciones negativas, evitamos la disgregación de nuestras energías, conservándolas para realizar con ellas acciones positivas.
Y cuanto más conscientes estemos de éste punto, mayor será también nuestra capacidad interna para poder enfrentar exitosamente dichos aparentes “obstáculos” …
Dijo Rabi Tzadók de Lublin: La guerra principal del individuo en contra de su impulso negativo, se libra en el terreno del pensamiento y de la imaginación, tanto de su mente como de su corazón…
Y como el impulso negativo es sumamente hábil, astuto e inteligente, puede venir al hombre con toda clase de proposiciones, tanto instándolo a realizar cosas prohibidas, como distrayéndolo para evitar que realice cosas positivas …
Es por ello, que cuando una persona piensa en hacer algo bueno y de pronto comienza a imaginarse todos los obstáculos que eventualmente habrán de aparecerse en su camino para así impedírselo, eso no suele ser más que “puro impulso negativo”; pues en la mayoría de los casos los obstáculos no suelen ser tan grandes como inicialmente la persona los imagina, y los objetivos no son tan difíciles de alcanzar, como a priori eventualmente lo pensamos …
Y por el contrario, cuando la persona piensa en hacer algo malo, aparece el impulso negativo para convencerla que aquello que desea realizar en realidad no es tan malo; inventándole toda clase de permisos y de atenuantes para inducirla finalmente a que lo haga.
Es por todo esto que acabamos de mencionar, que es tan importante que la persona estudie Torá para así depurar su corazón, pues si el corazón está puro, poseerá las herramientas necesarias para que su mente pueda filtrar honestamente los argumentos que se le presenten, considerando objetivamente si son válidos o si en realidad no lo son …
Así evitará dejarse intimidar por sus interéses subjetivos, ya sea absteniéndose de realizar aquello que verdaderamente es bueno y correcto o permitiéndose realizar aquello que en verdad no lo es …
Dijo Rabi Moshé Jaim Luzzato: Si la persona se esfuerza por sí misma, Hashem la ayuda y la salva de su impulso negativo, pero si la persona no se esfuerza por sí misma, tampoco Hashem la ayudará.
Y como está escrito que “todo depende del Cielo a excepción del ‘temor del Cielo’ “, es la persona la que debe de realizar su parte esforzandose por luchar en contra del impulso negativo que busca atentar contra su temor del Cielo, pasa así ameritar que también del Cielo la puedan ayudar.
Y en forma general, sólo cuando la persona hace su parte, genera el recipiente espiritual en el cual podrá recibir la ayuda que del Cielo le querrán brindar; pues si la persona no crea o desarrolla los recipientes adecuados, no tendrá dónde recibir aquello que del Cielo realmente le quieren dar …
Y como no siempre la persona sabe reconocer objetivamente hasta dónde es menester que se esfuerce para asegurarse que realizó “su parte”, es bueno que consulte con sabios que tengan Torá y sentido común, para que lo instruyan y orienten en este tan importante y trascendental “punto” …
Dijo el Gaón de Vilna que la música es el puente entre lo material y lo espiritual.
Es decir, a través del canto podemos entrar en la dimensión de la espiritualidad, que es el único “lugar” donde realmente podremos alcanzar la plenitud, la alegría y la felicidad …
¿Y por qué esto es así?
Porque a diferencia de lo material que representa a todo aquello que es de carácter limitado, lo espiritual representa a todo aquello que es de carácter ilimitado, donde también “poco” nos puede generar alegría y satisfacción, sin necesidad de tener mucho para poder alcanzar dicho estado de felicidad …
Es por ello, que cuando comenzamos a escuchar una melodía que nos inspira, ella tiene el poder de modificar toda nuestro estado y nuestra sensación interna, inclusive sin quedarnos escuchando durante horas …
Y es por ello que dijo que Rabi Itamar de Konskowolla, que el canto es estuche y herramienta para la alegría, pues a través de él podemos entrar en el estado espiritual indicado, que nos predisponga positivamente para que la alegría entre dentro de nosotros.
Por último es menester mencionar, que es sumamente importante que la música que escuchemos sea música que sirva para elevarnos y sensibilizar positivamente nuestra alma, y no música que genere en nosotros tensiones o sentimientos de carácter nocivo y no recomendable…
En primer lugar, porque la riqueza es algo que hoy se tiene y mañana se puede llegar a perder, a diferencia de la sabiduría que es algo que ningún ser humano tiene la posibilidad de poder usurpar.En segundo lugar, porque mientras que la riqueza sólo acompaña a la persona en éste mundo, la sabiduría espiritual que adquirió la habrá de acompañar para toda la eternidad también en el mundo por venir.En tercer lugar, porque mientras que las riquezas que una persona posee no necesariamente dependen de su inteligencia – sino de la suerte con la cual vino su alma al mundo- la sabiduría de una persona si dependen del esfuerzo que ella invirtió en tratar de adquirirla; siendo mucho mayor el mérito que se obtiene a partir de la obtención de sabiduría, que el mérito que se obtiene mediante la acumulación de los bienes materiales (cuyo mérito sólo se recibe en la medida en que con ellos se beneficie también a los demás …).
Por último, es menester no obstante aclarar, que todos los sabios del pueblo de Israel siempre supieron honrar a las personas ricas, pues ellas fueron elegidas del Cielo para acumular dichas riquezas, viendo en ellas un canal para poder concretar objetivos espirituales y altruistas, trayendo luz y bendición para las personas y para el mundo.
Dijo Rabi Naftali de Rufshitz: Se requiere de mucha sabiduría para demostrarle al necio que hay alguien que sabe más que él.
¿Y por qué esto es así?
Sencillamente. porque el necio piensa que todo lo sabe, y que no hay nadie en el mundo que pueda saber y comprender las cosas mejor que él.
En otras palabras, el necio quiere siempre tener la razón en todo, quiere siempre salirse con la suya en todo, y quiere siempre sentir que él es el que realmente sabe y que todos los demás están indefectíblemente equivocados.
¿Y a qué se debe su testarudez y su necedad?
Precisamente a su propia ignorancia y falta de conocimientos , a la autoestima baja que surge como consecuencia de ello, y a una necesidad de enmurallarse en su débil y dañado ego, para al menos sentir la pseudo-sensación de que él es realmente “alguien” y que su vida tiene un valor en éste mundo …
Y en cambio, a diferencia de él, la persona que es humilde y sabe claramente que no todo lo sabe, está mucho más predispuesta a escuchar y aprender de las palabras y acciones de los demás, aceptando las correcciones y las críticas con buen semblante, en vez de ver en ellas un ataque a su autoestima o una amenaza a su ego …
Y a partir de aquí podemos claramente comprender, porqué los sabios pusieron tanto énfasis en procurar adquirir la cualidad de la genuina humildad, pues ella es la cualidad madre a través de la cual se pueden corregir todas las demás cualidades; siendo justamente la necedad y el orgullo las barreras que impíden efectívamente poder
¿Y por qué esto es lo principal del retorno a Hashem?
Porque lo que conduce a la persona a pecar y alejarse de Hashem es el orgullo.
Es decir, la persona orgullosa piensa que todo lo sabe y que todo lo merece, y es incapaz de aceptar que el Creador del mundo es quien verdaderamente conoce y sabe, y es quien tiene la potestad de juzgar objetivamente según lo que cada uno realmente se merece …
Además, la persona orgullosa suele tener muchos más conflictos con sus semejantes por causa de su orgullo; provocando que disminuya la imágen y semejanza que Hashem puso en ellas, por causa de la angustia que sus malas acciones y sus malas palabras les generan – considerándose que también actúa en contra de Hashem cuando está dañando a las demás personas …
Es por ello, que si la persona escucha sus ofensas y calla, con ello quiebra y doblega a la cualidad de su orgullo, corrigiendo su pasado a través de esta nueva actitud y ayudándose a no reincidir en ello en mérito a ello.
¿Y como puede hacer la persona para lograr salvarse del orgullo?
La respuesta es muy simple: enfocándose en el “hacer” en lugar de enfocarse en el “ser”.
En otras palabras, cuando la persona está ocupada en realizar acciones positivas que buscan contribuir altruistamente con el bien y la felicidad de los demás, no tiene tiempo para perder en juegos estériles de “ego”, “poses” y/o autocompasión …
Por consiguiente, el desafío es simplemente tomar la firme decisión de transformarnos en motores y propulsores de nuestra propia vida, buscando realizar acciones significativas que nos llenen el alma, evitando tener que usar “parches de orgullo” que sólo pueden mentirosamente tapar el vacío interno que sentimos en nuestro corazón …
Y sin lugar a dudas, cuando una persona comienza a llenar su vida con Judaísmo y con espiritualidad, ellos se transforman en la energía y el combustible que alimentan cotidianamente su crecimiento, haciendo que el “motor interno” crezca y se potencie cada día más …
Dijo Rabi Moshé de Kobrin: El orgulloso carece de entendimiento, pues si realmente tuviese entendimiento, comprendería que no tiene ningún motivo por el cual enorgullecerse …
¿Y por qué no existe motivo alguno por el cual realmente enorgullecernos?
Por varios motivos.
En primer lugar, porque todo lo que somos y todo lo que tenemos, es porque Hashem nos permite poder ser aquello que somos y tener aquello que tenemos; y si Hashem dispusiese que dejemos de ser lo que somos o de tener lo que tenemos, no tiene ningún impedimento que le impida lograrlo.
En segundo lugar, porque todo lo que somos y todo lo que tenemos es mientras jugamos “el juego de la vida” mientras permanecemos en éste mundo; siendo que en el mundo venidero lo único que cuenta es aquello que hicimos con lo que somos y aquello que brindamos al mundo a partir de lo que tenemos …
En tercer lugar, nada de lo que somos o de lo que tenemos es tampoco cien por ciento perfecto, y si Hashem nos mostrase todos los defectos que tenemos o que nuestras cosas tienen, seguramente que no sólo que no nos enorgulleceríamos, sino que eventualmente incluso quizás nos sentiríamos avergonzados.
En cuarto lugar, en hebreo no existe ni el verbo “ser” ni el verbo “tener”, pues el Único que es realmente es Hashem y el Único que “tiene” realmente también es Hashem (Y cuando alguien quiere decir que tiene algo, dice en hebreo “iesh li”, que significa hay para mí, es decir que ahora lo puedo usufructuar; pero no realmente que lo tengo …).
Por consiguiente, como no hay motivo alguno por el cual realmente enorgullecernos, lo más lógico y conveniente es que siempre mantengamos una actitud de humildad y sencillez frente a todos y cada uno de nuestros semejantes, no “creyéndonos nada ni nadie”, y relacionándonos con gran respeto y decoro hacia todas las personas (lo cual no quita que cada uno debe ser tratado según la dignidad del cargo que ocupa y/o el título que posee; ¡salvo que nos solicite específicamente que no lo hagamos!).
Dijo Rabi Israel Salant: No hay persona que muera de hambre, sino de orgullo.Es decir, de momento que la persona no es capaz de sobreponerse a su orgullo para ir a pedir alimento y/o ayuda cuando es eso lo que realmente necesita, se expone inclusive a morirse de hambre como consecuencia de su negligente conducta.
Y es menester saber, no sólo que no es vergüenza el pedir ayuda, sino que por el contrario, al hacerlo estamos brindándole a otros la posibilidad de poder dar, alimentando a sus almas a través de ello.
Por último, como la persona orgullosa se angustia cuando las cosas no salen o no se hacen como ella quiere, con ello puede llegar a dañar la salud física y mental de su propio cuerpo, pudiendo inclusive llegar a provocarle la muerte…
Y por el contrario, cuando la persona es humilde, tiene mucha más facilidad de acomodarse a cualquier situación, haciéndose mucha menos mala sangre y fortaleciendo su vida y su vitalidad a través de ello.
Dijo Rabi Najman de Breslav: El Mashiaj no vendrá hasta que sea eliminado el orgullo del mundo…¿Y por qué según Rabi Najman de Breslav esta es una condición sine qua non para que el Mashiaj se revele?Seguramente, porque para que el Mashiaj se revele, es necesario hacer “lugar” en el mundo para poder recibirlo.Y en un mundo donde la soberbía y el orgullo son los que gobiernan, no hay suficiente lugar para que el “espíritu de Mashiaj” pueda entrar en él.
Y todas las crisis económicas, revoluciones y desastres naturales que acaecen sobre el mundo (¡que no sean sobre nosotros!), no tienen otro objetivo que el mostrarnos cuán frágiles y vulnerables somos los seres humanos, y hasta que punto el orgullo y el ensoberbecimiento no tienen realmente razón de ser.
Y cuando todas las personas entiendan esto y comiencen a actuar de una manera mucho más sensible y humana hacia el resto de sus semejantes, entonces el mundo habrá de estar preparado para que el Mashiaj se revele plenamente dentro de nuestra realidad, elevándola a un nivel mucho más excelso y sublime aún …
Dijo Rabi Moshe Ibn Ezra: El orgullo no existe sino entre las personas que se sienten disminuidas…
En otras palabras, el orgullo no es más que un mecanismo sicológico utilizado por personas poseedoras de un bajo nivel de auto-estima, como “alternativa” a la inversión de tiempo y esfuerzo en la búsqueda de la verdadera solución.
¿Y en que consistiría dicha solución?
En inducir a la persona a invertir una mayor parte de su tiempo en estudiar aquellos contenidos judaicos que ayudan al individuo a conocerse mejor a sí mismo, de modo tal que pueda valorar mejorar sus buenas cualidades y “esté contento con su porción”.
Y cuando la persona aprende a enfocarse en potenciar su riqueza interior (en vez de poner la mayor parte de su esfuerzo en su riqueza exterior), deja de sentir que su valor depende del éxito material y/o profesional que pueda llegar a tener, aumentando su autoestima y siendo auténtica y genuinamente feliz.
Es decir, pueden existir personas que sean perezosas para moverse e ir de un lugar a otro, que sientan que todo les pesa y que todo les es difícil y que, por lo tanto, o directamente no hacen las cosas o -si no tienen otra opción que hacerlas- si las hacen, pero con una actitud casí constante de dificultad y de queja y , por supuesto, con una extrema actitud de “calma” y con “total y absoluta” lentitud …Y por otro lado, pueden existir personas que no sean perezosas en el nivel de hacer y de moverse para realizar aquellas cosas que tienen que hacer pero, sin embargo, si son perezosas en el momento de pensar y de analizar las cosas con esfuerzo, intensidad y profundidad.Y es probable, que este segundo grupo de personas, si hagan las cosas, pero se pierdan de hacerlas en el nivel óptimo en que realmente son capaces, sintiéndose probablemente frustradas posteriormente, al darse cuenta que si hubieran invertido un poco más de tiempo y de esfuerzo en pensar y analizar, seguramente que las podrían haber hecho mucho mejor …Y por último, hay personas que son perezosas en ambos aspectos, que les pesa invertir tiempo en pensar y también les pesa invertir tiempo en hacer …
¿Y cuál es la solución para la pereza que se pone de manifiesto en las dos “dimensiones” que acabamos de mencionar?
Muy sencillo: la ejercitación y la práctica constantes.
Es decir, a nivel de pensamiento, estudiar con personas que nos entrenen en cómo pensar de una manera ágil y dinámica para así lograr adquirir dicho hábito.
A nivel de acciones, obligarnos a levantarnos y hacer a pesar que a priori nos pese y que no tengamos ganas, tomando la decisión de poner energía, fuerza y velocidad en aquello que hacemos, hasta que finalmente nos acostumbremos a ello …
¿Y por qué es éste un buen consejo el no apurarnos en realizar aquello que está permitido?
Porque también algo que está permitido puede llegar a ser negativo o contraproducente si la persona no lo realiza en las condiciones correctas e indicadas.
Y como el Judaísmo aspira a que santifiquemos cada aspecto de nuestra vida dándole un sentido y una trascendencia, es menester que analicemos aquello que vamos a hacer, para ver si sirve o no a dicho propósito.
Y cuando vivimos nuestra vida de ésta manera, no sólo que no disfrutamos menos de aquello que hacemos, sino que por el contrario, vivimos aquello que sí decidimos que es bueno y positivo hacer con muchas más fuerza e intensidad; no habiendo disgregado nuestras fuerzas en cosas que nos desgastaron y debilitaron previamente …
Dijo el Jafetz Jaim: Una persona que se baña con el jabón de otro sin pedirle permiso, sale más sucia del baño de lo que entró.En otras palabras, no sólo es importante que las acciones que hagamos sean buenas, sino también que los medios que utilicemos sean legítimos.
Y así como la persona no habrá de recibir ningún mérito por haber realizado un acto de Tzdaká con dinero robado, tampoco tendrá ningún mérito si cualquier de sus acciones es realizada a través de medios que son considerados como ilícitos …
Y del mismo modo, si una persona utiliza medios lícitos y puros, pero realiza acciones de carácter negativo, con ello no hace otra cosa que profanar y bajar de nivel el medio que utilizó.
Por ejemplo, si una persona se alimenta de un trozo de carne estrictamente kasher, dice la bendición antes y después de comer, agradece a aquel que le trajo o preparó el alimento mas luego se dirige a hablar mal de otros con la energía que tomó de dicho trozo de carne, con ello no sólo que no estará elevando espiritualmente a aquello que comió sino que por el contrario lo estará profanando
¿Y por qué lo estará profanando?
Porque profanar significa, entre otras cosas, hacer descender espiritualmente a algo de nivel, y como la vaca de la cual se extrajo el pedazo de carne jamás hubiera hablado mal de nadie, si la persona lo hace está haciendo algo que la propia vaca no hubiera hecho, haciendo descender la chispa de divinidad que se encontraba en ese trozo de carne, del nivel espiritual que originalmente tenía.
Empero, como nosotros debemos idealmente buscar la excelencia, debemos de ser cuidadosos tanto en que los medios sean buenos y lícitos como también en que los resultados también lo sean (esforzándonos por sumar y cumplir con más preceptos, en lugar de restar bajo el argumento que hay gente que cumple e igual hace cosas malas
Y de verdad, gran parte de las enfermedades (que no sean sobre nosotros), tienen que ver con las tensiones y preocupaciones cuyos residuos se depositan también físicamente dentro de nuestro cuerpo …
Y si nos ponemos a pensar en forma seria y con verdadero sentido común, nos daremos cuenta que la inmensa mayoría de las cosas por las cuales nos preocupamos, no justifican verdaderamente la intensidad de nuestra preocupación …
Los sabios nos enseñaron en relación a ello, que la persona no debe de preocuparse absolutamente por nada, sino únicamente ocuparse de aquello donde puede positivamente influir positivamente, ayudando así a mejorar o solucionar las cosas …
Y la preocupación en sí, es algo de carácter absolutamente estéril, pues nada mejora por el hecho que estemos preocupados, perjudicándonos generalmente por la angustía y la tensión que emanan justamente a partir de dicha preocupación … (debiendo de enfocarnos de manera concisa en el lado de la solución, esforzándonos por ser prácticos y ejecutivos en ello) …).
Y cuánto más flexible es la persona, mayor será su capacidad de adaptación a los cambios de circunstancias que se generen en su vida, mayor será su capacidad de ocuparse de manera concreta de aquello que eventualmente debe de ser hecho, y menor será su tensión y preocupación como consecuencia de ello.
Por último, por más que somos seres humanos y todos en algún momento nos preocupamos, a través de “entrenarnos” en tener actitudes correctas (tal como un músculo físico puede ser entrenado), podemos estar mucho mejor preparados para reaccionar de una manera mucho mas sana y saludable, teniendo presente que Hashem es el “Soberano de todas las acciones y Dueño de todas las almas”, y que en Sus manos está en ayudarnos y auxiliarnos, transformando nuestra vida completamente en un instante …
En este sentido, la fe tiene el poder otorgarnos la serenidad de espíritu necesaria, para tomarnos las cosas en la justa medida y verlas también en la justa proporción …
Dijo Rabi Yehoshúa Ibn Shueib: Quien observa aquello que tiene su semejante, aumenta y proyecta más aún su propia preocupación.
Esto se debe a dos motivos. En primer lugar, porque esto puede llevar a la persona a envidiar y codiciar aquello que tiene su semejante, preocupándose por buscar y encontrar la forma para lograr también él adquirir eso.
Y en segundo lugar, porque también si uno está preocupado por aquello que poseen los demás, uno se suma pensamientos y preocupaciones a las cuestiones personales de uno mismo.
Y en este sentido, es importante que la persona se entrene en enfocar su observación hacia aquellos aspectos de la vida de sus semejantes, donde uno pueda ser realmente de apoyo y de ayuda, efectivizando dicha ayuda de una manera concreta y práctica, desligándonos de la preocupación extra que puede llegar a resultarnos insana también para nosotros mismos …
Y ya es suficiente con la carga psicológica y emocional que cada uno tiene sobre sí mismo, para que uno encima se sume tensiones y preocupaciones por cosas en las que uno no puede realmente contribuir y ayudar …
Y hay muchas personas que interiorizan problemas ajenos (¡incluso de series de televisión y de telenovelas!) sumando preocupaciones y problemas a sus propios asuntos personales, o peor aún, desvían su atención en lugar de ocuparse de los mismos …
Dijo Rabi Janoj de Alexander: La preocupación en el corazón y en la mente, es más difícil para el hombre que un trabajo duro y pesado.
¿Por qué? Porque mientras que en el trabajo físico suelen estar involucrados principalmente sólo algunos órganos de nuestro cuerpo, en la preocupación todos los sistemas y órganos se ven directa o indirectamente afectados … (pues la preocupación genera “tensiones” en nuestro sistema nervioso, a través de cuyas “redes” ésta llega a todas las partes del cuerpo).
Y si bien todos somos séres humanos, y es natural que en determinadas circunstancias de nuestra vida nos preocupemos, la pregunta que sigue en pie es: ¿desde qué actitud y posición es que nos estamos preocupando?
Es decir, si nuestra actitud está enfocada en la solución del problema y/o en la búsqueda de una perspectiva más optimista y positiva para enfrentarnos con el mismo, ello es una cosa, pero si la preocupación está enfocada en la tristeza y en la negatividad, deprimiéndonos por aquello que nos sucede, eso definitivamente que ya es otra cosa …
Es por todo esto que acabamos de mencionar, que si queremos ir un poco más “livianos” por los caminos de la vida, es imprescindible que trabajemos para fortalecer a nuestra espiritualidad mediante el rezo y el estudio, de modo tal que tengamos las fuerzas y las herramientas necesarias para poder corregir nuestras posturas, adquiriendo aquellas que son mucho más saludables y correctas.
Y cuando logremos a través de ello, que nuestra alma adquiera una mayor sensación de plenitud, los problemas nos afectarán emocionalmente mucho menos, teniendo la fuerza interior necesaria para poder -positivamente- enfrentarlos … beneficiándose también nuestra salud física también en mérito de ello …
Dijo el Jafetz Jaim: Las personas viven preocupadas porque no tienen con qué vivir. ¿Por qué no viven preocupadas también por no tener con qué morir?
Y así como un buen comerciante se preocupa que su negocio sea un buen negocio no sólo a corto plazo sino también a largo plazo, también nosotros deberíamos de preocuparnos por ser buenos comerciantes a nivel espiritual, procurando que nuestra vida sea un buen “negocio”, también en términos de infinitez y de eternidad …
Y si de verdad actuasemos de esta manera, estando preocupados por adquirir más méritos con los cuales poder abandonar mejor éste mundo, también nuestra vida en éste mundo transcurriría seguramente de una manera mucho mejor, llenándose nuestro corazón y nuestra alma de alegría y de satisfacción, en mérito a las mitzvót y buenas acciones realizadas con motivación y con amor.
Por último, para poder recibir la “proporción correcta”, meditemos un instante: ¿qué son ciento veinte años de vida terrenal, frente al tiempo infinito en la dimensión de lo espiritual?
En síntesis, es por todo esto, que si pensamos en “términos” de la trascendencia de nuestra alma, y no sólo en términos del disfrute efímero y pasajero de nuestro cuerpo, procuraríamos estudiar Torá, cumplir mitzvót y hacer buenas acciones, con no menos enfásis que el que ponemos en otros aspectos de nuestra vida material …
Dijo el Shl”a Hakadosh: El pasado fue, el futuro no llegó y el presente ya se fue.
Si bien lo que dice el Shl”a Hakadosh no es ninguna novedad, lo que podemos aprender a partir de éste concepto, sí puede llegar a serlo.
Existen muchas personas que viven pero realmente no tienen vida.
¿Por qué? Principalmente por una cosa: por sus preocupaciones.
Viven preocupadas por cosas que ya pasaron y no hay lo que hacer respecto de ellas, y viven preocupadas por cosas que aún no pasaron, y que en muchos casos no hay un motivo verdadero que justifique el tenerse que preocupar. Viven preocupadas por cosas que no pueden modificar, pues no hay nada que se encuentre en sus manos para poder hacerlo. Viven preocupadas antes de tomar una decisión por no saber cuál es la decisión correcta, y viven preocupadas después de tomar la decisión, por torturarse interiormente cuestionándose si fue o no la decisión correcta que tenía que tomar …
En resumidas palabras, la vida de estas personas transcurre en un estado de preocupación constante, que les impíde gozar plenamente de aquellos momentos felices, no pudiendo tener nunca genuína y auténtica felicidad …
Y si preguntamos: ¿Cómo puede hacer entonces la persona para poder vivir un poco más tranquílamente?
La respuesta es enfocándose en sus situaciones de vida de una manera mucho más puntual, concreta y ejecutiva; y por más que somos seres humanos y nuestras emociones juegan un papel importante en nuestras vidas, aún así tenemos el libre albedrío de decidir el grado de influencia que les vamos a dejar tomar …
Y para enfatizar más aún este concepto, traerémos las sabias palabras de Rabi Yejiel Mijal de Zlotchov que dijo: “Hay dos cosas por las cuales está prohibido preocuparse. Por lo que tiene solución y por lo que no tiene solución. Por lo que tiene solución, hay que ir y solucionarlo y entonces ¿para qué la preocupación?. Y por lo que no tiene solución, ¿de qué nos sirve la preocupación?”
En síntesis, debemos de ocuparnos de aquellos “problemas” que se encuentra en nuestras manos el poder solucionar, sustituyendo con la realización de acciones concretas, el rezo y la fe en la asistencia divina, el tiempo y las energías que anteriormente gastabamos de manera estéril, en cosas que igualmente no podíamos solucionar.
Por último, vino un sabio y agregó a las sabias palabras del Shl”á Hakadosh: Si el pasado fue, el futuro no llegó y el presente ya
… Y el honor y la recompensa, llegado el momento, es posible que también ellos habrán de llegar … (
Y ese es justamente el error que pueden llegar a cometer aquellos judíos que sí se esfuerzan por cumplir con todos los preceptos, es decir el pensar que la Redención se está demorando por aquellos judíos que están más alejados, en lugar de centrarse en la corrección de sus propias cualidades, dando un ejemplo que estímule e inspire la corrección en los demás …
Y cuando las conductas de aquellos judíos que sí cumplen sean realmente buenas, sagradas e intachables, aquellos judíos que están aparentemente menos “comprometidos”, de seguro que también ellos las querran imitar, acercando así nuestra Gueulá Shlemá (Redención Final).
Dijo Rabi Meir de Zitomir: A través de comer con pureza y santidad podemos acercar la Redención.
¿Cómo un acto físico y material como el comer puede contribuir a acercar la Redención al pueblo de Israel?
Para responder a esta pregunta debemos de explicar lo que significa la palabra “Redención”.
“Redención” es lograr que todas las cosas vuelven a estar unidas y conectadas con su raíz Original.
Y en este sentido, cuando una persona come con pureza y santidad (ingiriéndo alimentos permitidos, diciendo la bendición antes y después de comer, agradeciendo a aquellas personas que prepararon o que sirvieron la comida y realizando buenas acciones a partir de la energía que tomamos de dicho alimento), contribuye a potenciar la unión de dicho alimento con su origen divino, uniéndonos a todos nosotros y a toda la realidad a través de dicho acto …
Por último cabe destacar, que como en todas las cosas y en todos los alimentos hay chispas de Divinidad, cuando una persona come con santidad, a través de ello logra liberar a aquellas chispas de Divinidad que estaban “presas” en el dominio de la “no santidad”, potenciando la santidad en el mundo y acercando con ello su Redención final.
Dijo el Baal Shem Tov: Así como hay redención para todo el pueblo de Israel, hay redención para cada alma del pueblo de Israel.
Y en la medida en que cada persona se esfuerce por liberarse de todas aquellas barreras internas o externas que le impiden vivir de acuerdo a su máximo potencial, con ello contribuirá tanto a redimirse a sí misma como a acercar la redención del mundo a través suyo …
Y cuando la persona ayuda a otra persona a superar sus dificultades, con ello se transforma en un “pequeño mashiaj” para la persona que está ayudando …
Y cuantos más “pequeños mashiaj” logremos activar en nuestra vida por el bien de los demás, de mejor y más feliz manera contribuiremos a acercar la llegada de nuestro “Gran Mashiaj”, quien traerá al mundo su Redención final.
Dijo Rabi Arieh Leib de Gur: Sentir la amargura del exilio es el comienzo de la Redención.
Y asi como los síntomas de una enfermedad nos permiten identificarla para así B”H poder curarla, del mismo modo el sentir la amargura del exilio, nos permite identificar las causas espirituales que lo provocaron; para así poder actuar en consecuencia, acercando prontamente nuestra Redención Final.
Y como la amargura es tristeza y la tristeza suele degenerar en sentimientos negativos . que fueron los causantes del odio gratuito que condujo a la destrucción de nuestro Templo y el comienzo del exilio- , lo que debemos de hacer para tratar de revertir este “proceso” y acercar el momento de su reconstrucción, es tratar de “construirnos” mejor a nosotros mismos, buscando el bien que se encuentra presente en cada uno de nuestros semejantes.
Al hacerlo, potenciaremos el amor gratuito que debemos de sentir hacia todas y cada una de las personas, acercando con ello nuestra Redención Final.
Además, cuando a una persona se le roba algo o se le causa cualquier tipo de daño, con ello se provoca que se opaque la imágen y semejanza divina que brilla a través suyo, alejándose la manifestación de la luz de Hashem también de nuestro mundo …
Dijo Rabi Itamar de Konskowolla: Cuando se le abren a la persona los portones de la riqueza y de la grandeza, también se le abren los portones del rezo y de la santidad.¿Y por qué estos dos tipos de portones deben de abrirse necesariamente en simultáneo?
Porque Hashem creó un mundo que funciona en base al libre albedrío de la persona.
Por consiguiente, si Hashem solamente le da al individuo riqueza y grandeza en lo material, pero no le da paralelamente el potencial de poder mejorarse y crecer también a nivel espiritual, con ello estaría rompiendo el equilibrio con el cual Él decidió que habría de funcionar su mundo; lo cual no es algo que comunmente sea realizado …
Es por ello, que cuando lo material se fortalece, necesariamente lo espiritual tiene la oportunidad también de crecer y fortalecerse.
Y todas aquellas personas que se dejan absorber por el mundo material, abandonando todo lo que tiene que ver con su crecimiento en la dimensión de lo espiritual, no es porque del Cielo no le brindaron la oportunidad de poder crecer también en lo espiritual, sino porque ellas tuvieron la oportunidad y simplemente eligieron lo que eligieron …
Y si una persona es bendecida del Cielo con riqueza y con grandeza, eso es para que las utilice también para potenciar con ello su crecimiento interno, espiritual y personal …
Por último cabe mencionar, que todo crecimiento personal debe de incluir necesariamente tanto al estudio y cumplimiento de los principios y preceptos contenidos en nuestra sagrada Torá, como la ayuda y asistencia a nuestros semejantes, quienes de nuestra riqueza y de nuestra grandeza, también deberían de poderse beneficiar …
Los kabalistas ya han explicado al respecto, que en la época cercana a la llegada del Mashiaj, se abrirán los portones de la sabiduría de manera mucho más amplia que en todas las épocas anteriores, descubriéndose cosas que durante miles de años la humanidad no pudo ni siquiera imaginar.
Y aquí podemos ver una clara señal que la llegada del Mashiaj está sumamente cercana, pues nunca hubo en la historia de la humanidad un avance tal y tan rápido del conocimiento humano general, lo cual prepará el terreno para las grandes revelaciones que habrán finalmente de llegar en la dimensión de lo espiritual.
Y si bien nuestra generación en muchos aspectos es pequeña, somos cuales enanos sobre hombros de gigantes, pues todo el conocimiento humano acumulado durante generaciones, y todo el peso de la historia, se encuentran exactamente por “debajo” nuestro …
Y el niño menor de una familia numerosa, tiene prácticamente una “Mini-Universidad” en su casa, pues posee muchos hermanos – que ya aprendieron y experimentaron todo tipo de cosas antes que él – de quienes naturalmente podrá aprender.
Dijo Rabi Moshé ben Najmán: Así como el comer de más hace mal al cuerpo, el tratar de ser inteligente de más hace mal al alma.
¿Y qué significa tratar de ser inteligente de más?
Significa buscarle demasiado “la vuelta” a las cosas: tratar de revisar y analizar todo en extremo, preocuparnos por todo todo el tiempo, estar pendiente exageradamente de cada detalle; inclusive cuando sabemos que no hay casi probabilidad alguna que nuestra preocupación pueda llegar a verse realmente justificada…
Es por ello, que lo mejor que podemos hacer, es tratar de ser los individuos más simples y concretos que seamos capaces, haciendo aquello que es lógico y razonable de realizar; en vez de continuar analizando revisando y desgastándonos continuamente (inclusive después que las cosas ya fueron hechas y nuestras decisiones ya fueron tomadas …).
Y así como la inteligencia verdadera en nuestra alimentación es comer lo justo – no de más pero tampoco de menos-. así también la inteligencia verdadera en relación a nuestra propia inteligencia, es tratar de ser inteligentes también en forma justa, sin haraganeárnos en aquello que debemos de invertir tiempo en pensar y analizar, pero sin “pasarnos la mano” en aquello que no es necesario “exagerar” al hacerlo …
Dijo Rabi Naftali de Rofshitz: Es más grande la simpleza que la sabiduría. Sin embargo, de mucha sabiduría necesita una persona del pueblo de Israel, para alcanzar el nivel máximo de simpleza: “simple/íntegro serás con Hashem tu D’s”
En otras palabras, no estamos mencionando aquí una simpleza que es fruto de la ignorancia y la falta de conocimientos, sino una simpleza a la cual se llega justamente a partir del saber.
Y cuanto mayor es la capacidad de la persona de vivir con simpleza, menores serán las cosas que exigirá de la vida, y mayor será su facilidad para lograr tener una vida feliz y plena.
En cambio, aquellas personas son inteligentes pero son también sofisticadas, suelen necesitar de todo tipo de cosas para alcanzar la supuesta felicidad que tanto desean, complicándose y perjudicándose justamente por su falta de simplicidad.
Es por ello, que es muy importante que estudiemos libros sobre ética y valores, que nos enseñen a darle a las cosas el justo valor que estas verdaderamente tienen, simplificando nuestra vida a partir de ello, en lugar de complicarla …
Y como la paz espiritual no tiene realmente precio, es mejor una vida simple con menos comodidades y riquezas, que una vida complicada, colmada de exigencias y carente de tranquilidad …
Dijo Rabi Tzadok HaCohen de Lublin: La sabiduría que proviene del corazón es más verdadera y está mejor fundamentada, que aquella que proviene del cerebro.
¿Y por qué esto es así?
Porque la sabiduría es una herramienta que idealmente no debería de servir para otra cosa más que para hacer el bien.
Y cuando la sabiduría emana de los deseos del corazón de actuar generosamente, entonces podemos estar seguros que ella es una sabiduría verdadera, pues su propósito es altruista y bueno como idealmente debería de ser.
En cambio, si la sabiduría proviene únicamente del cerebro y ella analiza únicamente de manera lógica y fría, es probable que la misma esté sirviendo a fines egoístas y destructivos, que nada tengan que ver con su función original .
Y no en vano cierto sabio dijo una vez, que el judío debe de tener una mente sensible y un corazón inteligente …
Es decir, debemos de aprender a sentir con inteligencia y a pensar con sensiblidad, asegurándonos que todo aquello que salga de nosotros sea para bendición y verdadera felicidad.
Dijo Rabeinu Bajaie: Lo principal no es la sabiduría sino las buenas cualidades; del mismo modo que lo importante no es el árbol sino sus frutos.
Y es importante que esto sea mencionado, pues así como la calidad de un árbol se mide a partir de sus frutos, así la calidad de la persona se mide en base al beneficio que trae a su sociedad.
Y es importante mencionar, que junto a las buenas acciones que la persona debe idealmente de esforzarse por realizar en beneficio de sus semejantes, debe de esforzarse en no menor medida, en estudiar y estar sensible para depurar cada vez más y más sus cualidades, cerciorándose que todo aquello que estudia sirva para proyectar a partir de ello sus frutos: los cuales habrán de servir para traer un mayor y más elevado disfrute a su vida, provocando el bienestar y el disfrute también sobre la vida de los demás …
Y todo el estudio de la Torá, y todo el cumplimiento de las mitzvót, no tienen otro objetivo que el de ayudar a depurar a todas las almas del pueblo de Israel.
Y cuando el alma se purifica y el corazón se hace más sensible, la persona automáticamente desea beneficiar más y más al mundo en el cual vive, haciendo que el bien crezca y se difunda de manera intensa y exponencial …
Dijo Rabi Menajem Hameíri: Hasta el más sabio necesita un consejero.
¿Por qué esto es así? Porque además del hecho en sí que hasta el más sabio puede llegar a equivocarse -siendo bueno tener un consejero que sirva para hacérselo notar-, hasta el más sabio puede llegar a caer también en la trampa que le puede tender su propia subjetividad, tomando decisiones emocionales y “estomacales”, que no necesariamente coincidan con aquello que objetivamente es bueno de verdad …
Es por ello, que junto al crecimiento y el desarrollo de la sabiduría, debe crecer y desarrollarse paralelamente una actitud de autocrítica, recato y humildad; estando siempre dispuestos a escuchar los comentarios de otras personas, considerando positivamente las opiniones y apreciaciones de los demás …
Dijo Rabi Menajem Hameíri (Segunda interpretación): También el más sabio entre los sabios necesita de un consejero.
¿Y por qué si es el más sabio necesita de un consejero?
Porque aún cuando la persona pueda llegar a ser sumamente sabia, no por ello deja de estar expuesta a caer en toda clase de trampas que su ego puede llegar a tenderle a sí misma, autosobornándose y justificando todas sus acciones.
Y no sólo eso, sino quizas justamente por el hecho de ser una persona sabia, más aún necesita de alguién que también sea sabio para poderle aconsejar, pues cuánto más sabia y/o rica es la persona, mayores son las pruebas del Cielo que tendrá que pasar para poderse superar …
Dijo un sabio: No temo al día del juicio sino por el hecho que me habrán de decir: si estudiaste tanta sabiduría, ¿dónde está la cosecha y dónde están sus frutos?
¿Y cuales son la cosecha y los frutos de la sabiduría? El estudio, la corrección de las cualidades y las buenas acciones y mitzvót que la persona hace a partir de ello …
Y si una persona estudia y profundiza, mas de ello no sale nada más que acumulación de conocimientos y puro placer intelectual, es sumamente probable que la juzguen en el Cielo a dicha persona por ello; pues el ser humano no vino al mundo para acumular sabiduría, sino para hacer algo y beneficiar a sus semejantes a través de la sabiduría que logró acumular.
¿Y qué se parece la persona que sólo acumula sabiduría pero no hace nada con ello?
A una persona rica que da su dinero a un inversionista para que éste lo administre y lo haga crecer, y éste lo colocá en la caja fuerte, para devolverlo exactamente como lo recibió …
Y si Hashem nos colocó en éste mundo y nos da vida, salud y sabiduría para lograr vivir felizmente en él, es para que nos esforcemos por tratar de marcar una diferencia en nuestro diario vivir, dejando nuestra huella en el mundo, haciendo algo …
Dijo Rabi Shlomó Ibn Gvirol: No será útil un cuerpo grande y alto, si el corazón se encuentra vacío de inteligencia.
Es decir, por más que el Judaísmo nos insta también a cuidar de nuestro cuerpo por ser el recipiente de nuestra alma, de nada nos servirá que tengamos un cuerpo grande, alto, musculóso o con buena silueta, si nuestro corazón se encuentra vacío de la inteligencia que nos servirá para vivir de una manera sabia y sensible, sabiendo dónde poner verdaderamente el énfasis en nuestra vida.
¿Y por qué es imprescindible que desarrollemos un “corazón inteligente”?
Sencillamente, porque la única forma de alcanzar la felicidad es realizando actos de índole espiritual y altruista que nos llenen interiormente, y sin tener un corazón “inteligente” que sea sensible a la realización de dichos actos será imposible poder lograrlo (no siendo el cuidado del cuerpo más que un medio para estar sanos y fuertes para poder poner en práctica dicha “sabiduría”).
Además, por más que es sano realizar deporte de manera periódica, para así también poder celebrar más vigorosamente la preciada vida que Hashem nos dió, el cuidado exagerado del cuerpo es una “carrera” que de cualquier forma está destinada a ser perdída, pues los cuerpos envejecen y se deteriorán siendo imposible revertir este proceso; a diferencia del alma que se expande y eleva, al recibir el alimento indicado que previamente mencionamos.
Y como el Judaísmo es un sistema que aspira a lograr el equilibrio perfecto también entre el cuerpo y el alma, es importante que alimentemos y cuidemos adecuamente ambos aspectos de nuestro ser, pues si uno de ellos va a estar carenciado, indefectíblemente que -tarde o temprano- terminará influyendo también sobre el otro.
Dijo Rabi Yitzjak Abarbanel: El objetivo de la sabiduría no es conocer las buenas cualidades, sino ponerlas en práctica.
En otras palabras, a diferencia de la filosofía griega en la cual los pensamientos solían ir por un lado y la conducta de quienes los enunciaban por otro, en el Judaísmo el objetivo del estudio es lograr la coherencia absoluta entre aquello que se estudia y aquello que se practica; corporizando las ideas en todos los actos de nuestra vida cotidiana.
Es decir, el Judaísmo no es estudio teórico simplemente para saber por saber, sino estudio práctico para saber cómo mejorarnos como personas, cómo mejorar nuestra vida y cómo contribuir a mejorar también nuestro mundo.
Por último, si bien del mensaje de Rabi Yitzjak Abarbanel se desprende que el objetivo del estudio es la práctica, de sus palabras también se desprende que el objetivo primario del estudio debe ser el de ayudarnos a ser buenas personas; y no simplemente el de enseñarnos una profesión o darnos herramientas para saber cómo sustentarnos …
Y si bien el Judaísmo no desmerece la importancia del sustento, pues “si no hay harina tampoco hay Torá”, si queremos ser realmente personas felices que -por consiguiente- hagan felices a los demás, es imprescindible que trabajemos interiormente para mejorarnos y superarnos espiritualmente día a día, pues si interiormente no podemos sentirnos plenos, todo el dinero del mundo no nos va a alcanzar para poder acceder a la plenitud y felicidad que todos tan esencialmente buscamos …
Dijo el sabio: Las cosas no son sabidas sino por oposición … Y si no fuera por el mal, no podría reconocerse la ventaja del bien.
Y es sumamente importante asimilar y tener presente este concepto, pues cuando eventualmente nos encontramos pasando por un momento de “oscuridad interior”, al recordar este concepto, podremos llenarnos de fé y de esperanza para superar dicho momento de oscuridad, sabiendo que el mismo no es más que un intervalo de carácter circunstancial, preámbulo de la luz que pronto seguramente habrá de aparecer.
Y en este sentido, es a través de la confianza y la seguridad que ponemos en que Hashem nos va a iluminar, que invitamos a dicha luz a aparecer en nuestras vidas, acercando su revelación cada vez más y más …
Y no sólo eso, sino que cuanto más grande, importante y sagrado es el propósito que se quiere lograr, más oposición y dificultades suelen haber en el camino al mismo.
Y debemos de saber, que es en mérito a las dificultades que se asientan y establecen las bases espirituales que dan existencia a las cosas, siendo la oscuridad de la noche, la preparación espiritual para la aparición de la luz del sol …
En otras palabras, hasta que no depuremos nuestro corazón y nos transformemos en seres humanos más sensibles, de nada nos servirá que seamos capaces de observar la realidad con ojos físicos y materiales …
¿Y por qué no nos va a servir de nada tener este tipo de visión?
Porque todo el objetivo de la visión no es otro que el de servir como instrumento para conectarnos de una manera sabia y sensible con la realidad; y sino depuramos nuestro corazón previamente para aprender a utilizar dicho instrumento correctamente, el mismo puede llegar a ser danino e inclusive perjudicial … (ya sea mirando aquello que no deberíamos de mirar, u observando insensiblemente aquello que si realmente deberíamos …).
Por último es menester mencionar, que como todos los órganos dependen del corazón, cuando el corazón está depurado, todos los demás organos comienzan a cumplir con su verdadera función en armonía con aquello que fluye del corazón; transformándonos en seres humanos más sensibles y disfrutando también mucho más de nuestra conexión con los demás.
Dijo Rabi Tzadok HaCohen de Lublin: Debemos ser cuidadosos de no causar sufrimiento alguno a ninguna criatura, ni siquiera para poder realizar una mitzvá.
Es decir, por más que de lo que se trate sea de realizar una mitzvá y/o una muy buena acción , debemos de ser cuidadosos en no perjudicar a nadie en nuestro “camino” hacia la concreción de nuestro objetivo …
Y así como está prohibido realizar una mitzvá al precio de tener que realizar una transgresión (por ejemplo robar o estafar para dar dinero de Tzdaká, etc), así está prohibido realizar una mitzvá cuando esto causa daño o sufrimiento innecesariamente a los demás.
Y si bien pueden existir casos excepcionales en los cuales el fin puede llegar a justificar los medios, como regla general esto definitivamente que no es así …
Y en relación a este punto es importante mencionar, que cuando una persona comienza a llevar una vida judía más comprometida con el cumplimiento de los preceptos, si bien no debe renunciar a cumplir con los preceptos por causa que su cumplimiento le moleste a sus semejantes, por otra parte, es necesario que actúe con extrema sensibilidad e inteligencia hacia los demás, de modo que estos no sufran por causa de sus cambios y santifiquen el Nombre de D’s a través de ello …
Y si bien el versículo en la Torá se refiere a la prohibición de encender fuego en el día sábado, el Rebe de Vishnitz decidió tomar esta expresión metafóricamente, insinuando que si queremos disfrutar del fuego, la santidad y la calidez del día sábado, debemos “encendernos” previamente durante los días de la semana
¿Y cómo se hace para preparar dicha luz para el Shabat ya durante los días comunes?De varias maneras.
A través de tener presente al Shabat durante los días de la semana contando los días para que llegue.A través de estudiar contenidos de la Torá relacionados con la lectura de la Torá que se leerá en el Shabat que vendrá.A través de preparar nuestra casa, nuestra vestimenta y nuestra comida para el Shabat.
A través de invitar personas durante la semana a pasar Shabat junto a nosotros; pues al brindarle a otro correligionario la posiblidad de disfrutar de la luz de Shabat, ya con eso la luz del Shabat nos comienza a iluminar mucho, mucho más …Dijo Rabí Yaacov Yosef de Polnae: El placer de Shabat que recibe el cuerpo, le permite al alma complacerse espiritualmente.
¿Y por qué esto es así?
Por varios motivos.
En primer lugar porque nosotros somos una entidad que incluye tanto al cuerpo como al alma, y así como el alma influye sobre el cuerpo, también el cuerpo influye sobre el alma.
En segundo lugar, porque el cuerpo es el recipiente y el alma es el contenido que lo llena. Y si el recipiente es agradable, también del contenido se disfruta mejor.
En tercer lugar, también el cuerpo físico es una manifestación de la luz espiritual que le da existencia, y como en Shabat toda la creación se eleva, también nuestro cuerpo forma parte de dicha elevación, contribuyendo naturalmente a la elevación del alma.
Por último y en forma simple, cuando estamos bien alimentados, bien vestidos y en un ambiente más agradable, ello genera una predisposición positiva a que todo lo bueno que hay en nosotros también pueda manifestarse de una manera más especial, sirviendo como medio para que el alma también pueda hacerlo …
Y debemos tener claramente presente, que todo el placer le brindamos a nuestro cuerpo en Shabat, no es sino un instrumento para ayudarnos a deleitarnos espiritualmente mucho más en ese día, dedicando más tiempo a estudiar Torá, rezar y tener un contacto más humano, sensible y directo con nuestros semejantes …
¿Y por qué esto es así?Porque mientras que una paz falsa, con el tiempo puede llegar a transformarse -incluso por inercia- en una paz verdadera, una discusión verdadera es muy difícil que con el tiempo termine transformándose en una paz -incluso- falsa.Además, si nos ponemos a pensar en serio, la mayor parte de las discusiones están influenciadas por aspectos que tienen que ver directa o indirectamente con nuestro ego; y no necesariamente con los temas puntualmente objetivos de la discusión …Y sin lugar a dudas, más vale que nuestro ego esté menos satisfecho, pero que al menos tengamos el beneficio concreto de mantener la paz y la armonía con nuestros semejantes, que dejar que nuestro ego sí esté satisfecho, peleando con nuestros semejantes y alejándonos de ellos …
Y cierta vez una persona se “confesó” diciéndome: “yo gané todas las discusiones, pero perdí a todos mis amigos …”
Es decir, en base al hecho que Adam el primer hombre fue creado como un ser único y singular, el Rebe de Kotzk infiere que todos aquellos que descendemos de Adam debemos de cuidar también nuestra identidad propia y nuestros singularidad.
Y en el mundo globalizado de hoy en el cual todos vivimos tan expuestos a las influencias de los medios de comunicación, es mucho más importante aún que incluyamos una cuota cotidiana de estudio y de espiritualidad, pues nuestra singularidad fluye desde la esencia de nuestra alma, y sólo potenciando a la luz que emana de ella, lo podremos exitosamente llegar a lograr …
Y no hay frustración más grande que el sentir como la vida pasa, sin que seamos capaces de poder disfrutarla plenamente, manifestando en ella nuestro singular potencial …
Dijo Rabi Shmuel de Zojatchov: “Lej Lejá” significa “ve hacia tí”. Es decir, ve hacía tí mismo y dedicate a ser aquello que realmente éres.
¿Y por qué es tan importante ir hacia uno mismo, para poder conocernos mejor y así dedicarnos a ser quienes realmente somos?
Porque cada ser humano vino a éste mundo para poder cumplir con su misión particular y dejar a través de ello su huella singular, sintiéndose pleno y realizado en mérito a ello.
Y sólo cuando la persona descubre quién verdaderamente es y logra vivir en armonía y coherencia con su esencia y con todos sus potenciales, podrá alcanzar exitosamente este tan importante y trascendental objetivo …
Y como todo en la vida gira en torno a este punto, y es allí donde ejercemos en definitiva verdaderamente a nuestro libre albedrío (¡es decir ser -nosotros mismos- o no ser -nosotros mismos-!), debemos de saber que habrán de aparecer todo tipo de obstáculos que intentarán desviarnos de ello, siendo necesario que realicemos un gran esfuerzo para enfocarnos y concentrarnos en ello, eligiendo la vida y el bien y desechando la muerte y el mal …
Y es mediante el rezo, el estudio de la Torá y el cumplimiento de los preceptos, que recordamos diariamente tanto el objetivo para el cual vivimos, como la necesidad de mirar en profundidad dentro nuestro, para así entrenarnos en descubrir y desarrollar las herramientas que Hashem nos dió para poder lograrlo.
¿Por qué recomendó Rav Hai Gaón que no contemos nuestros sueños a quienes nos odian, si al final de cuenta solamente se trata de sueños?
Y la respuesta es, que un sueño no es algo tan simple …
¿Por qué? Porque los sabios nos enseñan que los sueños van detrás de sus interpretaciones, y si les contamos nuestros sueños a personas que nos odian y ellos le dan una interpretación negativa, aún sin contárnosla a nosotros, eso puede llegar a tener influencia sobre nuestra propia realidad.
Pero no solo a personas que nos odian no es bueno contar nuestros sueños, sino que tampoco es bueno contarlos en general, y menos aún a personas ignorantes del hecho que el sueño va detrás de su interpretación.
En síntesis, si soñamos con algo que nos sacudió o algo que queremos comprender su significado, es sumamente recomendable consultar con un sabio de la Torá, que tenga la capacidad de poder brindarle una interpretación buena y positiva.
Además, en forma simple, todas las cosas que escuchamos indefectíblemente que tienen el potencial de poder influir sobre nosotros, y si una persona escucha una interpretación negativa de su sueño, es sumamente probable que dicha persona se sugestione con esa interpretación, realizando inclusive acciones que podrían llegar a provocar que suceda aquello que le dijeron que significa lo que soño (por ejemplo si una persona tuvo un sueño y le dijeron -que no sea sobre nosotros- que iba a chocar, es probable que la persona esté esperando el momento del choque, manejando subconscientemente con miras -inclusive- a provocarlo …).
Por último, esta regla que rige en relación a contar los sueños, es también aplicable a contar cosas que a la persona le suceden en búsqueda de escuchar palabras de aliento y eventualmente también un buen consejo.
No todas las personas que nos quieren y que tienen buena voluntad, poseen también los criterios correctos para podernos aconsejar. Y si uno cuenta las cosas a muchas personas y cada una opina algo diferente, es sumamente probable, que terminemos más confundidos aún de lo que estabamos antes, siendo mayor el perjuicio provocado que el efecto de poder desahogarnos y contar.
Es por este motivo, que puede ser importante contar las cosas para así hacer “catarsis” de lo que nos sucede y desahogarnos, más no menos importante es decidir con criterio e inteligencia, quién es la persona a la cual se lo habremos de contar …
Dijo Rabi Shlomo Ibn Gbirol: Sufre una cosa y sálvate de sufrir muchas otras.En otras palabras, cuando enfrentamos sufrimientos y dificultades, estos pueden servirnos como expiación (kapará) por cosas malas que eventualmente pudimos haber realizado …
Es por ello, que cuando sufrimos por algo, en lugar de quejarnos y “maldecir” internamente por aquello que nos está sucediendo, es mucho más útil que le roguemos a Hashem para que ello sirva como expiación por eventuales malas acciones que hayamos realizado – reconociendo que actuámos mal y arrepintiéndonos por ello …
Y es muy “probable” que a través de ello logremos atraer sobre nosotros el perdón divino, salvándonos de tener que sufrir mayores sufrimientos, que sirvan para “despertarnos” e instarnos a recapacitar …
Por último es menester mencionar, que el arrepentimiento es válido solamente en la medida en que pidamos perdón y/o corrijamos aquello que debemos de corregir – en la medida en que ello sea posible (pues si por ejemplo alguien roba y se arrepiente por haber robado, más no devuelve a la persona aquello que robó o arregla la situación con dicha persona, demás está decir que su arrepentimiento de ninguna manera habrá de ser considerado como válido …
Dijo Rabi Najman de Breslav: El rezo es la fe en que existe un ser que renueva (constantemente) al mundo, teniendo el poder de modificar también la naturaleza.Y si el mundo se renueva constantemente e inclusive la propia naturaleza puede modificarse también, ello significa que también nuestra vida puede renovarse y modificarse constantemente, y que cada instante es una oportunidad para mejorar nuestra vida y nuestra realidad.
Y la fe en el poder absoluto de Hashem de modificar las cosas, debe de servir como aliciente para llenarnos de fe y de energía, en que todo habrá de encaminarse finalmente para nuestro bien…
Y en este sentido, no en vano dijo Rabi Najman de Breslav que el origen de nuestra vitalidad se encuentra en el rezo, pues cuando la persona reza confiada en que Hashem puede ayudarle a transformar toda su realidad, eso de por sí “inyecta” fuerza y vitalidad en el interior de la persona, motivándola a luchar y esforzarse por hacer mejor las cosas, lo cual de facto le ayudará a mejorar toda su realidad.
Y cuanto más grande es la fe de la persona en que Hashem la va a ayudar, mayor será su capacidad para poder atraer hacia sí dicha ayuda … Y en el camino que la persona quiere transitar, por ese camino la habrán de conducir …
Dijo Rabi Aharón de Zitomir: Aquel que no hace los preparativos adecuados, no podrá rezar con intención.
¿Y cuales son los preparativos adecuados?
En primer lugar, meditar unos instantes acerca de Quién es el Ser Supremo ante el cual nos disponemos a rezar. Eso nos ayudará a prepararnos mentalmente de una manera adecuada,concentrándonos en aquello que nos disponemos a expresar.
En segundo lugar, del mismo modo que si hablásemos delante de un Rey – o de una persona importante -, nos esforzaríamos por concentrarnos y no distraernos de aquello que le queremos decir, pensando y meditando en cada palabra, del mismo modo tenemos que esforzarnos por concentrarnos en las palabras que salen de nuestra boca, ¡pues es ante el Rey de los Reyes que estamos hablando!
En tercer lugar, debemos de saber que no venimos a rezar únicamente por nosotros, sino que también venimos a rezar por el éxito y la bendición de toda la congregación del pueblo de Israel.
Y si nos vamos a esforzar por poner toda nuestra intención en nuestro rezo, invirtiendo todas nuestras fuerzas y concentración en él, podremos transformarnos en un fiel canal a través del cual fluya la luz y la bendición de Hashem sobre todo nuestro pueblo; beneficiándonos a nosotros mismos por ser evidentemente parte de él …
Y por el contrario, si no nos preparamos adecuadamente y rezamos distraídos y apurados, perderemos el máximo beneficio que el rezo es capaz de proporcionar a nuestra alma, no logrando honrar a Hashem como idealmente es debido, haciendo que el pueblo de Israel se pierda del beneficio máximo que le hubiéramos proporcionado, si hubiéramos rezado con mayor concentración …
Por último, es importante recalcar, que el hecho en sí que no podamos rezar concentradamente, evidentemente que no puede ser utilizado como “excusa” para autoeximirnos del acto de rezar, siendo nuestro deber el de intentar esforzarnos un poco más, para realmente poder llegar a rezar … Y además, el hecho en sí que invertimos parte de nuestro tiempo para al menos “presentarnos” delante de Hashem, es algo que es definitivamente digno y valorado, por lo cual seguramente Hashem también nos habrá de recompensar … (buscando crecer espiritualmente para acercarnos cada vez más a la excelencia, no conformándonos simplemente con el acto de “estar” …
Dijo el Gaón de Vilna: Lo principal del rezo es quebrar el orgullo y retornar a Hashem.
¿Por qué es tan importante que la persona quiebre su orgullo? ¿Acaso es tan malo que una persona sea orgullosa? ¿Por qué es tan importante que la persona retorne a Hashem?
En primer lugar, el orgullo es una barrera que impide a la persona mejorar sus cualidades, lo cual indefectíblemente terminará afectando su verdadera “calidad de vida”, atentando contra el logro de la verdadera y genuina felicidad (amén del daño que provoque a los demás, como consecuencia de dichas malas cualidades …).
En segundo lugar, la persona orgullosa tampoco tiene lugar para que la luz de Hashem -ni la [luz” de sus semejantes- puedan entrar positiva y armoniosamente dentro de su vida; pues está tan llena de su propio ego, que nunca hay suficiente lugar para permitirles entrar “comodamente” también a los demás …
En tercer y último lugar, Hashem es nuestro origen y por ende el “lugar” donde mejor nos hallamos.
Por consiguiente, retornar a Hashem no es sino retornar a nosotros mismos y a nuestra verdadera esencia; y el individuo cuyo orgullo y altanería son sus cualidades dominantes y principales, es cual una persona que viste una dura y pesada coraza, que le impide poder ir liviano por la vida, “despegando” al encuentro con Hashem y con su espiritualidad.
Y por el contrario, la persona que actúa con humildad, tiene una capacidad de adaptación mucho mayor, relacionándose mucho más armoniosamente con sus semejantes, para siempre elevarse y poderse mejorar …
Es por todo esto, que no en vano dijo el Gaón de Vilna que lo principal del rezo es quebrar el orgullo y retornar a Hashem, pues el rezo naturalmente nos coloca en posición de humildad por hallarnos delante de Hashem, lo cual es una condición sine qua non para, auténtica y genuinamente, poder retornar a Él …
Dijo el sabio: El rezo es el alimento del alma como la comida es el alimento del cuerpo.
Y como el ser humano posee tanto cuerpo como alma, para poder estar sano y tener una vida plena y feliz, es imprescindible que ambas dimensiones estén correctamente alimentadas y satisfechas.
Y si bien la Torá y las mitzvót son parte esencial de la dieta del alma, es principalmente a través del rezo que la persona alimenta y fortalece su fe en el Creador del mundo; y cuando el corazón de la persona se llena de fe y de confianza en Hashem y en la manifestación constante de Su Divina Providencia sobre su vida, eso sirve para llenarla de fuerzas para luchar por su vida y por sus ideales, inspirándola y motivándola para concretar con pasión sus objetivos …
Y cuando ello sucede, la persona se revitaliza y energetiza logrando vivir también con una mayor serenidad de espíritu, lo cual le ayudará que su cuerpo esté sano y funcione mejor, para así poder dedicarse a aquellas cosas que verdaderamente llenan de sentido y de significado su pasar por éste mundo, marcando una diferencia en su vida y en la de sus semejantes, dejando su huella única y singular …
Y en éste sentido, el Judaísmo es el sistema perfecto entregado por el Creador del mundo, pues permite que las necesidades del cuerpo y las necesidades del alma puedan ser satisfechas en una total y perfecta armonía; haciendo posible que todos los aspectos de la dimensión humana sean correctamente satisfechos y manifestados, integrando a todo lo bueno y desechando aquello que nos perjudica …
Dijo Rabi Aharón de Karlin: La plegaria hecha con tristeza no genera frutos.
¿Por qué no puede generar frutos la plegaria hecha con tristeza?
Porque es la alegría la que pone de manifiesto la confianza de la persona en que las cosas van a estar bien.
Y sólo cuando la persona está contenta confíando plenamente en que las cosas van a mejorar, puede transformarse en un recipiente idóneo para que la respuesta de Hashem llegue finalmente a su vida, viendo los frutos espirituales de su plegaria y de su fe …
Por consiguiente, sólo en la medida en que fortalezcamos nuestra fe en Hashem, podremos llenar nuestro corazón genuinamente de alegría, transformándonos en mejores canales para elevar nuestros propios rezos, pudiéndo pedir también con mayor fuerza, por el bien y la felicidad de los demás …
Y si una persona se siente triste antes de rezar, es bueno que busque hacer algo (positivo) que la alegre y estimule, atrayendo hacia sí los “frutos” que el rezo genera (que no necesariamente implica la respuesta “inmediata” a sus pedidos, sino la iluminación de su alma para que – llegado el momento – amerite espiritualmente tener la capacidad de poderlos captar …
Y como Hashem y el Mundo Venidero son eternos – a diferencia del mundo terrenal que es finito-, una burla de carácter temporal en éste mundo, queda absolutamente reducida y minimizada, cuando la misma es enfrentada con los “parámetros” del Infinito y de la Eternidad.Después de todo, ¿qué tiene que importarle a la persona sufrir una burla de carácter temporal en este mundo, si sabe que con ello está haciendo lo correcto para este mundo y para toda la EternidadY la persona que está apegada a Hashem, no sólo que no teme de aquellos que se puedan burlar, sino que tampoco le importa de aquellos que las pueden menospreciar y criticar.
¿Y por qué esto es así?
Porque su vida no se rige en base a criterios de imágen, aceptación o popularidad, pues su objetivo es hacer aquello que es verdaderamente bueno y correcto, aún cuando obviamente la puedan criticar …
Por último, cabe igualmente aclarar, que el principio espiritual de hacer aquello que es bueno y correcto objetivamente a los ojos de Hashem, rige siempre y cuando la persona no provoque una profanación del Nombre de Hashem mediante su conducta, aún cuando la misma legalmente pueda ser la correcta; debiendose de actuar con sensibilidad y sentido común para santificar el Nombre de Hashem a través de cada una de nuestras acciones (consultando con personas sabias y entendidas en caso de no saber cómo decidir …
Dijo Rabi Abraham Guershon de Kitov: El temor es peor que el sufrimiento.Es decir, si bien el sufrimiento físico puede llegar a ser sumamente duro, el temor psicológico puede llegar a ser muchísimo más duro aún.
Y mientras que los dolores físicos suelen modificarse en su intensidad y además pueden llegar a ser controlados mediante el consumo de calmantes que no afecten la libertad de consciencia ni el libre albedrío de la persona, el temor es algo que puede llegar a generar un estado de tensión permanente y constante, que en caso de ser tratado con medicamentos, puede llegar a afectar la consciencia y el libre albedrío del paciente que los tiene que tomar.
Y así como la corrección de todas las cualidades tienen que ver con el fortalecimento de la fe en Hashem, también la cura del miedo, tiene que ver especialmente con ello.
Y cuando la persona entiende que todo se encuentra en manos de Hashem y que nadie puede ocasionarle ningún daño mientras Hashem la esté protegiendo, eso de por sí le dará seguridad y confianza para vivir una vida tranquila y sin temor, sabiendo que también después de pasados los ciento veinte años, también allí Hashem se encontrará junto a ella …
Dijo Rabi Menajem Hameíri: El tonto está preocupado por la pérdida de su dinero, pero no está preocupado por la pérdida de su tiempo.
Dos son las dimensiones que exísten en el mundo: espacio y tiempo.
Toda nuestra vida transcurre mientras transitamos dentro de estas dos dimensiones.
Sin embargo, mientras que lo físico y material tiene que ver más que todo con la dimensión del espacio, lo trascendente y espiritual tiene que ver principalmente con la dimensión del tiempo.
Por consiguiente, como no nos llevaremos nada de éste mundo físico y material, pero si nos llevaremos los logros que hayamos obtenido a nivel espiritual, en la medida en que procuremos aprovechar nuestro tiempo para fines espirituales y altruistas, nos elevaremos sintiéndonos más plenos y felices en éste mundo, preparando mejor el “lugar” que heredaremos cuando a los ciento veinte años entraremos en la dimensión pura e infinita del más allá …
Dijo el sabio: No hay pérdida como la pérdida del tiempo.
¿Y en qué es tan especial y singular la pérdida del tiempo?¡Que es la única clase de pérdida que es imposible poder recuperar!
Por consiguiente, es sumamente importante, que seamos extremadamente cuidadosos, en no causarle ninguna clase de pérdida de tiempo a nuestros semejantes, pues no hay forma terrenal en que dicha pérdida se las podamos reintegrar …
Además, como la vida es el tiempo que estamos en éste mundo, debemos de procurar justificar adecuadamente cada instante de vida que Hashem nos dá; de modo tal que tengamos un buen motivo para solicitarle a Hashem la extensión anual de nuestro “contrato de vida” en Rosh Hashaná, cada año – hasta los ciento veinte años – por un renovado año más.
Y si bien aprovechar el tiempo no significa vivir en forma histérica por temor a desaprovecharlo, tampoco significa ser indiferentes al transcurso del mismo …
Y anecdóticamente, cuando cierta vez le preguntaron a un Rabino como hizo para poder estudiar tanto, el Rabino respondió: Muy fácil, en cinco minutos. Cinco minutos mientras hacía la cola del supermercado, cinco minutos mientras esperaba el autobus, cinco minutos mientras esperaba a mi esposa, etc. etc …
En síntesis, si alguién se demora a un encuentro con nosotros, en lugar de malgastar el tiempo quejándonos por el hecho que nos están haciendo esperar, aprovechemos ese tiempo para estudiar o hacer algo productivo y/o interesante, ¡pues dicho tiempo fue creado para que lo podamos ganar!
Y si bien la persona no tiene porque renunciar a su forma particular y singular de ver las cosas, muchas veces, más vale la pena el mantenimiento de la paz y la unidad, a querer ganar una discusión, demostrar que la opinión de uno es la más inteligente, o -peor aún- querer imponer aquello que uno piensa.
Y sin lugar a dudas, la verdadera sabiduría radica en tener el criterio correcto para saber cuando mantenernos firmesen nuestras posturas y cuando estar dispuestos a flexibilizarnos e inclusive renunciar …
Y posiblemente, en la mayoría de los casos que en nuestra vida discutimos, lo más probable es que sea esta postura la más correcta e indicada a tomar…
Dijo Rabi Shmuel de Zojatchov: La unidad es efectiva solamente cuando todos están enfocados en el mismo objetivo, y no cuando cada uno está enfocado en su beneficio personal.
Y cuánto más grande, sagrado y trascendente es el propósito que un grupo humano se pone como objetivo poder alcanzar, más se habrá de esforzar el ego particular de cada uno de sus integrantes, por boicotear y anular la unión en torno a dicho objetivo.
Es por ello, que es tan importante recalcar y enfatizar constantemente la importancia que el objetivo tiene, que va más allá del interés particular de cada uno y del lugar que ocupa cada uno de sus integrantes.
Y cuando los integrantes de un grupo son conscientes de la importancia del objetivo que están llevando a cabo, aún cuando puedan existir roles específicos particulares para cada uno, todos estarán dispuestos a realizar las tareas de todos, no despreciando ningún tipo de tareas que contribuya positivamente con aquello que se está haciendo.
Y cuando una persona tiene un propósito trascendente que llena su vida, no existirá tarea alguna que no esté dispuesto a hacer si la misma contribuye a la consecusión de su propósito.
Y todo aquel que se considera un servidor de Hashem (quien creó el mundo para hacer feliz a sus criaturas), no despreciará ningún tipo de tarea que sirva para servir a Hashem o hacer felices a los demás; neutralizando de esta manera al ego que constantemente intenta “molestar” …
Dijo Rabi Yaacov de Polnae: El placer más sublime es la unión.
¿Y por qué esto es así?
¡Porque Hashem es uno!
Hashem es el “Común Denominador” que unifica a todos los ámbitos y aspectos existentes en la realidad.
Y cada vez que nos unimos genuinamente con algo, a través de ello nos estamos uniendo un poco más también con Hashem …
Y como Hashem es el Máximo Absoluto de todo lo existente, el máximo placer lo podemos obtener al realizar acciones que nos conduzcan directa o indirectamente, también a la unión con Hashem.
Además, en forma recíproca, cuanto más estamos conectados verdaderamente con Hashem, mayor es nuestra capacidad de ver la luz de Hashem puesta de manifiesto en cada persona y en cada cosa con la cual nos encontramos, sintiéndonos unidos con todo y con todos.Y realmente, el origen de todo sufrimiento no es otro que la falta de unión, el sentirnos separados de los seres que amamos, de las cosas que hacemos y del alma divina que tenemos …
Y es por todo esto, que es tan importante estudiar a diario palabras que iluminen a nuestra alma, pues la luz espiritual es la “materia prima” que a todo lo unifica, y la oscuridad espiritual es la “materia prima” que provoca que todo se separe.
Y sin lugar a dudas, tal como lo dijo el Rav Kuk Ztz”l, “cuando el alma está iluminada, también el cielo cubierto con niebla refleja una luz agradable”.
Y es interesante, que el símbolo del triunfo de la civilización judía que representa a la unión, sobre la civilización griega que representa la disgregación (el panteón griego con su desfile de dioses …), está marcado justamente en la luz que irradian las velas de Januca, las cuales día a día van en aumento, permitiéndonos ver mejor a la luz espiritual que acerca y une a toda la realidad …
Además, ya de por sí suele tener la persona suficientes preocupaciones con los asuntos que tiene que enfrentar cotidianamente, como para sumarte a ello la preocupación provocada por causa de comparar su vida con la vida de los demás.
Y como la paz espiritual no tiene precio con el cual realmente la podamos valuar, es sumamente importante que nos esforcemos por no exponernos a situaciones de carácter innecesario que la alteren; salvándonos de los destructivos efectos que su pérdida indefectíblemente nos puede llegar a generar …
Por último, si no somos capaces de contenernos para así abstenernos de observar aquello que poseen los demás, al menos entrenémonos en desearles todo lo mejor y que Hashem multiplique sobre ellos el bien que poseen.
Y en mérito al buen ojo que tengamos hacia las demás personas, despartaremos sobre nosotros la visión generosa y compasiva de Hashem nuestro Creador …
Dijo Rabi Shlomo Ibn Gbirol: No hagas grande a tus ojos aquello que posee tu semejante, y no hagas pequeño a tus ojos aquello que tu posees.
¿Y por qué es sumamente recomendable seguir el consejo de Rabi Shlomo Ibn Gbirol?
Porque cuando la persona engrandece aquello que poseen los demás, con ello aumenta su deseo o codicia por poseer lo mismo, sintiendo celos y envidia como consecuencia de no poseerlo.
Y como cada vez que la persona tiene un sentimiento negativo, se está castigando a sí misma por causa de ello, es sumamente recomendable que nos esforcemos por no permitir que dicha clase de sentimientos puedan generarse en nosotros; siendo la no comparación respecto de lo que son o tienen los demás, de las técnicas principales para evitar que ello nos suceda …
Y por el contrario, la persona debe de esforzarse por estar contenta con aquello que es y con aquello que tiene, valorando las cosas en lugar de minimizarlas; agradeciendo por lo que si hay en lugar de enfocarse en lo que no hay …
A nivel espiritual, la inmensa mayoria de las almas que están en este mundo ya estuvieron aquí en reencarnaciones anteriores … Y según la cantidad de veces que el alma reencarnó, será la “vejez” que dicha alma adquirió.
Empero, si analizamos las palabras de Rabi Tzvi Hirsch de Tomshov desde un punto de vista práctico, también en éste sentido ellas son absolutamente ciertas … pues hay almas que ya están cansadas por todo lo que tuvieron que pasar en sus vidas anteriores, siendo por ello que todo les pesa y todo les es difícil, tal como suele ocurrir comunmente con la mayoría de la personas ancianas …
Sin embargo, existen almas que también son ancianas por todo lo que vivieron en sus vidas anteriores, pero que, en lugar de dejar que la vida les gane, deciden hacer “teshuvá” y poner todas sus fuerza en vivir sus vidas con renovadas energías …
Y en este sentido, la vejez no es otra cosa que una cuestión de actitud, pues hay personas jóvenes que tienen la pesadez de las personas ancianas, y hay personas ancianas que tienen la fuerza, el dinamismo y “el brillo en los ojos”, carácteristico comunmente en las personas jóvenes …
Y jóven es la persona que está dispuesta a renovarse, acomodarse con facilidad a la realidad y cambiar, ¡y vieja es la persona que definitivamente ya renunció a ello.
Y en nosotros está el decidir en ser viejos a los veinte años, o jóvenes aún a los ochenta años …
Dijo Rabi Tzvi Hirsch de Tomshov (segundo comentario): La ancianidad no es siempre consecuencia de la multiplicidad de días. Hay personas que nacen ancianas. Yo vi con mis propios ojos como horneaban panes ya viejos …
¿Qué significa ser jóven y qué significa ser viejo para el Judaísmo?
Una vez escuche del Rav Yaacov Meir Shlit”á, que “jóven es la persona que está dispuesta a cambiar” y “vieja es la persona que no está dispuesta a cambiar”.
Es decir, una persona puede ser un viejo de veinte o un jóven de ochenta.
Hay personas que ya a los veinte años (¡o menos aún!) vienen y declaran: “Yo soy así, así soy yo, ¡aguantensé!”.
En otras palabras, hay quienes ya desde muy pequeñas se declaran vencidos, se aceptan como son también en aquellos campos donde podrían mejorar y cambiar, haciendo como máximo cambios de carácter “cosmético” para así hayar gracia a los ojos de los demás…
Y hay personas que no hacen otra cosa que “hornearse” una y otra vez a si mismas, permaneciendo atascadas en las mismas zonas erroneas del pasado, privándose a sí mismas del placer y la frescura que vienen con todo descubrimiento interno y externo y con toda inversión en la búsqueda y en la novedad …
Dijo Rabi Israel de Salant: Si una persona siente vergüenza delante otros seres humanos, por una pequeña rotura en la manga de su vestimenta, cuán grande y amarga habrá de ser la vergüenza que habrá de sentir en los mundos superiores, por todas las roturas y manchas que tendrá su alma, en caso de no haber corregido sus transgresiones a tiempo …
Y si la persona sopesase correctamente lo espiritual frente a lo material y lo eterno frente a lo efímero, con seguridad que viviría su vida de otro manera, dando prioridad a su alma por encima de su cuerpo, anteponiendo las necesidades espirituales a aquellas de índole físico y material.
Y si bien el Judaísmo no desprecia lo físico ni lo material, pues también ello es obra del Creador y en ellos se encuentran parte de las herramientas que tenemos para realizar nuestro trabajo de corrección interna y espiritual, aún así debemos de comprender que lo físico y material no son más que medios, siendo lo espiritual el propósito y el fin.
En conclusión, como todo fue creado por Hashem para el bienestar y placer del hombre, nuestro desafío es aprender a colocar las cosas en su justo y sano equilibrio, disfrutando de la utilización de las herramientas físicas y materiales para estimularnos interiormente, sirviendo como motores y propulsadores de nuestra elevación y de nuestro crecimiento espiritual …
Por último, como el Judaísmo busca no menos que la excelencia, debemos de cuidar que tanto nuestras ropas físicas como nuestras ropas espirituales se mantengan limpias y en buen estado, no realizando ningún tipo de acción que pueda “mancharlas”, haciendo que nos sintamos avergonzados por el hecho de vestirlas …
Dijo el Rebe de Kotzk: Es posible que yo hubiera sido capaz de revivir muertos, pero preferí revivir vivos.
En otras palabras, la pregunta no es solamente si estamos vivos o no lo estamos, sino que la pregunta es cómo llevamos a cabo nuestra vida.
Es decir, debemos preguntarnos si vivimos nuestras vidas con “mayúscula” o con “minúscula”, con grandeza o sin ella, con sana osadía o llenos de temores, con energía y vitalidad o quejosa y pesadamente.
Y cuando el Rebe de Kotzk expresó que el prefirió dedicarse a revivir vivos, lo que seguramente quiso decir es que prefirió dedicarse a inspirar energía y vitalidad en las personas que están vivas, para que vivan sus vidas de verdad y con todo su ser; y no que sean un pobre e infiel reflejo de todo su verdadero potencial.
Y dijo el Rav Shlomo Carlebaj ztz”l en relación a esto, que hay personas que no tienen un motivo suficientemente valido para quererse morir, pero tampoco tienen un motivo suficientemente fuerte para querer y desear poder vivir …
Dijo Rabi Yehudá Horowitz: El alma es libre de la cárcel de la muerte.
En otras palabras, la muerte sólo existe en relación a nuestra vida física y terrenal; no afectando en absoluto a nuestra condición eterna, trascendente y espiritual.
Sin embargo, aún así es menester aclarar, que por más que la muerte solo marca el fin de nuestra existencia en el ámbito de lo físico, las acciones que realizamos durante nuestra vida en éste mundo, si habrán de generar consecuencias que serán disfrutadas o sufridas cuando a los ciento veinte años entremos en la dimensión de lo que comunmente se llama “el más allá” …
Y como nuestro mañana siempre depende y está influido por nuestro hoy, cuanto mejor hagamos las cosas en el presente, mejor habrá de ser la “porción de eternidad” que habremos de recibir en nuestro futuro …
Y por más que la persona debe idealmente de hacer lo correcto porque es lo correcto, es bueno que siempre tenga presente el concepto mencionado en el párrafo anterior, para así fortalecer su compromiso y convicción de hacer lo correcto, en momentos que eventualmente podría debilitarse y llegar a flaquear …
Dijo el Gaón de Vilna: Aquel que le robó a su semejante y no le devolvió en vida lo robado, deberá reencarnar nuevamente para devolvérselo …
En otras palabras, no hay cuenta en el mundo que podamos dejar para siempre sin pagar … Y si no arreglamos adecuadamente nuestras cuentas mientras permanecemos físicamente en éste mundo, nuestra alma tendrá que reencarnarse nuevamente hasta que finalmente las podamos pagar …
Y si bien podríamos llegar a pensar que es bueno volver otra vez al mundo -pues así tenemos la posibilidad de poder vivir terrenalmente una vida más-, éste mundo es un mundo en el cual existen también angustías y sufrimientos, a diferencia del mundo espiritual donde todo es absoluto placer y plenitud …
Además, si la persona dejó una cuenta pendiente que no pagó, es posible que cuando la tenga que pagar no comprenda por qué le está sucediendo algo así, o por qué está perdiendo dinero de una manera aparentemente no justificada … (con toda la angustía que ello generalmente suele generar…).
Y muchas veces, cosas que suceden en la realidad y que no podemos comprender, tienen que ver justamente con este tipo de “cuentas pendientes” que acabamos de mencionar …
Por último, si preguntásemos si siempre estamos determinados a “sufrir” por lo que eventualmente hicimos en nuestras vidas pasadas – no existiendo forma alguna de salir de éste supuesto círculo vicioso- la respuesta es que no necesariamente ello debe de ser así.
¿Por qué no?
Porque si le rezamos a Hashem para que nos ayude a corregir sin sufrimientos todo el mal que eventualmente pudimos haber realizado anteriormente en nuestra vida o en vidas pasadas, es muy posible que Hashem nos ayude a que podamos corregir el mal realizado mediante el estudio y la reflexión, no teniendo que pasar por pruebas tan difíciles ni desagradables …
Dijo Rabi Simja Bonim de Pshisja: Toda mi vida me enseño a mí mismo cómo morir.
¿Es que acaso la persona puede entrenarse para la muerte? ¿Puede hacer ejercicios para saber mejor cómo morir? ¿Hacer un “ensayo general” antes que dicho momento finalmente le llegue?
¡La respuesta es evidentemente que no!
Entonces, ¿a qué se refirió Rabi Simja Bonim cuando dijo lo que dijo?
Dijo un sabio que aquel que se va a dormir como un perro, no podrá levantarse como un león …
Es decir, si una persona desperdicia su vida sin realizar acciones importante y significativas que tenga trascendencia a nivel espiritual (es decir mitzvót y actos altruistas), es probable que cuando llegue el momento de la muerte, la persona se encuentre sin ningún tipo de “armas” ni de “herramientas” para poder afrontar exitosamente este decisivo y absolutamente crucial momento.
Es por ello, que la forma de prepararnos para la muerte es acumulando en vida las “acciones” y “valores” que nos permitirán llegar preparados para entrar en el más allá …
Y la persona que muere con el corazón pleno por haber actuado siempre correctamente, dedicando su vida a la realización y promoción de actos de bondad, ella entrará en el mundo venidero de una manera mucho más tranquila, agradable y apacible, sabiendo “cómo” trasladarse con facilidad por los mundos espirituales superiores, hasta llegar finalmente a su porción dentro de la Eternidad …
Dijo Rabi Abraham Jasdai: El cementerio despierta a los que duermen en sus pensamientos y elimina a la somnoliencia de las almas. Observar al muerto hace recordar los errores …
No en vano el cementerio es llamado en hebreo “Beit HaJaim”, es decir “La casa de los vivos”.
Esto no es porque los judíos disfrutemos especialmente del humor negro, llamando a un lugar así con el nombre opuesto a lo que es, sino principalmente por dos motivos sumamente importantes.
1) Para recordarnos que la vida no termina con el fin del funcionamiento de nuestro cuerpo físico a los ciento veinte años, sino que trasciende al mundo venidero, lugar en el cual comenzaremos a vivir nuesta existencia espiritual.
2) Porque es el lugar donde los vivos reflexionan, meditando acerca del contenido de sus propias vidas.
Y en éste sentido, el momento de un entierro, suele transformarse en una “isla en el tiempo” para las personas que de él participan.
Un momento en el cual las personas pueden meditar acerca del sentido de la vida y del propósito de la existencia. Un momento idóneo para despertar del letargo espiritual al cual muchas veces nos conduce la rutina, para tomar en él decisiones importantes y darle un mayor sentido y significado a nuestras vidas. Un momento para decidir darle vida a los demás a través a través de las buenas acciones que hagamos por ellos, justificando a través de ello nuestra propia vida …