Cuentos de Rab Zusha

Pagar a tiempo
Una vez, cuando Rav Zusha era muy pobre, junto centavo a centavo su dinero, para alegrar a su esposa comprándole un vestido. Cuando tuvo la cantidad necesaria, se la entregó a su esposa para que se fuera a lo del sastre que se lo tejería. El sastre que también era pobre, y que estaba por casar a una hija, trabajo arduamente durante más de una semana hasta que finalmente se lo pudo entregar. Cuando llegó la esposa de Rav Zusha a lo del sastre, observó que aquel hombre estaba sumamente apenado. Al preguntarle por el motivo de su tristeza, le contó que cuando se estaba ocupando de hacerle su vestido, entro su futuro suegro pensando que seguro era el vestido de bodas del casamiento de su hija. Cuando le dije que no era, y que se lo iba a dar a la esposa de Rav Zusha, se enojo mucho a tal punto que amenazo con anular el casamiento. Al escuchar la esposa de Rav Zusha lo sucedido, decidió regalarle su vestido a la hija del sastre, para que ésta lo usara para su casamiento. Cuando regreso a su casa y le contó a su marido que había regalado su vestido, su marido le preguntó si le pagó al sastre por el trabajo que había realizado. Ella sorprendida le dijo: ¿Pagarle por su trabajo? ¡Si todo el vestido se lo regale! Le dijo entonces su esposo:¿qué tiene que ver que se lo diste de regalo con el pago de su salario por haberlo hecho? Él trabajó durante más de una semana esperando recibir el pago para poder alimentar a sus hijos hambrientos. ¿Es que acaso por habérselo dado de regalo para su hija, estás exonerada de pagarle por el trabajo realizado? Inmediatamente se dirigió la esposa de Rav Zusha a lo del sastre, y le pagó por el tiempo de su trabajo …
Cada uno con sus golpes
Una vez, los hermanos Reb Zusha y Rabí Elimélej decidieron exiliarse voluntariamente por un cierto tiempo. Erraron por innumerables comunidades judías como simples menesterosos en procura de la expiación y purificación de sus almas. Cierta cruda noche de invierno, llegaron a una aldea y resolvieron entrar en una posada para calentarse un poco. Justo en ese momento, se festejaba allí un casamiento aldeano de una pareja gentil. Ambos forasteros decidieron ubicarse en un rincón detrás de la estufa a leña, para que no notaran su presencia. Sus recaudos fueron inútiles sin embargo, pues finalmente los descubrieron. Los aldeanos que ya se encontraban un poco borrachos, se empecinaron en fastidiar a ambos menesterosos. Acostaron a Reb Zusha sobre una mesa y se pusieron a bailar. Al finalizar cada baile, cada aldeano se acercaba a Reb Zusha y le daba un golpe. De este modo transcurrió un largo tiempo hasta que se cansaron y entraron en la habitación contigua para continuar bebiendo.
Rabí Elimélej se acercó a su hermano Zusha y le dijo: “Querido hermano, ¿por qué has de recibir tú solo todos los golpes? Yo tomaré tu lugar en la mesa”. Zusha aceptó dolorido como estaba, y Elimélej se acostó en su lugar. Cuando los invitados, ya bien borrachos, entraron nuevamente para continuar bailando, uno de ellos dijo: “Peguémosle ahora al otro que está sentado detrás de la estufa a leña. Que pruebe también él el sabor de nuestros golpes, y así se llevará un “lindo recuerdo” del casamiento en nuestra aldea”. Dicho y hecho. Cargaron nuevamente al golpeado Reb Zusha, lo acostaron sobre la mesa y reanudaron su “diversión” de bailar y golpearlo. Al poder salir del lugar, el pobre Reb Zusha le comentó a Elimélej: “Ya vez, querido hermano, es la voluntad de Hashem que yo reciba los golpes. Así fue dictaminado desde el Cielo; y el hombre se incapaz de liberarse de los golpes que debe recibir, no habiendo truco en el mundo que pueda impedirlo …
Confusión ...
Rabí Zusha de Anipoli dijo una vez. En el Midrash Rabá (Parashat Vaerá) está escrito que: “En el futuro gritará el Paraíso ‘tráiganme personas justas, no quiero ocuparme de personas malvadas’, mientras que el infierno gritará lo opuesto: ‘tráiganme personas malvadas, no quiero ocuparme de personas justas’”. Evidentemente este comentario es muy sorprendente. ¿Es que acaso alguien puede llegar a imaginarse que las personas malvadas serán conducidas al Paraíso, mientras que las personas justas irán al infierno?
Contestó entonces Rabí Zusha: el motivo de este Midrash es porque llegará el día en que será muy difícil distinguir entre un justo y un malvado, y hasta los ángeles celestiales se equivocarán y conducirán a los malvados al Paraíso y a los justos al Infierno. Y será entonces cuando gritarán y advertirán al Paraíso y al Infierno, para que sean muy cuidadosos en sus tareas, y no se equivoquen al sacar los cálculos sobre el verdadero lugar que le corresponde a cada uno …
Como un Etrog ...
Una vez, durante los años que Rabi Zusha de Anípoli viajaba de lugar en lugar llevando a cabo su “exilio” físico-espiritual, llegó a una ciudad en vísperas de Shabat. Inmediatamente se dirigió al Beit Hakneset del lugar para rezar allí la tefilá de “Kabalat Shabat” junto a los judíos del lugar. Al finalizar el rezo, ninguna persona se acercó a él para invitarlo a comer la cena de Shabat, pues estaba vestido con ropas tan harapientas, que la gente tenía miedo de llevárselo para su hogar.
Finalmente, el “shamash” (encargado) del Beit Hakneset tuvo compasión de él, y se lo llevó para que cenase junto a él en su casa. De pronto, en medio de la cena, comenzó Rabí Zusha a manifestar su alegría de estar allí comiendo, riéndose con una fuerte y ruidosa risa. De tan alegre que estaba, comenzó a aplaudir y a besarse sus propias manos.
Las personas de la casa notaron la inusual conducta del invitado, y quedaron petrificados en sus asientos con angustiantes miradas de sospecha y de temor. Al darse cuenta Rabí Zusha de la situación que había provocado, se dirigió a las personas que estaban sentadas alrededor de la mesa y les dijo así: “Pueden estar tranquilos, queridos amigos, que Zusha no se ha vuelto loco. Lo que sucede es que Zusha está contento de poder comer su comida en casa de judíos buenos, que gracias a Zusha tuvieron el mérito de cumplir con la mitzvá de ‘hajnasát orjím’ (hospitalidad). Es por eso que Zusha está contento, pues Zusha se parece ahora a un ‘Etrog’ (fruto sobre el cual se dice la bendición de las cuatro especies en la festividad de Sucot). Díganme, ¿acaso las personas se preocupan por el Etrog durante el año? No. Durante el año el Etrog nadie se preocupa por el Etrog, y éste es un fruto totalmente desatendido.
¿Cuando el Etrog adquiere su lugar y su importancia? En la festividad de Sucot, fiesta en la cual el Creador del mundo ordenó que cumplamos con una mitzvá a través de tomarlo y bendecirlo junto a otras tres especies. También Zusha es así como el Etrog, alguien sin importancia durante todo el año. Sin embargo, en el día de hoy, Zusha se convirtió en un medio para que otros cumplan con el precepto de ‘hajnasát orjím’. Y es por eso que Zusha está contento y siente un gran amor por si mismo y se besa las manos, pues ahora Zusha se parece a un Etrog, que sirve para que todos cumplan con una mitzvá a través de él”.

Ojo por ojo …
Había una persona que acostumbraba a viajar a lo de Rav Zusha de Anípoli para darle dinero de “rescate” a cambio de que rece para que se le cumplan sus pedidos.
Una vez fue a visitar a Rav Zusha y no lo encontró en su casa. Le preguntó a la esposa de Rav Zusha dónde estaba, y ella le respondió que se había ido a visitar a su Rabino, el Maguid de Mezeritch.
Exclamó el sorprendido visitante: ¿Qué? ¿Acaso el Rabí tiene su propio Rabí? Y pensando para sí se dijo: iré entonces yo también a visitar a su Gran Rabí.
Viajó a lo del “Maguid de Mezeritch”, entró a su cuarto, le dio el “dinero de rescate” y retornó a su casa.
Sin embargo, a partir de aquel día sus negocios comenzaron a empeorar, hasta que finalmente perdió todos sus bienes.
Su esposa lo atormentaba increpándole: ¿por qué abandonaste a tu Rabino? Debes viajar a lo de tu antiguo Rabino Rev Zusha, y pedirle que rece por tu salvación.
Decidió hacerle caso a lo que dijo su esposa y viajó a lo de Rev Zusha.
Al llegar a la ciudad de Anípoli, entró con Rev Zusha y le contó todo lo que le había sucedido. Luego de relatarle su situación le dijo así: Todo el tiempo que venía con usted, me continuaba enriqueciendo día a día, más luego de comenzar a visitar a su sagrado Rabino, me fui empobreciendo hasta que quedé prácticamente en la ruina. ¿Acaso es justo me haya sucedido lo que me sucedió, después que fue usted mismo quién me dijo que su Rabino era mucho más grande que usted?
Le contestó Rev Zusha diciéndole: Te voy a explicar. Por supuesto que mi Rabino es miles de veces más elevado que yo, y justamente por eso te sucedió lo que te sucedió. Todo el tiempo que dabas a alguien simple como Rev Zusha, el Santo Bendito Sea se comportaba contigo de la misma manera y te daba sin discriminarte en relación a otras personas. Sin embargo, cuando comenzaste a buscar a personas más importantes que yo para darles, del cielo decidieron discriminarte también a ti, y entregarle el dinero a personas que son más importantes que tu …
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