Modelos de liderazgo judío en la historia

modelos de liderazgo judio

El material aquí presente fue producido por el departamento de Hagshama de la Organización Sionista Mundial 

Desde los patriarcas hasta la Emancipación , por Dr. Claude B. (Dov) Stuczynski

Desde la emancipacion hasta fines del siglo XX , por el Dr. Iosi Goldstein

Historia judía y liderzgo: metas y dificultades
A modo de prologoa- HISTORIA JUDIA Y LIDERAZGO: METAS Y DIFICULTADES

Proponer un curso sobre el liderazgo judio a traves de la historia es un

proyecto complejo, ambicioso, de dificil concrecion. Y es que no solamente

la historia del pueblo judio es una de las cronologicamente mas extensas.

Sus propias condiciones historicas con un sin fin de cambios

institucionales, sociales, politicos y culturales dictadas por los vaivenes

de su existencia milenaria (dictadas por migraciones, expulsiones,

conquistas, matanzas, conversiones, etc.), hacen del estudio de su

liderazgo una tarea nada facil. Es mas, la existencia de una Diaspora judia

durante buena parte de su historia hacen que al problema de abordar el

liderazgo judio en un plano cronologico, se le suma la problematica de su

pluralidad y heterogeneidad sincronica. Y es que el hecho que en una misma

epoca al encontrar individuales y colectivos judios en diferentes contextos

geograficos, politicos, religiosos, sociologicos, economicos y culturales,

la tarea de identificar criterios de periodizacion y caracterizacion del de

liderazgo judio se hace nada facil. A primera vista no se podra facilmente

identificar el liderazgo judio de la comunidad judia de Berlin durante el

siglo XVIII con el de la comunidad judia de Bagdad durante la misma epoca.

Las diferencias culturales, mentales y ambientales rechazan todo

acercamiento. A este respecto conviene anotar que la historiografia judia a

abordado de manera muy disimil la problematica de la continuidad y de la

comunidad de los diferentes grupos poblaciones judios. Todas ellas, a la

par de senalar al menos un elemento de cohesion intertemporal (o

metatemporal: e.g. S. R. Hirsch), han reconocido la amplitud de las

transformaciones, de los cambios. Asi mientras que para algunos la perdida

de la soberania judia y la destruccion del Segundo Templo (70 D.C.) marcaba

el fin de la comunidad historica entre los diferentes centros judios fuera

de su acerbo religioso (e.g. M. Jost) y para otros, el exilio no habria

socavado completamente la cohesion nacional de aquellos: ya sea desde una

optica cultural y religiosa (e.g. H. Graetz), social (e.g. S. Dubnow) o

territorial (e.g. B.Z. Dinur), siendo, el judio, un pueblo actuante en la

historia, no podia mantener sus instituciones petrificadas o fosilizadas

ante el cambio (A. Toynbee). Frente a esta variedad factual e

interpretativa, EL PRIMER OBJETIVO DE ESTE CURSO sera precisar no solamente

la mera existencia de liderazgos judios a traves de su historia, sino que

analizando sus instituciones y sus lideres mas marcantes, intentaremos

establecer hasta que punto cada modelo de liderazgo pudo responder a las

necesidades de su tiempo.

ora bien, encontrandose nuestro curso enfocado preponderantemente desde

una perspectiva historica-evolutiva, presenta dos inconvenientes

metodologicos que intentaremos salvar: uno de orden logistico y el otro de

orden analitico.

La falta de espacio y de tiempo para analizar, sino todos, al menos buena

parte de los modelos de liderazgo judio, nos llevara irremediablemente a

seleccionar aquellos modelos de liderazgo, aquellas instituciones y lideres

que nos parezcan mas representativos para una epoca determinada. Esta

constriccion logistica podra acarrear una vision un tanto esquematica y

estereotipica del tema a tratar. Las instituciones elegidas podran

facilmente ser comprendidas como las unicas o las legitimas y sus lideres

podran aparecer como emblemas, como arquetipos y aun como heroes. Asi en

vez de un analisis historico, podriamos rapidamente caer en la “moraleja”,

en el “exemplum”, en el mito reduccionista. Sin poder completamente

liberarnos de este obstaculo, intentaremos en la medida de nuestras

posibilidades, ofrecer una contextualizacion historica basica a fin de

entrever otras posibilidades de liderazgo paralelo. Asimismo y para quienes

asi lo deseen, la existencia de la posibilidad de entablar una discusion

interactiva a partir de lo esbozado en este curso, podra enriquecer las

perspectivas tratadas someramente.

Por otra parte, nuestro curso al proponer no solamente una historia del

liderazgo judio sino tambien sus modelos, incursiona en el terreno dificil

terreno de la historia y de sus ensenanzas metahistoricas. Acaso, la

historia nos puede ensenar algo a nuestro presente tan distante en el

tiempo y en sus condicionantes? Es que el analisis de modelos pasados de

liderazgo judio pueden darnos a nuestro presente algo mas que su mero

conocimiento?

Para Aristoteles por ejemplo, la historia carece de toda utilidad practica.

Siendo la disciplina del evento unico, particular y nunca del general (a

diferencia de las ciencias exactas que se ocupan de lo universal y que

buscan emitir leyes), no otorga mas que satisfacer la sed de curiosidad

intelectual propia del ser humano. Para otros, el estudio historico resulta

de importantisima relevancia para el presente. Ya sea porque nuestro

presente esta construido en base a un devenir historico determinante,

siendo pues fruto del pasado y no una “tabula rasa” (historicismo), ya sea

porque salvando las diferencias existentes entre el pasado y el presente,

es posible extraer del mismo modelos que sin necesariamente ser aplicables

en nuestra epoca, resultan medios de referencia de primer orden que nos

ayudan a cuestionar mejor nuestro presente. Es desde esta ultima

perspectiva que venimos a proponer un SEGUNDO FIN A ESTAS CONFERENCIAS: que

nuestro curso no sea leido como una leccion de historia sobre el liderazgo

judio, sino tambien como una suerte de espacio de reflexion ante las

necesidades de nuestra modernidad.

Para mayor comodidad, hemos realizado una periodizacion a nuestro curso

teniendo en cuenta sus instituciones de liderazgo general mas

representativas. Dividiremos, pues nuestro curso de la siguiente manera:

1- Epoca Biblica ( Patriarcas c. 1850-c.1570 A.C.; Jueces c. 1570- c. 1280

A.C.; la Monarquia c. 1280-721 A.C.)

2- Segundo Templo y Dominacion Romana (La Gran Asamblea 721 A.C.-140 D.C.;

Sanedrin y Principado 140-429 D.C.).

3- Edad Media (Yeshivot y Exilarcas 429-1038; Kehilot 1038-1348).

4- Fin de la Edad Media y comienzos de la Edad Moderna (Las Federaciones

(Vaadim) 1348-1648; Las Asociaciones voluntarias 1648-…).

Caracter del liderazgo
b- CARACTER DEL LIDERAZGOEntendiendo por el concepto de liderazgo como aquel proceso de interaccion

humana en donde algunos individuos ejercen, o pretenden ejercer cierta

influencia sobre otros, nuestro curso analizara algunas de estas

interacciones dadas en el tiempo entre lideres y liderados judios.

Ahora bien, la sociologia moderna ha identificado cuatro elementos basicos

que constituyen la esencia del liderazgo:

1) El LIDER con sus caracteristicas personales, su habilidad y sus medios

para llegar a los fines deseados.

2) El grupo de sus SEGUIDORES con sus caracteristicas propias.

3) La SITUACION en donde se genera esta interaccion (su marco

institucional, su contexto historico, etc.).

4) Los RETOS a los que se ven confrontados el/los lider/es y los liderados.

Esta identificacion cuartipartita implica ver al liderazgo mas como una

caracteristica de grupo que de sus lideres y de sus actos concretos, lo que

nos lleva proponer una vision mas compleja que la de ver al lider como el

motor de la historia (Carlyle), o caso contrario, como mero subproducto de

la sociedad en que se encuentra (Plejanov). Pero ademas, esta concepcion,

que podra aplicarse a todo tipo de agrupaciones judias en la historia

(grandes o pequenas, gubernamentales o no), nos revela que el acto de

liderazgo (judio) implica necesariamente que estamos ante un acto politico

en su acepcion mas amplia. Como ya Platon lo esbozaba en su Dialogo

“Gorgias”, mientras que por una parte a la esencia de la politica hay quien

la resumiesen como la obtencion por parte de los mas fuertes de los medios

para ejercer el poder sobre los mas debiles (opinion de Calicles), se podia

entender asimismo como el vehiculo mas eficaz para canalizar las

expectativas del grupo: el bien comun (opinion de Socrates). Recientemente,

existen aquellos que han equiparado la politica con el liderazgo en la

concepcion socratica que citabamos. Reteniendo esta idea para nuestro

curso, en cambio la tomaremos en su bidimensionalidad Calicles/Socrates,

puesto que creemos que tanto el liderazgo en general, como el judio en

particular, es factible de poseer estas concepciones.

Ahora bien, la importancia del estudio del liderazgo para la compresion de

la historia judia se puede desprender de los estudios de sociologos como

los de Max Weber (aun cuando para este, la condicion del judio del Exilio

en tanto que “paria” en la sociedad gentil, le impidio analizar su

liderazgo en tanto que entidad en si). Recordemos que para este sociologo,

la estabilidad de los propios sistemas sociales en gran medida dependen de

la aceptacion de los liderados del derecho de los lideres a ejercer el

control sobre ellos. Esto implica la existencia de un liderazgo legitimado

por sus seguidores, que Weber identificaba en tres tipos:

1) El CARISMATICO por el cual se acepta la autoridad del lider debido a

creerse que el lider posee poderes personales extraordinarios, a veces

magicos (como ser: el profeta, el heroe, el demagogo).

2) El TRADICIONAL en donde el lider es legitimado porque el o los miembros

de su clase o familia siempre han sido reconocidos como lideres.

3) El LEGAL, modelo que se aplica a todos aquellos que ejercen el liderazgo

debido al reconocimiento de sus competencias tecnicas. En donde los

liderados obedecen impersonalmente al lider con el sentimiento de cumplir

el deber ante lo establecido por la ley.

Otro tipo de discernimiento de la naturaleza del liderazgo, se centraba en

la identificacion de los marcos de interaccion identificados, esta vez, de

acuerdo con sus contextos socio-historicos:

1) El DEMOCRATICO, en donde el lider es un delegado coyuntural de sus

seguidores (y lideres potenciales) con fines y limites de accion bien

precisos.

2) El de VANGUARDIA, en donde el lider, siendo visto como el vehiculo para

canalizar las expectativas del grupo, es quien fija sus metas dirigiendo a

la sociedad hacia ellas, haciendo de su funcion un marco de caracter

elitista y paternalista.

3) El ORGANICO en donde el lider encarna la personificacion de su grupo y a

su vez, su producto mas logrado, creandose asi un sistema jerarquico

fuertemente piramidal entre el lider y sus seguidores con sus consecuentes

connotaciones absolutistas y totalitarias.

Hemos citado estas clasificaciones, no solamente porque pensamos aplicarlas

para nuestros modelos historicos. El objeto de estas categorias responde a

la necesidad preliminar de ver el liderazgo judio como un fenomeno

cambiante y variado: en constante interaccion con su realidad historica. A

este respecto debemos precisar que como suele suceder con los modelos

teoricos confrontados a la realidad historica, veremos que a menudo el

liderazgo no se manifiesta en su pureza interpretativa, sino que presenta

caracteristicas mixtas.

Liderazgo y tradición politica judía
c- LIDERAZGO Y TRADICION POLITICA JUDIALa variabilidad extrema de la condicion judia (capitulo “a”) y el dinamismo

inherente al propio concepto de liderazgo (capitulo “b”), mostrarian con

facilidad que los judios efectivamente existieron con sus entidades de

liderazgo a traves de los años a pesar de los periodos marcados por el

cambio y las transformaciones. Debido a estas mismas caracteristicas,

podriamos inmediatamente negar la posibilidad de la existencia de una

tradicion de accion politica judia. La riqueza de los diferentes modelos de

liderazgo judio que analizaremos a lo largo de nuestro curso, podrian verse

como una corroboracion de esta opinion. Sin embargo, recientemente hay

quienes han propuesto ver que detras de las heterogeneidades exteriores

existentes a nivel del liderazgo judio a traves de los tiempos y de las

condicionantes de la existencia del pueblo judio, se esconderia acaso una

tradicion judia en el terreno politico mas o menos uniforme y duradera.

Partiendo entonces de las premisa historica que el pueblo judio es una

entidad corporativa de caracter grupal (*am*, *goy*: pueblo), que funciona

como una entidad politica para garantizar las aspiraciones y las

necesidades de sus miembros (*eda*), algunos especialistas en Ciencias

Politicas identificaron la existencia de constantes en la accion politica

del pueblo judio fruto de la existencia de pactos (Brit) fundacionales en

la base del judaismo entre Dios y su grey (el pacto de Abraham, el Sinai).

Esta situacion implica la de tres esferas de origen de autoridad politica

que D.J. Elazar y S.A. Cohen identificaron con la denominacion rabinica de

“coronas” (*ketarim*):

1- *Keter Tora* (Corona de la Tora)- depositaria de la autoridad de Dios

hacia su pueblo, pero que representa las directivas que el judio encuentra

en sus textos y tradiciones autoritativas (la Biblia, el Talmud, etc.).

2- *Keter Kehuna* (Corona sacerdotal)- que representa la autoridad

religiosa institucional a traves de sus epocas.

3- *Keter Maljut* (Corona real)- que representa la autoridad civil en sus

diferentes manifestaciones (monarquica, comunitaria, etc.).

Para D.J. Elazar y S.A. Cohen son estas tres coronas que, manifestandose

en relaciones de coexistencia y de interdependencia no siempre faciles,

constituyen los pilares de la tradicion politica judia. Afin de corroborar

o rechazar esta opinion, intentaremos aplicar los parametros de Elazar y

Cohen para los modelos estudiados de liderazgo judio. Esto lo haremos no

solo para realizar un mejor analisis del liderazgo judio. Frente a la tesis

citada que tambien sostiene que solo con la existencia de estas tres

coronas (en sus versiones religiosas o laicalizadas) se podra garantizar la

vida de la entidad judia, nos confrontamos con un ejercicio intelectual de

posibles repercusiones para nuestro presente y futuro.

Epoca Biblica

Epoca Biblica-

Patriarcas c. 1850-c.1570 A.C.

Esclavitud en Egipto c. 1570- c. 1280 A.C.

La liberacion y los Jueces c. 1280-1004 A.C.

La Monarquia c. 1004-721 A.C.) -primera parte-

 

Caracteristicas comunes del liderazgo biblico
a- Caracteristicas comunes del liderazgo biblico

Siendo la Epoca Biblica el periodo constitutivo y autoritativo del pueblo

judio, resulta claro que el estudio de sus modelos de liderazgo politico

implicara tambien tratar con modelos “canonicos” de prolongada impronta en

la tradicion politica judia ulterior, dado el caracter Divino y/o

fundacional-referencial de los textos biblicos.

 

La tarea de reconstituir el liderazgo biblico es de por si compleja. Esta

dificultad no es tan solo la consecuencia de los prolongadisimos espacios

de tiempo que supone la epoca biblica con sus consecuentes cambios en todas

las esferas, incluso en las referentes al liderazgo: el pasaje del

patriarcado tribal a la nocion de pueblo; del predominio del patriarcado al

liderazgo de los jueces, luego de los reyes y profetas; las variaciones

politicas marcadas por epocas de emigracion, exilio, soberania politica,

sumision, etc.. Pero ademas, a esto se le suma la problematica que

conlleva la reconstitucion historica a partir de una escasez manifiesta en

la variedad y heterogeneidad de las fuentes primarias (en este caso: la

Biblia que de por si posee un proposito manifiestamente religioso y no

historico) , y muy especialmente, el propio caracter estilistico eliptico y

discursivo de los textos biblicos. Y es que a diferencia de los textos

fundadores de la tradicion politica occidental provenientes de las

civilizaciones greco-romanas, por ejemplo, las fuentes biblicas adolecen de

un discurso condensado y sistematico en lo referente a la naturaleza del

liderazgo hebreo. Debemos aclarar que se trata de una caracteristica comun

que emana de los textos biblicos para toda extraccion sistematica de sus

ensenanzas. Buscar las directivas biblicas en lo que concierne a una vision

de liderazgo supone realizar una lectura dispersa y por lo tanto, inexacta.

 

Aun asi, de la lectura de la Biblia parecen surgir dos caracteristicas

marcantes de su vision politica comun: la teocracia y la nocion de pacto, a

las que S.A. Cohen sumaba una tercera: la virtud politica- consecuencia de

la co-existencia dialectica de las dos primeras.

 

La teocracia- De acuerdo con lo que parece desprenderse de la lectura de

la Biblia, existiria un principio teocratico que implica un ideal de

gobierno hebreo regido por Dios. Dios no solamente resulta ser el creador

omnipotente del Universo y por lo tanto, su gobernante legitimo. Al

intervenir en la creacion, en la historia de la humanidad y muy

particularmente en la de su pueblo elegido (a traves de la revelacion, los

milagros, etc.), su impronta lo hace surgir como un verdadero gobernante y

lider politico ante los hombres. Es mas, en el primer principio del

Decalogo Dios se muestra mas como liberador politico del pueblo de Israel

del yugo egipcio, que en tanto que esencia ontologica. Su accionar como

preceptor de leyes, de Mitzvot (preceptos) a traves de la entrega de la

Tora; su rol de juez en casos de litigio; sus simpatia hacia el extranjero,

la viuda y el huerfano; su caracter de “guerrero” y redentor de Israel,

corroboran la existencia del principio teocratico arraigado en la Biblia.

Este principio posteriormente fue traducido por el lenguaje rabinico como

maljut shamaim: el reino de los cielos.

 

Ahora bien, el principio teocratico tal como aparece en la Biblia, supone

la concepcion que concibe al liderazgo humano y al de sus instituciones

como un medio para concretizar la voluntad Divina y los ideales

eticos-religiosos que de esta emanan y no como un fin. Asi, los propios

lideres de los hebreos se hallan sujetos a las leyes y a la justicia de

Dios que el texto biblico suele relatar con una transparencia sorprendente.

Es por ello que por mas excelsa que sea la situacion de los lideres de

Israel, estos son castigados por Dios si pecan ante El (Moises y el pecado

de la piedra, los hijos de Aaron y el fuego extrano, el profeta Jonas y el

rechazo de su funcion amonestadora, etc.) . Los propios marcos de liderazgo

se nos muestran como medios de poder y por lo tanto, dependientes de las

directivas de Dios. Asi, a veces lider niega como intrinseca a su funcion

el principio de la sucesion dinastica, como el juez Gedeon: “No sere senor

sobre vosotros, ni mi hijo os senoreara: [Dios] sera vuestro Senor” (Jueces

8: 23). Por este mismo principio es que se explica la resistencia del

profeta Samuel a la demanda popular de los hebreos en pos de establecer un

rey en Israel a la sazon de las naciones (I Samuel 8: 11-19). Un rey de

carne y hueso traera la opresion y la injusticia, sentenciaba Samuel. Aquel

os traera tanto sufrimiento que “clamareis aquel dia a causa de vuestro rey

que os habreis elegido, mas [Dios] no os oira en aquel dia”.

 

La idea de que Dios es el unico y verdadero rey de los hebreos supone

rechazar toda transformacion del liderazgo judio (y humano) en un fin en

si, evitando la reificacion del poder tal como fue bellamente senalado por

Martin Buber (K?nigtum Gottes, Berlin 1936) y recientemente transformado

por Yeshayahu Leibowitz en un alegato judio contra las ideas fascistas

sobre el culto a la personalidad del lider, a las instituciones de poder,

al Estado y a la tierra.

 

El pacto- Sin embargo, existencia del principio teocratico llevaria

rapidamente a pensar en un Dios de Israel caprichoso y tirano (tal como lo

concibio una parte del gnosticismo y sus herederos mas o menos directos),

si no fuera por la existencia en la propia Biblia de la nocion de pacto.

Este principio contractual implica el reconocimiento de la existencia de

cierto grado de reciprocidad y de cooperacion entre Dios y los hombres. Son

pactos los que realiza Dios con Noe luego del Diluvio (Genesis 9:8-17), con

Abraham tras su apego a la idea monoteista (Genesis 18), con las tribus

Israel en el Monte Sinai (Exodos 19, 20). De ellos comprendemos que a pesar

de la asimetria evidente que existe entre los pactantes, en la practica

Dios acepta la libertad del ser humano de pactar con el asi como la nocion

de limitacion de sus funciones de liderazgo. Esta autolimitacion del poder

Divino impone la legitimidad de la iniciativa humana reflejada en sus

instituciones de liderazgo, puesto que Dios y los hombres se muestran

asociados en una misma empresa. Pero implica a su vez, que toda forma de

liderazgo consciente de su protagonismo historico (y no echada en una

suerte de fatalismo pasivo dependiente de la accion de Dios en la tierra)

debe ser responsable y emprendedora. De este principio de responsabilidad

contractual deriva la suposicion que de la misma manera que el liderazgo no

le incumbe solo a Dios, tampoco puede ser el capricho de un lider o de una

elite gubernamental. Constatacion que permite el desarrollo de una

concepcion de liderazgo en tanto que virtud politica.

Teocracia, pacto y virtud politica mancomunadas en la Biblia, no

desembocaron en la aparicion de un principio de liderazgo democratico e

igualitario judio, pero si en la conformacion de liderazgos carismaticos

(el profeta) y legales (los sacerdotes) (ver clase n.1 numeral ‘b’), asi

como el reconocimiento cabal en cuanto a la existencia legitima de una

separacion del poder. Es mas, el texto biblico no mira con buenos ojos

cuando se da el monopolio de poder en un solo lider. El mismo Moises, quien

encarna como nadie en la Biblia la conjuncion excepcional de liberador,

legislador y profeta en una misma persona, se le niega la articulacion

absoluta de su autoridad en todas estas facetas. Asi, por ejemplo, es su

hermano Aaron a quien Dios le confiere el Sumo Sacerdocio y el liderazgo en

lo referente al culto del tabernaculo. Tampoco la simiente levita de Moises

sera la depositaria del poder politico en Israel, pues esta pasara a

miembros de otras tribus (especialmente la de Juda). Es mas, desde la epoca

en donde se constituye la nocion misma de pueblo de Israel (tras la salida

de Egipto), el texto biblico reconoce un liderazgo politico tripartito

consistente en: reyes, sacerdotes y profetas (Deuteronomio 17-18). Esta

division de las funciones de liderazgo y la necesidad de su coexistencia

sincronica, no responderian tan solo a directivas de orden pragmatico y

utilitario sino esencialmente, son reflejo de la legitimacion Divina de

estos medios de ejercer el poder articulados por los hombres. Claro esta,

en la practica, la Biblia nos muestra que a la par de haberse instrumentado

este modelo de liderazgo tripartito con una estabilidad durable, nos

encontramos con muchos intentos de menoscabar este principio de gobierno. A

veces, la razon se encuentra en cambios politicos radicales que necesitan

de otras formas de liderazgo ad hoc: como ser la perdida de la soberania

politica y el exilio, como sucedio con la destruccion del primer Templo. En

este caso, los judios se hallaron privados de ejercer la triada

institucional en su plenitud, pero no por ello ceso de manifestarse como

aspiracion redentora (Zacarias 6:11). El predominio del rol escriba (sofer)

en la reconstitucion politica de Judea en epocas de Esdras y Nehemias,

fueron consecuencia de estos cambios historicos manifiestos. Otras veces,

fue el apetito de poder que llevaron a la usurpacion del poder. Esta

realidad podemos apreciarla como un proceso mas o menos constante que se

concretizo durante la consolidacion monarquia (c. 1004-721 A.C.), con los

intentos mas o menos exitosos de subordinar el sacerdocio a las directivas

del rey. Asi emerge el profeta no solamente como un abogado del sistema de

liderazgo tradicional reconocido por Dios: es aquella institucion de

liderazgo judio que por querer escapar a los apetitos de poder del monarca,

debe emplazarse contra aquel. De esta manera surgen entre los profetas,

amen del mensaje divino e individual marcado por el caracter carismatico de

su liderazgo expresiones de critica social y de desobediencia politica

ante una monarquia que no solamente destruye la tradicion politica

legitimada por Dios, sino tambien oprime a su pueblo con su gobierno

corrupto e injusto, utilizando aun al sacerdocio (Jeremias 31, Malaquias 2:

4-8).

 

 

Modelos

b- modelos de liderazgo especificos.

La epoca de los Patriarcas (c. 1850-c.1570 A.C.), presenta caracteres de

liderazgo que no solamente se ven caracterizados por los lazos tribales y

familiares (Genesis 42:11), sino esencialmente por el nexo creado entre el

Eterno y los patriarcas a partir de la Revelacion y del principio

contractual (Brit). (Por ello es que comentaristas rabinicos no excluyeron

la posibilidad de interpretar que durante el viaje migratorio de Ur a la

Tierra Prometida, Abraham y Sara habrian difundido la idea monoteista entre

otros hombres). La eleccion Divina de los patriarcas tampoco se articula en

base a criterios de primogenitura (Genesis 17:21, 27, 48:19, 49:8), lo que

viene a reforzar el factor ideologico en la concepcion del liderazgo

patriarcal. El hecho de que en el sistema patriarcal no exista una division

de las funciones de liderazgo, hallandose las tres “coronas” de autoridad

(la Divina, la sacerdotal y la civil) en un mismo patriarca (ver clase n. 1

numeral “c”), seria una situacion de excepcion. Podriamos explicar este

fenomeno tan atipico en la historia del liderazgo judio por el numero

reducido de sus integrantes, por la falta de instituciones politicas en una

situacion de constitucion en estado embrionario, en la presencia de los

lazos de parentesco como factores de cohesion grupal, etc.. Y es que en la

epoca patriarcal, no estariamos frente a un grupo politico en si (eda) ,

sino ante una suerte de pre-historia del liderazgo judio. Habra que esperar

que los descendientes de Jacob/Israel (Bnei Israel) se multipliquen en

Egipto para por primera vez, estar frente a una nocion de pueblo.

 

La esclavitud en Egipto
La esclavitud en Egipto c. 1570- c. 1280 A.C.- Es en Egipto donde a la par
de la esclavitud impuesta presenciamos la existencia de un liderazgo mas o
menos institucionalizado en la persona de los representantes de los clanes
familiares llamados “ancianos de Israel” (ziknei Israel). Tanto Moises como
Aaron aparecen en cambio, como lideres impuestos por la voluntad Divina y
no por ninguna iniciativa popular. Sera tan solo a partir de su
accionar -con la ayuda de poderes divinos- que le llevaran al
reconocimiento de los Bnei Israel y de los egipcios (Exodo 11:3 “…Tambien
Moises era muy gran varon en la tierra de Egipto, a los ojos de los siervos
de Faraon, y a los ojos del pueblo” ) en tanto que lideres indiscutidos de
los hebreos.
La liberación y los Jueces
La liberacion y los Jueces c. 1280-1004 A.C. – La liberacion de los judiosde Egipto supone la emergencia de la Tora como la expresion del pacto entre

Dios y el pueblo de Israel (Deuteronomio 29: 9-25), a traves de la persona

de Moises (Exodo 18:8). A partir de la recepcion de ese pacto es que los

Bnei Israel son llamados “pueblo santo” (goi kadosh), o pueblo constitutivo

(am). Es tambien a partir de la salida de Egipto en donde se perfilan, por

primera vez, la separacion de las funciones de liderazgo. Mientras que la

presencia de Dios es bien palpable, Moises cumple las funciones de lider

politico (Keter maljut) y de profeta (Keter Tora) y por lo tanto es

criticado por Core y sus acolitos (Numeros 16). En cambio, Aaron y luego

Pinjas y su simiente pasan a tener las funciones exclusivas de liderazgo

sacerdotal (Keter kehuna), a la par que en instancias menores del poder

civil (Keter maljut) emergen los nesiim, los zkenim (principes tribales y

ancianos), los shoftim y shotrim (jueces y magistrados introducidos por

Moises tras el consejo de su suegro gentil Jetro (Exodo 18: 13-27).

La conquista de Canaan de la mano del sucesor de Moises, Josue, llevo al

asentamiento de los Bnei Israel y a la creacion de una suerte de

confederacion tribal con pocas instituciones nacionales, como ser las

ciudades de refugio (Deuteronomio 19, Josue 20), mientras que su capital

administrativa, siendo efimera y cambiante era aquella en donde

generalmente se encontraba el Tabernaculo. Estamos pues frente a un proceso

de difusion centripeta del liderazgo hebreo en donde la unidad grupal,

habiendose restringido esencialmente a la unidad tribal, poseia al menos un

elemento de cohesion politica intergrupal: el sacerdocio. Tras la muerte de

Josue el poder civil (Keter maljut) se pasaria en manos de los Jueces

(shoftim). Su liderazgo con fines muy especificos y de duracion limitada,

generalmente se erigia para hacer frente a las amenazas externas de

impronta en la religiosidad interna (e.g. Jueces 4:10). Aunque era de

legitimidad Divina directa o indirecta, el sistema de liderazgo de los

jueces normalmente no abarcaba la totalidad las tribus de Israel, sino

aquellas amenazadas. Es este liderazgo ad hoc que es descripto en la Biblia

como intercalado por periodos de idolatria y de anarquia es el que llevara

a la concesion de un sistema de liderazgo de corte monarquico.

La Monarquia durante el primer Beit Hamikdash
La Monarquia c. 1004-440 A.C..-Como lo pudimos observar en la clase anterior, el liderazgo

biblico llego al apice de su especializacion tripartita

(sacerdotes, reyes y profetas) durante la epoca de la monarquia.

Epoca de trastornos politicos considerables que incluyen: el

comienzo del sistema monarquico con el ascenso del rey Saul al

trono y especialmente con el de David (1004 A.C.). La creacion de

la dinastia davidica (2 Samuel cap. 5); la conquista de Jerusalen

y su transformacion en la capital politica y religiosa de Israel

(con la construccion del Templo durante el reinado de Salomon).

La division de la monarquia de Israel tras la muerte del rey

Salomon en el reino de Israel al norte y en el de Juda al sur

(928 A.C.)(1 Reyes 12:1-24). La destruccion del reino de Israel

por parte de los asirios (721 A.C.) (2 Reyes 17:1-6) y la

conquista de Juda por los neo-babilonios que trajo consigo la

destruccion del primer Templo y el exilio (2 Reyes 25;1-21) (586

A.C.).

Ahora bien, el ascenso de la monarquia supuso la creacion de una

unidad politica central a costas del debilitamiento del sistema

tribal confederativo y “democratico” (en su concepcion mas

referencial) caracteristico de la epoca de los Jueces. Desde el

punto de vista de la interaccion entre el lider y sus seguidores,

la perdida de autoridad de los lideres tribales y a favor del

monarca indica un proceso de desplazamiento de un liderazgo

“desde abajo” a un liderazgo “desde arriba”. Y desde la optica de

las fuentes de legitimidad del lider, la desaparicion del Juez

como lider politico a favor del Rey supone el paso de un

liderazgo de corte carismatico a otro de cariz tradicional,

aunque se trate aqui de una tendencia y no de una esencia de

liderazgo particular (Cf. Harel Fisch, “Manhigut kanait: hadeguem

hamikrai”, in: Ella Belfer (ed.), _Manhigut rujanit beIsrael-

Morasha veiaad_, Jerusalen & Tel-Aviv 1982, pp. 32-39).

Este proceso de centralizacion en la persona del monarca, que

incluye una verticalizacion marcante del poder politico, explica

la referencia que hacen los textos biblicos sobre casos de

animosidad y de rebelion contra la dinastia davidica. Inclusive,

la escision de la monarquia de Israel en dos unidades politicas

diferentes (928 A.C.) tendrian por origen las directivas

centralizadoras ejercidas por el rey Salomon durante su epoca.

Solo en la monarquia nortena de Israel, compuesta por diez de las

doce tribus, se volvera a la reimplantacion del modelo de

federacion tribal, lo que explica la dificultad alli existente

para perpetuar el principio dinastico entre sus reyes. La propia

constitucion del reino de Juda (formada por la tribu de Juda y la

pequena tribu de Benjamin) nos lleva a comprender una situacion

inversa.

Debemos senalar asimismo que a pesar de la division politica

citada, los miembros de los reinos Juda y de Israel siguen siendo

llamados “hermanos” debido a su pasado comun y a los lazos

religiosos comunes (al menos como un /desideratum/) (1 Reyes,

cap. 12).

Ahora bien, la legitimidad de la monarquia hebrea se encontraba

en la nocion de pacto con Dios, suponiendo la aceptacion de la

voluntad Divina de esta institucion de liderazgo (Deuteronomio

17: 14-20), aunque como vimos antes, se encontraba emplazada en

el marco de un liderazgo tripartito. Sin embargo, desde que el

rey David traslado el Tabernaculo a Jerusalen y nombro a la

familia sacerdotal de Tzadok como los depositarios del sumo

sacerdocio, se creaba un proceso de sujecion de la “corona

sacerdotal” (“/keter kehuna/”) a la “corona civil” (“/keter

maljut/”), llevada a su paroxismo por el rey Salomon con la

construccion del Primer Templo en Jerusalen (1 Reyes capitulo 8).

Desde entonces, solo algunos Sumos Sacerdotes de alto carisma y

autonomia como Yehoiada pudieron oponer una resistencia eficaz a

algunas de las prerrogativas de la monarquia tenidas como

ilegitimas o desmesuradas. En este sentido, la division de la

monarquia tras la muerte de Salomon, hizo que en lo referente a

la relacion entre el liderazgo sacerdotal y el politico, haya

sido el reino de Israel en donde estos lazos de dependencia se

diesen en mayor medida .

En este contexto podemos comprender que la “corona de la Tora”

(“/keter Tora/”), el poder politico que vehicula la voluntad de

Dios en la persona del profeta, se convertiria en el unico

sistema de equilibrio eficaz ante los apetitos personales del

rey, cumpliendo el rol de barrera a las tendencias absolutistas

de la monarquia. Es verdad que el profeta, por ser aquel

investido de poderes Divinos, examinaba los sistemas de poder y

la sociedad de acuerdo al grado de fidelidad que demostraban con

respecto a las directivas de Dios. Pero al ser asimismo

intermediarios entre el pueblo y la voluntad Divina, se habian

transformado en guardianes del principio de liderazgo

contractual: los que los convierte tambien portavoces de las

expectativas generales sobre la justicia social y la etica

politica (Cf. Daniel J. Elazar, _Convenant & Polity in Biblical

Israel- Biblical Foundations & Jewish Expressions_, New Brunswick

& London 1995, pp. 337-348). Asi, La ley Divina defendida por el

profeta aparece al mismo tiempo concatenada con los valores del

monoteismo biblico y con una marcada etica socio-economica y

politica frente al posible “maquiavelismo” pragmatico del monarca

y de las instituciones de poder. Lo que no quiere decir que el

profeta sea un lider anarquico. Debemos recordar que es el

profeta quien al ungir al rey le confiere la legitimidad Divina,

resultando a veces su consejero politico (2 Samuel cap. 12; 1

Reyes cap. 12.). Pero con la creciente centralizacion del poder

monarquico el profeta (que no posee infraestructuras de liderazgo

como el rey o los sacerdotes, con la excepcion de un grupo de

acolitos, los “/bnei haneviim/” (2 Reyes cap. 2)) sera la unica

instancia de liderazgo que llegara a poder contestar algunos de

los regimenes monarquicos (e.g. 2 Reyes cap. 9). Pero como Moshe

Weinfeld lo sostenia en un articulo esclarecedor, el paso del

sistema de “republica tribal” del periodo de los Jueces a la

monarquia no creo la pura y simple alienacion entre el liderazgo

del monarca y el del profeta aun en sus momentos de mayor

friccion (Cf. Moshe Weinfeld, “The Transition from Tribal

Republic to Monarchy in Ancient Israel and Its Impression on

Jewish Political History”, in: Daniel J. Elazar (ed.), _Kinship

and Consent- The Jewish Political Tradition and Its Contemporary

Uses_, Washington 1983, pp. 151-166) . La ereccion del Templo en

Jerusalen por parte del rey Salomon como centro del universal de

culto Divino iria de la mano de un proceso de universalizacion de

los propios mensajes enunciados por los profetas. As aqui, por

ejemplo, que al constituirse el principio de que el pueblo de

Israel deberia ser “luz para las gentes” (Isaias 42:6, 49:6) , se

estaria trascendiendo con una nocion de liderazgo de los limites

grupales, geograficos e institucionales del termino.

Tras la destruccion del reino de Israel por parte de los asirios,

el rey Hizquiahu se perfila como un monarca que al renovar los

lazos de fidelidad ante la ley de Moises (2 Cronicas, caps.

29-31), restauraba la centralidad del Templo de Jerusalen y

volvia a reconstituirse el sistema de liderazgo tripartito. Aun

con de la destruccion del primer Templo y el exilio babilonio

subsiste la institucion profetica, mientras que la descendencia

davidica guardo su prestigio a pesar de la perdida de la

soberania politica. Sin embargo, no es por acaso que en esta

nueva realidad historica profetas como Ezequiel e Isaias

destaquen la preferencia del termino “/nasi/” al de “/melej/”

para denominar al monarca, puesto que seria un indicador del paso

hacia la preponderancia del “/keter Tora/” sobre el “/keter

maljut/” (e.g. Jeremias cap. 27).

Por otro lado, el exilio babilonio supuso el nacimiento de los

modelos de liderazgo comunitario, desarrollandose instituciones

alternativas como la Sinagoga que vendria a reemplazar al Templo.

La sinagoga, una suerte de “pequeno Templo” (“/mikdash meat/”)

segun Ezequie,l sera uno de las instituciones mas revolucionarias

en la historia del pueblo judio.

Segundo Templo, La gran asamblea, Dominacion Romana y el Sanhedrin
Segundo Templo y Dominacion Romana- primera parte- La GranAsamblea y el liderazgo durante el Segundo Templo (440 A.C.-140

D.C).

Este periodo comienza con la reconstruccion de Judea y el retorno

de los exilados bajo el patrocinio persa (440 A.C.). Con la

reconstruccion de Jerusalen y la renovacion del pacto con Dios

(Nehemias 8:1-8) que imponen medidas de liderazgo radicales como

ser: la reparticion de las tierras entre los exilados, la lucha

sin cuartel contra lo que parece ser un estadio de asimilacion

avanzada proveniente de Babilonia y la copia de los rollos de la

ley para su mayor difusion y conocimiento entre los exilados que

habrian olvidado sus raices. En este proceso de retorno y de

reconstruccion nacional, los lideres mas marcantes (Nehemias en

lo politico; Esdras en lo religioso) realizan verdaderas

revoluciones de impronta a largo plazo en lo que respecta a la

sociedad judia y a su cultura. Es particularmente la apertura de

los textos sagrados a su copia y consulta que tendra mas

relevancia en la historia del pueblo judio. Y es que no se trata

tan solo de un indicador sobre la impronta de los escribas

(“/sofrim/”) como Esdras, como los lideres mas marcantes de la

sociedad judia post-babilonica a costas de la casi-exclusividad

sacerdotal en el monopolio de los medios del saber (Esdras 7:10,

25) y en tanto que substitutos del profeta. Se trata de un

proceso que junto a la sinagoga, contribuira a una mayor

democratizacion del saber a lo que, inspirandose en los escritos

de Karl Popper, Amos Funkestein llamaba la creacion de una

“sociedad abierta” con sus evidentes implicaciones en el terreno

de la participacion de mayores segmentos de la sociedad judia en

las diferentes instancias del liderazgo. Asi surgen “los hombres

de la Gran Asamblea” (“/Anshei kneset hagdola/”), institucion que

a la par de desarrollar la tradicion oral (“/Tora shebeal pe/”)

(Avot 1:1), servian como cuerpo legislativo que garantizaba, por

un lado, la preservacion de la voluntad Divina. Pero por el otro

lado, esta institucion pondra en el centro de las aptitudes de

sus lideres la sabiduria individual y la virtud por sobre la

riqueza o el nacimiento: lo que implica un cambio cualitativo en

las posibilidades del ascenso del lider de entre las de cualquier

miembro del pueblo judio.

Con la conquista de “/Eretz Israel/” por parte de Alejandro Magno

(332 A.C.) y la difusion del helenismo como principio universal

de aculturacion, el liderazgo basado en el “/keter Tora/”, tomara

aun mas relevancia. Puesto que a la hora de la revuelta Hasmonea

o Macabea, (y a pesar de ser la familia de los hasmoneos

miembros del sacerdocio y subsecuentes monarcas), mientras que el

poder politico estaba en manos de los helenos a veces hostiles

hacia la “sabiduria barbara” de los judios (Arnaldo Momigliano)

como Antioco Epifanes, la elite sacerdotal, a comienzos en

contacto con el poder politico de los tolomeos (en tanto que

presidentes de la Asamblea de los Ancianos, la Gerousia), durante

el gobierno Seleucida seria identificada con la asimilacion

helenica, contribuyendo a identificar los principios de la

autenticidad judaica a los representantes del “/keter Tora/” (de

facto: los hasmoneos).

La exitosa revuelta anti-seleuca y el establecimiento de la

dinastia Hasmonea (145-100 A.C.) marca el restablecimiento de la

autoridad politica tripartita en la constitucion, por parte de

Simon Macabeo, del “/Jever haiehudim/” compuesta por sacerdotes,

miembros del pueblo y ancianos. Asi se reforzaba el liderazgo

politico. Sin embargo, con la intervencion creciente de Roma en

“/Erez Israel/” con el ingreso de Pompoeyo a Jerusalen (63 A.C.),

con el ascenso del gobierno dictatorial y pro-romano de Herodes

(37-4 A.C.) y con la subsecuente desaparicion de la soberania

judia nos explica la difusion del liderazgo de inspiracion

divina-intelectual. En estos contextos comprendemos que durante

la sectarizacion creciente de la sociedad judia hayan sido los

fariseos representados por el liderazgo de los Sabios

(“/jajamim/”) quienes hayan representado a la mayoria de la

sociedad judia por encima de las otras sectas de caracter mas o

menos elitista y exclusionista (los saduceos, los esenios). En

este proceso de continua degradacion politica y de crisis

sacerdotal abrupta y terminal (con la destruccion del Segundo

Templo en ela?o 70 D.C.) , fueron los fariseos con su

adaptabilidad institucional que brindaron las respuestas

adecuadas a las crisis de su tiempo. Paradojicamente, desde la

perspectiva sectaria, los fariseos se transformaron en lideres

nacionales. Y es que los fariseos no actuaron como un partido

politico moderno, pero si como aquellos educadores de la sociedad

judia provenientes en su mayoria de las clases populares. Estos

no veian en el poder politico un fin deseado ni tampoco en el

culto del Templo un sine qua non para la supervivencia de la

judeidad. Los sabios se erigen como lideres carismaticos sin

depender de un aparato burocratico sofisticado que los apoye. De

alli su exito y popularidad entre las masas (Cf. Ephraim E.

Urbach, “Maamad vehanhaga beolamam shel jajamei Eretz-Israel”,

_Divrei haAkademia haLeumit haIsraelit leMadaim_, Jerusalem 1979,

vol. II). Debemos precisar que no se trata de un aspecto comun a

la totalidad de la corriente farisea, pero si de su mayoria. Es

mas, podemos distinguir dos escuelas fariseas diferenciadas desde

finales del siglo I A.C.: una, la del sabio Shamai, que junto al

rigorismo en el cumplimiento de la legislacion religiosa veia al

romano como un opresor politico incompatible en el marco de las

esperanzas redentoras de Israel. La otra, la del sabio Hilel, que

era moderado y pragmatico tanto en lo politico como en lo

religioso (Cf. Israel Ben-Shalom, “Hilel hazaquen- ishiuto upoalo

al reka tkufato”, in: Irad Malkin & Zeev Tzahor, _Manhig

vehanhaga- kobetz maamarim_, Jerusalen 1992, pp. 103-132).

Recientes investigaciones han mostrado hasta que punto la

corriente de Shamai (“/Beit Shamai/”) tuvieron su impronta en las

corrientes radicales anti-romanas durante la Gran Rebelion (66-70

D.C.) y en la fallida revuelta de Bar-Cojba (132-135 D.C.). En lo

referente a la concepcion de la corriente de Hilel (“/Beit

Hilel/”) ante la realidad politica se tradujo en la busqueda de

un /modus vivendi/ pragmatico ante la opresion romana y

especialmente, tras la destruccion del Segundo Templo. Pero a su

vez esta vision se vio acompanada por la creacion y el desarrollo

de modelos alternativos de institucionalidad judia, como en el

caso de Ben-Zakai (I D.C.), a traves de la emergencia la Academia

rabinica (como ser en Yavne y no en Jerusalen (Sanhedrin 11:4)),

del estudio de la ley y el desprecio por lo politico en tanto que

ideal judio (Cf. Moshe Ber, “Manhigut rujanit etzel jajamei

haMishna vehaTalmud”, in: Ella Belfer (ed.), _Manhigut rujanit

beIsrael- Morasha veiaad_, Jerusalen & Tel-Aviv 1982, pp.

57-62). La preponderancia de ‘Beit Hilel” sobre “Beit Shamai”,

fue la que garantizo la supervivencia del pueblo judio ante uno

de los momentos de mayor crisis en la historia del pueblo judio.

Pero tambien fue aquella que posibilito el ser judio con una

adaptabilidad institucional sin parangon. Con la historia y mas

alla de ella. Ser “pueblo del mundo”(“/am olam/”), diria Simon

Dubnow.

a- Segundo Templo y Dominacion Romana -continuacion- El Sanhedrin y el

Principado 140-429 D.C..

b- Edad Media – primera parte- Yeshivot y Exilarcas 429-1038

Segundo Templo y Dominacion Romana -continuacion-

El Sanhedrin y el Principado 140-429 D.C..

Con la destruccion del Segundo Templo en el ano 70 D.C. y con la represion

de la revuelta de Bar-Cojba en el ano 135 D.C. el pueblo judio atraveso por

una de las situaciones mas dificiles de su historia. La perdida del Templo

y de toda esperanza inmediata de recuperar la soberania politica, la

transformacion de Jerusalen en la pagana Aelia Capitolina, el

despoblamiento judio de la region de Judea, el debilitamiento de la

Diaspora judia en el Imperio Romano (especialmente tras las revueltas

fallidas en la Diaspora ), suponian la existencia de una verdadera crisis

judia en todas sus facetas y de dificil resolucion. A estos sucesos de por

si terminales se le sumaria la conversion al cristianismo del emperador

Constantino (en el ano 312) y la subsecuente cristianizacion del Imperio

romano. Y es que los judios, habiendo alcanzado el status de ciudadanos

durante en el Imperio romano y la religion judia, la legitimidad en tanto

que religion antigua, ahora, en el contexto de un imperio cristiano,

comenzaria un proceso de devaluacion manifiesta producto de un optica

imperial dictada por lo que se creian ser los dictamenes antijudios de un

cristianismo estatizado. Asi, a partir de los comienzos del gobierno de

Constantino (muere en el ano 337) y durante el Imperio bizantino, se puede

vislumbrar a claras el paso del judio del imperio a ser una suerte de

ciudadano de segunda clase, que no goza de los mismos derechos ni deberes

que el resto de los ciudadanos cristianos (como ser en los derechos y

deberes en la esfera de lo publico, en las posibilidades de la conversion,

en lo referente a la posesion de esclavos, etc.). A su vez, al judaismo en

tanto que religion comienzan a atribuirsele oficialmente denominaciones

despectivas llamandole “secta” y a las sinagogas “cavernas de ladrones”,

parafraseando a Isaias y a los Evangelios (Cf. Amnon Linder, _The Jews in

Roman Imperial Legislation_, Detroit Mich. 1987). Los Padres de la Iglesia

se habian abocado a definir el status de los judios en la cristiandad.

(Sobre este tema nos explayaremos en la clase n. 5). Entendidos como una

minoria de eminente conversion (S. Juan Crisostomo) o de paulatina

cristianizacion (S. Agustin), se creaban las bases de la aceptacion de la

minoria judia en la cristiandad, aunque en un status juridico inferior, que

vendria a probar, entre otras cosas, que la eleccion Divina habia

abandonado al “Israel carnal’ (los judios) para apoyarse en el “Israel

espiritual” (los cristianos), por lo que aquellos, sufririan en carne

propia su “ceguera” religiosa y el oprobio del deicidio cometido por sus

mayores. Asi, religion cristiana y politica cristianizada mancomunadas por

primera vez habian llevado al Imperio a abordar la situacion politica del

judio en un tema de alta prioridad. Cuando un grupo de monjes en procesion

habian quemado la sinagoga de Callinicum (en Mesopotamia) en el ano 388, el

emperador cristiano Teodosio I se veia en la disyuntiva de actuar como

emperador tradicional protegiendo la vida y la propiedad de los habitantes

del Imperio, o verse forzado a aceptar el evento como tal para no verse

forzado a castigar a los representantes de su la verdadera fe, como le

sugeria S. Ambrosio de Milan. Tan solo la Diaspora judia en la Babilonia

gobernada por los persas, habian podido vivir una vida comunitaria sin

grandes sobresaltos, a no ser por las persecuciones religiosas que se

dieron hacia mediados del siglo V.

Ahora bien, lo que resultara es que en estos momentos de crisis y de

traumatismos seran a su vez momentos de gran creacion judia. El judaismo

rabinico supo dar respuestas a los embates de su tiempo. Por un lado se

afianzaron instituciones ya existentes que respondian a la situacion

presente de vulnerabilidad y movilidad como ser la Sinagoga y la Academia

Rabinica como epicentro de la vida judia. Por otro lado con el surgimiento

de una enorme produccion literaria y de codificacion rabinica como ser la

*Mishna* (La edicion de la *Mishna* por Rabi Yehuda Hanasi (“el principe”)

en el ano 210), el *Talmud* (la Edicion del Talmud Palestino

(*Yerushalmi*) ano c. 390 y el Babilonico (*Bavli*) con Rav Ashi

(c.335-427-8) ), el *Midrash*, etc.. Esta ultima faceta de impronta tan

determinante para el judaismo posterior no venia a responder solamente al

problema de la “perdida de la memoria” en un judaismo de tantos vaivenes

politicos y demograficos. Como lo sugeria Jacob Neusner, seria tambien una

reafirmacion combativa de un judaismo que en momentos de crisis ofrece

alternativas activas ante las objeciones de la historia y de la teologia

(Jacob Neusner, _Judaism and Christianity in the Age of Constantine_,

Chicago 1987)). Asi, tanto uno como el otro serian, al menos en parte,

fruto de una opcion realizada por el liderazgo judio.

Como deciamos, este activismo intelectual y religioso en epocas de crisis

fue acompanado por una fuerte carga de responsabilidad comunitaria por

parte de sus lideres mas representativos: los “jajamim” (los sabios). En un

contexto Erets Isareli en donde habian desaparecido el resto de las sectas

judias del segundo Templo con el consecuente el colapso del sacerdocio y la

perdida de toda fuerza politica eficaz, eran estos herederos de los

fariseos quienes abandonando una posicion despectiva ante el poder tomaron

las riendas del liderazgo judio en todas sus facetas conscientes. Ahora el

Sanhedrin tambien asumia funciones politicas. Compuesto por setenta

miembros, el juez supremo (*Ab beit-din*) y su lider maximo, el *Nasi*

(principe), regian tanto la vida religiosa como la civil. Sin embargo en la

practica estas dos instancias de liderazgo crearon una conflictividad de

potestades. Con el correr del tiempo la institucion del *Nasi* paso a ser

hereditaria (a partir de la dinastia de Hilel el Anciano) cumpliendo

funciones sobre todo civiles y politicas, teniendo el reconocimiento del

Imperio romano como la instancia suprema en la representacion de los judios

de los judios, mientras que el *Ab beit-din* y el *Sanhedrin* se

especializaron en el resto de las facetas de la vida judia. De una

institucion de liderazgo religioso: el *Sanhedrin*, surgia otra de cariz

politico, el *Nasi* en una relacion de dependencia pero a su vez de

conflictividad. Sin embargo, estamos frente a un epoca cuyo proceso de

empobrecimiento economico y demografico en *Eretz-Israel*, acompanada por

la fijacion de un calendario judio de bases matematicas y autonomo (en 358)

junto a su division en pequenas unidades politicas (en durante el gobierno

del emperador Diocleciano (284-305)) hasta llegar al fin del *Nasi*

dictadas por directivas imperiales y religiosas (425), vinieron a

disminuir considerablemente la dependencia de la Diaspora con el liderazgo

judio en *Eretz Israel*, a favor del gran centro diasporico de Babilonia.

El prestigio ascendente de Babilonia como centro de liderazgo judio tenia

sus propias instituciones de liderazgo similares a las existentes en Eretz

Israel. Por un lado encontramos al Exilarca (*Rosh-Gola*). Como el *Nasi*

el *Rosh-Gola* legitimaba su liderazgo en tanto que dinastia descendiente

del rey David. Era el representante politico de los judios ante el poder

persa y como el *Nasi* se especializaba en asuntos civiles. Junto al

Exilarca se encontraban las academias rabinicas (Yeshivot) de inmenso

prestigio (Sura, Pumbedita, Mahuza, Nehardea) y de funcion similar al del

Sanhedrin. Todo parece indicar que al menos en lo simbolico, el Exilarca

expresaba su sumision ante la autoridad del *Nasi* en lo referente al

calendario, a la liturgia y al nombramiento rabinico (Mishna Rosh-Hashana

1:1,2,3, 2:1-4; Talmud Babli, Sanhedrin 14a). Inclusive la nominacion del

lider de la Yeshiva de Pumbedita dependia de las directivas de *Eretz

Israel* (Talmud Babli, Horaiot 14a) . Sin embargo, en el marco de tensiones

entre ambos centros de liderazgo judio (e.g. Bereshit Raba 33:3). sera el

prestigio de los sabios de Babilonia y la supervivencia del exilarca frente

al *Nasi* que primara sobre *Eretz Israel*. Asimismo, el principio

babilonio de Shmuel: “*Dina demaljuta dina*” (“la ley del reino es

[nuestra] ley”) (Talmud Babli, Nedarim 28a), resultaria de importancia

esencial para la acomodacion politica de los judios en un proceso historico

de decadencia de Palestina. El liderazgo babilonio seria a su vez el sino

de su epoca y el portavoz de la misma.

Desde el punto de vista del analisis institucional, a primera vista

podemos observar el ascenso de dos modelos de liderazgo judio (en *Eretz

Israel* y en Babilonia) casi sincronicos y de analogias sorprendente. Sin

embargo, a pesar de las apariencias existentes en la relacion entre el

*Nasi* y el *Sanhedrin* en *Eretz Israel* y el *Rosh Gola* y las

*Yeshivot*, para Iaiah Gafni, se trataban de procesos muy diferentes de

consolidacion y funcionamiento del liderazgo en ambos centros (Isaiah

Gafni, “‘Shebet umejoquek’- al defusei manhigut jadashim bitkufat haTalmud

beEretz-Israel”,in: Isaiah Gafni & gabriel Motzkin (eds.), _Kehuna uMeluja-

Iajas dat umedina deIsrael ubaamim_, Jerusalem 1987, pp. 79-91). De acuerdo

con este investigador las diferencias se darian:

1-En la concepcion de continuidad y antiguedad de las instituciones. En

*Eretz Israel* existia una tradicion historica de cierto arraigo ya sea del

Principado como de los *jajamim*. En Babilonia, tanto la institucion del

Exilarca (de fecha incierta pero que no remontaria a epoca anteriores a la

Destruccion del Segundo Templo) como el de las *yeshivot* parecen ser

instituciones recientes a pesar de los mitos posteriores que se

constituyeron en torno a ella. Mientras que en Babilonia ambas

instituciones nacen en un mismo tiempo, en *Eretz Israel* es a partir del

Sanhedrin que nace el Principado.

2- Esta constatacion explica que Babilonia la diferenciacion en las

competencias de liderazgo del Exilarca (politico) y de las *Yeshivot*

(religioso) se muestren mas pronunciadas que en *Eretz Israel*.

3-En Babilonia sus *jajamim* (*amoraim*) no eran de caracter hereditario.

En *Eretz Israel*, en cambio, la temprana institucionalizacion de los

*jajamim* llevaria a la aristocratizacion del Sanhedrin., con la

consecuente “rutinizacion del carisma” (Max Weber). En Babilonia habria que

esperar al siglo VI por lo menos para presenciar en las *yeshivot* procesos

analogos, cuando estas comiencen a ejercer funciones analogas a la del

Exilarca.

Las criticas contra el sacerdocio y el poder civil por parte de los

fariseos desemboco en un fariseismo que propone el Principado en lo

politico y la aristocracia en lo religioso en *Eretz-Isarel*, mientras que

en Babilonia la separacion entre las funciones civiles y religiosas se

daran siempre y cuando se conserven la especificidad hereditaria para unos

y carismatica para otros. Es como si estuviesemos frente a la siguiente

ecuacion de repeticion diacronica: en ausencia de liderazgo politico, es el

liderazgo religioso y carismatico que crea uno a partir de el mientras que

se dan en aquel procesos de nobilizacion y estagnacion.

Edad Media - primera parte- Yeshivot y Exilarcas 429-1038

b- Edad Media – primera parte- Yeshivot y Exilarcas 429-1038

Por su brevedad, este capitulo debera ser visto tan solo como una *coda*

tendiente a unir el capitulo anterior con la clase n.5 que dedicaremos por

entero a los modelos de liderazgo judio durante la Edad Media con su debida

contextualizacion historica.

La eliminacion de cargo de Nasi por parte de las autoridades bizantinas

(429), abre una epoca de verdadera hegemonia de la Diaspora judia de

Babilonia que se prolongara hasta su decadencia en el ano 1038 con la

paulatina emergencia de otros centros de liderazgo judio.

 

La existencia de un Exilarca y de las *Yeshivot* siguieron manteniendose

despues de la conquista musulmana de Babilonia (640), llegando incluso a su

mayor plenitud en tanto que instituciones de influencia. Y es que a la par

de la decadencia de *Eretz Israel*, el ascenso del liderazgo babilonio se

explica por la rapida expansion del Islam en buena parte de los territorios

del antiguo imperio romano y su unificacion (al menos hasta el siglo IX) en

el Califato con sede en Bagdad, abarcando asi casi un 90% de la poblacion

judia de entonces.

 

Debe tenerse en cuenta que el Islam conjugaba la inferioridad del judio

como infiel con su status de minoria legitima en tierras musulmanas (*Dar

el-Islam*) por ser “pueblo del libro”. Los judios, en tanto que comunidad

“protegida” o *dhimmis* (junto a los cristianos, los zoroastristas y los

sabeos) poseian una legitimidad que se plasmaba en una amplia autonomia

comunitaria a la par de la inferioridad juridica que suponia su condicion

de minoria religiosa sometida. Asi, durante la historia del Islam frente a

los judios, esta dualidad de percepcion hacia el *dhimmi* llevaria a

desplegarse una elasticidad muy pronunciada en lo referente a la

aplicacion de los principios de la *dhimmitud* en el espacio politico:

variando desde sus concepciones mas rigoristas a las mas tolerantes. Se

puede decir que fue esta ultima la que caracterizo la politica del gran

conquistador del Islam y de Babilonia, Omar I, quien acaso por razones

estrategicas, otorgo grandes espacios de accion ante el liderazgo interno

de los *dhimmis* . Sin embargo, las instancias de liderazgo babilonio eran

dinamica. Por un lado, el poder economico y politico del Exilarca tendia a

limitarse. Las Yeshivot, ahora junto al Exilarca y a la administracion del

califato se encontraban en Bagdad y se habian reducido a dos: la de Sura y

Pumbedita. Ambas *Yeshivot* se encontrarian en una pugna constante entre si

de prestigio, autoridad y dinero. Asi a partir del siglo VIII encontramos

un liderazgo judio tripartito los dos lideres de las *Yeshivot*, los

*gueonim* y el *Rosh Gola* o Exilarca cuyas funciones y potestades tendian

a confundirse. El Exilarca dependeria cada vez mas del dinero recaudado

entre las comunidades diasporicas ingresando en el mundo de la jurisdiccion

legal-halajica. Los *gueonim* recibiendo contribuciones de regiones en

Babilonia, como antes era exclusividad del Exilarca, ingresaron en esferas

de la representacion politica de los judios ante el Califa. A partir de los

siglos IX y X, un nuevo factor ingresaba en el juego de tensiones del

liderazgo judio babilonio: los banqueros llamados por las fuentes judias

“las perlas de la generacion” (*pninei hador*), “los grandes de la

generacion” (*gdolei hador*). Este nuevo factor oligarquico por su cercania

con un califato cada vez mas embarcado en una economia monetaria, habria

rapidamente adquirido caracteristicas del liderazgo politico propios al

Exilarca y por lazos de parentela e influencias se encontraban prestos a

dominar el mundo de las *Yeshivot*. *Rosh Gola*, *gueonim* y *pninei

hador* actuaban en un sin fin de alianzas y disputas de poder, llegando a

su punto mas alto durante el siglo X, en epoca del celebre Gaon de Sura,

Saadia haGaon (Cf. Abraham Grossman, _Rashut haGola beBabel bitkufat

haGueonim_, Jerusalem 1984).

 

 

 

Aun asi, tanto para los judios de la Diaspora y de Babilonia el Exilarca

representaba la continuacion del liderazgo judio politico y davidico a

pesar del Exilio, lo que infundia de esperanzas mesianicas y sobre todo

daba respuestas al debate con el Islam (y el Cristianismo) sobre la

eleccion o el abandono de Israel por parte de Dios. En cuanto a los

gueonim, estos representaban en Babilonia al liderazgo espiritual y en la

Diaspora, por lo menos, una autoridad especializada en materias de *halaja*

(Tsvi Groner, “HaGueonim”, in: Irad Malkin & Zeev Tzahor (eds), _Manhig

vehanhaga- kobetz maamarim_, Jerusalen 1992, pp. 143-163) que venia a

suplir un vacio dejado por la desaparicion de Jerusalem como epicentro de

la vida judia.

 

 

Edad Media- Las Kehilot 1038-1348

Edad Media- Las Kehilot 1038-1348

 

El devenir historico de los judios durante la Edad Media supuso una vida

politica e institucional bajo la hegemonia del cristianismo y del Islam. Se

estima que entre los siglos X-XI la poblacion judia mundial no ascenderia

los 1.000.000 de personas. Un 80% de los judios vivirian en tierras del

Islam, mientras que tan solo un 20% en tierras cristianas. Estas

proporciones se modificarian con el tiempo a favor de un crecimiento de la

presencia judia en tierras de la cristiandad debido al desarrollo

demografico (en el norte de Europa: unos cuatro hijos promedio familiar), a

las migraciones a tierras cristianas (causadas por persecuciones como las

generadas por los Almohades en Espana de 1146 o por factores de atraccion

economico), a la transformacion de tierras islamicas (Espana y Portugal de

la “Reconquista”), etc. Sin embargo, a partir de finales del siglo XIII se

comienza a presenciar un proceso de vaciamiento de la presencia judia

oficial en el Occidente cristiano y una emigracion consecuente hacia el

Oriente (el Imperio Otomano, Polonia). La expulsion de los judios de

Inglaterra en 1290, las numerosas expulsiones que se daran en el suelo

frances (como la de 1306 o la expulsion de Provenza en 1501), la de Espana y

de Sicilia en 1492, el confinamiento de los judios de los Estados

Pontificios en los Ghettos de Roma, Ancona y Avinon (1555). Las matanzas y

las persecuciones de los “pastorcillos” en el sur de Francia en 1320, las

generadas por la Peste Negra en Alemania en torno a 1348. Los bautismos

forzados de Napoles a finales del siglo XIII, en Espana a partir de los

alborotos de 1391, la conversion masiva de los judios de Portugal en 1497,

etc.. Sin embargo, esta “terminalidad” del judaismo medieval no nos debe

conducir exclusivamente a empanar nuestra vision de liderazgo con una

“historia lacrimosa”. El liderazgo judio no se vio tan solo confrontado con

aquellos momentos de sufrimiento y de crisis generadas por el exterior.

Siendo entidades generalmente aceptadas en el status quo de las religiones

mayoritarias y vencedoras, las instituciones de liderazgo judio debieron

responder a los desafios de la “normalidad” de su “”epoca”.

Ahora bien, a pesar de las diferencias regionales y cronologicas se puede

decir grosso modo que la Edad Media judia esta caracterizada por la

urbanizacion de la sociedad judia, por una produccion cultural que nada

tiene que ver con la concepcion estereotipica de un medioevo de barbarismo y

retroceso, asi como su dependencia politica de sociedades regidas por

religiones monoteistas, universalistas y “dependientes” del judaismo. Esta

“dependencia” genetica e ideologica explica en buena medida la inferioridad

legal del judio en tierras del Islam y del Cristianismo, las expulsiones,

las matanzas y las conversiones forzadas, pero tambien –y por paradojico que

pueda parecer- la aceptacion y la legitimacion de comunidades judias mas o

menos autonomas con sus propias instituciones de liderazgo. Es asi que para

Robert Chazan ( “Medieval Jewish Political Institutions”, in: Zvi Gitelman

(ed.), The Quest for Utopia- Jewish Political Institutions Through the Ages,

Armonk, New York 1992, pp.67-79) la vida politica de los judios durante la

Edad Media se vio propulsada por tres factores diferentes e

interdependientes:

 

1- La necesidad de erigir sistemas e instituciones de liderazgo judio afin

de abordar las necesidades y los intereses de los judios de la diaspora

medieval ante los contextos historicos especificos.

2- El propio caracter de la tradicion normativa judia (la liturgia, los

preceptos, etc.) exigia la presencia de sistemas sociales organizados que

puedan garantizar el buen cumplimiento de la ley mosaica.

 

Tanto el numeral 1- como el 2- ponen de manifiesto el caracter voluntario y

contractual que estaria en las base del liderazgo judio durante la Edad

Media. Despues de todo quien no queria ser judios podria convertirse a la

religion mayoritaria. La apostasia era tambien un medio de contestacion de

las instituciones comunitarias y de sus lideres. No es por acaso que el

apostata Nicolas Donin, celebre por representar al cristianismo en la

disputa religiosa de Paris en 1240 en torno al Talmud, antes de su

conversion habria sido excomulgado por su comunidad por oposicion a la

misma. Sin embargo, Robert Chazan ha tenido el bien de senalar un tercer

aspecto que viene a moderar el caracter puramente voluntario del liderazgo

judio medieval:

 

3- La existencia de un reconocimiento de las autoridades mayoritarias (la

monarquia, la aristocracia, la autoridad religiosa, las ciudades etc.) hacia

un judaismo autonomo. Por cierto es que esta autonomia responderia a la

concepcion comun en el Islam y en el Cristianismo de que los judios eran una

suerte de excepcion a la regla en la sociedad mayoritaria: que debia de

aceptar como son bajo ciertas condiciones politicas, economicas y simbolicas

de sumision en tanto que entes aparte de la sociedad musulmana o del orden

feudal o burgues de la sociedad cristiana y siempre y cuando no atenten

contra los valores supremos de la mayoria. Lo que explica el hecho que las

instancias de poder quisiesen a veces modificar las estructuras

institucionales y de liderazgo judio afin de poder dominar mejor los

destinos de la minoria hebrea. Pero esta premisa de autonomia pasa por la

aceptacion de las directivas formuladas por los lideres comunitarios y su

validez legal general. De esta manera, no es extrano ver que las autoridades

no judias generalmente apoyasen las medidas de cohersion ejercidas por el

liderazgo de las comunidades judias ante sus infractores al menos que estos

prueben justicia o optasen por la apostasia. De esta manera, el liderazgo

judio medieval no puede decidir por aquellos que no querian ser judios, pero

si por aquellos que por mas criticos que fuesen optasen por no dejar de

identificarse con el rabinismo.

 

Con la instauracion del Califato Omeya y con la decadencia paulatina del

centro judio en Babilonia a partir de los siglos IX y X, presenciamos

fenomenos de emigracion de judios desde el este al oeste, lo que trajo

consigo el refuerzo y la formacion de comunidades judias de alto prestigio

como las del Cairo, Kairuan (Tunisia) y Cordoba. El influjo babilonico y el

contexto islamico en la que se vieron caracterizadas estas comunidades de

“judios del Islam” es obvio. Desde un punto de vista cultural y religioso,

la tradicion babilonica (e.g. el Talmud, la impronta de las Yeshivot) se

habria plasmado mediante la existencia de fuertes nexos de dependencia de

estas comunidades con el centro babilonico (e.g. el envio de preguntas en

materias religiosas y de dinero al Exilarca y a los Gueonim), para luego dar

paso al nacimiento de tradiciones regionales y propias. Un proceso similar

se articulo en el plano del liderazgo politico. La existencia de lideres

judios en las diferentes comunidades judias del Islam se encontraron a la

sombra del liderazgo babilonico. Si en un plano religioso eran las Yeshivot

de Babilonia en la persona de sus lideres, los Gueonim, aquellos que tenian

la ultima palabra en materia de jurisprudencia religiosa sobre comunidades

tan distantes como las de Espana musulmana, en materias politicas era el

Exilarca babilonico quien encarnaba la persona del rey judio a pesar del

exilio y las esperanzas mesianicas, por lo que si no era para todos el lider

politico real, lo era en lo referencial. Asi no es de extranarse que el tema

del liderazgo del Exilarca babilonico haya surgido en el debate religioso en

la Espana musulmana entre el judio de la corte Ibn-Narguila y el teologo

musulman Ibn-Hasam. Con la decadencia del centro babilonico y la emergencia

de los centros locales se daba paralelamente el afianzamiento y la

legitimacion de un liderazgo judio local tanto en lo religioso como en lo

politico. Frente al primero se trataba de un proceso de creacion de nuevos

centros de saber, un translatio scientiae, que debido a su caracter

tradicional y conservador necesitaria sus propias justificaciones. A este

respecto el “Libro de la Tradicion” (Sefer HaKabala) de Abraham Ibn-Daud

(Cordoba c.1110- Toledo c. 1180) nos ofrece un excelente ejemplo. En el

episodio mas o menos mitico, que los investigadores han llamado “el relato

de los cuatro cautivos” Ibn-Daud nos cuenta como cuatro sabios judios de

indiscutido saber eran apresados en alta mar por la flota musulmana del

califa de Cordoba Abd-al-Rahman III y vendidos a diferentes comunidades

judias del Mediterraneo musulman: el Cairo, Kairuan y Cordoba. Era asi que

estas comunidades se transformaban en centros de liderazgo religioso

autosuficientes e independientes de Babilonia. Para Ibn-Daud se trataba

tambien de la prueba fehaciente de que Dios habria querido perpetuar la

“cadena de la tradicion” rabinica originaria en el Sinai (Abot 1), ahora en

la persona de un liderazgo disperso.

 

En cuanto al liderazgo politico, todo parece indicar que el precedente

babilonico del Exilarca y de banqueros influyentes en la corte del califa,

llevaron consigo el ascenso de un liderazgo politico judio reconocido por el

gobierno musulman. A pesar de la imposibilidad de los judios de ejercer

cargos de poder en tanto que nacion protegida, uma al-dhimma, en la

practica, los lideres de los judios eran a su vez personas que por su

importancia en las Corte habrian adquirido cargos de poder que aunaban la

representacion de los judios ante el califa (e.g. la recaudacion de los

impuestos como la djizia, la defensa de los intereses comunitarios, etc.) y

el ejercimiento de cargos economicos y administrativos. Asi a partir del

siglo IX en el Norte de Africa y en Espana, comienzan a surgir verdaderas

dinastias de judios de la Corte, los Neguidim (banqueros, medicos,

traductores, diplomaticos, consejeros, arrendadores) que en este ultimo pais

tendran su continuacion en los reinos cristianos. Solo en algunos casos,

como en el de Maimonides (1135-1204) y su descendencia en Egipto,

encontramos al cortesano judio ejerciendo el rol de autoridad religiosa

entre las comunidades judias. Por lo general encontramos un liderazgo

politico identificado con la Corte pero diferente del religioso.

 

La doble naturaleza del judio de la Corte como representante y lider de las

comunidades judias ante el gobierno y como miembro de una cuasi-aristocracia

real, llevaba consigo la impronta de la responsabilidad de estos ante el

sentir de las comunidades judias pero tambien a defender su condicion de

clase. Esta ambiguedad llevo a la constitucion de verdaderas dinastias de

judios de la Corte que no necesariamente tenian el apoyo consensual de sus

comunidades. Con el tiempo el monarca (musulman o cristiano) les habria

dispensado de pagar impuestos como al de la carne casher, recayendo su pago

al resto de la comunidad. A veces el cortesano podia vivir fuera del barrio

judio, era dispensado de utilizar el signo distintivo, excepcionalmente le

era concedido portar armas, cabalgar a caballo etc.. Lo que muchas veces le

llevo la animosidad y el enajenamiento por parte de las comunidades judias

embarcadas muchas veces en una lucha entre sus elites oligarquicas y sus

clases populares (E.g. Yom-Tov Assis, “Tsisa jevratit umaabak bein maamadi

bekehilot Sefarad lifnei haguerush”, in: Yosef Dan (ed.), Tarbut vehistoria,

Jerusalen 1984, pp. 121-145). Es por ello que el historiador Haim Bienart

llego a distinguir entre judios de la Corte “buenos” y los “malos”, de

acuerdo con el grado de solidaridad y de sensibilidad de estos con respecto

al sentir de sus comunidades. Personalmente creo que esta division peca por

dualista. El judio de la Corte en tierras del Islam o en la Peninsula

Iberica era un tipo de liderazgo que solia incluir en una misma persona

ambas condicionantes (Haim Beinart, Los judios en las Cortes Reales de

Espana, Buenos Aires 1975) .

 

En cuanto al resto de los paises de la cristiandad (especialmente: Italia,

Alemania, Francia e Inglaterra) todo parece indicar que el surgimiento de

las comunidades judias locales como centros de liderazgo autonomo tambien

fue acompanado por una tradicion religiosa anterior, aunque se encontrase

mayormente desprovista de una continuidad tradicional en el plano de sus

modelos de liderazgo. Esto quizas se deba a la paucidad numerica de las

comunidades judias del norte de Europa (para el siglo XI se calculan unos

20.000 judios residentes en Alemania y una suma un poco menor para los

judios de Francia residentes al norte del rio Loire), a una autonomia menor

concedida por las monarquias cristianas (especialmente desde el siglo XII, a

partir del desarrollo de corrientes monarquicas centralistas) , asi como la

dependencia cultural de estos centros con el judaismo ya muy disminuido y

carente de un fuerte liderazgo politico que era Erets Israel.

Las investigaciones modernas vienen senalando que si para las comunidades

judias en tierras del Islam fue Babilonia la fuente esencial de influencia,

en el caso de Europa del norte habria sido esencialmente la impronta de

Erets Israel. Asi y hasta el siglo VIII el relativamente numeroso judaismo

en Bizancio y en el sur de Italia (Apulia, Sicilia) habrian mantenido

fuertes lazos de dependencia con el liderazgo religioso de las Yeshivot de

Erets Israel. Pero a partir de entonces surgiria un paulatino

distanciamiento con respecto a este centro que seria la consecuencia de la

penetracion creciente de la influencia babilonica en aquellas regiones y muy

especialmente, debido al nacimiento de un liderazgo religioso local y

autonomo. Ahora bien, las comunidades judias asentadas al borde del rio Rhin

(Ashkenaz) tendrian por origen el establecimiento de algunas familias

provenientes de Italia y en menor medida de Espana y Provenza. Hasta por lo

menos el siglo XI eran aquellas familias de patricios judios alemanes (los

Kalonymos, los Abun, los Machir) quienes influirian sobre las comunidades

del Norte de Francia aun despues de la actividad de un Rashi (Troyes

1040-1105) o de los Baalei Hatosafot (siglos XII-XIII), mientras que a

partir de los siglos XII y XIII les ocurria lo propio a otras comunidades

judias fruto de la expansion francesa (e.g. Inglaterra tras 1066) o alemana

(e.g. Austria, Bohemia) (Abraham Grossman, Jajamei Ashkenaz harishonim,

Jerusalen 1981; Idem, Jajamei Tzarfat harishonim, Jerusalen 1995). Estas

comunidades fueron, al menos hasta el siglo XIII, de proporciones bastante

reducidas y de relativa homogeneidad socio-economica y cultural, si las

comparamos a las comunidades judias del Oriente y del Mediterraneo, lo que

repercutio en la homogeneidad y en la cercania entre sus lideres y

liderados. Sus judios se dedicaban esencialmente al comercio internacional y

solo mas tarde al prestamo de dinero a interes. En estos contextos debemos

comprender asimismo la emergencia de un liderazgo espiritual local e

independiente a la par de la constitucion de verdaderas federaciones

comunitarias regionales (como la de Shum para las comunidades renanas) afin

de garantizar el cumplimiento de las decisiones adoptadas por las pequenas

comunidades (kehilot) europeas (las llamadas takanot) (hacia 1096 existian

unas 20 comunidades judias en Alemania) muchas veces divididas por las

fronteras politicas de una Europa fragmentada. Esta caracteristica sera una

de los fenomenos mas salientes de la historia judia europea durante la Edad

Media (Louis Finkelstein, Jewish Self-Government in the Middle-Ages, New

York 1964 ) De esta manera, encontramos a lideres religiosos como Rabenu

Guershom Meor-Hagola (“la luz del Exilio”) (960- Mainz 1028) , que contra

todo precedente rabinico impone la monogamia como unica forma de matrimonio

judio, asi como la prohibicion manifiesta de que el esposo pudiese

divorciase sin la correspondiente anuencia voluntaria por parte de su esposa

bajo la pena de excomunion (herem) . Esta medida de coercion que impone tan

solo el ostracismo social del criminal en los marcos de una o varias

comunidades indica la existencia de un verdadero consenso contractual y

voluntario entre los lideres comunitarios y sus liderados, pero tambien como

veiamos atras, era el resultado de una cooperacion por parte de las

autoridades no judias. Sin embargo esta relativa horizontalidad entre

lideres y liderados no se daria para siempre. El crecimiento de las

comunidades ashkenazies, la competencia economica creciente entre los judios

y los habitantes cristianos de las ciudades, asi como el ascenso de los

apetitos centralizadores de los monarcas y del papado, habian creado

fenomenos de dinamismo y de tensiones entre los lideres entre si y con

respecto a sus liderados. Por una parte, el crecimiento demografico y las

corrientes emigratorias crearon una mayor heterogeneidad cultural y

socio-economica entre los judios de Ashkenaz. Asi nacia un rabinato

profesional (i.e. que vivia de su saber religioso) que venia a suplir las

carencias de las masas ignorantes. Por otra parte, la division entre

aquellas familias de patricios fundadores y los que emigraron

posteriormente, afianzo el ascenso de un liderazgo judio “laico” y elitista:

los sindicos (parnasim) o tovei hair (boni homines), que comenzaron a ver en

el rabi un mero empleado comunal para la labor ritual de la comunidad y en

su propia funcion, la de lideres comunitarios (Mordechai Breuer, Rabanut

Ashkenaz bimei habeinaim, Jerusalen 1976) . Por otro lado, las percepciones

externas hacia los judios en tanto que “siervos del tesoro” (servi camerae)

por parte del monarca absoluto, o en tanto que sujetos a la “potestad

apostolica” de acuerdo con los papas “reformadores”, al hacer de la

comunidad judia otro elemento de poder real o papal, trajo consigo una mayor

injerencia de las autoridades gentiles en la eleccion de sus lideres

comunitarios ya sea como rabinos o en tanto que parnasim. Esta situacion

llevo al ascenso de familias “plebeyas” al zenit del liderazgo comunitario

no por sus propias virtudes sino debido a que su riqueza les habian

garantizado la confianza y el apoyo del principe, del obispo o del rey, en

materias comunitarias. Desde entonces, las comunidades judias del norte de

Europa sumidas en luchas mas o menos abiertas entre rabinos y parnasim

entraba en una fase de tensiones entre un liderazgo compuesto por “nuevos” o

por “viejos” ricos o sabios, apoyados o rechazados por las estructuras del

poder de la sociedad mayoritaria. Sin embargo ( con la excepcion de los

judios en Inglaterra o de Italia del centro y norte), no se pudo dar un

verdadero fenomeno de judios de la Corte como en el caso de la Espana

cristiana. Esto se habria dado asi debido al hecho que el crecimiento

cuantitativo y cualitativo de estas comunidades judias fue silenciado por

las expulsiones, por las matanzas y por las conversiones forzadas provocadas

o aceptadas a posteriori por sus gobernantes.

 

 

 

Fin de la Edad Media y comienzos de la Edad Moderna

Fin de la Edad Media y comienzos de la Edad Moderna (Las

Federaciones (Vaadim); El periodo pre-emancipatorio ).

 

El paso de la historia del pueblo judio del fin de la Edad Media a la Edad

Moderna estan marcados por una serie de vaivenes geograficos y demograficos

de impronta considerable. Como anteriormente lo veniamos mostrando, las

conversiones en masa, las matanzas, las expulsiones y la “ghettoizacion” de

los judios en Europa occidental llevaron consigo un proceso de vaciamiento

de judios publicos en los paises europeos, y la confinacion en Ghettos en

los Estados Pontificios y en la Republica Veneciana. Se daba entonces, un

proceso de emigracion hacia Oriente y el consecuente florecimiento de nuevos

centros judios en aquellas regiones (Polonia-Lituania y el Imperio Otomano)

de gran importancia por su densidad demografica y por su influencia sobre el

resto de la Diaspora. Esta concentracion en el Oriente fue acompanada por un

proceso de relativa unificacion del rito judio, creandose a partir de las

postrimerias del siglo XVI dos grandes vertientes rituales: la ashkenazi y

la sefardis, como consecuencia de la labor codificadora de Rabi Yosef Caro

(1488-1575) y de su homologo ashkenazi, Rabi Moshe Isserles (c. 1525-1572).

La difusion de la Cabala de Safed tambien cumplio el rol de elemento

unificador en el seno de buena parte del judaismo diasporico. Estos procesos

de “comunicacion” y de “globalidad” entre las comunidades mas diversas

explicaria parcialmente la difusion que tuvo el movimiento del falso mesias

Shabtai Zvi (convertido al Islam en 1666) en el Imperio Otomano, llegando

desde el Yemen hasta Holanda. Lo que llevo a Gershom Scholem a senalar que

esta “mediatizacion” del movimiento “sabateano” de caracter activista en el

plano de la Redencion mesianica, seria una de los indicios mas marcantes que

senalaban el paso del pueblo judio a la Edad Moderna.

 

El segundo movimiento migratorio se dio en el sentido contrario y sobre

todo, a partir del siglo XVII. Ahora atraidos por la Europa absolutista y

mercantilista, comenzarian a restablecerse nuevas comunidades judias en

Europa Central y Occidental. Las mismas comunidades que en definitiva

viviran en carne propia fenomenos de primer orden que otrora fueron

senalados como los comienzos mas cabales de la modernidad judia: el

Iluminismo judio (en la persona de Moises Mendelssohn (1729-1786) segun

Heinrich Graetz) y la Emancipacion de los judios con su paso a la condicion

de ciudadanos (eventos como la Revolucion Francesa de 1789, segun Simon

Dubnow o Rafael Mahler). Recientemente el historiador Shmuel Ettinguer

mostraria que fueron las propias condicionantes de la repoblacion judia de

Europa Central y Occidental las responsables del paso a la modernidad, por

lo que se deberia anticipar la linea demarcatoria de la periodizacion a unos

150 anos, aproximadamente. Sea como fuere, resulta claro que tanto para

Scholem como para Ettinguer se trata de una epoca de profundos trastornos en

el vivir judio y de relevancia capital para su devenir en la posteridad.

 

A los efectos de nuestro curso veremos sucintamente en que medida estos dos

procesos migratorios que mencionabamos antes contribuyeron a la creacion de

nuevos modelos de liderazgo judio.

 

El paso de Occidente a Oriente

a- El paso de Occidente a Oriente

La emigracion de los judios hacia el Oriente llevo a la fortificacion de dos

centros de vida judia de primer: el Imperio Otomano y el reino de Polonia

(Lituania). Eran entonces dos potencias de primer orden que veian en el

judio un factor cardenal para la reactivacion de las economias locales Se

estima que hacia finales del siglo XVI vivirian unos 150.000 judios en el

Imperio Otomano (excluyendo el Magreb), mientras que en Polonia y Lituania

su numero total oscilaria en las 75.000 personas. Con el paso del tiempo el

crecimiento demografico tendera a favorecer al judaismo del Este-europeo, ya

que a mediados del siglo XVII se contarian unas 300.000 residentes de fe

mosaica. A fines del siglo XVIII sumaban 750.000 almas.

1-Europa Oriental

“Clarum regnum Polonorum est paradisum Judaeorum”, era un dicho difundido

que tras la experiencia de la Shoa nos parece hoy una ironia. Sin embargo,

desde 1264 los judios eran autorizados a residir en Polonia y a partir de

1512 sabemos de la nominacion de judios encargados de recolectar los

impuestos: lo que junto con la existencia de los rabanei medina para las

grandes regiones que conformaban Polonia y Lituania (una suerte de autoridad

religiosa y politica muchas veces nombradas por el monarca polaco),

constituian el estado embrionario de un judaismo este-europeo en plena

expansion. El organismo de liderazgo maximo que caracterizara a este

judaismo sera el Vaad Harba haAratzot en Polonia (“el Consejo de las cuatro

regiones”: la Gran Polonia, la Pequena Polonia, Podolia y Volhynia) y el

Vaad Lita (“el consejo de Lituania” compuesto por: Brest-Litovsk, Grodno y

Pinsk). Estos “Consejos” habian comenzado a funcionar a partir de finales

del siglo XVI, reuniendose en sus comienzos dos veces al ano en las grandes

ferias para tratar en torno a asuntos impositivos. Sin embargo, estas

estructuras confederativas de liderazgo pasarian a tratar tematicas de orden

propiamente comunitario (educacion, asistencia a los necesitados, evitar la

competencia economica desleal, etc. etc.) . Ahora bien, la unidad primera

de estas organizaciones eran las comunidades (kehilot) . Estas enviaban a

sus representantes a sus respectivos consejos regionales (glilot) , quienes

enviaban sus representantes a los veadim. Los veadim poseian por su parte su

burocracia e instancias de liderazgo que incluian un parnas a la cabeza del

Ejecutivo del “Consejo” y un shtadlan cuya tarea era la de ser mediador

entre las comunidades judias y las autoridades no-judias. Este sistema

representativo de liderazgo judio nos puede parecer democratico. En

realidad, aquellos que tenian uso de voto en cada kehila eran sus miembros m

as ricos y prominentes, por lo que los veadim eran una confederacion de

cariz oligarquico. Con la crisis social de 1648, la alienacion entre el

Consejo y las masas judias llego a tal punto que fueron las guildas

profesionales y el movimiento jasidico que vinieron a llenar este espacio de

liderazgo representativo. Tras las terribles matanzas anti-judias de los

anos1648-1649 llevadas a cabo por las tropas ucranianas de Bogdan

Chmielnicki y las guerras de Suecia y de Rusia contra Polonia en 1660, el

judaismo polaco pasaba por momentos de crisis y de pauperizacion que los

“Consejos” no pudieron proponer respuestas convincentes a sus liderados. Asi

la disolucion del Vaad Harba haAratzot en 1764 por parte de las autoridades

polacas, era tambien funcion de la emergencia de otro modelo de liderazgo

judio alternativo (junto a las guildas y cofradias): el jasidismo (Shmul

Ettinguer, “The Council of the Four Lands”, in: Anton Polonsky et al.

(eds.), The Jews in Old Poland 1000-1795, London & New York 1993, pp.

93-109). En estos contextos de liderazgo alternativo, tenemos que comprender

el exito y la difusion del movimiento jasidico en la persona de Rabi Israel

Baal Shem-Tob (1700-1760) y de sus continuadores. El Rabi o Tzadik de los

jasidim se erigia como un verdadero lider espiritual y mistico que no

solamente a traves de su imitacion y su adhesion se conseguia establecer

nexos de mediacion con una Divinidad a la que no siempre se le podian

comprender sus intenciones. El Tsadik era el representante de Dios sobre la

tierra y su lider carismatico, por excelencia. Emplazados generalmente en

pequenas localidades, los lideres jasidicos imponian la creacion de nuevos

centros de liderazgo que poseian sus propias Cortes y que influenciaban

mucho mas alla del perimetro de la ciudad o del pueblo en cuestion. Estas

realidades nos explican que muchas veces los lideres jasidicos se

enfrentaran con las autoridades establecidas de las comunidades en torno a

tematicas como ser los lugares de culto (sinagoga o shtiblej) y la manera de

matar ritualmente a los animales (shjita)). El hincapie puesto por los

primeros jasidim en el sentimiento, en coronar los preceptos divinos mas con

lo vivencial que con lo intelectual, suponia erigir un liderazgo alternativo

y contestatario al existente que no parecia dar respuestas eficaces a la

masa de sus liderados. (Chone Shmeruk, “Hasidism and the Kehilla”, in: Anton

Polonsky et al. (eds.), The Jews in Old Poland 1000-1795, London & New York

1993, pp. 186-195)

El Imperio Otomano

2- El Imperio Otomano

En el Imperio Otomano las cosas fueron un tanto diferentes, por lo menos en

sus comienzos. Y es que en esta vastisima region que iba desde los Balcanes

a la frontera Persa y desde alli hasta Marruecos, los emigrados provenientes

de la Peninsula Iberica se encontraron con comunidades pre-existentes

establecidas desde antano. Los descendientes del judaismo bizantino o lo

“romaniotes” en los balcanes y las comunidades autoctonas de los mustaarabim

en el Medio Oriente y en el Norte de Africa. Ahora bien, a pesar de la

minoria numerica de los emigrados hispanos, estos poseian una autoconciencia

de superioridad cultural frente a sus anfitriones judios, mientras que las

autoridades otomanas u otras veian en sus elites elementos que por su

importancia economica merecian tener las “riendas” del liderazgo judio

(Joseph R. Hacker, “Superbe et desespoir; l’existence sociale et spirituelle

des Juifs iberiques dans l’Empire ottoman”, Revue Historique, DLXXVIII

(1991), pp. 261-263). Asi en un primer momento los contactos entre los

megorashim (“expulsados”) ibericos y los toshavim (“habitantes autoctonos”)

se caracterizaron por enfrentamientos y tensiones intercomunitarias tanto en

un plano ritual (costumbres) como en el del liderazgo comunitario (e.g.

formacion de comunidades diferentes de megorashim y de toshavim), que

generalmente, terminaron por la victoria de los megorashim sobre los

toshavim .

 

En el Imperio Otomano no habria aun un liderazgo institucional centralizado

hasta las reformas del Tanzimat durante el siglo XIX. Aceptadas como

autonomas, las comunidades judias en el sistema del millet basado en el

derecho islamico, poseian en cada ciudad o localidad sus kehilot

reconocidas, lo que permitia la creacion de un sin fin de agrupaciones e

instancias de liderazgo de acuerdo al origen de sus miembros o a otros

criterios de filiacion grupal. En general, cada kehila giraba en torno a su

sinagoga que articulaba el resto de sus instituciones comunitarias. Ahora

bien, cada ciudad de importancia poseeria un liderazgo en comun,

representado por el estaba el Haham Bashi en lo religioso y el k?ya o

shtadlan en lo civil (i.e. la colecta de los impuestos gubernamentales y

comunitarios), actuando por ende como representante politico de los judios

locales ante las autoridades (Stanford J. Shaw, The Jews of the Ottoman

Empire and the Turkish Republic, New York 1991, cap. 2). Esta fragmentacion

del liderazgo comunal se muestra casi que contraria a los sistemas

confederativos del judaismo Este-europeo de aquel entonces, conllevando la

dificultad de llegar a controlar a sus miembros ya divididos en razon a su

heterogeneidad comunitaria. Por ello, de cuando en cuando se realizaban

esfuerzos a nivel local para llegar a acuerdos (haskamot) que tengan una

aplicacion general en una region o ciudad. Pero la falta de un liderazgo

centralizado era siempre factor de dificultad a la hora de llegar al

consenso aun en las pocas instituciones existentes de liderazgo

inter-comunitario. Asi por ejemplo, con la muerte del Haham Bashi de

Estambul el “romaniote” Rabi Eliahu Mizrachi en 1526, las tensiones entre

“sefardies” y “romaniotes” fueron tales que solo en 1834 se pudo nombrar a

un sucesor a dicho puesto!

 

Este vacio en los andamiajes del liderazgo de los judios del Imperio Otomano

(y las regiones mas o menos dependientes del mismo) fueron aprovechados por

los judios avecinados a la Corte del Sultan. Estos, generalmente de origen

iberico –muchos de ellos de origen “marrano”- actuaron como prominentes

consejeros, banqueros, diplomaticos, medicos, etc., desde el siglo XVI y

hasta la segunda mitad del siglo XVII. En algunos casos llegaran a tener

titulos de nobleza como fue el de Don Yosef Nasi, Duque de Naxos (c.

1524-1579) o el de Alvaro Mendes/Ibn Iaish Duque de Mitilene. En calidad de

judios de la Corte estos se erigian como representantes y lideres de los

judios ante el Sultan y en algunos casos como patrones “proto-sionistas” de

la colonizacion judia en Safed y en Tiberiades en (Leah

Bornstein-Makovetsky, “L’activite diplomatique de l’elite sepharade apr?s l’

expulsion”, in: Shmuel Trigano (ed.), La societe juive ? travers de l’

histoire, Paris 1993, vol. III, pp. 433-462). Su dependencia con un Sultan

cada vez menos dependiente de sus cortesanos judios y mas de su propia

Corte, los llevaria a perder su eficacia representativa en tanto que lideres

ad hoc del judaismo otomano. La relativa ineficacia del liderazgo judio

establecido frente a los embates del movimiento mesianico de Shabtai Tzvi a

mediados del siglo XVII seria una prueba de ello.

 

 

De Oriente a Occidente

i- De Oriente a Occidente

Por otra parte, desde los comienzos del siglo XVI se puede percibir a claras

un proceso de emigracion de Oriente a Occidente y de re-poblamiento de

Europa Central y Occidental por judios, llevados a cabo esencialmente por

dos fenomenos autonomos de establecimiento en torno a:

1) La constitucion de comunidades judias de origen “marrana”

2) Las comunidades cuyas bases fueron los “judios de la Corte” (Hofjuden)

Como veremos a continuacion, las diferencias que separan ambos fenomenos,

revisten al menos tres elementos en comun e interdependientes:

 

1- El ser comunidades sin tradicion politica e institucional

2- Su extrema dependencia con sus lideres politicos

3- Sus trazos de liderazgo “moderno” .

 

Las comunidades de origen Marrana

1) Las comunidades de origen “marrana”

El fenomeno “cristiano nuevo” o “marrano” desde sus comienzos fue acompanado

(en Espana desde 1391 y en Portugal desde 1497) por olas migratorias y por

la conformacion de nuevas comunidades. En un principio dirigidos

esencialmente hacia al Norte de Africa y al Imperio Otomano, durante el

siglo XVI encontramos comunidades judias de origen “marrana” en Italia (e.g.

Ferrara, Venecia, Liorna), mientras que durante los siglos XVII y XVIII en

Europa del Norte y Occidental (e.g. Amsterdam, Hamburgo, Londres) y en las

Americas (e.g. Recife, Curazao, Nueva York) . Estas comunidades respondian a

los motivos bien dificiles de discernir entre las persecuciones religiosas o

etnicas en Iberia y la busqueda de nuevos horizontes de expansion economica.

Y es que esta “gente da na??o” o “homens de negocios”, como eran llamados,

basaban su vida grupal en el poderio de sus elites dedicadas al comercio

internacional o a la banca, erigiendo para ello redes de filiales en

aquellos lugares de especial atractivo economico. Por ello, la fundacion de

las comunidades sefardies de origen “marrana” en Europa Occidental iban de

la mano de la actividad comercial y financiera que ejerciesen sus miembros

mas prominentes. Cuando Richelieu, por ejemplo, ‘hacia la vista gorda” ante

la presencia de comerciantes portugueses de sospechosa fe mosaica en una

Francia que oficialmente no toleraba la presencia judia, ponia de manifiesto

que la razon de la presencia de estos sefardies obedecia a una basica “Razon

de Estado” sintetizada en su conveniencia y utilidad economica. Es en estos

marcos mercantilistas que podemos comprender que las comunidades de origen

“marrana” fuesen lideradas por sus elites economicas: los parnasim. Casos

como los potentados Duarte Nunes da Costa (alias Jacob Curiel) o Antonio

Lopes Suasso (Baron de Belmonte) de Amsterdam durante el siglo XVII,

muestran la existencia de un liderazgo sefardi de corte fuertemente

oligarquico.

 

Es verdad, tambien existian los rabinos y toda una burocracia religiosa

bastante sofisticada. Quizas mas que en otros contextos, el liderazgo

religioso se hacia mas imperioso que nunca en estas comunidades de antiguos

cristianos nuevos. Desde su ingreso en las kehilot estos “judios nuevos”

pasaban por un largo proceso de rejudaizacion a todos los niveles, lo que

implicaba la necesidad de poseer un liderazgo religioso muy activo y

vigilante. Sin embargo y como lo senala Yosef Kaplan, el paso del

“cristianismo” al judaismo de estos “marranos” iba de la mano de un proceso

de seleccion y adaptacion de aquellos elementos ibericos y cristianos que

podian ser de utilidad para la constitucion de esta nueva identidad judia

normativa y comunitaria. Entre ellos iria imponiendose la vision de un

liderazgo rabinico confinado al espacio sagrado de la sinagoga hostil a todo

“entusiasmo” religioso, mientras que el espacio publico y civil seria

relegado a las autoridades seculares de sus parnasim. Grosso modo,

estariamos frente a un liderazgo judio moderno en el sentido de su

delimitacion y separacion bien marcada entre los asuntos de la “Iglesia” y

los del “Estado” en el interior de sus comunidades (Yosef Kaplan, “La

comunidad sefardi de Amsterdam en el siglo XVII: entre la tradicion y el

cambio”, in: Los judios nuevos de Amsterdam. Estudio sobre la historia

social e intelectual del judaismo sefardi en el siglo XVII, Barcelona 1996,

pp.23-55).

 

 

 

Los judios de la Corte (Hofjuden)

2- Los judios de la Corte (Hofjuden)

El mercantilismo habia afectado a Europa Central especialmente entre los

anos 1650-1750. El ideal del monarca Absoluto que vela por la prosperidad de

sus habitantes se hizo eco en una region dividida en un mosaico de pequenos

Estados soberanos. En estos contextos politicos y economicos, el soberano

comienza a invitar a aquellos judios, generalmente, grandes comerciantes de

Europa Oriental y de Bohemia, que serviran su Corte por razones

estrictamente utilitarias. Seran los banqueros y los financistas del

monarca. En tanto que Hofjuden, la relacion de estos judios cortesanos con

respecto a la voluntad del soberano se caracterizara por lazos de extrema

dependencia, fragilidad y vulnerabilidad. Estas caracteristicas de base en

la relacion entre el Hofjude y el monarca las vemos en muchos casos

concretos. Asi, mientras que la Comunidad judia de Viena era expulsada en

1670 por Leopold I, siete anos despues el mismo gobernante nombraba al judio

Samuel Oppenheimer (1630-1703) como proveedor imperial y luego a otros

judios de la Corte que pasarian a vivir en Viena formando nuevos nucleos

comunitarios. Las posiciones manifiestamente antisemitas de Federico II de

Prusia (reina entre 1740-1786), no impidieron que “sus” judios financiasen

su campana militar durante la Guerra de los Siete Anos (1756-1763). Por lo

que la posicion del judio de la Corte fue, en general, mas que precaria, sin

poder reducirla tan solo al celebre caso de Sus Oppenheimer (1698-1738),

caido en desgracia tras la muerte de su soberano protector .

 

De acuerdo con Michael Graetz, no existiria ningun nexo de continuidad

entre los Hofjuden y los potentados judios del siglo XIX como los Rotschild.

Estos serian el fruto de un enriquecimiento posterior proveniente de las

clases medias (Michael Graetz, “Court Jews in Economics and Politics”, in:

Vivian B. Mann & Richard L. Cohen (eds.), From Court Jews to the Rotschilds.

Art, Patronage, and Power 1600-1800, Munich & New York 1996, pp. 27-43). Sin

embargo, existiria otro tipo de continuidad radicada en la impronta de los

Hofjuden como agentes de los procesos de modernizacion en el seno de las

comunidades judias. Y es que el judio de la Corte era el lider maximo e

indiscutido de sus comunidades. En muchas ocasiones, estas se habian erigido

tras la invitacion y el establecimiento del Hofjude por parte del soberano.

Lo que quiere decir que el Hofjuden solia ser la fuente de legitimidad de la

comunidad judia. Del Hofjude dependia la supervivencia de la comunidad judia

y a menudo, el propio integrante individual de la misma tenia por origen la

familia o el sequito de sus servidores y asistentes. Esto explica que de la

misma manera que el monarca absoluto ejercia un poder muy estrecho con

respecto al Hofjude , este ejercia su liderazgo absoluto con respecto a su

propia comunidad en todas sus instancias (civiles, religiosas,

comunitarias).

 

Es verdad, la necesidad del Hofjude en el sistema mercantilista prepararia

el terreno para la implantacion de una vision mas utilitarista y menos

“diabolizada” del judio en Europa pre-emancipatoria (Shmuel Ettinger, “Los

comienzos del cambio de actitud de la sociedad europea hacia los judios, in:

David Bankier (ed.), La Emancipacion judia, Jerusalen 1983, pp. 27-59). Pero

a su vez, el estrecho contacto del Hofjude con su Corte generaron a menudo

procesos de aculturacion judia en con el mundo cultural y mental de la

aristocracia no-judia de Palacio. La posicion en sus comunidades

jerarquicamente “indiscutida”, habria hecho que los liderados pudiesen

imitar referencialmente las “maneras aristocraticas” asimiladas por su

lider, el Hofjude. Alli radicarian, segun Shmuel Ettinger y Jacob Katz, los

inicios de los procesos de aculturacion, secularizacion y apertura hacia el

mundo no-judio que caracterizaran buena parte de la modernidad de las

generaciones posteriores.

 

 

Dos pensadores del liderazgo judío

a- Dos pensadores del liderazgo judio: Maimonides y Spinoza

b- Conclusion a la primera parte del curso

 

a- Dos pensadores del liderazgo judio: Maimonides y Spinoza

El decorrer de nuestro curso nos ha llevado por los meandros del

liderazgo judio a traves de su historia; desde los patriarcas hasta la

epoca de la Emancipacion. Hemos tratado de la continuidad y las

transformaciones del liderazgo judio a traves del tiempo, de los

contextos regionales y de las situaciones historicas. Sobre las

conclusiones de lo tratado hasta ahora nos referiremos en nuestro

capitulo de conclusion. Sin embargo, a la par de haber existido

lideres e instituciones de liderazgo judio, tambien existieron sus

correspondientes teorias de liderazgo. En cursos anteriores nos

habiamos referido a una ausencia explicita de una vision de liderazgo

sistematico a partir de la lectura de las fuentes biblicas. Tambien

hemos mostrado que durante el Segundo Templo y la epoca talmudica,

existia una verdadera reticencia por parte de los rabinos, los

jajamim, a toda busqueda de un liderazgo civil que pueda llevar al

ensoberbecimiento del lider y a la corrupcion de sus liderados. En

cambio, fue durante la Edad Media y los comienzos de la Edad Moderna

cuando presenciamos un verdadero florecimiento de teorias de liderazgo

judio, basadas mas que nada, en la relacion que deberia existir entre

el Poder Civil (Keter maljut) y el Poder Religioso (Keter kehuna y

keter tora). Una de las caracteristicas mas curiosas de estas

reflexiones es que casi nunca se basan en la experiencia de los

modelos de liderazgo judio existente en la Diaspora pero si en los

sistemas de gobierno no judio existentes en sus epocas. Y es que esto

parece indicar la existencia de una vision generalizada por la cual se

puede hablar de un verdadero liderazgo judio pleno cuando puede

ejercer mas o menos libremente, el Poder Civil y el Poder Religioso

sobre sus liderados. Quizas esta falta de reflexion teorica del

liderazgo diasporico sea la consecuencia de la tradicion biblica y

referencial, asi como de las expectativas mesianicas de la Redencion y

de la reconstitucion de la Dinastia de David. Puede haber sido

asimismo, fruto del convivir entre dos mayorias (el Cristianismo y el

Islam) que explicaban el sometimiento politico de los judios de la

Diaspora a los gobiernos gentiles como prueba empirica del abandono de

la eleccion Divina sobre el pueblo de Israel. Pero ademas, siendo sus

pensadores filosofos, centrados en la reflexion particular judia a

partir del pensamiento griego y de sus reformulaciones medievales, es

claro que el punto de partida de estos pensadores de la politica judia

seran los escritos politicos como los de Platon o de Aristoteles, para

quienes el gobierno de la Polis pasaba por una identidad, al menos

etnica, entre los lideres y los liderados.

 

Como deciamos, el punto de partida de estos pensadores del liderazgo

judio parece ser por una parte la observacion de un estadio pasado

biblico (y futuro utopico) en donde el Pueblo de Israel poseia su

propia soberania politica en constante dialogo con las fuentes del

pensamiento greco-romano. Pero por otra parte, las reflexiones

teoricas no se remitian tan solo a la abstraccion de un tiempo perdido

o a elucubraciones futuras de caracter hipotetico. Buena parte de

estas eran tambien el fruto de la observacion de los sistemas de

gobierno, de las instituciones de su entorno no-judio como punto de

referencia esencial. Asi debemos comprender cuando Don Isaac Abrabanel

(Lisboa 1437- Venecia 1508) tomaba el modelo contemporaneo de la

Republica de Venecia como el ideal de gobierno judio. Habiendo sido

judio de la Corte de los reyes de Portugal y de Espana; habiendose

visto exilado y sorprendido por el edicto de expulsion de los judios

de Espana en 1492, era claro para este que solo el sistema

republicano-representativo (aunque oligarquico) de Venecia era aquel

que ponia a salvo a sus liderados de las arbitrariedades y de los

caprichos mas repentinos y desmedidos de sus lideres.

Volviendo a nuestro tema, senalemos que las teorias de liderazgo

judio durante el Medioevo y los comienzos de la Edad Moderna mas que

tratar del liderazgo en si analizaban la relacion entre el Poder Civil

y el Poder Religioso. Para Aviezer Ravitzky se habrian elaborado

visiones muy diferentes sobre la convivencia entre estos poderes,

pudiendose catalogar en cuatro posibilidades: de unidad, division,

colision y subordinacion (Cf. Aviezer Ravitzky, Dat uMedina

bemajshebet Israel: degamim shel ijud, hafrada, hitnagshut o kfifut,

Jerusalen 1998). Ahora bien, el analisis de estas perspectivas traian

consigo un analisis bastante sistematico sobre el caracter de aquellos

lideres que ocupan el poder en base al modo de relacion entre el Poder

Civil y el Religioso. A los efectos de nuestro curso tomaremos tan

solo los dos ejemplos quizas mas significativos y contrastantes: el

del lider emergente a partir de un gobierno de unidad entre la

religion y la politica a partir de la teoria politica de Maimonides

(1135-1204) y el del lider en un sistema subordinacion de lo religioso

a lo politico en los escritos de Baruj Spinoza (1632-1677).

 

Maimonides y el liderazgo judio

Maimonides y el liderazgo judio.

De acuerdo con Maimonides, lo politico debera servir a lo religioso en

un sistema de unidad en la persona de su lider. Partiendo de que

existe una contradiccion entre la naturaleza del hombre como ser

politico (Aristoteles) cuya sociedad es la unica que le pueda

garantizar la concrecion de todas sus potencialidades y una

individualidad que lo lleva no solamente a distinguirse de los demas

sino a buscar la concrecion de sus apetitos caprichosos, Maimonides

propone a la ley y al lider como aquellos vehiculos de represion del

egoismo individual y de canalizacion del bien comun. Ahora bien, para

Maimonides los preceptos de la ley judia (la halaja) emanado de la

Tora es aquel sistema legal que no solamente se preocupa por el

bienestar politico y social de los hombres, sino tambien aboga por la

perfeccion espiritual de los hombres (“tikun hanefesh”) y el

conocimiento de la verdad. Por ello la Tora sera vista como la union

de lo terrestre y de lo espiritual, de lo politico y lo religioso. Lo

mismo sucedera entonces con el lider: quien deberia encarnar a su vez

la quintaesencia de las virtudes humanas y el conocimiento verdadero

de Dios. Asi Maimonides ve en la persona del Profeta biblico y muy

particularmente en Moises, como aquel modelo ideal de lider que

encarnaria ambas caracteristicas. Como se ve, podemos entonces

vislumbrar la impronta de Platon sobre la concepcion de liderazgo en

Maimonides. El Profeta maimonideano corresponde al filosofo de la

“Republica” solo que a partir de la lectura de Alfarabi, puesto que

sus aptitudes personales lo hacen idoneo para liderar a las masas

tanto en lo politico como en lo religioso. Pero el Profeta supera al

filosofo-estadista de la “Republica” de Platon porque sus cualidades

“imaginativas” le permiten conocer el mensaje de Dios hacia los

hombres (Leo Strauss, “The Philosophical Grounding of the Law”, in:

Philosophy and Law- Essays Toward the Understanding of Maimonides and

His Predecessors, Philadelphia 1987, pp. 79-110). Tambien el Mesias

maimonideano encarna las mismas caracteristicas de lider que une lo

politico con lo civil. En cuanto al monarca, si bien no posee la

mediacion carismatica del profeta ante Dios, este debe someterse a la

ley Divina (la Tora) actuando en pos de su implantacion y cumplimiento

en su reino. La vision del lider ideal en Maimonides impondra

entonces reconocer en ella su caracter elitista como lo estipulan

algunos pasajes de su “Guia de los Perplejos” (e.g. 2:36). Ya sea

desde la optica de la excepcionalidad personal de los requisitos del

lider, asi como el rol del lider frente a sus liderados. De acuerdo

con Maimonides, seria el lider aquel que actua como mediador de Dios

frente a las masas generalmente ignorantes y supersticiosas con un

alto sentimiento de responsabilidad paternalista.. Sin embargo hay

quienes sostienen que el elitismo de Maimonides presente en la “Guia

de los Perplejos” y en su teoria politica ideal, debe ser equilibrado

por una vision contraria que supone un liderazgo solidario y a la

escucha de sus liderados, tal como aparecen en sus “Epistolas”

(Abraham Halkin & David Hartman, Crisis and Leadership: Epistles of

Maimonides, Philadelphia-New York- Jerusalem 1985). Segun esta

tesitura interpretativa, tanto en las “Epistolas”, en su codigo legal:

el “Mishne Tora”, asi como en su propia biografia marcada por una

labor de intenso liderazgo como jefe de la comunidad judia

(especialmente en Egipto), muestran una concepcion de liderazgo, es

verdad, paternalista, pero cuyo lider judio debe estar a la escucha de

los problemas de su tiempo y sensible a la realidad de sus liderados.

Su deber seria guiar a su publico hacia un estadio superior de

cercania con respecto a sus necesidades y al conocimiento de la

esencia real de las cosas. A partir de esta tesitura interpretativa

podriamos suponer que Maimonides (en su propia persona?) habria visto

al lider judio en la realidad historica de la Diaspora como una suerte

de Profeta sin sus cualidades carismaticas-divinas ?

 

Spinoza y el liderazgo judio

Spinoza y el liderazgo judio.

La persona y la obra de Baruj/Benedictus de Espinoza/Spinoza parece

encontrarse en el polo opuesto de Maimonides. Este hijo de Marranos

portugueses instalados en Amsterdam fue excomulgado por la comunidad

judia del lugar en 1656 debido a su rechazo de la religion judia. A

partir de entonces, viviria en un entorno cristiano de librepensadores

y de deistas, sin por ello convertirse a ninguna otra religion.

Spinoza seria a lo sumo un “lider” de un grupo de unos pocos

esclarecidos: ni judios ni cristianos. Tan solo “filosofos”.

 

En su “Tratado Teologico-Politico” (1670), Spinoza trato de dos tipos

antiteticos de liderazgo: el biblico que lo caracterizaba como el

sistema teocratico y el gobierno basado en lo visto en su Holanda

natal caracterizado por fuertes trazos democraticos. Para Spinoza, la

teocracia biblica se manifesto por la voluntad del pueblo de Israel

de delegar su propia capacidad de raciocinio y de libertad personal

para en la persona de un lider investido por un pretendido poder

emanado de Dios, a modo del esclavo que delega su libertad a la

persona de su amo. Pero debido a que el lider biblico no es Dios sino

es un pretendido mediador que no usa de la razon sino de la

imaginacion se creo un liderazgo politico arbitrario justificado por

un sistema de creencias insensatas que mereceria el titulo de

supersticion. Por lo tanto Spinoza aspiraba a un sistema de liderazgo

basado en la razon y en la auto-critica. Consciente que esta busqueda

de la verdad a todo precio que caracteriza al filosofo es relevante

para unos pocos puesto que las masas solo la llevarian por las sendas

de la anarquia, Spinoza augura un sistema politico mayormente basado

en la razon que establezca la paz social sin llegar al error del

gobierno teocratico, aunque es consciente del valor educativo esencial

que posee la religion para las masas. Para ello decide reducir el

control de la religion por parte sojuzgarla a la del Poder Politico.

El Poder Politico y sus respectivos lideres cumpliran la funcion de

legislador mientras que el Poder Religioso sera un instrumento para

que las masas acepten y cumplan las leyes promulgadas por el Poder

Politico. Para ello, Spinoza pide transformar las religiones

existentes de manera que cumplan un servicio fiel, eliminando en lo

posible la mayor cantidad de supersticiones y de potencialidades

anti-estatales. Ahora bien, el lider politico debe ser consciente de

las necesidades “miticas” de su liderado pero el mismo no es filosofo.

El filosofo por su caracter individualista e iconoclasta nunca puede

ser un lider politico. A lo sumo es aquel que podra colaborar con el

lider politico quien por su propio rol, se encuentra lejos de conocer

la verdad en su desnudez. Con razon Leo Strauss sostiene que en el

pensamiento de Spinoza se da una relacion de cierta desdenosa

distancia con respecto a los sistemas de liderazgo que puedan

rapidamente degenerarse en una suerte de Totalitarismo laico (Leo

Strauss, Spinoza’s Critique of Religion, New-York 1965, pp. 224-250).

De hecho, Spinoza no esbozo ninguna teoria explicita de liderazgo

judio, puesto que habiendo identificado el judaismo con la Teocracia,

suponia que politicamente el judaismo no tenia mas nada que ofrecer.

Es mas, en esa religion estatizada que Spinoza proponia para educar a

las masas, este pensador abogaba por utilizar a la persona de Cristo

(no de Moises como en Maimonides) como emblema de pensamiento

religioso. De alli es que nos encontramos frente a la disyuntiva

tantas veces tratada si a Spinoza se lo puede catalogar como pensador

judio, ahora con respecto a sus modelos de liderazgo. Hay quien

sostiene que la judeidad de Spinoza radica tan solo en sus origenes y

en la reflexion que desarrolla a partir de las fuentes judias

estudiadas en su juventud. Asi, Leo Strauss sostiene que al “Tratado

Teologico-Politico” se lo puede leer como una respuesta a las teorias

politicas de Maimonides. Pero existe otra interpretacion: aquella que

ve en Spinoza precursor del judaismo laico antes que este naciese.

Aunque sin haber dado soluciones concretas para el judaismo

contemporaneo, las fuentes judias utilizadas por Spinoza suponen una

reflexion de liderazgo de potenciales interpretaciones judias en el

momento en que el judaismo laico se haya convertido en un fenomeno

social. Por ello no es de sorprenderse las lecturas entusiastas de

Spinoza realizadas por los judios laicos, sobre todo a partir del

siglo XIX. No es extrano entonces comprender que las directivas

propuestas por Spinoza para el lider del Estado cristiano puedan ser

de relevancia para el judio una vez que se genere el movimiento

sionista. Asi, entre los entusiastas de Spinoza encontramos al primer

ministro israeli David Ben-Gurion (1886-1973), a quien se le ha

reprochado haber querido “domesticar” la religion judia para afianzar

su poder de lider politico en el joven Estado judio (Yirmiyahu Yovel,

Spinoza, el marrano de la razon, Madrid 1995, pp. 183-212).

 

 

Concluciones desde los patriarcas hasta la Emancipacion
Conclusion a la primera parte del cursoAl venir a finalizar con esta parte del curso “Modelos de liderazgo

judio a traves de la historia. Primera parte: desde los patriarcas

hasta la Emancipacion”, quisiera hacerlo sucintamente a traves de la

constatacion de cuatro conclusiones basicas que se desprenden de

nuestro analisis :

1) Existencia- Nuestro curso mostro que el fenomeno de liderazgo judio

fue una constante durante su historia. Esta constante se dio porque

los judios fueron vistos, tanto por el exterior como por ellos mismos,

como una corporacion colectiva que necesitaba de sus lideres e

instituciones para canalizar sus necesidades y anhelos. Esta

constatacion que puede parecer pueril, lo sera en menor medida cuando

se compare esta parte del curso a la Segunda, caracterizada en buena

medida, por una adhesion mucho mas voluntaria del judio a sus lideres.

Hecho que implica que hasta la Emancipacion habrian mas medios de

forzar la aceptacion del lider por parte de los liderados.

2)Transformacion- Que el liderazgo judio paso por un sin fin de

transformaciones con una elasticidad sorprendente. Metamorfosis de

liderazgo dictadas por los cambios historicos que incluyen elementos

externos e internos. Para buena parte de su historia, diria Shmuel

Ettinguer, los judios supieron modelar sus propios modelos de

liderazgo en base a lo que las estructuras de gobierno de la mayoria

les permitian desarrollar. Pero a su vez, esta extrema maleabilidad

del liderazgo judio supuso en muchas ocasiones adoptar modelos de

liderazgo en base a lo visto en la sociedad circundante (e.g. en los

modelos de liderazgo no-judios). Ademas hemos visto lideres de todo

tipo, rehuyendo practicamente a toda homogeneidad o catalogacion

sociologica del ser lider judio.

3)Continuidad- Que a pesar de la extrema adaptabilidad del liderazgo

judio y su heterogeneidad, se puede esbozar una continuidad basica que

supone la constante del liderazgo judio. Pero ademas, este liderazgo

pareceria verse conformado por tres componentes esenciales en lo que

respecta a sus fuentes de autoridad: la existencia de un liderazgo

judio politico (keter maljut), de un “establishment” religioso (keter

kehuna), a la par de fuentes tradicionales o Divinas de liderazgo

(keter tora). Lo que no quiere decir que las relaciones entre estas

tres fuentes de poder se hayan dado de forma constante durante la

historia. Bien por el contrario! Sin embargo, esta constante nos habla

de un liderazgo judio que tiene por base esencial el reconocimiento de

una tradicion judia y de una religion mas o menos aceptada.

4) Exito- Nuestro estudio mostro que en la maleabilidad del liderazgo

judio: en su disposicion a la adaptacion y al cambio sin perder la

identidad basica de grupo radica su exito. Sin embargo, creo haber

mostrado a lo largo de estas paginas, una vision muy lejana a todo

romanticismo historico y nostalgico. Como ser lider no es solamente

representar a los liderados sino tambien liderarlos, la historia de

los liderazgos judios supuso tambien una historia de luchas de poder:

a veces frente a los liderados, otras veces, frente a otras instancias

de liderazgo paralelo o referencial (judio o no). Esta doble vision

del liderazgo judio como delegacion de poder y como poder en si, es la

que pretendi mostrar para no dejar en ningun lector el “gusto pastoso”

de un devenir comodo siempre justo, verdadero, razonable y por lo

tanto, inerte.

5)Eficacia- La adaptabilidad de aquellos elementos de cohesion de

identidad judia

El liderazgo judío en la era del Iluminismo y la Emancipación
Segunda parte: Desde la emancipación hasta nuestros días Dr. Iosi GoldsteinUnidad 8: El liderazgo judio en la era del Iluminismo y la Emancipacion

A. Introduccion: Aclarando conceptos

El tema que nos ocupa tiene un espacio importante en la historiografia de

las ultimas decadas. Un ejemplo cabal de ello es el libro publicado en el

ano 1992 por el Centro Zalman Shazar de Historia del Pueblo de Israel y la

Sociedad Historica Israeli, denominado “Lider y liderazgo”, basado en un

congreso cientifico desarrollado en Jerusalen en el ano 1987. En el mismo el

profesor Yehoshua Arieli acentua la paradoja de la libertad en la epoca

moderna: por un lado existe la “promesa prometeica” segun la cual la esencia

de la consciencia laica moderna es la libertad individual y la busqueda del

individuo para controlar su destino a traves de la ciencia y la tecnologia,

pero por otro lado esta era la asigna una importancia creciente y crucial a

factores y procesos impersonales que minimizan la posibilidad de que todo

individuo pueda fijar su destino. Esta paradoja acompano a los movimientos

revolucionarios de la era moderna, y se manifiesta en forma candente en

nuestros dias. Una de las respuestas a esta paradoja fue la tendencia a

generar lideres que intentaron interpretar y solucionar el dilema basico que

se nos ha presentado. Al no poder cada individuo controlar la naturaleza y

definir su propio destino, deposita en una autoridad reconocida el derecho a

reclamar sus libertades esenciales. Es por ello que la era moderna es

tambien la era de grandes ideologias, como el Liberalismo, el Socialismo, el

Comunismo, el Fascismo, etc. Ninguna ideologia pudo desarrollarse e

implementarse sin la intermediacion de un liderazgo reconocido. El rol de

estos lideres fue buscar cerrar las brechas entre la realidad y los ideales

prometeicos de libertad, control de la naturaleza y del destino propio.

Frente a estos ideales se desarrollaron ideologias nacionalistas de raices

romanticas y organicistas que rechazaron la idea de libertades individuales,

elevando la nocion de la nacion como ente superior que debe ser liderado

hacia su destino de grandeza, o ideologias marxistas que definen a la clase

social proletaria como ente depositario de los ideales de libertad y futura

armonia, para lo cual es necesaria una vanguardia revolucionaria o liderazgo

con la capacidad de interpretar las necesidades “objetivas” del proletariado

y buscar su liberacion.

El liderazgo judio en la epoca moderna estuvo signado por procesos

historicos y sociologicos que afectaron a Europa y otros continentes en

general. La epoca del Mercantilismo y de las monarquias absolutistas desato

nuevas fuerzas en el seno del Judaismo europeo que dificilmente puedan

ignorarse. La transicion de una comunidad tradicional y autonoma a un

organismo voluntario dependiente del estado central genero nuevas

necesidades que solo un nuevo modelo de liderazgo podria enfrentar. Tal como

lo establecio el sociologo Yaacov Katz en su libro “Tradicion y Cambio”, la

disolucion de la comunidad judia tradicional fue acompanada por una busqueda

de nuevas esferas de accion basadas en nuevas teorias, orientadas hacia

conocimientos cientificos, razonamientos filosoficos, y una idea optimista

de progreso general. Los lideres del Iluminismo judio buscaban formas de

integracion de los judios a los espacios “neutrales”, libres de prejuicios

religiosos. Este fue el primer gran desafio del liderazgo judio europeo en

la epoca contemporanea.

Pero los nuevos modelos de liderazgo judio debieron tomar en cuenta una

realidad particular del pueblo judio. La fragmentacion interna, la falta de

unidad politica y espiritual, son una constante que marca las pautas de

liderazgo que se cristalizaron a partir de la Revolucion Francesa. Asimismo,

los procesos migratorios que se desarrollan desde el siglo XIX definen un

nuevo mapa de la dispersion judia que obstaculiza la posibilidad de aceptar

un liderazgo comun. En resumidas cuentas la separacion entre el mundo

occidental y el mundo de Europa oriental y paises islamicos, incidio en los

modelos de liderazgo y en la influencia de diversos lideres judios. En otras

palabras, no debemos hablar de liderazgo judio sino de modelos de liderazgo

y de diversos contextos que nos permiten comprender el rol que cumplieron

los lideres judios en el marco de sus respectivas comunidades.

El liderazgo judio moderno debe pues analizarse en funcion de varios

parametros especiales:

1. El contexto de la modernizacion economica y la transicion hacia un mundo

capitalista.

2. El contexto de la secularizacion religiosa y cultural, con el impacto del

racionalismo y del Iluminismo (Haskala) en marcos judios.

3. El contexto de la emancipacion politica y la integracion de los judios

como ciudadanos con aparente igualdad legal.

4. El contexto demografico de conformacion de un centro judio con creciente

importancia en los Estados Unidos en particular y en el mundo occidental

democratico en general. A la par notamos la decadencia paulatina del

Judaismo de Europa Oriental (Rusia Zarista) y el muy lento despertar de las

comunidades judias bajo dominio Otomano o de paises arabes.

5. El contexto historico de la decadencia de los grandes imperios y el

ascenso del nacionalismo etnico como variante politica importante que

desestabiliza a los regimenes conservadores europeos. Las guerras nacionales

del siglo XIX y las guerras mundiales del siglo XX son sin duda un factor

esencial que impacto en la evolucion de comunidades judias y genero

distintas repuestas del liderazgo judio.

6. El contexto historico-politico del surgimiento del movimiento sionista,

su evolucion como fuerza colonizadora en Palestina-Eretz Israel, y la

creacion del Estado de Israel. Este contexto es fundamental ya que del mismo

surgiran pretensiones de liderazgo que no todos los sectores del pueblo

judio aceptaron. En este eje politico los lideres sionistas debieron

enfrentar al liderazgo de otras fuerzas opuestas al Sionismo, como ser al

partido socialista judio “Bund” o el partido ortodoxo “Agudat Israel”.

En funcion de estos parametros desarrollaremos nuestro analisis de los

modelos de liderazgo judio en la era moderna. En la presente unidad

analizaremos los nuevos modelos de liderazgo judio en la epoca del

Iluminismo y la Emancipacion, es decir desde fines del siglo XVIII hasta

mediados del siglo XIX. Los demas focos historicos seran los siguientes:

– La era del Nacionalismo (desde mediados del siglo XIX hasta la primera Guerra Mundial).

– La epoca del Mandato Britanico en Palestina-Eretz Israel y del Holocausto (1920-1948).

– Las primeras decadas del Estado de Israel (1948-1973).

– La era de las negociaciones de paz (1973-1999).

Del marco conceptual y cronologico anteriormente expuesto se puede deducir

una tendencia a acentuar un enfoque centrado en el Sionismo y el Estado de

Israel. Ello no necesariamente sera asi, si bien no cabe duda que el

surgimiento del Estado de Israel, despues de la terrible tragedia del

Holocuasto con todas sus implicancias a nivel del liderazgo judio,

represento para el pueblo judio un desafio ineludible: ante la enorme

debilidad estructural de la existencia judia en el mundo se intento

presentar un Estado judio que reivindica a todo el pueblo y lo lidera, que

pretende superar las debilidades estructurales de fragmentacion, dispersion

y migraciones permanentes. En este sentido consideramos legitimo establecer

los focos de analisis en el siglo XX en base al desarrollo de la comunidad

judia de Eretz Israel y la evolucion del Estado de Israel, si bien no nos

restringiremos en forma exclusiva a los modelos de liderazgo surgidos en

Israel.

Nuevos modelos de liderazgo moderno: Moises Mendelssohn
B. Nuevos modelos de liderazgo moderno: Moises MendelssohnMoises Mendelssohn (1729-1786) representa sin lugar a duda el prototipo de

lider judio de la era del Iluminismo. Si bien su marco de accion fue una

Alemania dividida y liderada por Prusia, las pautas de su liderazgo reflejan

dilemas comunes al Judaismo del siglo XVIII. Mendelssohn incurrio en campos

de accion y reflexion nunca vistos anteriormente, salvo quizas en el caso de

Baruj Spinoza en el siglo XVII. La conjuncion de rasgos pragmaticos

(estudios de contabilidad y dedicacion al comercio) con rasgos filosoficos

(insercion en salones literarios, publicacion de obras en aleman que

trascendieron los circulos judios), y razgos tradicionales (enorme erudicion

en las fuentes del Judaismo, interes en la filosofia judia medieval),

constituyen una formula novedosa que tuvo un enorme impacto en el desarrollo

del Judaismo contemporaneo. El hecho de que Mendelssohn haya actuado con

consciencia de liderazgo, ofreciendo un nuevo modelo de vida para el judio

moderno, nos permite acentuar su figura como prototipica. La orientacion

hacia el futuro y la intencion de marcar un camino para los judios en una

sociedad emancipada de la religion oficial, son tambien parametros

importantes para comprender la trascendencia del liderazgo de Mendelssohn.

Mendelssohn fue un judio cabal, cumplidor de las normas que el Judaismo

tradicional prescribe, pero abierto hacia las nuevas tendencias culturales y

dispuesto a promover una sintesis entre lo tradicional y lo moderno, basada

en un ideal optimista de integracion a la sociedad circundante sin renunciar

a la identidad propia. En una epoca signada por la disolucion de marcos

comunitarios autonomos y de profundos cambios sociales, Mendelssohn

simbolizo la imagen del judio que quiere y puede vivir en dos mundos, con su

enorme capacidad intelectual supo ser a la vez un filosofo que influyo en

intelectuales de renombre como Kant y Lessing, y un propulsor de la cultura

judia en aleman (por ejemplo con la traduccion del Pentateuco al aleman o su

“Biur”, comentarios en aleman de esa fuente). Su liderazgo radica en el

hecho de que supo sintetizar las nuevas tendencias y simbolizar todo lo que

la corriente de la “Haskala” (Iluminismo Judio) pretendia. En terminos de

Yaacov Katz, Mendelssohn represento el prototipo de “maskil”, judio

ilustrado versado tanto en la “Tora” como en la lengua y la cultura alemana,

interesado en la promocion de valores universales. Ese liderazgo implicaba

una insercion en la “elite espiritual”, que actuaba en un especie de esfera

neutral o sem-neutral en la cual no existian religiones superiores duenas de

verdades absolutas. No obstante ese generacion de transicion hacia la

emancipacion no fue consciente de la dualidad de la actitud de la capa

intelectual alemana, que en ultima instancia pretendia la conversion del

liderazgo comunitario judio, o al menos su asimilacion a la cultura

mayoritaria anulando toda manifestacion de Judaismo.

La generacion de “maskilim” que Mendelssohn lidero tenia una vision muy

clara del futuro de la vida judia, segun la cual la estructura economica de

la sociedad judia debia transformarse y productivizarse. Mendelssohn

pretendia que los judios cambien sus ocupaciones tipicas, centradas en el

comercio y las finanzas, fundamentalmente hacia profesiones libres y

estudios universitarios. Su vision de la comunidad judia era moderna, no

debe tener autonomia juridica ni imponerse ante cada individuo sino basarse

en el voluntarismo y la vida espiritual. En ese sentido fue un precursor de

la separacion entre religion y estado. Segun esta concepcion la educacion

debe cumplir un rol decisivo y todo judio debe estar expuesto a una

socializacion que armonice entre la tradicion judia y la cultura alemana o

universal., lo que de hecho implico la priorizacion de la educacion general

antes que la judia. Ello explica la enorme oposicion que desperto este

liderazgo de “maskilim”. Antes de la revolucion francesa, y tomando en

cuenta que la mayor parte de los judios del mundo estaban concentrados en

Europa oriental, en Polonia, el Imperio Austro-Hungaro y mas tarde la Rusia

Zarista, el nuevo modelo significo un ataque directo a las tendencias

centrales del Judaismo de fin de siglo XVIII. Si bien el edicto de

tolerancia del emperador austro-hungaro Jose II, abrio las esperanzas de

muchos judios, la mayoria absoluta todavia aspiraba a continuar inmersa en

el mundo tradicional. El liderazgo de Mendelssohn se manifiesta en el hecho

de que supo anticipar procesos socio-historicos que seran caracteristicos de

la era emancipatoria posterior a la revolucion francesa. Despues de la era

de Napoleon con su Asamblea de Notables judios y su Sanhedrin, no cabia

ninguna duda de que era ineludible la busqueda de nuevas respuestas a los

desafios de la sociedad moderna.

Para Mendelssohn el Judaismo es una “religion natural”, basada en un codigo

etico y moral que de ninguna manera puede convertirla en superior o inferior

a otras religiones, y que debe explicarse racionalmente. Esta concepcion,

expresada cabalmente en su libro “Jerusalen” (1783), lo acerco a los

filosofos e intelectuales alemanes pero lo alejo del liderazgo tradicional

que con justicia veia en ella un enorme potencial destructivo de la “Halaja”

(cuerpo de tradiciones orales y de normas prescriptivas) y de la autoridad

rabinica. Por otro lado Mendelssohn contribuyo a presentar una imagen

diferente del Judaismo ante la sociedad global, que presenta un modelo

ejemplar de comportamiento moral. La ley de Israel es una ley moral, con

esta actitud apologetica del Judaismo pretendio sentar las bases para una

verdadera aceptacion del judio en la sociedad moderna. El Judaismo en una

religion normativa, por lo cual el campo de los valores y la fe quedo

abierto a la libre interpretacion y reflexion.

Como hemos establecido anteriormente Mendelssohn era un lider caracteristico

de una etapa de transicion y transformaciones. Su compromiso con las normas

del Judaismo tradicional y el enorme reconocimiento que le otorgo la

sociedad alemana le permitieron gozar de un status privilegiado, de aqui que

no fuera atacado en forma virulenta o directa por el liderazgo tradicional

de su epoca. Pero sus discipulos no merecieron el mismo trato ni tampoco

supieron mantener el compromiso total hacia las tradiciones o preceptos

normativos. Despues de la muerte de Mendelssohn, hacia fines del siglo

XVIII, la polemica desatada por los “maskilim” recrudecio, dadas las

caracteristicas “deistas” (enfasis en la religion natural interpretada

racionalmente) de la filosofia iluminista. Los discipulos de Mendelssohn no

dudaron en atacar al Talmud y en librarse del compromiso hacia los preceptos

normativos, lo que de hecho equivalio a una declaracion de guerra contra el

Judaismo tradicional. Del intento de armonizar entre Judaismo y cultura

general se paso a un llamado abierto a corregir o reformar la religion

judia, tal como lo insinuo Napoleon ante la Asamblea de Notables (1806) y

fue aceptado por el Gran Sanhedrin en Francia. Una de las peores

consecuencias de esta corriente fue la tendencia de algunos discipulos de

Mendelssohn, como Salomon Maimon – critico famoso de la filosofia Kantiana-,

a la conversion o la asimilacion absoluta. La misma familia de Mendelssohn

termino convirtiendose al Cristianismo, tal fue el caso de su hijo y su

nieto, el musico Felix Mendelssohn Bartoldi. Ese es quizas el mayor fracaso

del liderazgo de Mendelssohn, la apertura de puertas y justificativos para

la asimilacion. Si bien esa no fue su intencion todo lider debe evaluarse

historicamente tambien por las consecuencias de sus actos.

El liderazgo judio en la era de la emancipacion: la reforma
C. El liderazgo judio en la era de la emancipacion: la reformaNo es casual que la filosofia de Mendelssohn penetro principalmente en los

circulos mas adinerados de la sociedad judia alemana y europea, y encontro

un eco especial en ciudades como Hamburgo, Amsterdam o Londres. Un ejemplo

tipico del impacto de las ideas de Mendelssohn en la primera mitad del siglo

XIX es la figura del poeta Enrique (Heinrich) Heine (1797-1856),

representante de la primera etapa de la era de la emancipacion (libertades

civiles e igualdad legal). Heine lucho con su pluma contra las tendencias

reaccionarias de la sociedad prusa-alemana, contra el antisemitismo, si bien

desconocia la cultura judia. Junto a intelectuales judios como Leopoldo Zunz

y Abraham Geiger, contribuyo a la difusion del nuevo modelo de cultura judia

que busca analizar los aportes de la cultura judia a la cultura universal.

Desde la “Asociacion para la cultura y la ciencia de los judios “ o “Verein”

, denominada tambien como la escuela de la “sabiduria judia” – “Jojmat

Israel”- se sentaron las bases para la investigacion del Judaismo o lo que

hoy en dia denominamos Ciencias Judaicas. Este marco permitio a

intelectuales como Heine un acercamiento al Judaismo y genero un interes por

mantener la continuidad judia desde una perspectiva critica y moderna.

No obstante, Heine mismo demostro que el Judaismo podia ser tambien una

carga que uno debe botar llegado el momento adecuado. Para ingresar a la

sociedad civil y obtener una profesoria universitaria Heine se convirtio al

Cristianismo, si bien luego termino arrepentido y con la sensacion de haber

perdido a ambos mundos. La sociedad alemana lo rechazo de todas maneras y su

carrera literaria llego a un punto culminante en Paris, donde retomo su

interes por el Judaismo y llego a abogar por la defensa de la identidad

particular judia con derecho eventual en algun momento a reclamar la

reposicion de la tierra de Israel, una especie de “proto-Sionismo”.

No cabe duda de que el movimiento de “Jojmat Israel” significo una

continuacion del modelo de liderazgo de Mendelssohn, con la pretension de

reformar al Judaismo de acuerdo a las nuevas filosofias racionalistas. Esta

escuela logro sin embargo importantes logros a nivel del surgimiento de una

consciencia historica judia y la investigacion de la historia del pueblo

judio, centrada en la figura del historiador Heinrich Graetz (1817-1891).

Al recuperar una vision nacional de la historia judia Graetz simbolizo el

puente entre el liderazgo intelectual de la “Haskala” y la primera

generacion de sionistas. En otras palabras, los “maskilim” no solo abrieron

las puertas para la asimilacion y la reforma del Judaismo tradicional, sino

que tambien contribuyeron a la busqueda de nuevas formas de identidad judia,

acordes al espiritu de la sociedad moderna, y en Europa oriental fue una

corriente que promovio la proliferacion del literatura y lengua hebrea junto

al surgimiento del Sionismo.

La generacion de Heine vivencio las luchas por la emancipacion en Europa, y

a su vez los dilemas en torno a la conservacion de la identidad judia en una

era de crisis y transformaciones. Otro lider politico que sin duda simboliza

tal dilema fue Gabriel Riesser, nacido en Hamburgo, abogado que fue

discriminado en el ejercicio de su profesion por ser judio, dedico sus

energias a la lucha por la emancipacion de los judios alemanes junto a toda

la sociedad. Se destaco en todas sus publicaciones por el ataque contra los

antisemitas de la epoca y brego por la liberacion de la sociedad alemana del

yugo de una monarquia reaccionaria, lucha que culmino con la revolucion de

1848 en el marco de la denominada “primavera de las naciones”, evento que lo

condujo a la Asamblea Nacional reunida en Frankfurt. Como liberal aleman

Riesser promovio el desarrollo de una Constitucion que asegure igualdad

civil a los judios (1849), si bien tal logro fue rapidamente abolido y la

revolucion reprimida. Riesser representa pues una continuacion del liderazgo

judio, esta vez a nivel politico y no espiritual. Simbolizo el orgullo judio

sumado al liberalismo aleman, sintesis muy cuestionada en su epoca. Gabriel

llego a ser el primer juez judio en Alemania.

En resumidas cuentas vemos que la era del Iluminismo y la Emancipacion es

una etapa de transicion en la cual surgen nuevos modelos de liderazgo judio,

centrados en lo espiritual, cultural o politico. Lideres judios como

Mendelssohn o Riesser buscaban formas de integrar la identidad judia con el

nacionalismo moderno liberal. Fueron precursores de procesos historicos que

llegaran a su punto culminante durante la segunda mitad del siglo XIX. No

son los unicos lideres judios de su epoca, sino meros representantes del

dilema mas caracteristico de la misma, como integrar al judio a la sociedad

civil sin perder su Judaismo. Como prototipos de lideres judios creemos que

supieron sintetizar logros y fracasos, marcaron caminos nuevos y a su vez

abrieron puertas para una mayor asimilacion al entorno cultural. No se los

puede ni debe juzgar solo por esa opcion sino por el intento sincero de

renovar el Judaismo de acuerdo a nuevas realidades, muchas veces exigidas

por los regimenes politicos de la epoca.

El liderazgo judío en la era nacionalista
El liderazgo judio en la era nacionalistaA. Dos modelos, un desafio: el liderazgo liberal y el liderazgo sionista

Los nuevos modelos de liderazgo judio en la era moderna constituyen una

respuesta al desafio de la modernidad en todas sus facetas: la

secularizacion del Iluminismo racionalista, la emancipacion, y la

integracion a la sociedad civil. Por otro lado, estos procesos encerraban un

potencial destructivo de asimilacion total, resultado de una aculturacion

absoluta. No es casual pues que el primer desafio del liderazgo judio hacia

inicios del siglo XIX fue la busqueda de respuestas judias a las demandas de

cristianizacion y de asimilacion de los marcos iluministas. En el transcurso

de la primera mitad del siglo XIX surgira un nuevo desafio: el nacionalismo.

En un principio este nuevo movimiento surge como una reaccion contra el

avance avasallador de Napoleon en Europa y sus intentos de imponer los

ideales universalistas de la Revolucion Francesa sin tomar en consideracion

identidades colectivas nacionales, mezclando intereses personales y dejando

traslucir motivaciones imperiales de vieja estirpe. Esta primera ola

nacionalista es pues una mezcla entre la reaccion conservadora de las

fuerzas monarquistas aglutinadas en el Congreso de Viena en 1815, y una

filosofia romantica y organica de la historia tal como la desarrollo el

filosofo aleman Fichte. Esta vision conservadora de la nacion excluia por

completo la posible insercion de los judios en el ente nacional organico, y

generaba un rechazo total traducido en ataques antisemitas. Este sera pues

el segundo gran desafio para el liderazgo judio.

En esta primera etapa de la era nacionalista hubo diversas reacciones de

lideres judios, acordes al desafio del nacionalismo romantico-antisemita. Ya

hemos mencionado en la unidad anterior una de ellas, la de Gabriel Riesser

(1806-1863), quien intento liderar un modelo liberal de nacionalismo en el

cual hay lugar tambien para los judios. Este mismo modelo fue adoptado en

Inglaterra por el Baron Lionel de Rotschild, representante de la ciudad de

Londres ante la Camara de los Comunes desde 1847, quien no podia ocupar su

banca por negarse a prestar juramento cristiano. Recien en el ano 1858 se

adopto una formula que permitio su juramento y asuncion, iniciando una

verdadera era liberal para el Judaismo ingles, que preparo el terreno para

la asuncion por primera vez en la historia de un primer ministro de origen

judio, Benjamin Disraeli (1868, y en 1874-1880). Sin duda Disraeli, quien

fuera bautizado siendo nino, no representaba un modelo de liderazgo judio,

sino de liderazgo politico moderno en general, desde una optica inglesa

conservadora e imperialista. No obstante su interes por los asuntos judios y

el hecho de que siempre admitio publicamente sus lazos afectivos con el

pueblo judio, nos permiten establecer que Disraeli formo parte del modelo de

liderazgo liberal con tendencias universalistas.

Este modelo tiene ribetes politicos muy claros, pero en algunos casos adopto

tambien ribetes filantropicos como en los casos del Baron Maurice de Hirsch

(1831-1896), o Sir Moises Montefiore (1784-1885). La filantropia de

prominentes judios emancipados en Europa es parte de este modelo liberal de

liderazgo, con caracteristicas paternalistas y claras intenciones de

modificar las bases sociales y demograficas del Judaismo, con miras hacia

una mayor dispersion en el mundo, una integracion politica y una

productivizacion de sus bases. El campo de accion de estos lideres judios

era el mundo, dondequiera existan condiciones para intervenir, como ser la

Argentina y Brasil en el caso del Baron Hirsch y su empresa de colonizacion

agricola, la “Jewish Colonization Association- JCA”, o las iniciativas de

Moises Montefiore para consolidar el “Ishuv” judio de Eretz Israel y

defender los derechos de los judios del Imperio Otomano. Montefiore tradujo

su riqueza financiera en logros politicos como ser su nombramiento como

“Sheriff” de Londres o juez de la Corte Suprema de Justicia, puestos desde

los cuales supo utilizar los contactos diplomaticos para ayudar a judios

perseguidos. Montefiore se destaca tambien por haber sido el unico gran

filantropo judio del siglo XIX que presidio el ente rector de la comunidad

judia de Gran Bretana, el “Board of Deputies”. Esta concepcion filantropica

estaba tambien amparada en instituciones como la “Alliance Isra?¨lite

Universelle”, tambien denominada en Hebreo “Kol Israel Javerim”, fundada en

Paris en el ano 1860, ente que puso hincapie en la busqueda de igualdades

civiles para los judios de todo el mundo. La A.I.U tambien tuvo un

importante rol educativo al crear una red de escuelas judias destinadas a

productivizar al judio en el mundo franco parlante.

El modelo liberal filantropico fue desarrollado por judios prominentes que

deseaban capitalizar sus logros personales a favor de la comunidad judia en

general. Pero este modelo fracaso al menos en su version politica

continental europea, junto con la derrota de las revoluciones burguesas de

1848 y el retorno de las monarquias. Ante este fracaso surgen hacia mediados

de siglo nuevos modelos de liderazgo basados en la premisa del nacionalismo

judio. Los precursores del Sionismo, Hess, Alkalay, Kalisher, constituyen

pues un intento mas de encarar el desafio de la era nacionalista para el

pueblo judio antes de que maduren las condiciones para crear un movimiento

de masas. Justamente este seria el rol del liderazgo, anticipar las

necesidades y elevar respuestas antes de tiempo, es por ello que podemos

definir a Hess, a Alkalay y a Kalisher como lideres judios en el sentido

cabal de la palabra, si bien no lideraron movimientos y se presentaron en el

escenario historico antes de los grandes brotes antisemitas que catalizaron

el desarrollo del Sionismo politico. (Sobre los precursores del Sionismo y

las corrientes del Sionismo ver mi curso anterior en el marco de la Ujace).

Estos pensadores elevaron por primera vez un diagnostico basado en el

posible fracaso de la emancipacion europea y en la necesidad de orientar los

esfuerzos del pueblo judio en general hacia la concentracion nacional en

Eretz Israel. En ese sentido supieron interpretar procesos historicos antes

de tiempo, y elevaron una vision revolucionaria, cada uno a su manera, de la

realidad judia.

Pero el verdadero modelo de liderazgo sionista surge solo hacia fines del

siglo XIX, en el contexto de un Imperio Ruso en decadencia, en el cual se

desarrollaban condiciones de vida judias miserables tanto en un plano

politico como economico. Europa oriental es el caldo de cultivo de los

nuevos modelos de liderazgo judio de la era nacionalista, si bien parte

importante de este liderazgo sionista surgira en el centro de Europa. El

dilema permanente entre la busqueda de igualdad civil (emancipacion) y la

consolidacion de una identidad nacional moderna, es una constante en el

pensamiento de los primeros lideres sionistas. Dado que en Rusia no existia

una emancipacion real, y que derechos otorgados a sectores judios

esclarecidos fueron quitados en gran medida despues del asesinato del Zar

Alejandro II (1881), con el estallido de una enorme ola de pogroms

antisemitas, no es casual que el potencial de elevacion de nuevos modelos de

liderazgo judio estaba latente. Ante estos desafio tambien intentaron actuar

los filantropos de Europa occidental, pero ellos en gran medida adoptaron la

corriente de migraciones hacia occidente, tratando de canalizarla para sus

propios fines. El unico filantropo judio que quizas tomo mas consciencia de

la posibilidad de congeniar metas con el incipiente movimiento sionista fue

el Baron Edmond de Rotschild (1845-1934), de la rama francesa de esta

familia de banqueros judios. Coinicidiendo con los procesos emergentes el la

Rusia zarista, este filantropo intento canalizar su apoyo financiero hacia

las colonias agricolas de la primera ola de inmigrantes a Eretz Israel, a

partir del ano 1881 (denominada “primera Alia”). Es casi seguro que

colonias como Rishon le Zion, Zijron Iaacov y Rosh Pina, no hubieran

sobrevivido sin su apoyo finanaciero, pero su vision era similar a la del

Baron Hirsch o de Moises Montefiore: productivizar al judio, supervisandolo

en forma paternalista e intentando inculcarle una cultura europea. No

existia en este modelo de liderazgo un cambio radical o una vision diferente

a la de otros filantropos liberales de Europa occidental, solo el accionar

en Eretz Israel, que en gran medida caracterizo tambien a Sir Montefiore,

que coincidente con los nuevos esfuerzos nacionales definidos como

sionistas.

Leon Pinsker (1821-1891) y Asher Guinsberg (“Ajad Haam”, 1856-1927)) son

fieles representante de este potencial de liderazgo sionista surgido de la

miserable realidad caracteristica de Europa oriental. El llamado de Pinsker

a la “auto-emancipacion” (1882) fue el producto de una consciencia de

liderazgo, no en vano fue escrito en aleman y difundido tambien en Alemania.

La obra literaria de Ajad Haam asimismo refleja su permanente preocupacion

por diagnosticar de la forma mas realista posible la miseria judia de

oriente y occidente, orientando filosofica e ideologicamente al Judaismo

hacia un destino nacional cultural y politico. La supremacia de la cultura

es un elemento caracteristico del liderazgo de Ajad Haam, que en parte lo

llevo a dejar el terreno politico y concentrarse en el literario, hecho que

se tradujo en una concepcion de liderazgo concebida en funcion de una

conciencia nacional, como voz y espiritu critico, como faro de luz para el

liderazgo politico.

Ajad Haam incursiono tambien en el terreno de la politica sionista, como uno

de los lideres del movimiento colonizador “Jibat Sion” o “Jobebei Sion”

(Amantes de Sion), primer movimiento que aglutino a diversas asociaciones

sionistas e intento canalizar sus esfuerzos hacia la colonizacion de Eretz

Israel durante la llamada “primera Alia”, en el cual tuvo militancia

Pinsker. Pero el principal esfuerzo del liderazgo de Ajad Haam no fue

canalizado hacia esa veta, sino hacia la concepcion elitista de que se debe

forjar un cuadro de conductores, de elites que podran brindar ejemplos de

accion y orientar a las masas judias. Estos cuadros de liderazgo seran la

vanguardia del “Centro espiritual” que sera creado en Eretz Israel, seran a

la vez los intelectuales, cientificos, rabinos y educadores que en primera

instancia poblaran el centro espiritual, y a su vez cumpliran funciones

educativas para la Diaspora en la “preparacion de los corazones” y la

difusion de la nueva cultura e identidad judia. Con este fin Ajad Haam

establecio la asociacion “Bnei Moshe” (Hijos de Moshe), una especie de

alianza secreta creada hacia el ano 1889, conto al principio con unos 100

miembros y en pleno apogeo en la decada del 90 se constituyo en punto de

referencia para otros centenares de judios. Esta asociacion fue muy activa

en la difusion de los ideales de Ajad Haam tanto en Eretz Israel, fundando

por ejemplo en la ciudad de Iafo la primera escuela Hebraista o luchando

contra el modelo de patrocinio filantropico de las colonias adoptadas por el

Baron Rotschild, y en Europa oriental, fundando marcos de estudio

modernizados, editoriales hebreas y el periodico sionista en lengua hebrea

“Hashiloaj”. No obstante, la debilidad politica de Ajad Haam repercutio en

la debilidad de “Bnei Moshe”, que termino agotandose rapidamente hacia fines

de siglo, en el marco de los esfuerzos de Herzl para impones un liderazgo

con otras prioridades.

Una de las conclusiones de este analisis es que comparando diversos modelos

de liderazgo judio del siglo XIX, rapidamente descubriremos la precariedad

del modelo liberal politico, la fragilidad del modelo liberal filantropico,

y las limitaciones del modelo sionista espiritual o cultural. El gran aporte

de Biniamin Teodoro Herzl (1860-1904) al liderazgo judio fue su habilidad

para traducir el potencial de cambio en hechos politicos concretos, como ser

la creacion de una Organizacion Sionista Mundial (1897) o de elementos

organizativos y financieros para liderar un movimiento nacional organizado,

reconocido por la opinion publica mundial y en especial por el liderazgo

politico europeo de la epoca. Mucho se ha ya escrito o hablado sobre el

liderazgo sionista de Herzl, en este reducido espacio nos limitaremos a

acentuar sus rasgos de lider y su aporte a la transicion del pueblo judio

hacia un nuevo siglo con nuevas realidades. Herzl fue ante todo el prototipo

de lider judio total, dedicado sin concesiones a la causa nacional judia,

sacrificando para esta causa a su propia familia y carrera profesional- sea

como abogado, periodista o escritor dramaturgo. La politica fue quizas su

mejor arte o profesion, entrelazada con la diplomacia. Herzl supo trascender

los limites del ghetto judio, sintetizar la imagen del judio emancipado-

casi asimilado- que retorna a sus raices y trae la panacea nacional, casi

mesianica. Como lider en una era de crisis y transicion, supo tambien

acentuar la importancia de la unidad nacional, de la inclusion de amplios

sectores del Judaismo en el seno de la organizacion sionista. Su llamado era

aglutinante, evitaba las disputas o polemicas internas, lo que desdibujo

lineas ideologicas pero no logro eliminarlas. Temas conflictivos como la

identidad religiosa o la educacion judia fueron barridos debajo de la

alfombra para dejar el escenario libre y todos los esfuerzos focalizados en

la meta politica: la obtencion del charter, de la autorizacion imperial para

asentarse en Eretz Israel- o en un territorio nacional en otra parte del

mundo. Su obsesion por el consenso lo llevo a abandonar el programa Uganda,

al notar que el tema territorial se convertia en otro elemento polemico que

podria llevar a rupturas internas. En ultima instancia, el liderazgo

Herzeliano era la politica de la via media, del dialogo permanente en

busqueda de consenso. Esa es tambien su gran debilidad.

La historiadora Hedva Ben-Israel propuso la tesis que establece un lazo

profundo, casi compulsivo, entre la auto-imagen de cada pueblo –con su

caracter y valores basicos- y el liderazgo nacional que surge en epocas de

crisis y la direccion hacia la cual este liderazgo encamina a la nacion

(“Liderazgo nacional y caracter nacional”, en Lider y liderazgo (1992),

Jerusalem, Centro Shazar, p. 235). En otras palabras, lider y nacion se

influyen reciprocamente, el lider interpreta las necesidades y cualidades

basicas de su pueblo y trata de canalizarlas hacia vias constructivas. No

importa si a este fenomeno lo denominamos “mentalidad” nacional o “caracter”

colectivo, no se trata de cualidades raciales sino del conjunto de

aspiraciones y frustraciones acumulados a lo largo de la historia y que son

caracteristicas solamente de ese conglomerado etnico denominado nacion. El

liderazgo judio del siglo XIX demuestra la validez de esta hipotesis, y nos

relata la historia de un pueblo con profunda consciencia historica pero que

debio afrontar enormes desafios tanto para su identidad como para su

existencia, desafios que diversos modelos de liderazgo afrontaron. Cada

modelo de liderazgo ofrecio otra forma de encaminar el curso de la nacion,

interpreto otra faceta de la auto-imagen del pueblo, otra via para responder

a los dilemas elevados en una era de crisis. En plena era nacionalista, en

la segunda mitad del siglo XIX, el desafio ya no es mas la obtencion de una

igualdad civil o emancipacion sino el retorno del pueblo judio a la

historia, la recuperacion de su memoria colectiva y el despertar de una

nueva identidad nacional basada en las raices del pasado pero profundamente

sumergida en los fundamentos de la sociedad moderna.

Liderazgo alternativo: modelos de liderazgo no-sionista a principios del siglo XX
B. Liderazgo alternativo: modelos de liderazgo no-sionista a principios del siglo XXPara finalizar esta unidad es imprescindible agregar dos corrientes mas del

Judaismo que presentaron alternativas de liderazgo, diagnostico y soluciones

a los problemas del pueblo judio en la era moderna y nacionalista: el Bund y

Agudat Israel. Estas corrientes se forjaron tambien como producto de la

situacion del Judaismo de Europa oriental, pero con visiones diametralmente

opuestas de la realidad judia. Dado que en el siglo XX esas son las dos

opciones mas grandes que compiten con el Sionismo nos parece adecuado

analizar aunque sea brevemente los modelos de liderazgo de estas corrientes.

El Bund se creo en Vilna en el ano 1897 como primer partido obrero judio,

intento de general un partido politico de alianza entre trabajadores judios

de orientacion socialista en Rusia, Lituania y Polonia. Su intento de formar

parte del partido social-democrata ruso no prospero, si bien es imposible

entender la evolucion de ese partido, y mas tarde de las tensiones internas

del mismo, sin los aportes de lideres judios bundistas. Desde el ano 1993,

el Bund trata de incurrir en una via propia de busqueda de autonomia

cultural basada en el idioma Idisch y la reivindicacion de derechos para los

obreros judios. El Bund tendra un rol preponderante en la vida judia de

Polonia entre ambas guerras mundiales, y sus ramificaciones en el continente

americano tendran tambien trascendencia historica. El Bund supo aportar

modelos de solidaridad judia, ayuda mutua, auto-defensa y organizacion

sindical. A pesar de la enorme represion desatada por el regimen del Zar

Nicolas II en los primeros anos del Bund, esta agrupacion supo elevar

cuadros de liderazgo joven que reemplazaban a lideres capturados o

asesinados por los organismos represivos oficiales. El Bund era ante todo

un partido nacional, como tal se opuso al Bolchevismo o la concepcion de

lideres judios del partido comunista como Leon Trotzky, pero tambien se

auto-proclamaba como partido revolucionario. En todos estos sentidos los

menajes del Bund encontraron ecos favorables en el seno de masas judias

empobrecidas de la “Zona de Residencia” del Imperio Zarista, y mas tarde

fundamentalmente en Polonia.

La segunda corriente relevante para nuestro analisis es la ortodoxia moderna

aglutinada en torno al partido “Agudat Israel”, fundado en el ano 1912 en la

ciudad de Katowitz al sur de Polonia. En ese sentido esta corriente se fundo

para oponerse a todas las demas visiones de liderazgo judio, es decir tanto

del modelo liberal, como del modelo reformista, como del modelo sionista. El

intento de defender intereses judios, conservando integramente la “Halaja” o

cuerpo legislativo y normativo judio tradicional, es un modelo por si mismo

que no puede ser desdenado. Este intento de sintetizar lo nuevo con lo

viejo, de recuperar la vision tradicional sin renunciar a los derechos que

otorga la sociedad moderna, fue el ultimo gran intento de organizar una

alternativa a los demas modelos de sociedad y liderazgo judio. Su principal

manifestacion se dara en la Polonia de la entre-guerra en el marco de un

estado que garantizo consitucionalmente los derechos de la minoria judia (un

10 % de la poblacion polaca), derechos que no fueron respetados y que

convocaron a un amplio plan de accion y protesta por parte de los diversos

partidos politicos judios. Dado que el principal accionar de esta

agrupacion se produce despues de la primera guerra mundial, solo

mencionaremos que el modelo ofrecido por “Agudat Israel” es el retorno al

viejo liderazgo rabinico, legitimado por la erudicion en las fuentes. En ese

sentido esta corriente constituye una reaccion en contra de la modernidad

incorporando los logros de la modernidad, un intento de equilibrar fuerzas

ofreciendo el retorno a las fuentes como unica respuesta a los desafios de

la asimilacion y del antisemitismo. Pero al mismo tiempo por su respuesta

tradicionalista esta opcion no lograba dar respuestas cabales a los peligros

que acechaban a los judios europeos entre ambas guerras mundiales, en

especial el antisemitismo feroz y la amenaza fascista. Ese sera el nuevo

desafio del siglo XX, el nacionalismo que deriva en la exclusion total del

judio, en su demonizacion total, tema que abordaremos en la proxima unidad.

El liderazgo judio en el siglo XX, la era de las grandes confrontaciones, 1914-1945
El liderazgo judio en el siglo XX, la era de las grandes confrontaciones, 1914-19451÷. El liderazgo judio sionista y de Eretz Israel:

En las postrimerias de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) el mundo judio se

encuentra totalmente dividido, con un liderazgo fragmentado. El Sionismo

politico fracaso en su intento de imponer un liderazgo homogeneo y aceptado, si

bien continuo siendo el unico movimiento o ideologia con pretensiones de liderar

a todo el pueblo judio, las demas corrientes ideologicas pretendian a lo sumo

liderar en el seno de las comunidades judias de paises especificos. La realidad

de la post-guerra era sumamente indefinida para el judio: por un lado se

encuentra una comunidad judia en crecimiento y formacion constante en los

Estados Unidos, basada en olas migratorias que seran casi interrumpidas a partir

del ano 1921 y fundamentalmente en 1924, y por el otro la conforma un ente

nacional judio en Palestina-Eretz Israel con el patrocinio de la Liga de las

Naciones quien reconoce el Mandato Britanico sobre ese territorio y acepta el

compromiso elevado en la Declaracion Balfour (2.11.1917) de crear un Hogar

Nacional Judio. En el medio continua el enorme dinamismo de las comunidades

judias europeas, signadas por la polarizacion politica desarrollada entre tres

polos ideologicos: los regimenes liberales democraticos, los paises que

comienzan con Italia a adoptar el regimen fascista y la Union Sovietica como

regimen comunista que intenta exportar la revolucion bolchevique. El Judaismo

europeo es el mas afectado por la era de las grandes confrontaciones

ideologicas, hecho que impacta en los modelos de liderazgo judio emergentes de

tal crisis.

El movimiento sionista post-Herzeliano afronta tambien las enormes divisiones

caracteristicas del Judaismo en el siglo XX. Durante la Primera Guerra Mundial

estuvo a su vez afectado por la division entre los dos grandes ejes

confrontados: Alemania, el Imperio Austro-Hungaro y el Imperio Otomano por un

lado, Inglaterra, Francia, Rusia (hasta la Revolucion Bolchevique) y los Estados

Unidos (desde 1917) por el otro. Dado que el centro del liderazgo sionista

estaba en Berlin la confrontacion belica paralizo la posibilidad de actuar como

un movimiento nacional unificado. La aparente neutralidad del movimiento no

evito que el liderazgo sionista de cada pais adopte una actitud patriotica en

funcion de las grandes alianzas. Es asi que se desarrolla un nuevo centro de

liderazgo sionista en Londres, personificado por la figura de Jaim Weizmann

(1874-1952). Weizmann nacio cerca de Minsk, Bielorusia, estudio Bioquimica en

Alemania, y profesor de las universidades de Ginebra y Manchester. Desde muy

joven se identifico con el Sionismo politico de Herzl pero a su vez brego por la

inclusion del Sionismo espiritual, influenciado por Ajad Haam. En el ano 1901

fue uno de los fundadores de la “Fraccion democratica” en el seno de la

Organizacion Sionista Mundial, especie de partido politico que criticaba el

enfasis del establishment Herzliano en la diplomacia y la politica, desdenando

las actividades culturales y la redefinicion de la identidad judia. Esta actitud

lo condujo a una postura denominada “sintetica”, que alentaba la integracion del

sionismo politico con el espiritual y el practico. Weizmann se convirtio hacia

la Primera Guerra Mundial en la principal figura del movimiento sionista, hecho

que fue ampliamente demostrado en los anos de la guerra. Su rol fue decisivo

como cientifico al servicio del esfuerzo belico britanico que brego por un

acercamiento estrategico y moral entre el Sionismo y el Imperio Britanico,

esfuerzo que resulto en la proclamacion de la Declaracion Balfour.

Weizmann refleja pues el ascenso de un nuevo modelo de liderazgo, representante

del judio nacido en el viejo imperio ruso zarista que emigro a Occidente

aprovechando las oportunidades de realizar estudios universitarios para iniciar

carreras cientificas que sirvieron asimismo de catapulta para el activismo

nacional judio. Este modelo era incluyente, es decir buscaba superar viejas

antinomias y sintetizar o unificar sin borrar huellas ideologicas. Por sus

profundas raices judias producto de un educacion tradicional combinada con una

educacion moderna, y como resultado de la vivencia migratoria, Weizmann pudo

ofrecer una alternativa que superaba las viejas disputas entre Herzl y Ajad Haam

y a la vez ofrecia una estrategia de construccion de las bases necesarias para

el desarrollo de un gran “Ishuv” (asentamiento) judio en la Eretz Israel

mandatoria, con una vision ideologica profundamente espiritual y realista al

mismo tiempo. Weizmann encabezo la delegacion sionista a la Conferencia de

Versailles (1918-19) y supo maniobrar en ese contexto para que las principales

naciones del mundo, siguiendo los pasos de Gran Bretana, acepten el postulado

central de la Declaracion Balfour: el derecho legitimo del pueblo judio de

retornar a Eretz Israel para reconstruir su hogar nacional. Lo mismo hizo luego

en la Conferencia de San Remo (1920), lo que sento las bases para que la Liga de

las Naciones avale la transformacion del regimen militar de conquista britanica

sobre Palestina en un Mandato civil que se compromete a cumplir los objetivos de

la Declaracion Balfour. Paralelamente Weizmann promovio la ensenanza de la

lengua hebrea y el desarrollo de un centro espiritual en Eretz Israel, fue uno

de los mas activos promotores de la creacion de la Universidad Hebrea de

Jerusalen, cuya piedra fundamental fue colocada en el ano 1925 en el Monte

Scopus con la presencia de Lord Balfour.

Weizmann tuvo un rol activo como presidente de la Organizacion Sionista Mundial

en la decada del 20 en la creacion de la Agencia Judia para Eretz Israel (Sojnut

Iehudit, fundada en Zurich en el ano 1929)), especie de organizacion techo

destinada a aglutinar en torno a algunos objetivos del Sionismo a figuras

prominentes del mundo judio como ser Albert Einstein, o el juez norteamericano y

lider del “American Jewish Committee” Louis Marshall, o el estadista socialista

frances Leon Blum. Estos lideres, opuestos tradicionalmente a la concepcion

sionista herzliana de la concentracion nacional territorial basada en la premisa

de la liquidacion de la Diaspora, eran hasta ese entonces figuras anti o

no-sionistas. La nueva formula establecida por la carta del Mandato Britanico

posibilitaba la creacion de un organismo que represente a los judios de todo el

mundo y que se constituya en referente para negociar con el gobierno del Mandato

Britanico las condiciones para la creacion y desarrollo del Hogar nacional

judio. Weizmann era muy consciente de las limitaciones del liderazgo sionista,

tanto financieras como operativas y por su lucha ideologica con otras corrientes

muy fuertes en el seno del Judaismo europeo como ser el Bund, la Agudat Israel o

el Reformismo. De aqui la tactica destinada a ampliar el liderazgo judio para

que a su vez aumente la legitimacion otorgada al Sionismo por Gran Bretana.

Existia tambien una premisa mas, clave para comprender el futuro accionar del

movimiento sionista: la cooperacion pragmatica con las elites politicas e

intelectuales del mundo occidental como base para una campana masiva de

recaudacion de fondos para ser invertidos en Eretz Israel. Esta premisa partia

de la base de que el liderazgo judio filantropico liberal, ante la amenaza real

de un antisemitismo racial virulento que se perfilaba en Polonia y Alemania,

tenia interes en colaborar con la concepcion de crear un asilo para judios

perseguidos, evitando un posible aluvion migratorio a occidente y garantizando

la productivizacion del judio, lo que podria eventualmente modificar su imagen.

En otras palabras el pro-sionismo era a la vez un arma de lucha contra el

antisemitismo y un medio para forjar una imagen mas positiva del judio, alejada

de ocupaciones comerciales y financieras. Esta concepcion era atractiva asimismo

para intelectuales judios que apoyaban aunque mas no sea en forma tenue la

concepcion Ajad-haamista de crear un centro espiritual en Eretz Israel, el cual

podria aportar tambien al cambio de imagen del judio de la diaspora.

El historiador israeli Iosef Gorni definio la concepcion social de Jaim Weizmann

como un “elitismo utopico” (En la antologia “Lider y Liderazgo del Centro

Shazar, 1992, op.cit. pp. 287-296). Para Gorni la utopia es un elemento central

en el pensamiento de los grandes lideres sionistas, entendida como una vision

transformadora de la vida judia que busca en forma planificada vias de

implementacion. Segun esta concepcion Herzl fue un “estadista escritor”,

Jabotinsky un “estadista poeta”, Ben Gurion un “estadista constructor” y

Weizmann un “estadista cientifico”, y todos ellos reflejaban un aspecto de la

utopia sionista. Segun Weizmann la ciencia es parte integral de la cultura

humana, y como cientifico se sintio comprometido con la realidad practica que le

demandaba un cambio en la situacion del judio. Como cientifico Weizmann se

sintio atraido por las demandas morales de Ajad Haam hacia el liderazgo judio, y

adopto las premisas de la organizacion “Bnei Moshe”, que luego se tradujeron el

la busqueda de un sintesis dialectica para el sionismo. La conjuncion de un etos

moral elevado con un pragmatismo cientifico son pues dos pilares esenciales del

liderazgo de Weizmann. Esta concepcion lo acerco al espiritu del sionismo

socialista y de los movimientos obreros en Eretz Israel, sin adoptar el

Socialismo como ideologia. En los anos 20 Weizmann quedo impactado por la obra

colectivista de los kibutzim (granjas colectivas con medios de produccion

socializados) y demostro entusiasmo por esta via de integracion de un elitismo

necesario en esa etapa de construccion del hogar nacional judio, basado en una

vision utopica del futuro de la sociedad judia. Esta elite servidora se

sacrificaba en aras de la utopia sionista y era una continuacion de la elite

politica e intelectual representada por “Bnei Moshe” y por la “Fraccion

democratica”. A esta elite constructiva se le suma la elite intelectual y

cientifica de la Universidad Hebrea de Jerusalen, de la cual esperaba

desarrollar una metodologia unica y judia de investigacion que aporte a la

cultura universal. Es en este campo de la utopia sionista con raices morales y

realistas que Weizmann y Ben Gurion se encontraron, colaboraron y finalmente se

confrontaron para liderar la construccion del estado judio (Sobre Ben Gurion y

su concepcion sionista ver mi curso “Corrientes y dilemas en el pensamientos

sionista contemporaneo”, Ujace, unidad 6, y en la proxima unidad de este curso,

numero 11).

El liderazgo judío en los Estados Unidos
El liderazgo judio en los Estados Unidos:Mientras el “Ishuv” judio de Eretz Israel se conformaba como un embrion de

estado judio en base a las olas migratorias de la decada del 20 y el 30, el

Judaismo norteamericano tambien inicio un periodo de estabilidad social y

economica solo despues de la abrupta caida del aluvion migratorio hacia el ano

1924. No es casual que el liderazgo judio de ese pais estaba signado por el

grado de antiguedad en el lugar y de insercion socio-economica. La vieja elite

oriunda de Alemania, arribada a partir de mediados del siglo XIX, es la que

tomara las riendas del liderazgo judio en los Estados Unidos en la primera mitad

del siglo XX. Esta primera etapa de liderazgo judio estuvo simbolizada por la

primacia del modelo liberal filantropico europeo. Instituciones como el

“American Jewish Committee” (Comite Judio Americano), fundada en el ano 1906,

estuvieron al frente de toda iniciativa de liderazgo, y su fin era la lucha a

favor de los derechos civiles de los judios de todo el mundo, tal como pregonaba

en Francia la “Alliance”. Esta pequena elite estaba compuesta por jueces,

politicos y exitosos hombres de negocios que veian con preocupacion la situacion

del Judaismo ruso, europeo y del mundo musulman. De esta institucion surgio

tambien la iniciativa de crear en el ano 1914 el “American Jewish Joint

Distribution Committee” (Comite Conjunto Americano de Distribucion), ente

conjunto de ayuda filantropico a judios afectados por la Primera Guerra Mundial

(en especial judios de Palestina-Eretz Israel. El Joint tuvo un rol importante

en la ayuda a refugiados judios de Rusia y Polonia en la post-guerra que huian

de persecuciones provocadas por el enfrentamiento entre comunistas y

monarquistas o se veian aquejados por una profunda miseria economica. La enorme

preocupacion por los peligros del antisemitismo europeo llevo a cierto

acercamiento de estos circulos con Weizmann y el movimiento sionista, tal como

mencionamos antes en lo referente a la creacion de la Agencia Judia y la

inclusion de Louis Marshall como eje central de este organismo nacional.

Pero el lider judio norteamericano mas destacado en la post-guerra fue sin duda

alguna Louis Brandeis, juez de la Corte Suprema de Justicia, promotor del

Sionismo ante el presidente Widrow Wilson, y en una primera etapa gran

colaborador de Jaim Weizmann. En los anos 1919-1920 Brandeis desafio el

liderazgo de Weizmann en el movimiento sionista, alegando que la era politica

finalizo y que ahora solo se debe enfatizar la campana de construccion en Eretz

Israel, descentralizando el poder de Londres, desburocratizando el organismo e

imponiendo criterios de eficiencia y racionalidad. El argumento central era que

con la creacion del Keren Hayesod, fondo nacional financiero, los donantes a la

campana deben supervisar con criterios economicos la distribucion de dinero. La

propuesta anticipaba una lucha ideologico y tactica a la vez, que durante

decadas y hasta nuestros dias aqueja al movimiento sionista: ¿Que dimension

tiene la primacia, la ideologica-politica o la financiera pragmatica? Tambien

dejaba traslucir la demanda de la creciente comunidad judia norteamericana de

liderar al Sionismo, abandonando la hegemonia europea centrada en Londres y en

la figura de Weizmann. Finalmente triunfo, en las convenciones sionistas de

Londres y de Cleveland, la linea de Weizmann, considerada mas popular y aceptada

por las masas judias, contrapuesta a la vision de una minoria “oligarquica”

liderada por Brandeis.

Como alternativa al AJC y fiel reflejo de los inmigrantes de Europa Oriental

llegados hacia el fin del siglo XIX y hasta la Primera Guerra Mundial, de

millones de judios con raices profundas y al menos en parte identificados con el

movimiento sionista, se creo entre los anos 1916-1918 el “American Jewish

Congress” (Congreso Judio Americano), que puso mayor hincapie en la ayuda a

Eretz Israel, la lucha contra el antisemitismo en Europa y la cooperacion con la

Organizacion Sionista Mundial. El lider indiscutido de este movimiento Stephen

Wise (1874-1949), prominente rabino reformista y luchador por los derechos de

los trabajadores, el sindicalismo limpio de corrupcion y el partido democrata.

Wise fue uno de los fundadores de la Federacion sionista en Nueva York en el

ano 1897, y secundo a Louis Brandeis en la puja por convencer al presidente

Wilson de apoyar al Sionismo. Fue presidente de la Organizacion Sionista

Americana en 1918-1920 y en 1936-38, y uno de los principales fundadores del

Congreso Judio Mundial en el ano 1936. Wise fue el lider judio norteamericano

mas destacado en la decada del 30, pero como tal demostro las enormes

debilidades y divisiones internas de esta comunidad, y en gran medida su

politica de apoyo incondicional al presidente Roosevelt fracaso, por lo cual es

considerado responsable del fracaso durante la Shoa en la salvacion y rescate de

judios europeos.

El liderazgo judio bajo la sombra de la Shoa
El liderazgo judio bajo la sombra de la Shoa:Las divisiones internas del Judaismo norteamericano eran un fiel reflejo de la

realidad del Judaismo polaco, sin duda la comunidad judia lider en todo sentido

en el periodo de la entre-guerra. Asi como el Judaismo sovietico fue reprimido y

silenciado en la era de Stalin, el Judaismo polaco supo actuar como minoria

nacional organizada que luchaba por mantener sus derechos, avalados por la

Conferencia de Paz de Paris (1919), en una sociedad hostil que identificaba a

los judios como un elemento foraneo e imposible de ser polonizado. El desafio de

una sociedad mayoritaria hostil, sumado a la auto-imagen de Judaismo consciente

y enormemente organizado, crearon una formula de activismo que se tradujo en la

existencia de diversos modelos de liderazgo. Partidos politicos de todas las

corrientes rivalizaban en torno a la amenaza antisemita y el futuro de la vida

judia. El “Bund”, la “Agudat Israel”, los partidos sionistas como “Mizraji”

(partido nacional religioso) o Poalei Sion (partido sionista socialista),

reclutaban a las masas judias preocupadas por las presiones economicas de un

regimen antisemita y por las escasas opciones migratorias. Otro motor de

activismo fue la lucha de idiomas, entre el Idisch y el Hebreo, ambos

considerados idiomas nacionales, lucha que se trasladaba a escuelas e

instituciones culturales como ser periodicos, teatro, etc. Uno de los

principales lideres del Judaismo polaco antes de la Shoa fue Itzjak Grinbaum

(1879-1970), nacido en Varsovia, luchador por los derechos judios en el

Parlamento (Sejm) y activo sionista. Ante la terrible amenaza antisemita la

reaccion de Grinbaum fue abandonar Polonia en el ano 1932, realizando por un

lado el sueno sionista de asentarse en Eretz Israel pero abandonando la lucha

por los derechos de las minorias en Polonia. El dilema de Grinbaum fue el dilema

de muchos lideres judios que abandonaran Polonia durante la decada del 30,

dejando millones de judios indefensos y sin portavoces experimentados para

enfrentar la ocupacion nazi de la Guerra.

Seria inutil e inmoral pretender abarcar los dilemas del liderazgo judio en

Europa durante la Segunda guerra Mundial, la ocupacion nazi y la Shoa. Tan solo

nos remitiremos a resumir algunos dilemas y ejemplos centrales. Sobre este tema

existe una vasta literatura y recomiendo al menos dos fuentes:

Dan Michman, El Holocausto, un estudio historico, Tel-Aviv, Universidad Abierta,

Unidad 5, 1987).

David Bankier (Ed.), El Holocausto, Jerusalen, Dor Hemshej-Ed. Magness-Yad

Vashem, 1986, diversos articulos y en especial los de A. Margaliot, I. Trunk, R.

Hilberg, Y. Bauer e I. Gutman.

Si bien la tendencia en general es de identificar todo el problema en torno al

eje del “Judenrat”, Consejo de lideres o ancianos judios impuesto por los nazis

en los ghettos, los dilemas del liderazgo judio son mucho mas profundos y

complejos. Poco ha quedado hoy en dia del argumento elevado por Hannha Arendt

durante el Juicio a A. Eichmann en Jerusalen, segun el cual los largos anos de

diaspora o exilio judio generaron pautas de liderazgo pasivo que contribuyeron a

la inmediata claudicacion ante los nazis y una muy reducida resistencia activa

armada. Historiadores como Trunk, Gutman y Bauer, entre otros, han demostrado

que ese argumento es inexacto, un mero historicismo sin sentido. El liderazgo

judio reacciono en forma dispar, de acuerdo al contexto geografico e historico,

a la informacion accesible, y a los magros recursos disponibles. No hubo un

modelo unico de liderazgo, ni siquiera entre los lideres impuestos del

“Judenrat”. No fue igual la actitud de Mordechai Jaim Rumkovsky en el ghetto de

Lodz – dictadura y orden absoluto bajo el lema de que el trabajo salvara a los

mas fuertes y productivos – que la posicion del Dr. Eljanan Elkes en Kovno o de

Yaacov Gens en Vilna – colaboracion restringida con los nazis, promocion del

trabajo y cooperacion con la resistencia armada hacia la ultima etapa del

ghetto – o de Adam Czerniacow en Varsovia – al tomar conocimiento del

significado de las acciones de deportacion a Treblinka en julio de 1942 se

suicido. El “Judenrat” en general no fue una mera herramienta de los nazis, sino

tambien cumplio funciones vitales en situaciones limite de emergencia absoluta.

Algunos de estos lideres judios eran viejos activistas sionistas, tal como Gens

lo fue en el movimiento juvenil “Betar”, todos actuaron con consciencia

historica de la enorme responsabilidad que recaia en ellos. Describir al dilema

de este liderazgo oficial como un acto de colaboracion pasiva con los nazis es

pues una distorsion y tergiversacion de la historia., amen de que constituye un

acto inmoral de juicio a-posteriori sin conocimiento de causas.

Pero no solo liderazgo oficial existio durante la Shoa y bajo la ocupacion nazi,

surgieron tambien modelos de liderazgo alternativo como ser el de los

movimientos juveniles, pilar de la resistencia armada anti-nazi y de las

rebeliones en los ghettos, o el de instituciones filantropicas y culturales que

buscaban satisfacer necesidades minimas de solidaridad, ayuda mutua,

investigacion de lo que acontece y documentacion, como fue el caso de Emanuel

Ringelblum, representante del Joint en Polonia e intelectual que lidero el

movimiento “Oneg Shabat” destinado a investigar la vida judia en el ghetto de

Varsovia y los efectos de la politica nazi antisemita. Un ejemplo de esta

actitud de ayuda solidaria financiada por fondos del Joint norteamericano fue la

creacion de “Zetos”, organizacion de ayuda social creada en 1939 durante la

invasion nazi, en base a comites domiciliarios o “Vaadei Batim”, que organizo

ollas populares, apoyo a hospitales y de hecho compitio con el “Judenrat”

oficial. En la ultima etapa de los ghettos, en plena liquidacion y

deportaciones a los campos de exterminio (1942-43) la juventud judia de diversas

corrientes ideologicas – incluyendo socialistas bundistas y comunistas

anti-sionistas- supo demostrar su liderazgo pero solo como acto heroico de

venganza personal o intento de escribir una “pagina gloriosa” de la historia

judia, tal como escribe Mordejai Anilevich – el lider de la Organizacion Judia

Combatiente y de la rebelion del ghetto de Varsovia – en su ultima carta (22 de

abril de 1943). No debemos olvidar que en ultima instancia se trata de un

liderazgo impotente ante el poderio nazi y la determinacion de liquidar a todo

el pueblo judio. No solo el Judaismo europeo fue impotente ante la amenaza nazi

y la indiferencia de la mayor parte de los pueblos del mundo, sino tambien el

Judaismo occidental, el liderazgo del Judaismo occidental (ver S. Wise) y

finalmente el liderazgo judio del “Ishuv” de Eretz Israel, con Ben Gurion a la

cabeza. Sobre este tema continuaremos nuestro analisis en el comienzo de la

proxima unidad.

El liderazgo judio frente a la Shoa y en la era del Estado de Israel
El liderazgo judio frente a la Shoa y en la era del Estado de Israel1÷. El liderazgo sionista y de Eretz Israel frente a la Shoa:

Uno de los dilemas mas cruciales del periodo del Holocausto (Shoa) es el que

gira en torno a las actitudes del liderazgo eretz-israeli y sionista frente a la

peor tragedia del pueblo judio en la era moderna. La pregunta que diversos

historiadores formularon es si el liderazgo sionista hizo lo suficiente para

salvar judios o para frenar la maquina del exterminio. Jaim Weizmann perdio el

liderazgo del movimiento sionista en el ano 1935, su figura ya estaba en plena

decadencia, hecho que quedo al descubierto en el ano 1939 con la publicacion del

Libro Blanco britanico, cuya meta era apaciguar al mundo arabe y limitar en

forma extrema la inmigracion judia a Palestina o la compra de tierras para

extender los asentamientos judios. El abandono de la linea pro-sionista y la

anulacion de la principal recomendacion de la Comision Peel (1937) referente a

la particion de Palestina y la creacion de un estado judio, son un indicio claro

de la nueva politica britanica que ya estaba orientada a la posibilidad de un

estallido belico en Europa. En este punto crucial para la historia moderna del

pueblo judio queda marcada una de sus peores crisis, signada por la debilidad y

la impotencia. En este contexto es que surge el liderazgo de David Ben Gurion

(1886-1973) como alternativa a la linea diplomatica pro-britanica de Weizmann.

Si bien Weizmann continuo en un rol de relevancia durante la guerra, en especial

promoviendo la creacion de una Brigada Judia en el marco del ejercito britanico

y los contactos diplomaticos en los Estados Unidos para promover el Programa de

Biltmore – programa sionista adoptado en el hotel Biltmore de Nueva York en mayo

de 1942 y cuya principal clausula es la exigencia de crear un estado judio en

Eretz Israel, la anulacion del Libro Blanco y la inmigracion libre -, su figura

se pasa a un segundo plano.

Ben Gurion asumio el rol de liderazgo en funcion de la auto-imagen adoptada por

los “jalutzim” (pioneros) de la “Segunda Alia” (1904-1914), y de su trayectoria

como dirigente del partido sionista obrero “Poalei Sion” que lidero el proceso

de unificacion del sector obrero de Eretz Israel – partido “Ajdut Haavoda en

1919 y partido “Mapai” en 1930 – con la vision de imponer la hegemonia politica

del sector obrero en las instituciones centrales del “Ishuv”. Esta vision se

hizo realidad en la decada del 30, a la par de la conquista del liderazgo de la

Organizacion Sionista Mundial (1935). La concepcion de Ben Gurion era

basicamente constructivista y estaba centrada en los objetivos sionistas de

crear un estado judio en Eretz Israel, que al sumarse a su vision negativa de la

diaspora judia y de la imagen del judio diasporico, nos explica el bajo perfil

adoptado durante la guerra frente al drama del Judaismo europeo. El eje central

de su politica era luchar contra el Libro Blanco “como si Hitler no existiera” y

contra Hitler “como si no existiera el Libro Blanco”, lo que sento las bases

para organizar una estrategia de apoyo a Gran Bretana en su lucha contra

Alemania nazi – ver por ejemplo los voluntarios judios de Palestina en el marco

del ejercito britanico que culminara en la creacion de la Brigada Judia en el

verano de 1944, o los paracaidistas judios enviados a Yugoslavia en el ano

1944 – a la par de la organizacion de la “Hagana” y el “Palmaj” como grupos

para-militares clandestinos ocupados entre otras cosas de la organizacion de la

inmigracion ilegal o “Haapala”, y con la perspectiva de constituir un ejercito

de defensa en la lucha futura por la creacion del estado. Ben Gurion lidero la

diplomacia de acercamiento a los Estados Unidos, con una vision clara de futuro,

fue el arquitecto del Programa Biltmore y de la politica de unificacion del

liderazgo judio norteamericano. Se puede decir que Ben Gurion contribuyo en gran

medida a la transformacion del liderazgo judio de los Estados Unidos, que hasta

ese entonces estaba muy dividido y se caracterizaba solo por su caracter

filantropico, en un lobby politico de alta influencia despues de la guerra.

Ben Gurion estaba convencido de que la Segunda Guerra Mundial dara el impulso

final a la lucha por la creacion del estado judio, por lo cual determino una

estrategia centrada en la obtencion de la soberania judia que indirectamente

transfirio a un segundo plano el tema crucial de la salvacion del Judaismo

europeo. No es que se ignoro el tema humanitario, asi lo definio Ben Gurion,

pero evidentemente se dio prioridad a la estrategia politica, lo que desperto

muchas criticas. Historiadores como Tom Seguev, considerado un post-sionista o

critico identificado con la corriente de los llamados nuevos historiadores,

publico a comienzos de la decada del 90 su libro clave sobre este tema,

denominado “El Septimo Millon”, en el cual se explicita la critica contra Ben

Gurion por una supuesta indiferencia o por los magros resultados de los

esfuerzos sionistas de salvataje. En 1986 la historiadora Dina Porat habia

publicado un libro dedicado al tema y denominado “Un liderazgo entrampado, el

Ishuv frente al Holocausto, 1942-1945” en el cual defendio las intenciones de

Ben Gurion pero a su vez acepto las conclusiones del historiador Yehuda Bauer

argumentando que se hizo “muy poco, demasiado tarde y con mala suerte”. El

cientista politico Shlomo Avineri justifico la actitud de Ben Gurion en funcion

de sus cualidades de liderazgo con vision de futuro, enfrentado a alternativas

tragicas, estableciendo que esta estrategia permitio la creacion del estado

judio a partir de la destruccion y el exterminio, y se baso en una lectura

correcta del mapa politico de la epoca que demando frialdad, adopcion de una

postura independiente aferrada a la meta final y el rechazo de un

sentimentalismo a corto plazo. Para Avineri Ben Gurion demostro la capacidad de

maniobrabilidad estrategica que pocos lideres poseen (Ver “Lider y Liderazgo,

Centro Shazar,1992, p. 335, en hebreo).

El hecho concreto es que si juzgamos al liderazgo sionista en funcion de su

contribucion a la salvacion de judios veremos que fracaso no por mala voluntad o

indiferencia sino por impotencia y por debilidades estructurales. Tal es el caso

cuando se menciona el fracaso en el intento de convencer a los aliados de

bombardear el campo de exterminio de Auschwitz II (Birkenau) en el verano de

1944 – solicitud denegada con argumentos absurdos y al borde del antisemitismo

en algunos casos – o cuando se analiza el intento de negociar con Eichmann y la

S.S. en Hungria para salvar al Judaismo hungaro en el verano de 1944. El caso

hungaro es sintomatico ya que refleja claramente lo que Bauer llama la

impotencia judia durante la Shoa. Las negociaciones se inician en Budapest por

parte del Comite de Salvacion, ente sionista dedicado a brindar ayuda a

refugiados judios durante la guerra y que a partir de marzo de 1944 se convierte

en el interlocutor de Eichmann para negociar la salvacion de los judios

hungaros. La figura mas prominente de este comite fue Israel Kastner

(1906-1957), abogado y periodista que acepto el desafio de intentar canjear

vidas humanas por diez mil camiones y materia prima para el ejercito aleman.

Kastner negocio con Eichmann sabiendo que solo un aval del liderazgo sionista y

del liderazgo judio norteamericano puede traer resultados positivos, pero la

postura del Joint – organizacion filantropica judia de los Estados Unidos –

estaba sujeta a la estrategia militar de los aliados que implicaba no negociar

con el enemigo ofreciendo dinero o materias primas, y la actitud de la Agencia

Judia-Organizacion Sionista Mundial dependia de la politica britanica ligada a

la estrategia fijada junto con Estados Unidos y la Union Sovietica que implicaba

evitar negociar con la S.S. antes de la rendicion incondicional de Alemania y

vetar todo intento de reformular alianzas en funcion de las tensiones entre

occidente y la Union Sovietica. No es casual pues que la mision del espia Yoel

Brand, enviado a Turquia y a Palestina para negociar con el liderazgo sionista

sobre la propuesta de Kastner, fracaso debido a la actitud de los britanicos y

no por indiferencia del liderazgo sionista, ya que Moshe Shertock- Sharett viajo

especialmente para encontrarse con Brand y escuchar la propuesta. Pero los

ingleses metieron en prision a Brand y lo trasladaron a El Cairo para impedir

toda negociacion.

Finalmente Kastner continuo negociando y logro salvar en un tren – denominado en

la historiografia “el tren de los privilegiados” – a unos 1700 judios hungaros,

hecho que le costo una condena moral por parte de los sobrevivientes judios

hungaros despues de la guerra. Kastner emigro a Eretz Israel y con la creacion

del estado se convirtio en un funcionario del Ministerio de Industria y

Comercio, ademas de dedicarse al periodismo. En 1952 Malkiel Grinwald,

sobreviviente hungaro, acuso a Kastner de haber colaborado con los nazis para

salvar su propia vida y la de pocos privilegiados, hecho que derivo en un juicio

por calumnias iniciado por el asesor juridico del gobierno, durante el cual el

juez en primera instancia encontro a Kastner culpable de haber “vendido su alma

al diablo”. De acusador paso a ser acusado y acosado por la opinion publica

israeli, que en esos anos era poco tolerante hacia los sobrevivientes de la

Shoa insinuando que por un lado los judios fueron pasivamente “como rebano al

matadero” y por el otro que todo sobreviviente tuvo que colaborar con los nazis

para salvarse, insinuaciones totalmente infundadas e inmorales. Kastner se vio

obligado a defenderse apelando el fallo de la primera instancia judicial ante la

Suprema Corte de Justicia, pero en marzo del ano 1957 fue asesinado por dos

extremistas israelies, lo que no le permitio presenciar la entrega del veredicto

de la Justicia, que en enero de 1958 libro a Kastner de toda culpa o sombra de

colaboracion con los nazis. Esta tragica historia, conocida hasta hoy en dia

como el “affaire Kastner” es una prueba mas de la impotencia del liderazgo judio

durante la Shoa.

La conclusion personal de Ben Gurion ante la magnitud de la tragedia judia fue

pues poner el enfasis principal en la estrategia de construccion del embrion de

estado, lo que implico organizar hacia final de la guerra un frente conjunto de

rebelion armada contra Gran Bretana, en el marco del cual colaboraron las tres

agrupaciones militares clandestinas del Ishuv: la “Hagana”, el “Etzel” –

organizacion militar nacional de orientacion activista y revisionista – y el

“Leji” – combatientes por la libertad de Israel, grupo de tendencias

anti-britanicas durante toda la guerra y con un vision anti-imperialista. Si

bien este frente armado se derrumbo en julio de 1946 por las disputas en torno

al atentado contra el cuartel central del mandato britanico en el hotel King

David de Jerusalen, la estrategia de Ben Gurion continuo tal como la trazo

durante la guerra: continuar la lucha anti-britanica centrada en la eliminacion

del Libro Blanco de 1939, a la par de una profundizacion del frente diplomatico

en los campos de refugiados judios en Alemania y Austria para conectar este tema

con los esfuerzos para crear un estado judio finalizando el mandato britanico en

Palestina, y afianzar la linea de operar como lobby politico en los Estados

Unidos para convencer al presidente Truman de apoyar al menos parcialmente los

objetivos del movimiento sionista, con miras a romper la alianza entre Gran

Bretana y los Estados Unidos. Ben Gurion tuvo exito en esta estrategia

combinada, en el marco de la cual no dudo en aprovechar la ayuda de Jaim

Weizmann y Najum Goldmann en el frente diplomatico norteamericano pero pasando a

poner hincapie en la lucha armada y las necesidades de seguridad del Ishuv que

esta a punto de convertirse en estado soberano.

El liderazgo judio en la decada del 50: Ben Gurion y Goldmann como modelos de liderazgo
El liderazgo judio en la decada del 50: Ben Gurion y Goldmann como modelos de liderazgoEn el marco de otro curso de la Ujace hemos tratado las diferencias ideologicas

entre ambos lideres sionistas y su confrontacion politica en la decada del 50

(Ver mi curso “Corrientes y dilemas del pensamiento sionista contemporaneo”,

unidades 6 y 9). En esta unidad solo nos remitiremos a analizar los respectivos

modelos de liderazgo de ambas personalidades, considerados los dos grandes

lideres del pueblo judio despues de la Shoa, partiendo de la base de que

Weizmann estaba demasiado enfermo y agotado como para continuar disputando la

primera linea de liderazgo y que se contento con el puesto simbolico que le

ofrecio Ben Gurion: ser el primer presidente del joven Estado de Israel. Sin

duda alguna Ben Gurion y Goldmann definieron el destino de una gran parte del

pueblo judio en la decada del 50, por lo cual es ineludible intentar estudiar

las pautas de su liderazgo.

Segun el historiador Zeev Tzajor Ben Gurion fue un hombre de una idea fija

central: la idea de la redencion nacional (en “Lider y liderazgo, Centro Shazar,

1992, p. 326, en hebreo). En otras palabras podemos definir su liderazgo como

visionario o teleolitico, es decir que esta orientado en forma permanente y

obsesiva hacia una meta final. Iosef Gorni lo definio tambien como un “utopismo

realista”, es decir la conjuncion de un ideal utopico y una mirada pragmatica

hacia la realidad circundante. La meta final no era la mera creacion de un

estado judio en Eretz Israel, ello se logro en mayo de 1948, sino la busqueda de

la redencion de todo el pueblo judio a traves de este estado. Se podria admitir

que este es un objetivo metafisico, casi sisifico, por lo cual desde el vamos

estaba destinado a fracasar. A partir de 1948 Ben Gurion se debe sumergir mas y

mas en el plano de la realidad politica, en un contexto de guerra latente con el

mundo arabe y dependencia economica del exterior que repercute en las terribles

tensiones de una sociedad que absorbe una inmigracion de todo el mundo,

duplicando en tres anos la poblacion del pais y amenazando con derrumbar sus

bases. No es casual pues que Ben Gurion deba afrontar las secuelas de esta

realidad asumiendo el peligro de una caida del sueno utopico, de la perdida de

la via hacia la redencion nacional. En los anos 50 Ben Gurion se debate como

autentico lider ante el dilema central que aqueja a la sociedad israeli: por un

lado la necesidad de un liderazgo fuerte que afronte en forma pragmatica las

necesidades vitales de la sociedad, y por el otro la busqueda incondicional de

respuestas mesianicas ligadas a la redencion, entendida en terminos del

desarrollo de un nuevo tipo de judio, pionero y revolucionario, concentrado en

el Estado de Israel, que sacrifica intereses personales en aras de necesidades

nacionales. Lo peculiar del liderazgo de Ben Gurion es la convivencia de ambos

rumbos, el utopico y el pragmatico, por lo cual es comprensible que rapidamente

surjan frustraciones y que se distorsione la imagen del lider. Ben Gurion mismo

vivio tal frustracion al retirarse en diciembre de 1953 del gobierno y asentarse

en el kibutz Sde Boker en el Neguev, dedicandose a escribir y a publicar su

vision utopica del Sionismo.

A partir de la creacion del estado Ben Gurion centra sus fuerzas en el

desarrollo de un “estatismo” (“Mamlajtiut”) que significa la identificacion con

es estado judio como instrumento de redencion del pueblo, proceso lento y

doloroso que liderara como jefe del ente nacional soberano. Esa concepcion se

tradujo en el establecimiento de un ejercito nacional de defensa, anulando las

divisiones entre las agrupaciones militares clandestinas del periodo britanico,

o en la promulgacion de la ley de educacion estatal en 1953, que implico la

anulacion de corrientes politicas como eje principal de las redes escolares, si

bien reconociendo las diferencias entre una educacion estatal laica y una

educacion estatal religiosa. Pero esta ley reconocio a su vez la independencia

de la educacion ultra-ortodoxa de “Agudat Israel”, en el marco de los esfuerzos

por mantener un status quo en las relaciones entre religion y estado. Nuevamente

notamos el dilema del lider que por un lado busca implementar su vision utopica

de la historia judia, pero por el otro es pragmatico y avala renunciamientos que

a largo plazo pueden poner en peligro la meta de la redencion a traves del

estado. Esta dualidad entre Ben Gurion el estadista pragmatico y Ben Gurion el

“rey filosofo” – citando a Platon a quien admiraba, y tomando en cuenta su

afeccion a la realizacion de encuentros con intelectuales o su vasta escritura

inspirada en la Biblia, Spinoza y otros pensadores judios – es un aspecto

central del liderazgo Ben Gurionista. No es casual pues que en el contexto de

las dificultades estructurales de la sociedad israeli en la decada del 50 la

figura de Ben Gurion se haya desgastado, y que a partir de su regreso al

gobierno en febrero de 1955 luchas politicas intestinas provoquen la decaida de

la vision utopica y la lenta declinacion de su liderazgo, que concluyo con su

renuncia en el ano 1963 luego de profundas diferencias con otros lideres de su

partido “Mapai”, y que en el ano 1965 funde su propio partido, “Rafi” (Lista de

obreros de Israel), el cual tuvo poco exito en elecciones nacionales.

Najum Goldmann (1895-1982) simbolizo otro modelo de liderazgo, basado en la

tolerancia, la diplomacia y el espiritu. Su vision de liderazgo era intelectual,

una especie de continuacion del modelo de “talmid Jajam” (estudiante sabio) que

enfatizo el Judaismo a traves de la historia, y en este sentido no es casual su

admiracion por Ajad Haam y por Jaim Weizmann. Su actividad diplomatica fue una

excusa para manifestar sus cualidades personales, su vision cosmopolita del

Sionismo y su permanente busqueda de soluciones pacificas. Goldmann, que surge

como lider del Judaismo de la diaspora en la era nazi y en el marco de la

creacion del Congreso Judio Mundial (1936), pasa a ser durante la guerra uno de

los agentes principales de Weizmann en los Estados Unidos y un diplomatico

brillante. Jamas le interesaron los aspectos practicos de la soberania judia,

como ser la conduccion de gobierno (se opuso a propuestas de Ben Gurion de ser

ministro) o incluso la mera rutina de vivir en Israel como ciudadano comun. Era

a su manera un visionario a largo plazo, tambien creia en los aspectos

revolucionarios del Sionismo pero fijaba su esperanza en la perspectiva de

obtener una paz global con el mundo arabe, estableciendo que esta es una

condicion previa a la continuacion del proceso de redencion nacional. Goldmann

no estaba dispuesto a codearse con la realidad diaria del estado judio, a

enfrentar la miseria economica y la amenaza militar que implicaba liderar

politicamente al estado judio soberano. Es por ello que su energia de liderazgo

fue trasladada a otras arenas: negociar con Adenauer para obtener el acuerdo de

reparaciones a sobrevivientes de la Shoa (1952) y presidir el Congreso Judio

Mundial a partir de 1953. A diferencia de Ben Gurion, con quien se desarrollo

una rivalidad personal y no solo ideologica, Goldmann creia en la continuidad de

la vida judia comunitaria en la diaspora y sostenia que el Sionismo tiene una

mision sagrada de promover la educacion judia para evitar la asimilacion, lo que

Ajad Haam definio como “preparacion de los corazones”. Es en este sentido que

podemos considerar a Goldmann como el principal lider judio de la diaspora

despues de la Shoa y la creacion del Estado de Israel.

Nadie pone en duda la trascendencia del liderazgo politico de Ben Gurion, salvo

el mismo Ben Gurion que en diversas oportunidades declaro que “la historia es

hecha por los seres humanos y no por los lideres o individuos” (Ver por ejemplo

articulo de Y. Arieli en “Lider y Liderazgo”, Centro Shazar, 1992, p. 36, en

hebreo), repitiendo una concepcion romantica del siglo XIX. La obra monumental

de Ben Gurion, publicada en centenares de articulos y libros, demuestra que era

consciente del rol central que ocupo en la historia moderna del pueblo judio.

Esta es otra cualidad de un lider, su consciencia de que debe documentar sus

pasos y acciones pensando en los historiadores del futuro y en la memoria

colectiva del pueblo. Pero Ben Gurion permanece en la consciencia colectiva como

“el constructor del estado judio” (nombre del libro de Abraham Avi-Hai,

aparecido en espanol en 1986), y no como el “lider filosofo” o el estadista

intelectual, la cualidad que mas sobresalio en el fue el pragmatismo y su

lectura veloz de la realidad acompanada por una habilidad para comprender

procesos a largo plazo. En el caso de Goldmann primo el ideal espiritual y la

vision intelectual de la realidad por sobre todo, y la constante preocupacion

por lo que considero el eje central de la problematica judia: la asimilacion.

Ambos lideres se complementaron y elevaron dos modelos apasionantes de liderazgo

judio.

El liderazgo israeli en epoca de guerras, 1967-1973
El liderazgo israeli en epoca de guerras, 1967-1973:La decadencia del liderazgo de Ben Gurion puede definirse, adoptando conceptos

del sociologo Max Weber, como la “rutinizacion del carisma” y el desvanecimiento

de la inspiracion (lease vision utopica) que acompano al lider durante decadas.

La decada de los anos 60 es un fiel reflejo de este proceso: El retorno a luchas

partidarias intestinas, la estabilizacion de la economia israeli y el comienzo

de un periodo de crecimiento economico significativo, y por sobre todo la

adopcion de una auto-imagen de poderio belico y seguridad brindada por “Tzahal”

(Ejercito de defensa). Los enfrentamientos de Ben Gurion con otros lideres del

partido laborista gobernante produjeron tambien el deterioro de su imagen. El

denominado “caso Lavon” fue uno de sus sintomas, dado que mostro las terribles

fisuras en el liderazgo del partido “Mapai”. Pinjas Lavon (1904-1976) fue uno de

estos lideres que como ministro de Defensa en los anos 50 fue responsable de una

campana de espionaje en Egipto destinada a generar tensiones entre este pais y

los Estados Unidos. El fracaso de la red de espionaje, compuesta por judios

egipcios, genero una crisis politica muy dura en el seno del liderazgo politico

israeli, que afloro nuevamente en el ano 1960, siendo Lavon secretario general

de la “Histadrut” – Confederacion general de trabajadores. Ben Gurion se obstino

en investigar el caso senalando a Lavon como responsable del fracaso, y sus

presiones lo llevaron a un enfrentamiento no solo con Lavon sino tambien con

quien se convertira prontamente en su sucesor Levi Eshkol (1895-1969). En este

caso surgen tambien las dificultades del lider carismatico, como ser su

tendencia a imponer opiniones personales y su persistencia en la necesidad de

imponer una unica verdad. Ben Gurion no pudo tolerar quedar en minoria dentro de

su propio partido, lo que no solo produjo su renuncia al cargo de primer

ministro sino tambien su ruptura con “Mapai” y la creacion del partido “Rafi”,

acompanada por duros ataques a la figura de Eshkol. Otra frustracion de Ben

Gurion fue el hecho de que parte de la prensa y un nucleo muy significativo de

profesores de universidades e intelectuales de renombre se pusieron en su

contra.

Eshkol tenia otro estilo de liderazgo, sin el fervor carismatico y focalizado en

la busqueda de consenso. Su opinion era que el “caso Lavon” desgasta no solo a

las figuras de Ben Gurion y Lavon sino a todo el partido laborista y a la

estabilidad del gobierno. Eshkol era tambien un producto de los ideales de la

segunda y tercera “Alia”, como Ben Gurion y gran parte de las elites israelies,

es decir conformo su vision de mundo en funcion de ideales cooperativistas – con

orientacion hacia el trabajo agricola en los “kibutzim” o granjas colectivas

socialistas. Su ascenso al liderazgo politico estuvo acompanada por una carrera

en el servicio publico y partidario, centrada en la “Hagana” como fuerza de

defensa del “Ishuv”, en el desarrollo de infraestructuras nacionales como la

Compania de Aguas “Mekorot”, o como representante de su partido en el ejecutivo

de la Agencia Judia y encargado de su departamento de colonizacion con enfasis

en el asentamiento de nuevos inmigrantes, carrera que culmino en los anos 50 con

su nombramiento como ministro de Economia. No es casual pues que sus rasgos

personales dejaron una impronta en el modelo de liderazgo que impuso como primer

ministro en los anos 1963-1969: reforzar la economia y apaciguar los animos para

afianzar la paz interna – hecho que se manifesto tambien en su apoyo al traslado

de los restos del lider sionista Zeev Jabotinsky desde los Estados Unidos al

Monte Herzl de Jerusalen en el ano 1965, y en el acuerdo para crear un gabinete

de unidad nacional durante la crisis previa al estallido de la Guerra de los

Seis Dias en junio de 1967 que permitio la inclusion de Manahem Beguin – lider

del partido opositor “Jerut” y un gran enemigo de Ben Gurion – en el gobierno.

Sin duda la escalada de guerra en mayo de 1967 fue una dura prueba para el

liderazgo de Eshkol. Al agravarse los incidentes con Siria en el norte por las

disputas entorno al dominio de una de las principales fuentes de agua para

Israel, Egipto decide ordenar la retirada de las tropas de paz de la ONU en la

peninsula de Sinai – en funcion del acuerdo de retirada israeli impuesto por los

Estados Unidos en el ano 1957 y que revirtio el logro militar israeli de la

Campana de 1956 -, invadir militarmente esta peninsula (19 de mayo) y cerrar

los estrechos de Tiran para la navegacion de barcos israelies (22 de mayo),

hecho considerado por Israel como un “casus belli”. Paralelamente Egipto monta

una campana anti-israeli virulenta y su presidente Nasser amenaza con expulsar a

los judios al mar. El 30 de mayo el rey Hussein de Jordania firma un acuerdo de

cooperacion militar con Nasser, garantizando un frente conjunto arabe que

constituyo una amenaza enorme al estado de Israel, y que contaba con un aval

politico, militar y diplomatico total de la Union Sovietica. Israel no tenia un

aliado estrategico significativo, la Francia del general De Gaulle – hasta

entonces aliada de Israel y proveedora de los principales armamentos de su

ejercito, en especial de su aviacion – impuso un embargo militar y los Estados

Unidos exigieron aguardar el resultado de negociaciones diplomaticas. Este

periodo de espera – desde el 22 de mayo hasta el estallido de la guerra el 5 de

junio – fue muy tenso para los israelies y para muchos judios en el mundo, hasta

tal punto que se adopto masivamente la imagen de que Israel corre el peligro de

atravesar un nuevo Holocausto. La estrategia de Eshkol fue muy clara: aguardar

que se aclare el panorama diplomatico, reclutar y entrenar las fuerzas de

reserva del ejercito israeli – el principal factor de combate – y preparar el

terreno para el estallido de los actos belicos. Ante la opinion publica israeli

Eshkol no aparentaba ser un lider adecuado para la crisis que amenazaba la mera

existencia de Israel, hecho acentuado por Ben Gurion y Menahem Beguin desde la

oposicion, y agravado por la falta de carisma o el estilo discursivo monotono de

Eshkol.

Eshkol demostro ser un lider de primer nivel y logro afrontar la crisis con un

exito rotundo. Su pragmatismo y vision moderada fueron rasgos claves para

afianzar el argumento israeli frente a la amenaza arabe, brindando la imagen de

un David enfrentado a Goliat a pesar de que de hecho el ejercito israeli estaba

muy bien preparado para la guerra. El 5 de junio Eshkol incorporo a los partidos

“Rafi” y “Jerut” al gobierno, nombrando a unos de los principales seguidores de

Ben Gurion, Moshe Dayan (1915-1981), como ministro de Defensa. La estrategia

militar israeli basada en una neutralizacion de las fuerzas de aviacion

enemigas, aprovechando el factor sorpresa, y en la maniobrabilidad de tanques en

el Sinai, fue adecuada para esas circunstancias y aseguro una rapida victoria en

el frente egipcio. Eshkol trato de evitar un enfrentamiento con Jordania, y

advirtio al rey Hussein que si no es atacada se mantendra el cese de fuego en el

frente oriental, pero Hussein prefirio sumarse a la guerra avalando el acuerdo

de cooperacion militar firmado poco tiempo antes en El Cairo. Ello abrio las

puertas para el inicio de las acciones belicas en Jerusalen oriental y en la

Margen occidental del Jordan. El 7 de junio fue conquistada la ciudad vieja de

Jerusalen y al poco tiempo se completo la derrota del ejercito jordano en los

territorios de la Cisjordania. En respuesta a los bombardeos sirios desde las

alturas del Golan, Israel abrio un frente militar en esa region y la conquisto

en los ultimos dias de la guerra. En el frente diplomatico el triunfo israeli

permitio un mayor acercamiento a los Estados Unidos, que logro junto con Gran

Bretana aprobar la resolucion 242 del Consejo de Seguridad de las Naciones

Unidas que si bien rechaza las conquistas israelies de territorios y exige su

retirada – esta aun en discusion si el texto implica la retirada de territorios

o de todos los territorios – garantiza la necesidad de paz, reconocimiento mutuo

y libre navegacion en aguas internacionales. Eshkol cosecho los frutos politicos

de la guerra y sento las bases para la estrecha alianza politica y militar con

los Estados Unidos, pero fallecio repentinamente en febrero de 1969.

Dado que la elite politica israeli estaba hegemonizada por los lideres

laboristas arribados a Eretz Israel en el periodo de la segunda y tercera

“Alia” (1904-1914, 1918-1923) no es casual que la sucesora de Eshkol cumpla con

este requisito. Golda Meir (1898-1979) poseia sin embargo dos atributos

novedosos: su condicion femenina en una sociedad acostumbrada a priorizar

modelos masculinos de liderazgo, y el hecho de que si bien nacio en Rusia su

familia emigro siendo ella un nina a los Estados Unidos, por lo cual es en gran

medida el producto de la educacion norteamericana. En 1921 emigro a Eretz Israel

y se asento en un “kibutz”, a la par de comenzar a activar en el partido

laborista y en la central sindical “Histadrut”, escalando al Ejecutivo de la

Agencia Judia despues de la Shoa como jefa del departamento politico. En otras

palabras tuvo una trayectoria similar a la de otros lideres laboristas israelies

pero impuso matices especiales a su liderazgo, y en un periodo en el cual las

relaciones con Estados Unidos en general y con el Judaismo norteamericano en

particular eran vitales, su perfil biografico ayudo mucho a continuar la

estrategia comenzada por Ben Gurion y Weizmann durante la Shoa y afianzada por

Eshkol despues de la Guerra de los Seis Dias. Golda, asi fue popularmente

llamada, tuvo un perfil de diplomata – mas alla de sus roles politicos en la

Agencia Judia fue la primer embajadora israeli en la Union Sovietica en 1948 – y

activista gremial, ocupo el cargo de ministro de Trabajo en la decada del 50 y a

partir de 1956 y hasta 1965 fue ministro de Relaciones Exteriores. Siendo una

figura clave del partido laborista, su secretaria general, logro acumular la

fuerza suficiente para ser nombrada sucesora de Eshkol. No obstante ello su

liderazgo estuvo ensombrecido por las secuelas de la Guerra de los Seis Dias: el

rechazo arabe a todo negociacion con Israel o de posible reconocimiento de su

existencia como estado judio, la decadencia del liderazgo de Nasser como

presidente egipcio que estaba comprometido con la linea del rechazo total y que

inicio una guerra de desgaste en el Canal de Suez que fue dolorosa y costosa

para Israel.

El periodo de liderazgo de Golda Meir fue relativamente breve y estuvo signado

no solo por el conflicto latente con el mundo arabe, que amenazaba con estallar

nuevamente en forma permanente, sino tambien por el aumento de la consciencia

social en Israel y el surgimiento del activismo de los judios orientales en

Israel, liderado por un grupo denominado “los panteras negras”. En el frente del

conflicto arabe-israeli Golda era considerada una lider de linea dura que exigia

negociaciones directas y un reconocimiento formal que los paises arabes no

estaban dispuestos a aceptar – llegando por ejemplo a rechazar la iniciativa de

Najum Goldmann de negociar indirectamente con el nuevo presidente egipcio Anuar

Sadat. En el frente social, Golda demostro actitudes prejuiciosas de la vieja

elite oriunda de Europa oriental – “Ashkenasi” – hacia la masa de judios de

paises arabes arribada a Israel en las decadas del 50 y del 60 y que se

perpetuaban en el estrato socio-economico mas bajo de la sociedad israeli. En

ese sentido Golda continuo la linea ideologica de Ben Gurion, que al promover la

vision de un nuevo judio que debe negar su pasado en la diaspora y centrarse en

su aporte pionero al desarrollo del joven estado judio ignoro las enormes

dificultades economicas y culturales de los nuevos inmigrantes, sumada a la

hostilidad hacia culturas judias tradicionales y en especial hacia la identidad

de judios de los paises arabes del Medio Oriente – linea que se manifesto en la

adopcion de la politica de “mezcla de grupos etnicos” (“Kur Hituj”) y la

conformacion de una identidad homogenea. El fracaso del liderazgo de Golda Meir

se manifiesta pues en ambos frentes: en el frente politico-militar Golda avalo

la politica del ministro Dayan basada en la falsa ilusion de que los arabes no

tienen una opcion belica debido a la profunda derrota del 67, y a la auto-imagen

de una Israel poderosa e invencible, hecho que adormecio al liderazgo en general

y en especial al servicio de inteligencia; en el frente social Golda no supo

apaciguar la presion de los judios orientales y desarrollar una politica de

bienestar destinada a encarar problemas estructurales de vivienda publica,

trabajo, educacion, etc. En ambos frentes se mostro sorprendida cuando los

hechos explotaron sorpresivamente, sea cuando los “Panteras negras” incurrieron

en la violencia y la violacion de las leyes para elevar sus reclamos, que para

Golda fue una confirmacion de los estereotipos a los cuales se aferraba, o

cuando estallo la Guerra de Iom Kipur en octubre 1973 sin que Israel se sienta

preparada ni militar ni politicamente.

Si bien la Guerra de Iom Kipur es considerada una victoria militar, desde el

punto de vista politico fue un fracaso absoluto (“Mejdal”) que tuvo profundas

repercusiones a nivel del liderazgo israeli. Israel logro mantener casi todos

los territorios conquistados en 1967 – Egipto logro mantener a su tercer cuerpo

de ejercito en el Sinai y ello le permitio reclamar la posesion del Canal de

Suez y su reapertura – pero perdio su imagen de invencible y la confianza

absoluta en su supremacia militar. Golda y Dayan tuvieron que asumir la

responsabilidad de este fracaso, si bien se negaron en principio a aceptarla y

lucharon para no ceder sus puestos de liderazgo. La presion del nuevo movimiento

de protesta que canalizo todas las frustraciones de muchos israelies contra el

viejo liderazgo, hizo erupcion y contribuyo al recambio de liderazgo que surgio

como la principal conclusion de esa guerra. El partido laborista busco como

sucesor de Golda a un lider con perfil mas joven, nacido en el pais y con

trayectoria militar, la persona elegida fue Itzjak Rabin (1922-1995), nacido en

Jerusalen, oficial de “Tzahal” desde la guerra de la independencia en 1948,

comandante en jefe de las fuerzas armadas en la decada del 60 y en especial en

la guerra de 1967. Luego de esa guerra se retiro del ejercito y se desempeno

como embajador israeli en los Estados Unidos hasta despues de la guerra de 1973,

fue electo como diputado en el Parlamento (“Knesset”) y al poco tiempo fue

nombrado jefe del partido laborista “Mifleguet Ha Avoda”) y llamado para suceder

a Golda en la jefatura de gobierno (junio de 1974). Rabin inicio la era de paz

en el Medio Oriente, basada en el acercamiento gradual con Egipto – pais que

bajo la presidencia de Sadat se alejo del bloque sovietico y manifesto una

voluntad de paz inedita hasta ese momento. Asimismo afianzo los lazos con los

Estados Unidos y promovio una politica social de inversiones en infraestructura

social, con el fin de afrontar las demandas del frente social interno. Pero ello

fue quizas demasiado tarde, el pais habia atravesado un temblor o terremoto

politico que tuvo efectos retardados en el ano 1977, en elecciones que

provocaron la derrota del Laborismo, la caida de Rabin por consiguiente, y el

ascenso de Menajem Beguin.

El liderazgo israeli en epoca de paz, 1977-1999
El liderazgo israeli en epoca de paz, 1977-1999:Menajem Beguin (1913-1992) era oriundo de Polonia y crecio en el movimiento

juvenil sionista “Betar”, bajo la influencia de su lider ideologico Zeev

Jabotinsky. Un rasgo particular de su biografia es que atraveso la primera etapa

de la Segunda Guerra Mundial, huyendo de Varsovia a Vilna, que dada la ocupacion

sovietica y la oposicion de Stalin al Sionismo implico su reclusion en un campo

de trabajos forzados del cual fue liberado para reclutarse en las filas del

ejercito polaco en el exilio. En 1942 arribo a Eretz Israel y a partir de 1943

asumio la comandancia del “Etzel” (Organizacion militar combatiente), liderando

la rebelion anti-britanica hacia el final de la guerra. En 1948 fundo el partido

“Jerut”, heredero del movimiento revisionista en el Sionismo, y desarrollo una

dura oposicion al liderazgo de Ben Gurion, pero sin amenazar seriamente su

hegemonia. Los largos anos de oposicion le permitieron forjar vinculos muy

profundos con amplios sectores del Judaismo oriental y las capas

socio-economicas mas bajas. Su poder oratorio era enorme y su presencia era

considerada carismatica para los seguidores pero demagogica para sus opositores.

Su legitimacion como lider nacional, no solo de un reducido sector, se produjo a

partir de la Guerra de los Seis Dias y llego a su punto culminante en las

elecciones de mayo de 1977. Pero Beguin de 1977 es muy diferente a aquel lider

del “Etzel” o de “Jerut”, es un lider mas pragmatico y atento a las nuevas

realidades, que se habia acercado al centro politico a traves de un alianza con

los sionistas liberales en la decada del 60 y que adopto posiciones moderadas.

Beguin de 1977 es un continuador de las politicas de Rabin tanto en el frente

externo como en el frente interno, es un lider que forma coalicion con el nuevo

partido democratico por el cambio (“Dash”) del arqueologo Igael Yadin y que

convoca a Moshe Dayan a su gabinete nombrandolo ministro de Relaciones

Exteriores, iniciativas que rapidamente se reflejaron en las negociaciones con

Sadat, su visita a Jerusalen en noviembre de 1977 y en el inicio de

conversaciones de paz que culminaran con la firma del tratado de paz de Camp

David en 1979.

Beguin y Rabin son los dos lideres claves de la era de paz en el Medio Oriente,

a pesar de las enormes diferencias existentes entre ellos tienen tambien rasgos

en comun, el principal de ellos fue la adopcion de una estrategia de paz como

una de las metas principales del estado de Israel. Pero ambos entendieron en

forma muy diferente el significado de este proceso, para Beguin el foco

principal era Egipto, y si bien los acuerdos de Camp David garantizan que Israel

respetara “los legitimos derechos del pueblo palestino” Beguin pretendia a lo

sumo otorgar a los palestinos una autonomia restringida y sin rasgo alguno de

soberania, a la par de que nego todo negociacion con la OLP y su lider Arafat e

invadio el Libano en 1982 con miras a intentar eliminar la amenaza palestina

desde territorio libanes. Rabin retorno a la arena politica activa en los anos

80 en el marco del gobierno de unidad nacional del premier Itzjak Shamir, como

ministro de Defensa (1984) y tuvo un rol muy activo en la represion de la

rebelion palestina denominada “Intifada” a partir de diciembre de 1987. Es decir

que tambien Rabin soporto la misma dualidad que Beguin, entre la guerra y la

paz, pero sus compromisos ideologicos eran menores que los de Beguin – quien

tenia un lazo ideologico y sentimental con los territorios de Eretz Israel que

habia heredado de Jabotinsky – y como resultado de la “Intifada” se reforzo su

identificacion con la necesidad vital de retomar el proceso de paz. Beguin quedo

muy desgastado con la guerra del Libano, renunciando a la jefatura de gobierno y

a la vida politica en el ano 1983, Rabin logro superar la enorme caida de 1977 y

recuperar la jefatura de su partido en 1992, obteniendo en ese ano una victoria

electoral que le permitio retornar al puesto de primer ministro y darle un

enorme impetu al proceso de paz con los palestinos (acuerdo de Oslo en

septiembre de 1993) y con Jordania (acuerdo de paz en septiembre de 1994). A

pesar de ello quedo demostrado que el liderazgo de la era de paz ya no es un

liderazgo consensuado, sino pendular. En una sociedad tan dividida en torno a

temas claves como la paz a cambio de territorios, los modelos de liderazgo

cambian y varian dinamicamente. Tambien en la era de paz la amenaza militar

continua, pero se restringe a los ataques de grupos fundamentalistas islamicos

como el “Hamas” que logran frenar y amenazan con destruir la continuacion del

proceso de paz, y por sobre todo resalta el odio que un liderazgo de paz puede

atraer. Rabin fue asesinado en noviembre de 1995 por ese odio y por la confusion

de conceptos existente hoy en dia, entre estado democratico y estado teocratico,

entre autoridad civil y autoridad rabinica, entre lealtad a una ideologia y

definicion del opositor a la misma como un traidor que eventualmente merece ser

asesinado.

El proceso de paz continuo a pesar de la muerte tragica de Rabin, pero cada vez

mas notamos en Israel los peligros de la falta de un liderazgo consensuado, las

divisiones internas en torno a diversos temas son cada vez mas profundas, y a

pesar de que los primeros ministros son elegidos por voto directo su dependencia

de coaliciones fragiles y la estabilidad de los gobiernos no esta garantizada:

Biniamin Netaniahu logro gobernar durante 3 anos ( en lugar de los 4 anos y

medio que le correspondia por mandato electoral de 1996) y el actual premier

Ehud Barak no logra estabilizar su coalicion de gobierno luego de 5 meses en el

gobierno. En ambos casos un eje de discusion y deligitimacion de estos lideres

es el proceso de paz: en el caso de Netaniahu la discusion en torno a las

negociaciones con los palestinos y la implementacion de los acuerdos de Oslo, y

en el caso de Barak la perspectiva de un acuerdo de paz con Siria que implique

la necesidad de una retirada israeli de las alturas del Golan. Otro dato

interesante es el hecho que tal como ocurrio en la decada del 70 tambien en la

decada del 90 el factor social es clave para la democracia israeli: ningun lider

podra gobernar establemente y avanzar en el proceso de paz sin encarar

seriamente y paralelamente los problemas estructurales como la pobreza, las

brechas en la educacion formal, la desigualdad y decadencia del estado de

bienestar. Esta es la segunda prueba del nuevo liderazgo: generar solidaridad

interna, consensuar opiniones contrapuestas en Israel y en el mundo judio en

general como ser el tema de las conversiones, y normalizar las relaciones con

todo el mundo arabe. El desafio es colosal, casi utopico, pero sin la vision

“realista utopica” sera imposible liderar en Israel del siglo XXI.


Modelos de liderazgo judio en la historia

modelos de liderazgo judio

Modelos de liderazgo judio en la historia

El material aquí presente fue producido por el departamento de Hagshama de la Organización Sionista Mundial para un curso que fue enviado en entregas semanales durante el año 1999.

Primera parte: desde los patriarcas hasta la Emancipación , fue producida por el Dr. Claude B. (Dov) Stuczynski

Segunda parte: Desde la emancipación hasta nuestros días , fue producida por el Dr. Iosi Goldstein

Historia judía y liderazgo: metas y dificultades
A modo de prólogo- HISTORIA JUDIA Y LIDERAZGO: METAS Y DIFICULTADES
Proponer un curso sobre el liderazgo judio a través de la historia es un proyecto complejo, ambicioso, de difícil concreción. Y es que no solamente la historia del pueblo judio es una de las cronológicamente mas extensas. Sus propias condiciones históricas con un sin fin de cambios institucionales, sociales, políticos y culturales dictadas por los vaivenes de su existencia milenaria (dictadas por migraciones, expulsiones, conquistas, matanzas, conversiones, etc.), hacen del estudio de su liderazgo una tarea nada fácil. Es mas, la existencia de una Diáspora judía durante buena parte de su historia hacen que al problema de abordar el liderazgo judio en un plano cronológico, se le suma la problemática de su pluralidad y heterogeneidad sincrónica. Y es que el hecho que en una misma época al encontrar individuales y colectivos judíos en diferentes contextos geográficos, políticos, religiosos, sociológicos, económicos y culturales, la tarea de identificar criterios de periodización y caracterización del de liderazgo judio se hace nada fácil. A primera vista no se podrá fácilmente identificar el liderazgo judio de la comunidad judía de Berlín durante el siglo XVIII con el de la comunidad judía de Bagdad durante la misma época. Las diferencias culturales, mentales y ambientales rechazan todo acercamiento. A este respecto conviene anotar que la historiografía judía a abordado de manera muy disímil la problemática de la continuidad y de la comunidad de los diferentes grupos poblaciones judíos. Todas ellas, a la par de señalar al menos un elemento de cohesión Inter temporal (o metatemporal: e.g. S. R. Hirsch), han reconocido la amplitud de las transformaciones, de los cambios. Así mientras que para algunos la perdida de la soberanía judía y la destrucción del Segundo Templo (70 D.C.) marcaba el fin de la comunidad histórica entre los diferentes centros judíos fuera de su acerbo religioso (e.g. M. Jost) y para otros, el exilio no habría socavado completamente la cohesión nacional de aquellos: ya sea desde una óptica cultural y religiosa (e.g. H. Graetz), social (e.g. S. Dubnow) o territorial (e.g. B.Z. Dinur), siendo, el judio, un pueblo actuante en la historia, no podía mantener sus instituciones petrificadas o fosilizadas ante el cambio (A. Toynbee). Frente a esta variedad factual e interpretativa, EL PRIMER OBJETIVO DE ESTE CURSO será precisar no solamente la mera existencia de liderazgos judíos a través de su historia, sino que analizando sus instituciones y sus lideres mas marcantes, intentaremos establecer hasta que punto cada modelo de liderazgo pudo responder a las necesidades de su tiempo. Ahora bien, encontrándose nuestro curso enfocado preponderantemente desde una perspectiva histórica-evolutiva, presenta dos inconvenientes metodológicos que intentaremos salvar: uno de orden logístico y el otro de orden analítico. La falta de espacio y de tiempo para analizar, sino todos, al menos buena parte de los modelos de liderazgo judio, nos llevara irremediablemente a seleccionar aquellos modelos de liderazgo, aquellas instituciones y lideres que nos parezcan mas representativos para una época determinada. Esta constricción logística podrá acarrear una visión un tanto esquemática y estereotípica del tema a tratar. Las instituciones elegidas podrán fácilmente ser comprendidas como las únicas o las legitimas y sus lideres podrán aparecer como emblemas, como arquetipos y aun como héroes. Así en vez de un análisis histórico, podríamos rápidamente caer en la “moraleja”, en el “exemplum”, en el mito reduccionista. Sin poder completamente liberarnos de este obstáculo, intentaremos en la medida de nuestras posibilidades, ofrecer una contextualización histórica básica a fin de entrever otras posibilidades de liderazgo paralelo. Asimismo y para quienes así lo deseen, la existencia de la posibilidad de entablar una discusión interactiva a partir de lo esbozado en este curso, podrá enriquecer las perspectivas tratadas someramente. Por otra parte, nuestro curso al proponer no solamente una historia del liderazgo judio sino también sus modelos, incursiona en el terreno difícil terreno de la historia y de sus enseñanzas meta históricas. Acaso, la historia nos puede ensenar algo a nuestro presente tan distante en el tiempo y en sus condicionantes? Es que el análisis de modelos pasados de liderazgo judio pueden darnos a nuestro presente algo mas que su mero conocimiento? Para Aristóteles por ejemplo, la historia carece de toda utilidad práctica. Siendo la disciplina del evento único, particular y nunca del general (a diferencia de las ciencias exactas que se ocupan de lo universal y que buscan emitir leyes), no otorga mas que satisfacer la sed de curiosidad intelectual propia del ser humano. Para otros, el estudio histórico resulta de importantísima relevancia para el presente. Ya sea porque nuestro presente esta construido en base a un devenir histórico determinante, siendo pues fruto del pasado y no una “tabula rasa” (historicismo), ya sea porque salvando las diferencias existentes entre el pasado y el presente, es posible extraer del mismo modelos que sin necesariamente ser aplicables en nuestra época, resultan medios de referencia de primer orden que nos ayudan a cuestionar mejor nuestro presente. Es desde esta ultima perspectiva que venimos a proponer un SEGUNDO FIN A ESTAS CONFERENCIAS: que nuestro curso no sea leído como una lección de historia sobre el liderazgojudio, sino también como una suerte de espacio de reflexión ante las necesidades de nuestra modernidad.Para mayor comodidad, hemos realizado una periodización a nuestro curso teniendo en cuenta sus instituciones de liderazgo general más representativas. Dividiremos, pues nuestro curso de la siguiente manera:1- Época Bíblica ( Patriarcas c. 1850-c.1570 A.C.; Jueces c. 1570- c. 1280 A.C.; la Monarquía c. 1280-721 A.C.)-2- Segundo Templo y Dominación Romana (La Gran Asamblea 721 A.C.-140 D.C.; Sanedrin y Principado 140-429 D.C.).3- Edad Media (Yeshivot y Exilarcas 429-1038; Kehilot 1038-1348).4- Fin de la Edad Media y comienzos de la Edad Moderna (Las Federaciones (Vaadim) 1348-1648; Las Asociaciones voluntarias 1648-…).
Caracter del liderazgo
b- CARACTER DEL LIDERAZGO
Entendiendo por el concepto de liderazgo como aquel proceso de interacción humana en donde algunos individuos ejercen, o pretenden ejercer cierta influencia sobre otros, nuestro curso analizara algunas de estas interacciones dadas en el tiempo entre lideres y liderados judíos. Ahora bien, la sociología moderna ha identificado cuatro elementos básicos que constituyen la esencia del liderazgo:1) El LIDER con sus características personales, su habilidad y sus medios para llegar a los fines deseados.2) El grupo de sus SEGUIDORES con sus características propias.3) La SITUACIÓN en donde se genera esta interacción (su marco institucional, su contexto histórico, etc.).4) Los RETOS a los que se ven confrontados el/los líder/es y los liderados. Esta identificación cuartipartita implica ver al liderazgo mas como una característica de grupo que de sus lideres y de sus actos concretos, lo que nos lleva proponer una visión mas compleja que la de ver al líder como el motor de la historia (Carlyle), o caso contrario, como mero subproducto de la sociedad en que se encuentra (Plejanov). Pero además, esta concepción, que podrá aplicarse a todo tipo de agrupaciones judías en la historia (grandes o pequeñas, gubernamentales o no), nos revela que el acto de liderazgo (judio) implica necesariamente que estamos ante un acto político en su acepción mas amplia. Como ya Platon lo esbozaba en su Dialogo “Gorgias”, mientras que por una parte a la esencia de la política hay quien la resumiesen como la obtención por parte de los mas fuertes de los medios para ejercer el poder sobre los mas débiles (opinión de Calicles), se podía entender asimismo como el vehículo mas eficaz para canalizar las expectativas del grupo: el bien común (opinión de Sócrates). Recientemente, existen aquellos que han equiparado la política con el liderazgo en la concepción socrática que citábamos. Reteniendo esta idea para nuestro curso, en cambio la tomaremos en su bidimensionalidad Calicles/Sócrates, puesto que creemos que tanto el liderazgo en general, como el judio en particular, es factible de poseer estas concepciones. Ahora bien, la importancia del estudio del liderazgo para la compresión de la historia judía se puede desprender de los estudios de sociólogos como los de Max Weber (aun cuando para este, la condición del judio del Exilio en tanto que “paria” en la sociedad gentil, le impidió analizar su liderazgo en tanto que entidad en si). Recordemos que para este sociólogo, la estabilidad de los propios sistemas sociales en gran medida dependen de la aceptación de los liderados del derecho de los lideres a ejercer el control sobre ellos. Esto implica la existencia de un liderazgo legitimado por sus seguidores, que Weber identificaba en tres tipos:1) El CARISMATICO por el cual se acepta la autoridad del líder debido a creerse que el líder posee poderes personales extraordinarios, a veces mágicos (como ser: el profeta, el héroe, el demagogo).2) El TRADICIONAL en donde el líder es legitimado porque el o los miembros de su clase o familia siempre han sido reconocidos como lideres.3) El LEGAL, modelo que se aplica a todos aquellos que ejercen el liderazgo debido al reconocimiento de sus competencias técnicas. En donde los liderados obedecen impersonalmente al líder con el sentimiento de cumplir el deber ante lo establecido por la ley.Otro tipo de discernimiento de la naturaleza del liderazgo, se centraba en la identificación de los marcos de interacción identificados, esta vez, de acuerdo con sus contextos socio-históricos:1) El DEMOCRATICO, en donde el líder es un delegado coyuntural de sus seguidores (y lideres potenciales) con fines y limites de acción bien precisos.2) El de VANGUARDIA, en donde el líder, siendo visto como el vehículo para canalizar las expectativas del grupo, es quien fija sus metas dirigiendo a la sociedad hacia ellas, haciendo de su función un marco de carácter elitista y paternalista.

3) El ORGANICO en donde el líder encarna la personificación de su grupo y a su vez, su producto mas logrado, creándose así un sistema jerárquico fuertemente piramidal entre el líder y sus seguidores con sus consecuentes connotaciones absolutistas y totalitarias.

Hemos citado estas clasificaciones, no solamente porque pensamos aplicarlas para nuestros modelos históricos. El objeto de estas categorías responde a la necesidad preliminar de ver el liderazgo judio como un fenómeno cambiante y variado: en constante interacción con su realidad histórica. A este respecto debemos precisar que como suele suceder con los modelos teóricos confrontados a la realidad histórica, veremos que a menudo el liderazgo no se manifiesta en su pureza interpretativa, sino que presenta características mixtas.

Liderazgo y tradición política judía
c- LIDERAZGO Y TRADICION POLITICA JUDÍA La variabilidad extrema de la condición judía (capitulo “a”) y el dinamismo inherente al propio concepto de liderazgo (capitulo “b”), mostrarían con facilidad que los judíos efectivamente existieron con sus entidades de liderazgo a través de los años a pesar de los periodos marcados por el cambio y las transformaciones. Debido a estas mismas características, podríamos inmediatamente negar la posibilidad de la existencia de una tradición de acción política judía. La riqueza de los diferentes modelos de liderazgo judio que analizaremos a lo largo de nuestro curso, podrían verse como una corroboración de esta opinión. Sin embargo, recientemente hay quienes han propuesto ver que detrás de las heterogeneidades exteriores existentes a nivel del liderazgo judio a través de los tiempos y de las condicionantes de la existencia del pueblo judio, se escondería acaso una tradición judía en el terreno político más o menos uniforme y duradera. Partiendo entonces de las premisa histórica que el pueblo judio es una entidad corporativa de carácter grupal (*am*, *goy*: pueblo), que funciona como una entidad política para garantizar las aspiraciones y las necesidades de sus miembros (*eda*), algunos especialistas en Ciencias Políticas identificaron la existencia de constantes en la acción política del pueblo judio fruto de la existencia de pactos (Brit) fundacionales en la base del judaísmo entre Dios y su grey (el pacto de Abraham, el Sinaí).Esta situación implica la de tres esferas de origen de autoridad política que D.J. Elazar y S.A. Cohen identificaron con la denominación rabínica de “coronas” (*ketarim*):1- *Keter Tora* (Corona de la Tora)- depositaria de la autoridad de Dios hacia su pueblo, pero que representa las directivas que el judio encuentra en sus textos y tradiciones autoritativas (la Biblia, el Talmud, etc.).2- *Keter Kehuna* (Corona sacerdotal)- que representa la autoridad religiosa institucional a través de sus épocas.3- *Keter Maljut* (Corona real)- que representa la autoridad civil en sus diferentes manifestaciones (monárquica, comunitaria, etc.).Para D.J. Elazar y S.A. Cohen son estas tres coronas que, manifestándose en relaciones de coexistencia y de interdependencia no siempre fáciles, constituyen los pilares de la tradición política judía. A fin de corroborar o rechazar esta opinión, intentaremos aplicar los parámetros de Elazar y Cohen para los modelos estudiados de liderazgo judio. Esto lo haremos no solo para realizar un mejor análisis del liderazgo judio. Frente a la tesis citada que también sostiene que solo con la existencia de estas tres coronas (en sus versiones religiosas o laicalizadas) se podrá garantizar la vida de la entidad judía, nos confrontamos con un ejercicio intelectual de posibles repercusiones para nuestro presente y futuro.
Época Bíblica

Época Bíblica-

            Patriarcas c. 1850-c.1570 A.C.

            Esclavitud en Egipto c. 1570- c. 1280 A.C.

            La liberación y los Jueces c. 1280-1004 A.C.

            La Monarquía (c. 1004-721 A.C.) -primera parte-

 

Características comunes del liderazgo bíblico
a- Características comunes del liderazgo bíblico

 Siendo la Época Bíblica el periodo constitutivo y autoritativo del pueblo judio, resulta claro que el estudio de sus modelos de liderazgo político implicara también tratar con modelos “canónicos” de prolongada impronta en la tradición política judía ulterior, dado el carácter Divino y/o fundacional-referencial de los textos bíblicos.

 

La tarea de reconstituir el liderazgo bíblico es de por si compleja. Esta dificultad no es tan solo la consecuencia de los prolongadísimos espacios de tiempo que supone la época bíblica con sus consecuentes cambios en todas las esferas, incluso en las referentes al liderazgo: el pasaje del patriarcado tribal a la noción de pueblo; del predominio del patriarcado al liderazgo de los jueces, luego de los reyes y profetas; las variaciones políticas marcadas por épocas de emigración, exilio, soberanía política, sumisión,  etc.. Pero además, a esto se le suma la problemática que conlleva la reconstitución histórica a partir de una escasez manifiesta en la variedad y heterogeneidad de las fuentes primarias (en este caso: la Biblia que de por sí posee un propósito manifiestamente religioso y no histórico) , y muy especialmente, el propio carácter estilístico elíptico y discursivo de los textos bíblicos. Y es que a diferencia de los textos fundadores de la tradición política occidental provenientes de las civilizaciones greco-romanas, por ejemplo, las fuentes bíblicas adolecen de un discurso condensado y sistemático en lo referente a la naturaleza del liderazgo hebreo. Debemos aclarar que se trata de una característica común que emana de los textos bíblicos para toda extracción sistemática de sus enseñanzas. Buscar las directivas bíblicas en lo que concierne a una visión de liderazgo supone realizar una lectura dispersa y por lo tanto, inexacta.

 

Aun así, de la lectura de la Biblia parecen surgir dos características marcantes de su visión política común: la teocracia y la noción de pacto, a las que S.A. Cohen sumaba una tercera: la virtud política- consecuencia de la co-existencia dialéctica de las dos primeras.

 

  La teocracia-  De acuerdo con lo que parece desprenderse de la lectura de la Biblia, existiría un principio teocrático que implica un ideal de gobierno hebreo regido por Dios. Dios no solamente resulta ser el creador omnipotente del Universo y por lo tanto, su gobernante legitimo. Al intervenir en la creación, en la historia de la humanidad y muy particularmente en la de su pueblo elegido (a través de la revelación, los milagros, etc.), su impronta lo hace surgir como un verdadero gobernante y líder político ante los hombres. Es más, en el primer principio del Decálogo Dios se muestra mas como liberador político del pueblo de Israel del yugo egipcio, que en tanto que esencia ontológica. Su accionar como preceptor de leyes, de Mitzvot (preceptos) a través de la entrega de la Tora; su rol de juez en casos de litigio; sus simpatía hacia el extranjero, la viuda y el huérfano; su carácter de “guerrero” y redentor de Israel, corroboran la existencia del principio teocrático arraigado en la Biblia.

Este principio posteriormente fue traducido por el lenguaje rabínico como maljut shamaim: el reino de los cielos.

 

Ahora bien, el principio teocrático tal como aparece en la Biblia, supone la concepción que concibe al liderazgo humano y al de sus instituciones como un medio para concretizar la voluntad Divina y los ideales éticos-religiosos que de esta emanan y no como un fin. Así, los propios líderes de los hebreos se hallan sujetos a las leyes y a la justicia de Dios que el texto bíblico suele relatar con una transparencia sorprendente.

Es por ello que por mas excelsa que sea la situación de los líderes de Israel, estos son castigados por Dios si pecan ante El (Moisés y el pecado de la piedra, los hijos de Aaron y el fuego extraño, el profeta Jonás y el rechazo de su función amonestadora, etc.) . Los propios marcos de liderazgo se nos muestran como medios de   y por lo tanto, dependientes de las directivas de Dios. Así, a veces líder niega como intrínseca a su función el principio de la sucesión dinástica, como el juez Gedeon: “No seré señor sobre vosotros, ni mi hijo os señoreará: [Dios] será vuestro Señor” (Jueces 8: 23). Por este mismo principio es que se explica la resistencia del profeta Samuel a la demanda popular de los hebreos en pos de establecer un rey en Israel a la sazón de las naciones (I Samuel 8: 11-19). Un rey de carne y hueso traerá la opresión y la injusticia, sentenciaba Samuel. Aquel os traerá tanto sufrimiento que “clamareis aquel día a causa de vuestro rey que os habréis elegido, mas [Dios] no os oirá en aquel día”.

 

La idea de que Dios es el único y verdadero rey de los hebreos supone rechazar toda transformación del liderazgo judio (y humano) en un fin en sí, evitando la reificación del poder tal como fue bellamente señalado por Martin Buber (Knigtum Gottes, Berlin 1936) y recientemente transformado por Yeshayahu Leibowitz  en un alegato judio contra las ideas fascistas sobre el culto a la personalidad del líder, a las instituciones de poder, al Estado y a la tierra.

 El pacto- Sin embargo, existencia del principio teocrático llevaría rápidamente  a pensar en un Dios de Israel caprichoso y tirano (tal como lo concibió una parte del gnosticismo y sus herederos mas o menos directos), si no fuera por la existencia en la propia  Biblia de la noción de pacto.

Este principio contractual implica el reconocimiento de la existencia de cierto grado de reciprocidad y de cooperación entre Dios y los hombres. Son pactos los que realiza Dios con Noe luego del Diluvio (Genesis 9:8-17), con Abraham tras su apego a la idea monoteísta (Génesis 18), con las tribus Israel en el Monte Sinaí (Éxodos 19, 20). De ellos comprendemos que a pesar de la asimetría evidente que existe entre los pactantes, en la práctica.

Dios acepta la libertad del ser humano de pactar con el así como la noción de limitación de sus funciones de liderazgo. Esta autolimitación del poder Divino impone la legitimidad de la iniciativa humana reflejada en sus instituciones de liderazgo, puesto que Dios y los hombres se muestran asociados en una misma empresa. Pero implica a su vez, que toda forma de liderazgo consciente de su protagonismo histórico (y no echada en una suerte de  fatalismo pasivo dependiente de la acción de Dios en la tierra) debe ser responsable y emprendedora. De este principio de responsabilidad contractual deriva la suposición que de la misma manera que el liderazgo no le incumbe solo a Dios, tampoco puede ser el capricho de un líder o de una elite gubernamental. Constatación que  permite el desarrollo de una concepción de liderazgo en tanto que virtud política.

  Teocracia, pacto y virtud política mancomunadas en la Biblia, no desembocaron en la aparición de un principio de liderazgo democrático e igualitario judío, pero si en la conformación de liderazgos carismáticos (el profeta) y legales (los sacerdotes) (ver clase n.1 numeral ‘b’), así como el reconocimiento cabal en cuanto a la existencia legítima de una separación del poder. Es más, el texto bíblico no mira con buenos ojos cuando se da el monopolio de poder en un solo líder. El mismo Moisés, quien encarna como nadie en la Biblia la conjunción excepcional de liberador, legislador y profeta en una misma persona, se le niega la articulación absoluta de su autoridad en todas estas facetas. Así, por ejemplo, es su hermano Aaron a quien Dios le confiere el Sumo Sacerdocio y el liderazgo en lo referente al culto del tabernáculo. Tampoco la simiente levita de Moisés será la depositaria del poder político en Israel, pues esta pasara a miembros de otras tribus (especialmente la de Judá). Es mas, desde la época en donde se constituye la noción misma de pueblo de Israel (tras la salida de Egipto), el texto bíblico reconoce un liderazgo político tripartito consistente en:  reyes, sacerdotes y profetas (Deuteronomio 17-18).  Esta división de las funciones de liderazgo y la necesidad de su coexistencia sincrónica, no responderían tan solo a directivas de orden pragmático y utilitario sino esencialmente, son reflejo de la legitimación Divina de estos medios de ejercer el poder articulados por los hombres. Claro esta, en la práctica, la Biblia nos muestra que a la par de haberse instrumentado este modelo de liderazgo tripartito con una estabilidad durable, nos encontramos con muchos intentos de menoscabar este principio de gobierno. A veces, la razón se encuentra en cambios políticos radicales que necesitan de otras formas de liderazgo ad hoc: como ser la perdida de la soberanía política y el exilio, como sucedió con la destrucción del primer Templo. En este caso, los judíos se hallaron privados de ejercer la triada institucional en su plenitud, pero no por ello ceso de manifestarse como aspiración redentora (Zacarias 6:11). El predominio del rol escriba (sofer)en la reconstitución política de Judea en épocas de Esdras y Nehemías, fueron consecuencia de estos cambios históricos manifiestos. Otras veces, fue el apetito de poder que llevaron a la usurpación del poder. Esta realidad podemos apreciarla como un proceso mas o menos constante que se concretizó durante la consolidación monarquía (c. 1004-721 A.C.), con los intentos mas o menos exitosos de subordinar el sacerdocio a las directivas del rey. Así emerge el profeta no solamente como un abogado del sistema de liderazgo tradicional reconocido por Dios: es aquella institución de liderazgo judio que por querer escapar a los apetitos de poder del monarca, debe emplazarse contra aquel. De esta manera surgen entre los profetas, amen del mensaje divino e individual marcado por el carácter carismático de su liderazgo expresiones de critica social y de  desobediencia política ante una monarquía que no solamente destruye la tradición política legitimada por Dios, sino también oprime a su pueblo con su gobierno corrupto e injusto, utilizando aun al sacerdocio (Jeremías 31, Malaquías 2:

4-8).

 

 

Modelos

 b-  Modelos de liderazgo específicos.

  La época de los Patriarcas (c. 1850-c.1570 A.C.), presenta caracteres de liderazgo que no solamente se ven caracterizados por los lazos tribales y familiares (Génesis 42:11), sino esencialmente por el nexo creado entre el Eterno y los patriarcas a partir de la Revelación y del principio contractual (Brit). (Por ello es que comentaristas rabínicos no excluyeron la posibilidad de interpretar que durante el viaje migratorio de Ur a la Tierra Prometida, Abraham y Sara habrían difundido la idea monoteísta entre otros hombres). La elección Divina de los patriarcas tampoco se articula en base a criterios de primogenitura (Genesis 17:21, 27, 48:19, 49:8), lo que viene a reforzar el factor ideológico en la concepción del liderazgo patriarcal. El hecho de que en el sistema patriarcal no exista una división de las funciones de liderazgo, hallándose las tres “coronas” de autoridad (la Divina, la sacerdotal y la civil) en un mismo patriarca (ver clase n. 1 numeral “c”), seria una situación de excepción. Podríamos explicar este fenómeno tan atípico en la historia del liderazgo judio por el número reducido de sus integrantes, por la falta de instituciones políticas en una situación de constitución en estado embrionario, en la presencia de los lazos de parentesco como factores de cohesión grupal, etc.. Y es que en la época patriarcal, no estaríamos frente a un grupo político en si (edad), sino ante una suerte de pre-historia del liderazgo judio. Habrá que esperar que los descendientes de Jacob/Israel (Bnei Israel) se multipliquen en Egipto para por primera vez, estar frente a una noción de pueblo.

 

La esclavitud en Egipto
La esclavitud en Egipto c. 1570- c. 1280 A.C.- Es en Egipto donde a la par de la esclavitud impuesta presenciamos la existencia de un liderazgo más o menos institucionalizado en la persona de los representantes de los clanes familiares llamados “ancianos de Israel” (ziknei Israel). Tanto Moisés como Aaron aparecen en cambio, como lideres impuestos por la voluntad Divina y no por ninguna iniciativa popular. Sera tan solo a partir de su accionar -con la ayuda de poderes divinos- que le llevaran al reconocimiento de los Bnei Israel y de los egipcios (Éxodo 11:3 “…También
Moisés era muy gran varón en la tierra de Egipto, a los ojos de los siervos de Faraón, y a los ojos del pueblo” ) en tanto que lideres indiscutidos de los hebreos.
La liberación y los Jueces
La liberación y los Jueces c. 1280-1004 A.C. – La liberación de los judíos de Egipto supone la emergencia de la Tora como la expresión del pacto entre Dios y el pueblo de Israel (Deuteronomio 29: 9-25), a través de la persona de Moisés (Éxodo 18:8). A partir de la recepción de ese pacto es que los Bnei Israel son llamados “pueblo santo” (Goi Kadosh), o pueblo constitutivo (am). Es también a partir de la salida de Egipto en donde se perfilan, por primera vez, la separación de las funciones de liderazgo. Mientras que la presencia de Dios es bien palpable, Moisés cumple las funciones de líder político (Keter maljut) y de profeta (Keter Tora) y por lo tanto es criticado por Core y sus acólitos (Números 16). En cambio, Aaron y luego Pinjas y su simiente pasan a tener las funciones exclusivas de liderazgo sacerdotal (Keter kehuna), a la par que en instancias menores del poder civil (Keter maljut) emergen los nesiim, los zkenim (príncipes tribales y ancianos), los shoftim y shotrim (jueces y magistrados introducidos por Moisés tras el consejo de su suegro gentil Jetro (Éxodo 18: 13-27).La conquista de Canaán de la mano del sucesor de Moisés, Josue, llevo al asentamiento de los Bnei Israel y a la creación de una suerte de confederación tribal con pocas instituciones nacionales, como ser las ciudades de refugio (Deuteronomio 19, Josué 20), mientras que su capital administrativa, siendo efímera y cambiante era aquella en donde generalmente se encontraba el Tabernáculo. Estamos pues frente a un proceso de difusión centrípeta del liderazgo hebreo en donde la unidad grupal, habiéndose restringido esencialmente a la unidad tribal, poseía al menos un elemento de cohesión política intergrupal: el sacerdocio. Tras la muerte de Josué el poder civil (Keter maljut) se pasaría en manos de los Jueces (shoftim). Su liderazgo con fines muy específicos y de duración limitada, generalmente se erigía para hacer frente a las amenazas externas de impronta en la religiosidad interna (e.g. Jueces 4:10). Aunque era de legitimidad Divina directa o indirecta, el sistema de liderazgo de los jueces normalmente no abarcaba la totalidad las tribus de Israel, sino aquellas amenazadas. Es este liderazgo ad hoc que es descripto en la Biblia como intercalado por periodos de idolatría y de anarquía es el que llevara a la concesión de un sistema de liderazgo de corte monárquico.
La Monarquía durante el primer Beit Hamikdash
La Monarquía c. 1004-440 A.C..-Como lo pudimos observar en la clase anterior, el liderazgo bíblico llego al ápice de su especialización tripartita(sacerdotes, reyes y profetas) durante la época de la monarquía. Época de trastornos políticos considerables que incluyen: el comienzo del sistema monárquico con el ascenso del rey Saul al trono y especialmente con el de David (1004 A.C.). La creación de la dinastía davídica (2 Samuel cap. 5); la conquista de Jerusalén y su transformación en la capital política y religiosa de Israel (con la construcción del Templo durante el reinado de Salomón).La división de la monarquía de Israel tras la muerte del rey Salomón en el reino de Israel al norte y en el de Judá al sur (928 A.C.)(1 Reyes 12:1-24). La destrucción del reino de Israel por parte de los asirios (721 A.C.) (2 Reyes 17:1-6) y la conquista de Judá por los neo-babilonios que trajo consigo la destrucción del primer Templo y el exilio (2 Reyes 25;1-21) (586 A.C.).Ahora bien, el ascenso de la monarquía supuso la creación de una unidad política central a costas del debilitamiento del sistema tribal confederativo y “democrático” (en su concepción más referencial) característico de la época de los Jueces. Desde el punto de vista de la interacción entre el líder y sus seguidores, la pérdida de autoridad de los lideres tribales y a favor del monarca indica un proceso de desplazamiento de un liderazgo “desde abajo” a un liderazgo “desde arriba”. Y desde la óptica de las fuentes de legitimidad del líder, la desaparición del Juez como líder político a favor del Rey supone el paso de un liderazgo de corte carismático a otro de cariz tradicional, aunque se trate aquí de una tendencia y no de una esencia de liderazgo particular (Cf. Harel Fisch, “Manhigut kanait: hadeguem hamikrai”, in: Ella Belfer (ed.), _Manhigut rujanit beIsrael- Morasha veiaad_, Jerusalén & Tel-Aviv 1982, pp. 32-39).Este proceso de centralización en la persona del monarca, que incluye una verticalización marcante del poder político, explica la referencia que hacen los textos bíblicos sobre casos de animosidad y de rebelión contra la dinastía davídica. Inclusive, la escisión de la monarquía de Israel en dos unidades políticas diferentes (928 A.C.) tendrían por origen las directivas centralizadoras ejercidas por el rey Salomón durante su época. Solo en la monarquía nortena de Israel, compuesta por diez de las doce tribus, se volverá a la reimplantación del modelo de federación tribal, lo que explica la dificultad allí existente para perpetuar el principio dinástico entre sus reyes. La propia constitución del reino de Judá (formada por la tribu de Judá y la pequeña tribu de Benjamin) nos lleva a comprender una situación inversa. Debemos señalar asimismo que a pesar de la división política citada, los miembros de los reinos Judá y de Israel siguen siendo llamados “hermanos” debido a su pasado común y a los lazos religiosos comunes (al menos como un /desideratum/) (1 Reyes, cap. 12).Ahora bien, la legitimidad de la monarquía hebrea se encontraba en la noción de pacto con Dios, suponiendo la aceptación de la voluntad Divina de esta institución de liderazgo (Deuteronomio17: 14-20), aunque como vimos antes, se encontraba emplazada en el marco de un liderazgo tripartito. Sin embargo, desde que el rey David traslado el Tabernáculo a Jerusalén y nombró a la familia sacerdotal de Tzadok como los depositarios del sumo sacerdocio, se creaba un proceso de sujeción de la “corona sacerdotal” (“/keter kehuna/”) a la “corona civil” (“/keter maljut/”), llevada a su paroxismo por el rey Salomón con la construcción del Primer Templo en Jerusalén (1 Reyes capitulo 8).Desde entonces, solo algunos Sumos Sacerdotes de alto carisma y autonomía como Yehoiada pudieron oponer una resistencia eficaz a algunas de las prerrogativas de la monarquía tenidas comoilegitimas o desmesuradas. En este sentido, la división de la monarquía tras la muerte de Salomón, hizo que en lo referente a la relación entre el liderazgo sacerdotal y el político, haya sido el reino de Israel en donde estos lazos de dependencia se diesen en mayor medida.

En este contexto podemos comprender que la “corona de la Tora”(“/keter Tora/”), el poder político que vehicula la voluntad de Dios en la persona del profeta, se convertiría en el único sistema de equilibrio eficaz ante los apetitos personales del rey, cumpliendo el rol de barrera a las tendencias absolutistas de la monarquía. Es verdad que el profeta, por ser aquel investido de poderes Divinos, examinaba los sistemas de poder y la sociedad de acuerdo al grado de fidelidad que demostraban con respecto a las directivas de Dios. Pero al ser asimismo intermediarios entre el pueblo y la voluntad Divina, se habían transformado en guardianes del principio de liderazgo contractual: los que los convierte también portavoces de las expectativas generales sobre la justicia social y la ética política (Cf. Daniel J. Elazar, _Convenant & Polity in Biblical Israel- Biblical Foundations & Jewish Expressions_, New Brunswick & London 1995, pp. 337-348). Asi, La ley Divina defendida por el profeta aparece al mismo tiempo concatenada con los valores del monoteísmo bíblico y con una marcada ética socio-económica y política frente al posible “maquiavelismo” pragmatico del monarca y de las instituciones de poder. Lo que no quiere decir que el profeta sea un líder anárquico. Debemos recordar que es el profeta quien al ungir al rey le confiere la legitimidad Divina, resultando a veces su consejero político (2 Samuel cap. 12; 1 Reyes cap. 12.). Pero con la creciente centralización del poder monárquico el profeta (que no posee infraestructuras de liderazgo como el rey o los sacerdotes, con la excepción de un grupo de acolitos, los “/bnei haneviim/” (2 Reyes cap. 2)) sera la única instancia de liderazgo que llegará a poder contestar algunos de los regímenes monárquicos (e.g. 2 Reyes cap. 9). Pero como Moshe Weinfeld lo sostenía en un artículo esclarecedor, el paso del sistema de “república tribal” del periodo de los Jueces a la monarquía no creo la pura y simple alienación entre el liderazgo del monarca y el del profeta aun en sus momentos de mayor fricción (Cf. Moshe Weinfeld, “The Transition from Tribal Republic to Monarchy in Ancient Israel and Its Impression on Jewish Political History”, in: Daniel J. Elazar (ed.), _Kinship and Consent- The Jewish Political Tradition and Its Contemporary Uses_, Washington 1983, pp. 151-166) . La erección del Templo en Jerusalén por parte del rey Salomón como centro del universal de culto Divino iría de la mano de un proceso de universalización de los propios mensajes enunciados por los profetas. Es aquí, por ejemplo, que al constituirse el principio de que el pueblo de Israel debería ser “luz para las gentes” (Isaias 42:6, 49:6) , se estaría trascendiendo con una noción de liderazgo de los límites grupales, geográficos e institucionales del término.

Tras la destrucción del reino de Israel por parte de los asirios, el rey Hizquiahu se perfila como un monarca que al renovar los lazos de fidelidad ante la ley de Moisés (2 Crónicas, caps. 29-31), restauraba la centralidad del Templo de Jerusalén y volvía a reconstituirse el sistema de liderazgo tripartito. Aun con de la destrucción del primer Templo y el exilio babilonio subsiste la institución profética, mientras que la descendencia davídica guardo su prestigio a pesar de la pérdida de la soberanía política. Sin embargo, no es por acaso que en esta nueva realidad histórica profetas como Ezequiel e Isaías destaquen la preferencia del término “/nasi/” al de “/melej/” para denominar al monarca, puesto que sería un indicador del paso hacia la preponderancia del “/keter Tora/” sobre el “/keter maljut/” (e.g. Jeremías cap. 27).

Por otro lado, el exilio babilonio supuso el nacimiento de los modelos de liderazgo comunitario, desarrollándose instituciones alternativas como la Sinagoga que vendría a reemplazar al Templo.

La sinagoga, una suerte de “pequeño Templo” (“/mikdash meat/”) según Ezequiel será uno de las instituciones mas revolucionarias en la historia del pueblo judío.

Segundo Templo, La gran asamblea, Dominación Romana y el Sanhedrin
Segundo Templo y Dominación Romana- primera parte- La Gran Asamblea y el liderazgo durante el Segundo Templo (440 A.C.-140D.C).Este periodo comienza con la reconstrucción de Judea y el retorno de los exilados bajo el patrocinio persa (440 A.C.). Con la reconstrucción de Jerusalén y la renovación del pacto con Dios (Nehemías 8:1-8) que imponen medidas de liderazgo radicales como ser: la repartición de las tierras entre los exilados, la lucha sin cuartel contra lo que parece ser un estadio de asimilación avanzada proveniente de Babilonia y la copia de los rollos de la ley para su mayor difusión y conocimiento entre los exilados que habrían olvidado sus raíces. En este proceso de retorno y de reconstrucción nacional, los lideres mas marcantes (Nehemías en lo político; Esdras en lo religioso) realizan verdaderas revoluciones de impronta a largo plazo en lo que respecta a la sociedad judía y a su cultura. Es particularmente la apertura de los textos sagrados a su copia y consulta que tendrá más relevancia en la historia del pueblo judío. Y es que no se trata tan solo de un indicador sobre la impronta de los escribas (“/sofrim/”) como Esdras, como los líderes mas marcantes de la sociedad judía post-babilónica a costas de la casi-exclusividad sacerdotal en el monopolio de los medios del saber (Esdras 7:10, 25) y en tanto que substitutos del profeta. Se trata de un proceso que junto a la sinagoga, contribuirá a una mayor democratización del saber a lo que, inspirándose en los escritos de Karl Popper, Amos Funkestein llamaba la creación de una “sociedad abierta” con sus evidentes implicaciones en el terreno de la participación de mayores segmentos de la sociedad judía en las diferentes instancias del liderazgo. Así surgen “los hombres de la Gran Asamblea” (“/Anshei kneset hagdola/”), institución que a la par de desarrollar la tradición oral (“/Tora shebeal pe/”) (Avot 1:1), servían como cuerpo legislativo que garantizaba, por un lado, la preservación de la voluntad Divina. Pero por el otro lado, esta institución pondrá en el centro de las aptitudes de sus líderes la sabiduria individual y la virtud por sobre la riqueza o el nacimiento: lo que implica un cambio cualitativo en las posibilidades del ascenso del líder de entre las de cualquier miembro del pueblo judío. Con la conquista de “/Eretz Israel/” por parte de Alejandro Magno (332 A.C.) y la difusión del helenismo como principio universal de aculturacion, el liderazgo basado en el “/keter Tora/”, tomara aun más relevancia. Puesto que a la hora de la revuelta Hasmonea o Macabea, (y a pesar de ser la familia de los hasmoneos miembros del sacerdocio y subsecuentes monarcas), mientras que el poder político estaba en manos de los helenos a veces hostiles hacia la “sabiduría bárbara” de los judíos (Arnaldo Momigliano) como Antioco Epifanes, la elite sacerdotal, a comienzos en contacto con el poder político de los tolomeos (en tanto que presidentes de la Asamblea de los Ancianos, la Gerousia), durante el gobierno Seleucida sería identificada con la asimilación helénica, contribuyendo a identificar los principios de la autenticidad judaica a los representantes del “/keter Tora/” (de facto: los hasmoneos).La exitosa revuelta anti-seleuca y el establecimiento de la dinastía Hasmonea (145-100 A.C.) marca el restablecimiento de la autoridad política tripartita en la constitución, por parte de Simon Macabeo, del “/Jever haiehudim/” compuesta por sacerdotes, miembros del pueblo y ancianos. Asi se reforzaba el liderazgo político. Sin embargo, con la intervención creciente de Roma en “/Erez Israel/” con el ingreso de Pompoeyo a Jerusalén (63 A.C.), con el ascenso del gobierno dictatorial y pro-romano de Herodes (37-4 A.C.) y con la subsecuente desaparición de la soberanía judía nos explica la difusión del liderazgo de inspiración divina-intelectual. En estos contextos comprendemos que durante la sectarización creciente de la sociedad judía hayan sido los fariseos representados por el liderazgo de los Sabios (“/jajamim/”) quienes hayan representado a la mayoría de la sociedad judía por encima de las otras sectas de carácter más o menos elitista y exclusionista (los saduceos, los esenios). En este proceso de continua degradación política y de crisis sacerdotal abrupta y terminal (con la destrucción del Segundo Templo en ela?o 70 D.C.) , fueron los fariseos con su adaptabilidad institucional que brindaron las respuestas adecuadas a las crisis de su tiempo. Paradójicamente, desde la perspectiva sectaria, los fariseos se transformaron en líderes nacionales. Y es que los fariseos no actuaron como un partido político moderno, pero si como aquellos educadores de la sociedad judía provenientes en su mayoría de las clases populares. Estos no veían en el poder político un fin deseado ni tampoco en el culto del Templo un sine qua non para la supervivencia de la judeidad. Los sabios se erigen como líderes carismáticos sin depender de un aparato burocrático sofisticado que los apoye. De allí su éxito y popularidad entre las masas (Cf. Ephraim E. Urbach, “Maamad vehanhaga beolamam shel jajamei Eretz-Israel”, _Divrei haAkademia haLeumit haIsraelit leMadaim_, Jerusalem 1979, vol. II). Debemos precisar que no se trata de un aspecto común a la totalidad de la corriente farisea, pero si de su mayoría. Es más, podemos distinguir dos escuelas fariseas diferenciadas desde finales del siglo I A.C.: una, la del sabio Shamai, que junto al rigorismo en el cumplimiento de la legislación religiosa veía al romano como un opresor político incompatible en el marco de las esperanzas redentoras de Israel. La otra, la del sabio Hilel, que era moderado y pragmático tanto en lo político como en lo religioso (Cf. Israel Ben-Shalom, “Hilel hazaquen- ishiuto upoalo al reka tkufato”, in: Irad Malkin & Zeev Tzahor, _Manhig vehanhaga- kobetz maamarim_, Jerusalén 1992, pp. 103-132).Recientes investigaciones han mostrado hasta que punto la corriente de Shamai (“/Beit Shamai/”) tuvieron su impronta en las corrientes radicales anti-romanas durante la Gran Rebelión (66-70D.C.) y en la fallida revuelta de Bar-Cojba (132-135 D.C.). En lo referente a la concepción de la corriente de Hilel (“/Beit Hilel/”) ante la realidad política se tradujo en la búsqueda de un /modus vivendi/ pragmático ante la opresión romana y especialmente, tras la destrucción del Segundo Templo. Pero a su vez esta visión se vio acompañada por la creación y el desarrollo de modelos alternativos de institucionalidad judía, como en el caso de Ben-Zakai (I D.C.), a través de la emergencia la Academia rabínica (como ser en Yavne y no en Jerusalén (Sanhedrin 11:4)), del estudio de la ley y el desprecio por lo político en tanto que ideal judío (Cf. Moshe Ber, “Manhigut rujanit etzel jajamei haMishna vehaTalmud”, in: Ella Belfer (ed.), _Manhigut rujanit beIsrael- Morasha veiaad_, Jerusalén & Tel-Aviv 1982, pp.57-62). La preponderancia de ‘Beit Hilel” sobre “Beit Shamai”, fue la que garantizó la supervivencia del pueblo judío ante uno de los momentos de mayor crisis en la historia del pueblo judío.Pero también fue aquella que posibilitó el ser judío con una adaptabilidad institucional sin parangón. Con la historia y más allá de ella. Ser “pueblo del mundo”(“/am olam/”), diría SimónDubnow.a- Segundo Templo y Dominación Romana -continuación- El Sanhedrin y el Principado 140-429 D.C..b- Edad Media – primera parte- Yeshivot y Exilarcas 429-1038 Segundo Templo y Dominación Romana -continuación- El Sanhedrin y el Principado 140-429 D.C..Con la destrucción del Segundo Templo en el ano 70 D.C. y con la represión de la revuelta de Bar-Cojba en el ano 135 D.C. el pueblo judío a través por una de las situaciones mas difíciles de su historia. La perdida del Templo y de toda esperanza inmediata de recuperar la soberanía política, la transformación de Jerusalén en la pagana Aelia Capitolina, el despoblamiento judio de la región de Judea, el debilitamiento de la Diáspora judía en el Imperio Romano (especialmente tras las revueltas fallidas en la Diáspora), suponían la existencia de una verdadera crisis judía en todas sus facetas y de difícil resolución. A estos sucesos de por si terminales se le sumaria la conversión al cristianismo del emperador Constantino (en el ano 312) y la subsecuente cristianización del Imperio romano. Y es que los judíos, habiendo alcanzado el status de ciudadanos durante en el Imperio romano y la religión judía, la legitimidad en tanto que religión antigua, ahora, en el contexto de un imperio cristiano, comenzaría un proceso de devaluación manifiesta producto de un óptica imperial dictada por lo que se creían ser los dictámenes antijudíos de un cristianismo estatizado. Así, a partir de los comienzos del gobierno de Constantino (muere en el ano 337) y durante el Imperio bizantino, se puede vislumbrar a claras el paso del judio del imperio a ser una suerte de ciudadano de segunda clase, que no goza de los mismos derechos ni deberes que el resto de los ciudadanos cristianos (como ser en los derechos y deberes en la esfera de lo público, en las posibilidades de la conversión, en lo referente a la posesión de esclavos, etc.). A su vez, al judaísmo en tanto que religión comienzan a atribuírsele oficialmente denominaciones despectivas llamándole “secta” y a las sinagogas “cavernas de ladrones”, parafraseando a Isaías y a los Evangelios (Cf. Amnon Linder, _The Jews in Roman Imperial Legislation_, Detroit Mich. 1987). Los Padres de la Iglesia se habían abocado a definir el status de los judíos en la cristiandad.(Sobre este tema nos explayaremos en la clase n. 5). Entendidos como una minoría de eminente conversión (S. Juan Crisostomo) o de paulatina cristianización (S. Agustin), se creaban las bases de la aceptación de la minoría judía en la cristiandad, aunque en un status jurídico inferior, que vendría a probar, entre otras cosas, que la elección Divina había abandonado al “Israel carnal’ (los judíos) para apoyarse en el “Israel espiritual” (los cristianos), por lo que aquellos, sufrirían en carne propia su “ceguera” religiosa y el oprobio del deicidio cometido por sus mayores. Así, religión cristiana y política cristianizada mancomunadas por primera vez habían llevado al Imperio a abordar la situación política del judío en un tema de alta prioridad. Cuando un grupo de monjes en procesión habían quemado la sinagoga de Callinicum (en Mesopotamia) en el ano 388, el emperador cristiano Teodosio I se veía en la disyuntiva de actuar como emperador tradicional protegiendo la vida y la propiedad de los habitantes del Imperio, o verse forzado a aceptar el evento como tal para no verse forzado a castigar a los representantes de su la verdadera fe, como le sugería S. Ambrosio de Milan. Tan solo la Diáspora judía en la Babilonia gobernada por los persas, habían podido vivir una vida comunitaria sin grandes sobresaltos, a no ser por las persecuciones religiosas que se dieron hacia mediados del siglo V.Ahora bien, lo que resultara es que en estos momentos de crisis y de traumatismos serán a su vez momentos de gran creación judía. El judaísmo rabínico supo dar respuestas a los embates de su tiempo. Por un lado se afianzaron instituciones ya existentes que respondían a la situación presente de vulnerabilidad y movilidad como ser la Sinagoga y la Academia Rabínica como epicentro de la vida judía. Por otro lado con el surgimiento de una enorme producción literaria y de codificación rabínica como ser la *Mishna* (La edición de la *Mishna* por Rabi Yehuda Hanasi (“el príncipe”).En el ano 210), el *Talmud* (la Edición del Talmud Palestino (*Yerushalmi*) ano c. 390 y el Babilónico (*Bavli*) con Rav Ashi (c.335-427-8) ), el *Midrash*, etc.. Esta ultima faceta de impronta tan determinante para el judaísmo posterior no venia a responder solamente al problema de la “perdida de la memoria” en un judaísmo de tantos vaivenes políticos y demográficos. Como lo sugería Jacob Neusner, seria también una reafirmación combativa de un judaísmo que en momentos de crisis ofrece alternativas activas ante las objeciones de la historia y de la teología (Jacob Neusner, _Judaism and Christianity in the Age of Constantine_, Chicago 1987)). Así, tanto uno como el otro serian, al menos en parte, fruto de una opción realizada por el liderazgo judio.

Como decíamos, este activismo intelectual y religioso en épocas de crisis fue acompañado por una fuerte carga de responsabilidad comunitaria por parte de sus lideres mas representativos: los “jajamim” (los sabios). En un contexto Erets Israelí en donde habían desaparecido el resto de las sectas judías del segundo Templo con el consecuente el colapso del sacerdocio y la perdida de toda fuerza política eficaz, eran estos herederos de los fariseos quienes abandonando una posición despectiva ante el poder tomaron las riendas del liderazgo judio en todas sus facetas conscientes. Ahora el Sanhedrin también asumía funciones políticas. Compuesto por setenta miembros, el juez supremo (*Ab beit-din*) y su líder máximo, el *Nasi* (príncipe), regían tanto la vida religiosa como la civil. Sin embargo en la practica estas dos instancias de liderazgo crearon una conflictividad de potestades. Con el correr del tiempo la institución del *Nasi* paso a ser hereditaria (a partir de la dinastía de Hilel el Anciano) cumpliendo funciones sobre todo civiles y políticas, teniendo el reconocimiento del Imperio romano como la instancia suprema en la representación de los judíos de los judíos, mientras que el *Ab beit-din* y el *Sanhedrin* se especializaron en el resto de las facetas de la vida judía. De una institución de liderazgo religioso: el *Sanhedrin*, surgía otra de cariz político, el *Nasi* en una relación de dependencia pero a su vez de conflictividad. Sin embargo, estamos frente a un época cuyo proceso de empobrecimiento económico y demográfico en *Eretz-Israel*, acompañada por la fijación de un calendario judio de bases matemáticas y autónomo (en 358) junto a su división en pequeñas unidades políticas (en durante el gobierno del emperador Diocleciano (284-305)) hasta llegar al fin del *Nasi* dictadas por directivas imperiales y religiosas (425), vinieron a disminuir considerablemente la dependencia de la Diáspora con el liderazgo judio en *Eretz Israel*, a favor del gran centro diaspórico de Babilonia.

El prestigio ascendente de Babilonia como centro de liderazgo judío tenía sus propias instituciones de liderazgo similares a las existentes en Eretz Israel. Por un lado encontramos al Exilarca (*Rosh-Gola*). Como el *Nasi* el *Rosh-Gola* legitimaba su liderazgo en tanto que dinastía descendiente del rey David. Era el representante político de los judíos ante el poder persa y como el *Nasi* se especializaba en asuntos civiles. Junto al Exilarca se encontraban las academias rabínicas (Yeshivot) de inmenso prestigio (Sura, Pumbedita, Mahuza, Nehardea) y de función similar al del Sanhedrin. Todo parece indicar que al menos en lo simbólico, el Exilarca expresaba su sumisión ante la autoridad del *Nasi* en lo referente al calendario, a la liturgia y al nombramiento rabínico (Mishna Rosh-Hashana 1:1,2,3, 2:1-4; Talmud Babli, Sanhedrin 14a). Inclusive la nominación del líder de la Yeshiva de Pumbedita dependía de las directivas de *Eretz Israel* (Talmud Babli, Horaiot 14a) . Sin embargo, en el marco de tensiones entre ambos centros de liderazgo judío (e.g. Bereshit Raba 33:3). será el prestigio de los sabios de Babilonia y la supervivencia del exilarca frente al *Nasi* que primara sobre *Eretz Israel*. Asimismo, el principio babilonio de Shmuel: “*Dina demaljuta dina*” (“la ley del reino es [nuestra] ley”) (Talmud Babli, Nedarim 28a), resultaría de importancia esencial para la acomodación política de los judíos en un proceso histórico de decadencia de Palestina. El liderazgo babilonio seria a su vez el sino de su época y el portavoz de la misma.

Desde el punto de vista del análisis institucional, a primera vista podemos observar el ascenso de dos modelos de liderazgo judío (en *Eretz Israel* y en Babilonia) casi sincrónicos y de analogías sorprendente. Sin embargo, a pesar de las apariencias existentes en la relación entre el *Nasi* y el *Sanhedrin* en *Eretz Israel* y el *Rosh Gola* y las *Yeshivot*, para Iaiah Gafni, se trataban de procesos muy diferentes de consolidación y funcionamiento del liderazgo en ambos centros (Isaiah Gafni, “‘Shebet umejoquek’- al defusei manhigut jadashim bitkufat haTalmud beEretz-Israel”,in: Isaiah Gafni & gabriel Motzkin (eds.), _Kehuna uMeluja- Iajas dat umedina deIsrael ubaamim_, Jerusalem 1987, pp. 79-91). De acuerdo con este investigador las diferencias se darian:

1-En la concepción de continuidad y antigüedad de las instituciones. En *Eretz Israel* existía una tradición histórica de cierto arraigo ya sea del Principado como de los *jajamim*. En Babilonia, tanto la institución del Exilarca (de fecha incierta pero que no remontaría a época anteriores a la Destrucción del Segundo Templo) como el de las *yeshivot* parecen ser instituciones recientes a pesar de los mitos posteriores que se constituyeron en torno a ella. Mientras que en Babilonia ambas instituciones nacen en un mismo tiempo, en *Eretz Israel* es a partir del Sanhedrin que nace el Principado.

2- Esta constatación explica que Babilonia la diferenciación en las competencias de liderazgo del Exilarca (político) y de las *Yeshivot* (religioso) se muestren mas pronunciadas que en *Eretz Israel*.

3-En Babilonia sus *jajamim* (*amoraim*) no eran de carácter hereditario.

En *Eretz Israel*, en cambio, la temprana institucionalización de los *jajamim* llevaría a la aristocratización del Sanhedrin., con la consecuente “rutinización del carisma” (Max Weber). En Babilonia habría que esperar al siglo VI por lo menos para presenciar en las *yeshivot* procesos análogos, cuando estas comiencen a ejercer funciones análogas a la del Exilarca.

Las críticas contra el sacerdocio y el poder civil por parte de los fariseos desemboco en un fariseísmo que propone el Principado en lo político y la aristocracia en lo religioso en *Eretz-Isarel*, mientras que en Babilonia la separación entre las funciones civiles y religiosas se darán siempre y cuando se conserven la especificidad hereditaria para unos y carismática para otros. Es como si estuviésemos frente a la siguiente ecuación de repetición diacrónica: en ausencia de liderazgo político, es el liderazgo religioso y carismático que crea uno a partir de el mientras que se dan en aquel procesos de nobilización y estagnación.

Edad Media - primera parte- Yeshivot y Exilarcas 429-1038

b- Edad Media – primera parte- Yeshivot y Exilarcas 429-1038

 Por su brevedad, este capitulo deberá ser visto tan solo como una *coda* tendiente a unir el capitulo anterior con la clase n.5 que dedicaremos por entero a los modelos de liderazgo judio durante la Edad Media con su debida contextualización histórica.

 La eliminación de cargo de Nasi por parte de las autoridades bizantinas (429), abre una época de verdadera hegemonía de la Diáspora judía de Babilonia que se prolongara hasta su decadencia en el ano 1038 con la paulatina emergencia de otros centros de liderazgo judío.

 

La existencia de un Exilarca y de las *Yeshivot* siguieron manteniéndose después de la conquista musulmana de Babilonia (640), llegando incluso a su mayor plenitud en tanto que instituciones de influencia. Y es que a la par de la decadencia de *Eretz Israel*, el ascenso del liderazgo babilonio se explica por la rápida expansión del Islam en buena parte de los territorios del antiguo imperio romano y su unificación (al menos hasta el siglo IX) en el Califato con sede en Bagdad, abarcando así casi un 90% de la población judía de entonces.

 

Debe tenerse en cuenta que el Islam conjugaba la inferioridad del judío como infiel con su status de minoría legitima en tierras musulmanas (*Dar el-Islam*) por ser “pueblo del libro”. Los judíos, en tanto que comunidad “protegida” o *dhimmis* (junto a los cristianos, los zoroastristas y los sabeos) poseían una legitimidad que se plasmaba en una amplia autonomía comunitaria a la par de la inferioridad jurídica que suponía su condición de minoria religiosa sometida. Así, durante la historia del Islam frente a los judíos, esta dualidad de percepción hacia el *dhimmi* llevaría a desplegarse una elasticidad  muy pronunciada en lo referente a la aplicación de los principios de la *dhimmitud* en el espacio político: variando desde sus concepciones mas rigoristas a las mas tolerantes. Se puede decir que fue esta última la que caracterizó la política del gran conquistador del Islam y de Babilonia, Omar I, quien acaso por razones estratégicas, otorgo grandes espacios de accion ante el liderazgo interno de los *dhimmis* . Sin embargo, las instancias de liderazgo babilonio eran dinámica. Por un lado, el poder económico y político del Exilarca tendía a limitarse. Las Yeshivot, ahora junto al Exilarca y a la administración del califato se encontraban en Bagdad y se habían reducido a dos: la de Sura y Pumbedita. Ambas *Yeshivot* se encontrarían en una pugna constante entre si de prestigio, autoridad y dinero. Así a partir del siglo VIII encontramos un liderazgo judío tripartito los dos lideres de las *Yeshivot*, los *gueonim* y el *Rosh Gola* o Exilarca cuyas funciones y potestades tendían a confundirse. El Exilarca dependería cada vez mas del dinero recaudado entre las comunidades diasporicas ingresando en el mundo de la jurisdicción legal-halajica. Los  *gueonim* recibiendo contribuciones de regiones en Babilonia, como antes era exclusividad del Exilarca, ingresaron en esferas de la representación política de los judíos ante el Califa. A partir de los siglos IX y X, un nuevo factor ingresaba en el juego de tensiones del liderazgo judío babilonio: los banqueros llamados por las fuentes judías “las perlas de la generación” (*pninei hador*), “los grandes de la generación” (*gdolei hador*). Este nuevo factor oligárquico por su cercanía con un califato cada vez mas embarcado en una economía monetaria, habría rápidamente adquirido características del liderazgo político propios al Exilarca y por lazos de parentela e influencias se encontraban prestos a dominar el mundo de las *Yeshivot*. *Rosh Gola*, *gueonim* y  *pninei hador* actuaban en un sin fin de alianzas y disputas de poder, llegando a su punto mas alto durante el siglo X, en epoca del celebre Gaon de Sura, Saadia haGaon (Cf. Abraham Grossman, _Rashut haGola beBabel bitkufat haGueonim_, Jerusalem 1984).

 

 

 

Aun asi, tanto para los judíos de la Diáspora y de Babilonia el Exilarca representaba la continuación del liderazgo judío político y davídico a pesar del Exilio, lo que infundía de esperanzas mesiánicas y sobre todo daba respuestas al debate con el Islam (y el Cristianismo) sobre la elección o el abandono de Israel por parte de Dios. En cuanto a los gueonim, estos representaban en Babilonia al liderazgo espiritual y en la Diáspora, por lo menos, una autoridad especializada en materias de *halaja* (Tsvi Groner, “HaGueonim”, in: Irad Malkin & Zeev Tzahor (eds), _Manhig vehanhaga- kobetz maamarim_, Jerusalén 1992,  pp. 143-163) que venia a suplir un vacío dejado por la desaparición de Jerusalem como epicentro de la vida judía.

 

 

Edad Media- Las Kehilot 1038-1348

Edad Media- Las Kehilot 1038-1348

 

El devenir histórico de los judíos durante la Edad Media supuso una vida política e institucional bajo la hegemonía del cristianismo y del Islam. Se estima que entre los siglos X-XI la población judía mundial no ascendería los 1.000.000 de personas. Un 80% de los judíos vivirían en tierras del Islam, mientras que tan solo un 20% en tierras cristianas. Estas proporciones se modificarían con el tiempo a favor de un crecimiento de la presencia judía en tierras de la cristiandad debido al desarrollo demográfico (en el norte de Europa: unos cuatro hijos promedio familiar), a las migraciones a tierras cristianas (causadas por persecuciones como las generadas por los Almohades en España de 1146 o por factores de atracción económico), a la transformación de tierras islámicas (España y Portugal de la “Reconquista”), etc. Sin embargo, a partir de finales del siglo XIII se comienza a presenciar un proceso de vaciamiento de la presencia judía oficial en el Occidente cristiano y una emigración consecuente hacia el Oriente (el Imperio Otomano, Polonia). La expulsión de los judíos de Inglaterra en 1290, las numerosas expulsiones que se darán en el suelo francés (como la de 1306 o la expulsión de Provenza en 1501), la de España y de Sicilia en 1492, el confinamiento de los judíos de los Estados Pontificios en los Ghettos de Roma, Ancona y Avinon (1555). Las matanzas y las persecuciones de los “pastorcillos” en el sur de Francia en 1320, las generadas por la Peste Negra en Alemania en torno a 1348. Los bautismos forzados de Napoles a finales del siglo XIII, en España a partir de los alborotos de 1391, la conversión masiva de los judíos de Portugal en 1497, etc.. Sin embargo, esta “terminalidad” del judaísmo medieval no nos debe conducir exclusivamente a empanar nuestra visión de liderazgo con una “historia lacrimosa”. El liderazgo judío no se vio tan solo confrontado con aquellos momentos de sufrimiento y de crisis generadas por el exterior.

Siendo entidades generalmente aceptadas en el status quo de las religiones mayoritarias y vencedoras, las instituciones de liderazgo judío debieron responder a los desafíos de la “normalidad” de su “época”.

Ahora bien, a pesar de las diferencias regionales y cronológicas se puede decir grosso modo que la Edad Media judía esta caracterizada por la urbanización de la sociedad judía, por una producción cultural que nada tiene que ver con la concepción estereotípica de un medioevo de barbarismo y retroceso, asi como su dependencia política de sociedades regidas por religiones monoteístas, universalistas y “dependientes” del judaísmo. Esta “dependencia” genética e ideológica explica en buena medida la inferioridad legal del judío en tierras del Islam y del Cristianismo,  las expulsiones, las matanzas y las conversiones forzadas, pero también –y por paradójico que pueda parecer- la aceptación y la legitimación de comunidades judías más o menos autónomas con sus propias instituciones de liderazgo. Es así que para Robert Chazan ( “Medieval Jewish Political Institutions”, in: Zvi Gitelman (ed.), The Quest for Utopia- Jewish Political Institutions Through the Ages, Armonk, New York 1992, pp.67-79) la vida política de los judíos durante la Edad Media se vio propulsada por tres factores diferentes e interdependientes:

 

1- La necesidad de erigir sistemas e instituciones de liderazgo judío afín de abordar las necesidades y los intereses de los judíos de la diáspora medieval ante los contextos históricos específicos.

2- El propio carácter de la tradición normativa judía (la liturgia, los preceptos, etc.) exigía la presencia de sistemas sociales organizados que puedan garantizar el buen cumplimiento de la ley mosaica.

Tanto el numeral 1- como el 2- ponen de manifiesto el carácter voluntario y contractual que estaría en las base del liderazgo judío durante  la Edad Media. Después de todo quien no quería ser judíos podría convertirse a la religión mayoritaria. La apostasía era también un medio de contestación de las instituciones comunitarias y de sus líderes. No es por acaso que el apostata Nicolás Donin, celebre por representar al cristianismo en la disputa religiosa de Paris en 1240 en torno al Talmud, antes de su conversión habría sido excomulgado por su comunidad por oposición a la misma. Sin embargo, Robert Chazan ha tenido el bien de señalar un tercer aspecto que viene a moderar el carácter puramente voluntario del liderazgo judío medieval:

3- La existencia de un reconocimiento de las autoridades mayoritarias (la monarquía, la aristocracia, la autoridad religiosa, las ciudades etc.) hacia un judaísmo autónomo. Por cierto es que esta autonomía respondería a la concepción común en el Islam y en el Cristianismo de que los judíos eran una suerte de excepción a la regla en la sociedad mayoritaria: que debía de aceptar como son bajo ciertas condiciones políticas, económicas y simbólicas de sumisión en tanto que entes aparte de la sociedad musulmana o del orden feudal o burgués de la sociedad cristiana y siempre y cuando no atenten contra los valores supremos de la mayoría. Lo que explica el hecho que las instancias de poder quisiesen a veces modificar las estructuras institucionales y de liderazgo judío afín de poder dominar mejor los destinos de la minoría hebrea. Pero esta premisa de autonomía pasa por la aceptación de las directivas formuladas por los lideres comunitarios y su validez legal general. De esta manera, no es extraño ver que las autoridades no judías generalmente apoyasen las medidas de coerción ejercidas por el liderazgo de las comunidades judías ante sus infractores al menos que estos prueben justicia o optasen por la apostasía. De esta manera, el liderazgo judío medieval no puede decidir por aquellos que no querían ser judíos, pero si por aquellos que por mas críticos que fuesen optasen por no dejar de identificarse con el rabinismo.

 

  Con la instauración del Califato Omeya y con la decadencia paulatina del centro judio en Babilonia a partir de los siglos IX y X, presenciamos fenómenos de emigración de judíos desde el este al oeste, lo que trajo consigo el refuerzo y la formación de comunidades judías de alto prestigio como las del Cairo, Kairuan (Tunisia) y Córdoba. El influjo babilónico y el contexto islámico en la que se vieron caracterizadas estas comunidades de “judíos del Islam” es obvio. Desde un punto de vista cultural y religioso, la tradición babilónica (e.g. el Talmud, la impronta de las Yeshivot) se habría plasmado mediante la existencia de fuertes nexos de dependencia de estas comunidades con el centro babilónico (e.g. el envío de preguntas en materias religiosas y de dinero al Exilarca y a los Gueonim), para luego dar paso al nacimiento de tradiciones regionales y propias. Un proceso similar se articuló en el plano del liderazgo político. La existencia de líderes judíos en las diferentes comunidades judías del Islam se encontraron a la sombra del liderazgo babilónico. Si en un plano religioso eran las Yeshivot de Babilonia en la persona de sus líderes, los Gueonim, aquellos que tenían la última palabra en materia de jurisprudencia religiosa sobre comunidades tan distantes como las de España musulmana, en materias políticas era el Exilarca babilónico quien encarnaba la persona del rey judío a pesar del exilio y las esperanzas mesiánicas, por lo que si no era para todos el líder político real, lo era en lo referencial. Así no es de extrañarse que el tema del liderazgo del Exilarca babilónico haya surgido en el debate religioso en la España musulmana entre el judío de la corte  Ibn-Narguila y el teólogo musulmán Ibn-Hasam. Con la decadencia del centro babilónico y la emergencia de los centros locales se daba paralelamente el afianzamiento y la legitimación de un liderazgo judío local tanto en lo religioso como en lo político. Frente al primero se trataba de un proceso de creación de nuevos centros de saber, un translatio scientiae, que debido a su carácter tradicional y conservador necesitaría  sus propias justificaciones. A este respecto el “Libro de la Tradición” (Sefer HaKabala) de Abraham Ibn-Daud (Cordoba c.1110- Toledo c. 1180) nos ofrece un excelente ejemplo. En el episodio mas o menos mítico, que los investigadores han llamado “el relato de los cuatro cautivos” Ibn-Daud nos cuenta como cuatro sabios judíos de indiscutido saber eran apresados en alta mar por la flota musulmana del califa de Córdoba Abd-al-Rahman III y vendidos a diferentes comunidades judías del Mediterráneo musulmán: el Cairo, Kairuan y Córdoba. Era así que estas comunidades se transformaban en centros de liderazgo religioso autosuficientes e independientes de Babilonia. Para  Ibn-Daud se trataba también de la prueba fehaciente de que Dios habría querido perpetuar la“cadena de la tradición” rabínica originaria en el Sinaí (Abot 1), ahora en la persona de un liderazgo disperso.

 

En cuanto al liderazgo político, todo parece indicar que el precedente babilónico del Exiliarca y de banqueros influyentes en la corte del califa, llevaron consigo el ascenso de un liderazgo político judío reconocido por el gobierno musulmán. A pesar de la imposibilidad de los judíos de ejercer cargos de poder en tanto que nacían protegida, uma al-dhimma, en la práctica, los líderes de los judíos eran a su vez personas que por su importancia en las Corte habrían adquirido cargos de poder que aunaban la representación de los judíos ante el califa (e.g. la recaudación de los impuestos como la djizia, la defensa de los intereses comunitarios, etc.) y el ejercimiento de cargos económicos y administrativos. Así a partir del

siglo IX en el Norte de África y en España, comienzan a surgir verdaderas dinastías de judíos de la Corte, los Neguidim (banqueros, médicos, traductores, diplomáticos, consejeros, arrendadores) que en este último país tendrán su continuación en los reinos cristianos. Solo en algunos casos, como en el de Maimónides (1135-1204) y su descendencia en Egipto, encontramos al cortesano judío ejerciendo el rol de autoridad religiosa entre las comunidades judías. Por lo general encontramos un liderazgo político identificado con la Corte pero diferente del religioso.

La doble naturaleza del judio de la Corte como representante y líder de las comunidades judías ante el gobierno y como miembro de una cuasi-aristocracia real, llevaba consigo la impronta de la responsabilidad de estos ante el sentir de las comunidades judías pero también a defender su condición de clase. Esta ambigüedad llevo a la constitución de verdaderas dinastías de judíos de la Corte que no necesariamente tenían el apoyo consensual de sus comunidades. Con el tiempo el monarca (musulmán o cristiano) les habría dispensado de pagar impuestos como al de la carne casher, recayendo su pago al resto de la comunidad. A veces el cortesano podía vivir fuera del barrio judío, era dispensado de utilizar el signo distintivo, excepcionalmente le era concedido portar armas, cabalgar a caballo etc.. Lo que muchas veces le llevo la animosidad y el enajenamiento por parte de las comunidades judías embarcadas muchas veces en una lucha entre sus elites oligárquicas y sus clases populares (E.g. Yom-Tov Assis, “Tsisa jevratit umaabak bein maamadi bekehilot Sefarad lifnei haguerush”, in: Yosef Dan (ed.), Tarbut vehistoria, Jerusalén 1984, pp. 121-145). Es por ello que el historiador Haim Bienart llegó a distinguir entre judíos de la Corte “buenos” y los “malos”, de acuerdo con el grado de solidaridad y de sensibilidad de estos con respecto al sentir de sus comunidades. Personalmente creo que esta division peca por dualista. El judío de la Corte en tierras del Islam o en la Península Ibérica era un tipo de liderazgo que solía incluir en una misma persona ambas condicionantes (Haim Beinart, Los judíos en las Cortes Reales de España, Buenos Aires 1975) .

 

En cuanto al resto de los paises de la cristiandad (especialmente: Italia, Alemania, Francia e Inglaterra) todo parece indicar que el surgimiento de las comunidades judías locales como centros de liderazgo autónomo también fue acompañado por una tradición religiosa anterior, aunque se encontrase mayormente desprovista de una continuidad tradicional en el plano de sus modelos de liderazgo. Esto quizás se deba a la paucidad numérica de las comunidades judías del norte de Europa (para el siglo XI se calculan unos 20.000 judíos residentes en Alemania y una suma un poco menor para los judíos de Francia residentes al norte del rio Loire), a una autonomía menor concedida por las monarquías cristianas (especialmente desde el siglo XII, a partir del desarrollo de corrientes monárquicas centralistas) , así como la dependencia cultural de estos centros con el judaísmo ya muy disminuido y carente de un fuerte liderazgo político que era Erets Israel.

Las investigaciones modernas vienen señalando que si para las comunidades judías en tierras del Islam fue Babilonia la fuente esencial de influencia, en el caso de Europa del norte habría sido esencialmente la impronta de Erets Israel. Así y hasta el siglo VIII el relativamente numeroso judaísmo en Bizancio y en el sur de Italia (Apulia, Sicilia) habrían mantenido fuertes lazos de dependencia con el liderazgo religioso de las Yeshivot de Erets Israel. Pero a partir de entonces surgiría un paulatino distanciamiento con respecto a este centro que seria la consecuencia de la penetración creciente de la influencia babilónica en aquellas regiones y muy especialmente, debido al nacimiento de un liderazgo religioso local y autónomo. Ahora bien, las comunidades judías asentadas al borde del rio Rhin (Ashkenaz) tendrían por origen el establecimiento de algunas familias provenientes de Italia y en menor medida de España y Provenza. Hasta por lo menos el siglo XI eran aquellas familias de patricios judíos alemanes (los Kalonymos, los Abun, los Machir) quienes influirían sobre las comunidades del Norte de Francia aun después de la actividad de un Rashi  (Troyes 1040-1105) o de los Baalei Hatosafot (siglos XII-XIII), mientras que a partir de los siglos XII y XIII les ocurría lo propio a otras comunidades judías fruto de la expansión francesa (e.g. Inglaterra tras 1066) o alemana (e.g. Austria, Bohemia) (Abraham Grossman, Jajamei Ashkenaz harishonim, Jerusalén 1981; Idem, Jajamei Tzarfat harishonim, Jerusalén 1995). Estas comunidades fueron, al menos hasta el siglo XIII, de proporciones bastante reducidas y de relativa homogeneidad socio-economica y cultural, si las comparamos a las comunidades judías del Oriente y del Mediterráneo, lo que repercutió en la homogeneidad y en la cercanía entre sus lideres y liderados. Sus judíos se dedicaban esencialmente al comercio internacional y solo mas tarde al préstamo de dinero a interés. En estos contextos debemos comprender asimismo la emergencia de un liderazgo espiritual local e independiente a la par de la constitución de verdaderas federaciones comunitarias regionales (como la de Shum para las comunidades renanas) afín de garantizar el cumplimiento de las decisiones adoptadas por las pequeñas comunidades (kehilot) europeas (las llamadas takanot) (hacia 1096 existían unas 20 comunidades judías en Alemania) muchas veces divididas por las fronteras políticas de una Europa fragmentada. Esta característica sera una de los fenómenos mas salientes de la historia judía europea durante la Edad Media (Louis Finkelstein, Jewish Self-Government in the Middle-Ages, New York 1964 ) De esta manera, encontramos a lideres religiosos como Rabenu Guershom Meor-Hagola (“la luz del Exilio”) (960- Mainz 1028) , que contra todo precedente rabínico impone la monogamia como única forma de matrimonio judío, así como la prohibición manifiesta de que el esposo pudiese divorciase sin la correspondiente anuencia voluntaria por parte de su esposa bajo la pena de excomunión (herem). Esta medida de coerción que impone tan solo el ostracismo social del criminal en los marcos de una o varias comunidades indica la existencia de un verdadero consenso contractual y voluntario entre los líderes comunitarios y sus liderados, pero también como veíamos atrás, era el resultado de una cooperación por parte de las autoridades no judías. Sin embargo, esta relativa horizontalidad entre líderes y liderados no se daría para siempre. El crecimiento de las comunidades ashkenazies, la competencia económica creciente entre los judíos y los habitantes cristianos de las ciudades, así como el ascenso de los apetitos centralizadores de los monarcas y del papado, habían creado fenómenos de dinamismo y de tensiones entre los líderes entre sí y con respecto a sus liderados. Por una parte, el crecimiento demográfico y las corrientes emigratorias crearon una mayor heterogeneidad cultural y socio-económica entre los judíos de Ashkenaz. Así nacía un rabinato profesional (i.e. que vivía de su saber religioso) que venía a suplir las carencias de las masas ignorantes. Por otra parte, la división entre aquellas familias de patricios fundadores y los que emigraron posteriormente, afianzo el ascenso de un liderazgo judío “laico” y elitista: los sindicos (parnasim) o tovei hair (boni homines), que comenzaron a ver en el rabi un mero empleado comunal para la labor ritual de la comunidad y en su propia función, la de lideres comunitarios (Mordechai Breuer, Rabanut Ashkenaz bimei habeinaim, Jerusalen 1976) .  Por otro lado, las percepciones externas hacia los judíos en tanto que “siervos del tesoro” (servi camerae) por parte del monarca absoluto, o en tanto que sujetos a la “potestad apóstolica” de acuerdo con los papas “reformadores”, al hacer de la comunidad judía otro elemento de poder real o papal, trajo consigo una mayor injerencia de las autoridades gentiles en la eleccion de sus lideres comunitarios ya sea como rabinos o en tanto que parnasim. Esta situación llevó al ascenso de familias “plebeyas”  al zenit del liderazgo comunitario no por sus propias virtudes sino debido a que su riqueza les habían garantizado la confianza y el apoyo del príncipe, del obispo o del rey, en materias comunitarias. Desde entonces, las comunidades judías del norte de Europa sumidas en luchas más o menos abiertas entre rabinos y parnasim entraba en una fase de tensiones entre un liderazgo compuesto por “nuevos” o por “viejos” ricos o sabios, apoyados o rechazados por las estructuras del poder de la sociedad mayoritaria. Sin embargo ( con la excepción de los judíos en Inglaterra o de Italia del centro y norte), no se pudo dar un verdadero fenómeno de judíos de la Corte como en el caso de la España cristiana. Esto se habría dado así debido al hecho que el crecimiento cuantitativo y cualitativo de estas comunidades judías fue silenciado por las expulsiones, por las matanzas y por las conversiones forzadas provocadas o aceptadas a posteriori por sus gobernantes.

 

 

 

Fin de la Edad Media y comienzos de la Edad Moderna

Fin de la Edad Media y comienzos de la Edad Moderna (Las Federaciones (Vaadim); El periodo pre-emancipatorio ).

 

 El paso de la historia del pueblo judío del fin de la Edad Media a la Edad Moderna estan marcados por una serie de vaivenes geográficos y demográficos de impronta considerable. Como anteriormente lo veníamos mostrando, las conversiones en masa, las matanzas, las expulsiones y la “ghettoizacion” de los judíos en Europa occidental llevaron consigo un proceso de vaciamiento de judíos públicos en los países europeos, y la confinación en Ghettos en los Estados Pontificios y en la Republica Veneciana. Se daba entonces, un proceso de emigración hacia Oriente y el consecuente florecimiento de nuevos centros judíos en aquellas regiones (Polonia-Lituania y el Imperio Otomano) de gran importancia por su densidad demográfica y por su influencia sobre el resto de la Diáspora. Esta concentración en el Oriente fue acompañada por un proceso de relativa unificación del rito judio, creándose a partir de las postrimerías del siglo XVI  dos grandes vertientes rituales: la ashkenazi y la sefardis, como consecuencia de la labor codificadora de Rabi Yosef Caro (1488-1575) y de su homologo ashkenazi, Rabi Moshe Isserles (c. 1525-1572).

La difusión de la Cabala de Safed también cumplió el rol de elemento unificador en el seno de buena parte del judaísmo diaspórico. Estos procesos de “comunicación” y de “globalidad” entre las comunidades mas diversas explicaría parcialmente la difusión que tuvo el movimiento del falso mesías Shabtai Zvi (convertido al Islam en 1666) en el Imperio Otomano, llegando desde el Yemen hasta Holanda. Lo que llevó a Gershom Scholem a señalar que esta “mediatización” del movimiento “sabateano” de carácter activista en el plano de la Redención mesiánica, seria una de los indicios mas marcantes que señalaban el paso del pueblo judio a la Edad Moderna.

El segundo movimiento migratorio se dio en el sentido contrario y sobre todo, a partir del siglo XVII. Ahora atraídos por la Europa absolutista y mercantilista, comenzarían a restablecerse nuevas comunidades judías en Europa Central y Occidental. Las mismas comunidades que en definitiva vivirán en carne propia fenómenos de primer orden que otrora fueron señalados como los comienzos mas cabales de la modernidad judía: el Iluminismo judío (en la persona de Moisés Mendelssohn (1729-1786) según Heinrich Graetz) y la Emancipación de los judíos con su paso a la condición de ciudadanos (eventos como la Revolución Francesa de 1789, según Simón Dubnow o Rafael Mahler). Recientemente el historiador Shmuel Ettinguer mostraría que fueron las propias condicionantes de la repoblación judía de Europa Central y Occidental las responsables del paso a la modernidad, por lo que se debería anticipar la línea demarcatoria de la periodización a unos 150 años, aproximadamente.  Sea como fuere, resulta claro que tanto para Scholem como para Ettinguer se trata de una época de profundos trastornos en el vivir judío y de relevancia capital para su devenir en la posteridad.

 

A los efectos de nuestro curso veremos sucintamente en que medida estos dos procesos migratorios que mencionábamos antes contribuyeron a la creación de nuevos modelos de liderazgo judio.

 

El paso de Occidente a Oriente

a- El paso de Occidente a Oriente

 La emigración de los judíos hacia el Oriente llevo a la fortificación de dos centros de vida judía de primer: el Imperio Otomano y el reino de Polonia (Lituania). Eran entonces dos potencias de primer orden que veían en el judio un factor cardenal para la reactivación de las economías locales Se estima que hacia finales del siglo XVI vivirían unos 150.000 judíos en el Imperio Otomano (excluyendo el Magreb), mientras que en Polonia y Lituania su numero total oscilaría en las 75.000 personas. Con el paso del tiempo el crecimiento demográfico tendera a favorecer al judaísmo del Este-europeo, ya que a mediados del siglo XVII se contarían unas 300.000 residentes de fe mosaica. A fines del siglo XVIII sumaban 750.000 almas.

1-Europa Oriental

 “Clarum regnum Polonorum est paradisum Judaeorum”, era un dicho difundido que tras la experiencia de la Shoa nos parece hoy una ironía. Sin embargo, desde 1264 los judíos eran autorizados a residir en Polonia y a partir de 1512 sabemos de la nominación de judíos encargados de recolectar los impuestos: lo que junto con la existencia de los rabanei medina para las grandes regiones que conformaban Polonia y Lituania (una suerte de autoridad religiosa y política muchas veces nombradas por el monarca polaco), constituían el estado embrionario de un judaísmo este-europeo en plena expansión. El organismo de liderazgo máximo que caracterizara a este judaísmo será el Vaad Harba haAratzot en Polonia (“el Consejo de las cuatro regiones”: la Gran Polonia, la Pequena Polonia, Podolia y Volhynia) y el Vaad Lita (“el consejo de Lituania” compuesto por: Brest-Litovsk, Grodno y Pinsk). Estos “Consejos” habían comenzado a funcionar a partir de finales del siglo XVI, reuniéndose en sus comienzos dos veces al ano en las grandes ferias para tratar en torno a asuntos impositivos. Sin embargo, estas estructuras confederativas de liderazgo pasarían a tratar temáticas de orden propiamente comunitario (educación, asistencia a los necesitados, evitar la competencia económica desleal, etc. etc.) .  Ahora bien, la unidad primera de estas organizaciones eran las comunidades (kehilot) . Estas enviaban a sus representantes a sus respectivos consejos regionales (glilot) , quienes enviaban sus representantes a los veadim. Los veadim poseían por su parte su burocracia e instancias de liderazgo que incluían un parnas a la cabeza del Ejecutivo del “Consejo” y un shtadlan cuya tarea era la de ser mediador entre las comunidades judías y las autoridades no-judías. Este sistema representativo de liderazgo judio nos puede parecer democrático. En realidad, aquellos que tenían uso de voto en cada kehila eran sus miembros más ricos y prominentes, por lo que los veadim eran una confederación de cariz oligárquico. Con la crisis social de 1648, la alienación entre el Consejo y las masas judías llego a tal punto que fueron las guildas profesionales y el movimiento jasídico que vinieron a llenar este espacio de liderazgo representativo. Tras las terribles matanzas anti-judías de los anos1648-1649 llevadas a cabo por las tropas ucranianas de Bogdan Chmielnicki y las guerras de Suecia y de Rusia contra Polonia en 1660, el judaísmo polaco pasaba por momentos de crisis y de pauperización que los “Consejos” no pudieron proponer respuestas convincentes a sus liderados. Así la  disolución del Vaad Harba haAratzot en 1764 por parte de las autoridades polacas, era también función de la emergencia de otro modelo de liderazgo judio alternativo (junto a las guildas y cofradías): el jasidismo (Shmul Ettinguer, “The Council of the Four Lands”, in: Anton Polonsky et al. (eds.), The Jews in Old Poland 1000-1795, London & New York 1993, pp. 93-109). En estos contextos de liderazgo alternativo, tenemos que comprender el éxito y la difusión del movimiento jasídico en la persona de Rabi Israel Baal Shem-Tob (1700-1760) y de sus continuadores. El Rabi o Tzadik  de los jasidim se erigía como un verdadero líder espiritual y místico que no solamente a través de su imitación y su adhesión se conseguía establecer nexos de mediación con una Divinidad a la que no siempre se le podían comprender sus intenciones. El Tsadik era el representante de Dios sobre la tierra y su líder carismático, por excelencia. Emplazados generalmente en pequeñas localidades, los lideres jasídicos imponían la creación de nuevos centros de liderazgo que poseían sus propias Cortes y que influenciaban mucho mas allá del perímetro de la ciudad o del pueblo en cuestión. Estas realidades nos explican que muchas veces los líderes jasídicos se enfrentaran con las autoridades establecidas de las comunidades en torno a temáticas como ser los lugares de culto (sinagoga o shtiblej) y la manera de matar ritualmente a los animales (shjita)). El hincapié puesto por los primeros jasidim en el sentimiento, en coronar los preceptos divinos mas con lo vivencial que con lo intelectual, suponía erigir un liderazgo alternativo y contestatario al existente que no parecía dar respuestas eficaces a la masa de sus liderados. (Chone Shmeruk, “Hasidism and the Kehilla”, in: Anton Polonsky et al. (eds.), The Jews in Old Poland 1000-1795, London & New York 1993, pp. 186-195)

El Imperio Otomano

2- El Imperio Otomano

En el Imperio Otomano las cosas fueron un tanto diferentes, por lo menos en sus comienzos. Y es que en esta vastísima región que iba desde los Balcanes a la frontera Persa y desde allí hasta Marruecos, los emigrados provenientes de la Península Ibérica se encontraron con comunidades pre-existentes establecidas desde antaño. Los descendientes del judaísmo bizantino o lo “romaniotes” en los Balcanes y las comunidades autóctonas de los mustaarabim en el Medio Oriente y en el Norte de África. Ahora bien, a pesar de la minoría numérica de los emigrados hispanos, estos poseían una autoconciencia de superioridad cultural frente a sus anfitriones judíos, mientras que las autoridades otomanas u otras veían en sus elites elementos que por su importancia económica merecían tener las “riendas” del liderazgo judío (Joseph R. Hacker, “Superbe et desespoir; l’existence sociale et spirituelle des Juifs iberiques dans l’Empire ottoman”, Revue Historique, DLXXVIII (1991), pp. 261-263).
Así en un primer momento los contactos entre los megorashim (“expulsados”) ibéricos y los toshavim (“habitantes autóctonos”) se caracterizaron por enfrentamientos y tensiones intercomunitarias tanto en un plano ritual (costumbres) como en el del liderazgo comunitario (e.g. formación de comunidades diferentes de  megorashim y de toshavim), que generalmente, terminaron por la victoria de los megorashim sobre los toshavim.

 

En el Imperio Otomano no habría aun un liderazgo institucional centralizado hasta las reformas del Tanzimat durante el siglo XIX. Aceptadas como autónomas, las comunidades judías en el sistema del millet basado en el derecho islámico, poseían en cada ciudad o localidad sus kehilot reconocidas, lo que permitía la creación de un sin fin de agrupaciones e instancias de liderazgo de acuerdo al origen de sus miembros o a otros criterios de filiación grupal. En general, cada kehila giraba en torno a su sinagoga que articulaba el resto de sus instituciones comunitarias. Ahora bien, cada ciudad de importancia poseería un liderazgo en común, representado por el estaba el Haham Bashi en lo religioso y el kya o shtadlan en lo civil (i.e. la colecta de los impuestos gubernamentales y comunitarios), actuando por ende como representante político de los judíos locales ante las autoridades (Stanford J. Shaw, The Jews of the Ottoman Empire and the Turkish Republic, New York 1991, cap. 2). Esta fragmentación del liderazgo comunal se muestra casi que contraria a los sistemas

confederativos del judaísmo Este-europeo de aquel entonces, conllevando la dificultad de llegar a controlar a sus miembros ya divididos en razón a su heterogeneidad comunitaria. Por ello, de cuando en cuando se realizaban esfuerzos a nivel local para llegar a acuerdos (haskamot) que tengan una aplicación general en una región o ciudad. Pero la falta de un liderazgo centralizado era siempre factor de dificultad a la hora de llegar al consenso aun en las pocas instituciones existentes de liderazgo inter-comunitario. Así por ejemplo, con la muerte del Haham Bashi de Estambul el “romaniote” Rabi Eliahu Mizrachi en 1526, las tensiones entre “sefardies” y “romaniotes” fueron tales que solo en 1834 se pudo nombrar a un sucesor a dicho puesto!

Este vacío en los andamiajes del liderazgo de los judíos del Imperio Otomano (y las regiones mas o menos dependientes del mismo) fueron aprovechados por los judíos avecinados a la Corte del Sultán. Estos, generalmente de origen ibérico  –muchos de ellos de origen “marrano”- actuaron como prominentes consejeros, banqueros, diplomáticos, médicos, etc., desde el siglo XVI y hasta la segunda mitad del siglo XVII.  En algunos casos llegaran a tener títulos de nobleza como fue el de Don Yosef Nasi, Duque de Naxos (c. 1524-1579) o el de Alvaro Mendes/Ibn Iaish Duque de Mitilene. En calidad de judíos de la Corte estos se erigían como representantes y lideres de los judíos ante el Sultán y en algunos casos como patrones “proto-sionistas” de la colonización judía en Safed y en Tiberiades en (Leah Bornstein-Makovetsky, “L’activite diplomatique de l’elite sepharade apr?s l’ expulsión”, in: Shmuel Trigano (ed.), La societe juive ? travers de l’ histoire, Paris 1993, vol. III, pp. 433-462). Su dependencia con un Sultán cada vez menos dependiente de sus cortesanos judíos y mas de su propia Corte, los llevaría a perder su eficacia representativa en tanto que líderes ad hoc del judaísmo otomano. La relativa ineficacia del liderazgo judio establecido frente a los embates del movimiento mesiánico de Shabtai Tzvi a mediados del siglo XVII seria una prueba de ello.

 

 

De Oriente a Occidente

i- De Oriente a Occidente

Por otra parte, desde los comienzos del siglo XVI se puede percibir a claras un proceso de emigración de Oriente a Occidente y de re-poblamiento de Europa Central y Occidental por judíos, llevados a cabo esencialmente por dos fenómenos autónomos de establecimiento en torno a:

1) La constitución de comunidades judías de origen “marrana”

2) Las comunidades cuyas bases fueron los “judíos de la Corte” (Hofjuden)

 Como veremos a continuación, las diferencias que separan ambos fenómenos, revisten al menos tres elementos en común e interdependientes:

 

1- El ser comunidades sin tradición política e institucional

2- Su extrema dependencia con sus lideres políticos

3- Sus trazos de liderazgo “moderno” .

 

Las comunidades de origen Marrana

 1) Las comunidades de origen “marrana”

 El fenómeno “cristiano nuevo” o “marrano” desde sus comienzos fue acompañado (en España desde 1391 y en Portugal desde 1497) por olas migratorias y por la conformación de nuevas comunidades. En un principio dirigidos esencialmente hacia al Norte de África y al Imperio Otomano, durante el siglo XVI encontramos comunidades judías de origen “marrana” en Italia (e.g. Ferrara, Venecia, Liorna), mientras que durante los siglos XVII y XVIII en Europa del Norte y Occidental (e.g. Ámsterdam, Hamburgo, Londres) y en las Américas (e.g. Recife, Curazao, Nueva York) . Estas comunidades respondían a los motivos bien difíciles de discernir entre las persecuciones religiosas o étnicas en Iberia y la búsqueda de nuevos horizontes de expansión económica.

Y es que esta “gente da na??o” o “homens de negocios”, como eran llamados, basaban su vida grupal en el poderío de sus elites dedicadas al comercio internacional o a la banca, erigiendo para ello redes de filiales en aquellos lugares de especial atractivo económico. Por ello, la fundación de las comunidades sefardíes de origen “marrana” en Europa Occidental iban de la mano de la actividad comercial y financiera que ejerciesen sus miembros más prominentes. Cuando Richelieu, por ejemplo, ‘hacia la vista gorda” ante la presencia de comerciantes portugueses de sospechosa fe mosaica en una Francia que oficialmente no toleraba la presencia judía, ponía de manifiesto que la razón de la presencia de estos sefardíes obedecía a una básica “Razón de Estado” sintetizada en su conveniencia y utilidad económica. Es en estos marcos mercantilistas que podemos comprender que las comunidades de origen “marrana” fuesen lideradas por sus elites económicas: los parnasim. Casos como los potentados Duarte Nunes da Costa (alias Jacob Curiel) o Antonio Lopes Suasso (Baron de Belmonte) de Ámsterdam durante el siglo XVII, muestran la existencia de un liderazgo sefardí de corte fuertemente oligárquico.

 

Es verdad, también existían los rabinos y toda una burocracia religiosa bastante sofisticada. Quizás mas que en otros contextos, el liderazgo religioso se hacia mas imperioso que nunca en estas comunidades de antiguos cristianos nuevos. Desde su ingreso en las kehilot estos “judíos nuevos” pasaban por un largo proceso de rejudaización a todos los niveles, lo que implicaba la necesidad de poseer un liderazgo religioso muy activo y vigilante. Sin embargo y como lo señala Yosef Kaplan, el paso del “cristianismo” al judaísmo de estos “marranos” iba de la mano de un proceso de selección y adaptación de aquellos elementos ibéricos y cristianos que podían ser de utilidad para la constitución de esta nueva identidad judía normativa y comunitaria. Entre ellos iría imponiéndose la visión de un liderazgo rabínico confinado al espacio sagrado de la sinagoga hostil a todo “entusiasmo” religioso, mientras que el espacio público y civil seria relegado a las autoridades seculares de sus parnasim. Grosso modo, estaríamos frente a un liderazgo judio moderno en el sentido de su delimitación y separación bien marcada entre los asuntos de la “Iglesia” y los del “Estado” en el interior de sus comunidades (Yosef Kaplan, “La comunidad sefardí de Ámsterdam en el siglo XVII: entre la tradición y el cambio”, in: Los judíos nuevos de Ámsterdam. Estudio sobre la historia social e intelectual del judaísmo sefardí en el siglo XVII, Barcelona 1996, pp.23-55).

 

 

 

Los judios de la Corte (Hofjuden)

2- Los judíos de la Corte (Hofjuden)

El mercantilismo había afectado a Europa Central especialmente entre los años 1650-1750. El ideal del monarca Absoluto que vela por la prosperidad de sus habitantes se hizo eco en una región dividida en un mosaico de pequeños Estados soberanos. En estos contextos políticos y económicos, el soberano comienza a invitar a aquellos judíos, generalmente, grandes comerciantes de Europa Oriental y de Bohemia, que servirán su Corte por razones estrictamente utilitarias. Serán los banqueros y los financistas del monarca. En tanto que Hofjuden, la relación de estos judíos cortesanos con respecto a la voluntad del soberano se caracterizara por lazos de extrema dependencia, fragilidad y vulnerabilidad. Estas características de base en la relación entre el Hofjude y el monarca las vemos en muchos casos concretos. Así, mientras que la Comunidad judía de Viena era expulsada en 1670 por Leopold I, siete anos después el mismo gobernante nombraba al judío

Samuel Oppenheimer (1630-1703) como proveedor imperial y luego a otros judíos de la Corte que pasarían a vivir en Viena formando nuevos núcleos comunitarios. Las posiciones manifiestamente antisemitas de Federico II de Prusia (reina entre 1740-1786), no impidieron que “sus” judíos financiasen su campaña militar durante la Guerra de los Siete Anos (1756-1763). Por lo que la posición del judio de la Corte fue, en general, mas que precaria, sin poder reducirla tan solo al celebre caso de Sus Oppenheimer (1698-1738), caído en desgracia tras la muerte de su soberano protector.

 De acuerdo con  Michael Graetz, no existiría ningún nexo de continuidad entre los Hofjuden y los potentados judíos del siglo XIX como los Rotschild.

Estos serian el fruto de un enriquecimiento posterior proveniente de las  clases medias (Michael Graetz, “Court Jews in Economics and Politics”, in: Vivian B. Mann & Richard L. Cohen (eds.), From Court Jews to the Rotschilds. Art, Patronage, and Power 1600-1800, Munich & New York 1996, pp. 27-43). Sin embargo, existiría otro tipo de continuidad radicada en la impronta de los Hofjuden como agentes de los procesos de modernización en el seno de las comunidades judías. Y es que el judio de la Corte era el líder máximo e

indiscutido de sus comunidades. En muchas ocasiones, estas se habían erigido tras la invitación y el establecimiento del  Hofjude por parte del soberano.

Lo que quiere decir que el Hofjuden solía ser la fuente de legitimidad de la comunidad judía. Del Hofjude dependía la supervivencia de la comunidad judía y a menudo, el propio integrante individual de la misma tenia por origen  la familia o el sequito de sus servidores y asistentes. Esto explica que de la misma manera que el monarca absoluto ejercía un poder muy estrecho con respecto al Hofjude , este ejercía su liderazgo absoluto con respecto a su propia comunidad en todas sus instancias (civiles, religiosas, comunitarias).

 Es verdad, la necesidad del Hofjude en el sistema mercantilista prepararía el terreno para la implantación de una visión mas utilitarista y menos “diabolizada” del judio en Europa preemancipatoria (Shmuel Ettinger, “Los comienzos del cambio de actitud de la sociedad europea hacia los judíos, in: David Bankier (ed.), La Emancipación judía, Jerusalén 1983, pp. 27-59). Pero a su vez, el estrecho contacto del Hofjude con su Corte generaron a menudo procesos de aculturación judía en con el mundo cultural y mental de la aristocracia no-judía de Palacio. La posición en sus comunidades jerárquicamente “indiscutida”, habría hecho que los liderados pudiesen imitar referencialmente las “maneras aristocráticas” asimiladas por su líder, el  Hofjude. Allí radicarían, según Shmuel Ettinger y Jacob Katz, los inicios de los procesos de aculturación, secularización y apertura hacia el mundo no-judio que caracterizaran buena parte de la modernidad de las generaciones posteriores.

 

 

Dos pensadores del liderazgo judío

a- Dos pensadores del liderazgo judio: Maimónides y Spinoza

 b-  Conclusión a la primera parte del curso

 

 a- Dos pensadores del liderazgo judio: Maimónides y Spinoza

 El decorrer de nuestro curso nos ha llevado por los meandros del liderazgo judio a través de su historia; desde los patriarcas hasta la época de la Emancipación. Hemos tratado de la continuidad y las transformaciones del liderazgo judio a través del tiempo, de los contextos regionales y de las situaciones históricas. Sobre las conclusiones de lo tratado hasta ahora  nos referiremos en nuestro capítulo de conclusión. Sin embargo, a la par de haber existido lideres e instituciones de liderazgo judio, también existieron sus correspondientes teorías de liderazgo. En cursos anteriores nos habíamos referido a una ausencia explicita de una vision de liderazgo sistemático a partir de la lectura de las fuentes bíblicas. También hemos mostrado que durante el Segundo Templo y la época talmúdica, existía una verdadera reticencia por parte de los rabinos, los jajamim, a toda búsqueda de un liderazgo civil que pueda llevar al ensoberbecimiento del líder y a la corrupción de sus liderados. En cambio, fue durante la Edad Media y los comienzos de la Edad Moderna cuando presenciamos un verdadero florecimiento de teorías de liderazgo judío, basadas mas que nada, en la relación que debería existir entre el Poder Civil (Keter maljut) y el Poder Religioso (Keter kehuna y keter tora). Una de las características mas curiosas de estas reflexiones es que casi nunca se basan en la experiencia de los modelos de liderazgo judio existente en la Diáspora pero si en los sistemas de gobierno no judio existentes en sus épocas. Y es que esto parece indicar la existencia de una visión generalizada por la cual se puede hablar de un verdadero liderazgo judio pleno cuando puede ejercer mas o menos libremente, el Poder Civil y el Poder Religioso sobre sus liderados. Quizás esta falta de reflexión teórica del liderazgo diaspórico sea la consecuencia de la tradición bíblica y referencial, así como de las expectativas mesiánicas de la Redención y de la reconstitución de la Dinastía de David. Puede haber sido asimismo, fruto del convivir entre dos mayorías (el Cristianismo y el Islam) que explicaban el sometimiento político de los judíos de la Diáspora a los gobiernos gentiles como prueba empírica del abandono de la elección Divina sobre el pueblo de Israel. Pero además, siendo sus pensadores filósofos, centrados en la reflexión particular judía a partir del pensamiento griego y de sus reformulaciones medievales, es claro que el punto de partida de estos pensadores de la política judía serán los escritos políticos como los de Platón o de Aristóteles, para quienes el gobierno de la Polis pasaba por una identidad, al menos étnica, entre los lideres y los liderados.

 

Como decíamos, el punto de partida de estos pensadores del liderazgo judio parece ser por una parte la observación de un estadio pasado bíblico (y futuro utópico) en donde el Pueblo de Israel poseía su propia soberanía política en constante dialogo con las fuentes del pensamiento greco-romano. Pero por otra parte, las reflexiones teóricas no se remitían tan solo a la abstracción de un tiempo perdido o  a elucubraciones futuras de carácter hipotético. Buena parte de estas eran también el fruto de la observación de los sistemas de gobierno, de las instituciones de su entorno no-judio como punto de referencia esencial. Así debemos comprender cuando Don Isaac Abrabanel (Lisboa 1437- Venecia 1508) tomaba el modelo contemporáneo de la República de Venecia como el ideal de gobierno judio. Habiendo sido judio de la Corte de los reyes de Portugal y de España; habiéndose visto exilado y sorprendido por el edicto de expulsión de los judíos de España en 1492, era claro para este que solo el sistema republicano-representativo (aunque oligárquico) de Venecia era aquel que ponía a salvo a sus liderados de las arbitrariedades y de los caprichos mas repentinos y desmedidos de sus líderes.

  Volviendo a nuestro tema, señalemos  que las teorías de liderazgo judio durante el Medioevo y los comienzos de la Edad Moderna mas que tratar del liderazgo en si analizaban la relación entre el Poder Civily el Poder Religioso. Para Aviezer Ravitzky se habrían elaborado visiones muy diferentes sobre la convivencia entre estos poderes, pudiéndose catalogar en cuatro posibilidades: de unidad, división, colisión y subordinación (Cf. Aviezer Ravitzky, Dat uMedina bemajshebet Israel: degamim shel ijud, hafrada, hitnagshut o kfifut, Jerusalén 1998). Ahora bien, el análisis de estas perspectivas traían consigo un análisis bastante sistemático sobre el carácter de aquellos lideres que ocupan el poder en base al modo de relación entre el Poder Civil y el Religioso.
A los efectos de nuestro curso tomaremos tan solo los dos ejemplos  quizás mas significativos y contrastantes: el del líder emergente a partir de un gobierno de unidad entre la religión y la política a partir de la teoría política de Maimónides (1135-1204) y el del líder en un sistema subordinación de lo religioso a lo político en los escritos de Baruj Spinoza (1632-1677).

 

Maimónides y el liderazgo judío

 Maimónides y el liderazgo judío.

 De acuerdo con Maimónides, lo político deberá servir a lo religioso en un sistema de unidad en la persona de su líder. Partiendo de que existe una contradicción entre la naturaleza del hombre como ser político (Aristóteles) cuya sociedad es la única que le pueda garantizar la concreción de todas sus potencialidades y una individualidad que lo lleva no solamente a distinguirse de los demás sino a buscar la concreción de sus apetitos caprichosos, Maimónides propone a la ley y al líder como aquellos vehículos de represión del egoísmo individual y de canalización del bien común. Ahora bien, para Maimónides los preceptos de la ley judía (la halaja) emanado de la Tora es aquel sistema legal que no solamente se preocupa por él bienestar político y social de los hombres, sino también aboga por la perfección espiritual de los hombres (“tikun hanefesh”) y el conocimiento de la verdad. Por ello la Tora será vista como la unión de lo terrestre y de lo espiritual, de lo político y lo religioso. Lo mismo sucederá entonces con el líder: quien debería encarnar a su vez la quintaesencia de las virtudes humanas y el conocimiento verdadero de Dios. Así Maimónides ve en la persona del Profeta bíblico y muy particularmente en Moisés, como aquel modelo ideal de líder que encarnaría ambas características. Como se ve, podemos entonces vislumbrar la impronta de Platón sobre la concepción de liderazgo en Maimónides. El Profeta maimonideano corresponde al filósofo de la “República” solo que a partir de la lectura de Alfarabi, puesto que sus aptitudes personales lo hacen idóneo para liderar a las masas tanto en lo político como en lo religioso. Pero el Profeta supera al filósofo-estadista de la “Republica” de Platón porque sus cualidades “imaginativas” le permiten conocer el mensaje de Dios hacia los hombres (Leo Strauss, “The Philosophical Grounding of the Law”, in: Philosophy and Law- Essays Toward the Understanding of Maimonides and His Predecessors, Philadelphia 1987, pp. 79-110). Tambien el Mesías maimonideano encarna las mismas características de líder que une lo político con lo civil. En cuanto al monarca, si bien no posee la mediación carismática del profeta ante Dios, este debe someterse a la ley Divina (la Tora) actuando en pos de su implantación y cumplimiento en su reino.  La visión del líder ideal en Maimónides impondrá entonces reconocer en ella su carácter elitista como lo estipulan algunos pasajes de su “Guía de los Perplejos” (e.g. 2:36). Ya sea desde la óptica de la excepcionalidad personal de los requisitos del líder, así como el rol del líder frente a sus liderados. De acuerdo con Maimónides, seria el líder aquel que actúa como mediador de Dios frente a las masas generalmente ignorantes y supersticiosas con un alto sentimiento de responsabilidad paternalista.. Sin embargo hay quienes sostienen que el elitismo de Maimónides presente en la  “Guía de los Perplejos” y en su teoría política ideal, debe ser equilibrado por una visión contraria que supone un liderazgo solidario y a la escucha de sus liderados, tal como aparecen en sus “Epistolas” (Abraham Halkin & David Hartman, Crisis and Leadership: Epistles of Maimónides, Philadelphia-New York- Jerusalem 1985). Según esta tesitura interpretativa, tanto en las “Epistolas”, en su código legal: el “Mishne Tora”, así como en su propia biografía marcada por una labor de intenso liderazgo como jefe de la comunidad judía (especialmente en Egipto), muestran una concepción de liderazgo, es verdad, paternalista, pero cuyo líder judio debe estar a la escucha de los problemas de su tiempo y sensible a la realidad de sus liderados.

Su deber seria guiar a su público hacia un estadio superior de cercanía con respecto a sus necesidades y al conocimiento de la esencia real de las cosas. A partir de esta tesitura interpretativa podríamos suponer que Maimónides (en su propia persona?) habría visto al líder judío en la realidad histórica de la Diáspora como una suerte de Profeta sin sus cualidades carismáticas-divinas ?

 

Spinoza y el liderazgo judío

 Spinoza y el liderazgo judío.

 La persona y la obra de Baruj/Benedictus de Espinoza/Spinoza parece encontrarse en el polo opuesto de Maimónides. Este hijo de Marranos portugueses instalados en Ámsterdam fue excomulgado por la comunidad judía del lugar  en 1656 debido a su rechazo de la religión judía. A partir de entonces, viviría en un entorno cristiano de librepensadores y de deístas, sin por ello convertirse a ninguna otra religión.

Spinoza seria a lo sumo un “líder” de un grupo de unos pocos esclarecidos: ni judíos ni cristianos. Tan solo “filósofos”.

 

En su “Tratado Teológico-Político” (1670), Spinoza trato de dos tipos antitéticos de liderazgo: el bíblico que lo caracterizaba como el sistema teocrático y el gobierno basado en lo visto en su Holanda natal caracterizado por fuertes trazos democráticos.  Para Spinoza, la teocracia bíblica se manifestó por la voluntad del  pueblo de Israel de delegar su propia capacidad de raciocinio y de libertad personal para en la persona de un líder investido por un pretendido poder emanado de Dios, a modo del esclavo que delega su libertad a la persona de su amo. Pero debido a que el líder bíblico no es Dios sino es un pretendido mediador que no usa de la razón sino de la imaginación se creo un liderazgo político arbitrario justificado por un sistema de creencias insensatas que merecería el titulo de superstición. Por lo tanto Spinoza aspiraba a un sistema de liderazgo basado en la razón y en la auto-critica. Consciente que esta búsqueda de la verdad a todo precio que caracteriza al filósofo es relevante para unos pocos puesto que las masas solo la llevarían por las sendas de la anarquía, Spinoza augura un sistema político mayormente basado en la razón que establezca la paz social sin llegar al error del gobierno teocrático, aunque es consciente del valor educativo esencial que posee la religión para las masas. Para ello decide reducir el control de la religión por parte sojuzgarla a la del Poder Político.

El Poder Político y sus respectivos líderes cumplirán la función de legislador mientras que el Poder Religioso será un instrumento para que las masas acepten y cumplan las leyes promulgadas por el Poder Político. Para ello, Spinoza pide transformar las religiones existentes de manera que cumplan un servicio fiel, eliminando en lo posible la mayor cantidad de supersticiones y de potencialidades anti-estatales. Ahora bien, el líder político debe ser consciente de las necesidades “míticas” de su liderado pero el mismo no es filósofo.

El filósofo por su carácter individualista e iconoclasta nunca puede ser un líder político. A lo sumo es aquel que podrá colaborar con el líder político quien por su propio rol, se encuentra lejos de conocer la verdad en su desnudez. Con razon Leo Strauss sostiene que en el pensamiento de Spinoza se da una relación de cierta desdeñosa distancia con respecto a los sistemas de liderazgo que puedan rápidamente degenerarse en una suerte de Totalitarismo laico (Leo Strauss, Spinoza’s Critique of Religion, New-York 1965, pp. 224-250).

De hecho, Spinoza no esbozo ninguna teoría explicita de liderazgo judío, puesto que habiendo identificado el judaísmo con la Teocracia, suponía que políticamente el judaísmo no tenía más nada que ofrecer.

Es más, en esa religión estatizada que Spinoza proponía para educar a las masas, este pensador abogaba por utilizar a la persona de Cristo (no de Moisés como en Maimónides) como emblema de pensamiento religioso. De allí. es que nos encontramos frente a la disyuntiva tantas veces tratada si a Spinoza se lo puede catalogar como pensador judío, ahora con respecto a sus modelos de liderazgo. Hay quien sostiene que la judeidad de Spinoza radica tan solo en sus orígenes y en la reflexión que desarrolla a partir de las fuentes judías estudiadas en su juventud. Así, Leo Strauss sostiene que al “Tratado Teológico-Político” se lo puede leer como una respuesta a las teorías políticas de Maimónides. Pero existe otra interpretación: aquella que ve en Spinoza precursor del judaísmo laico antes que este naciese.

Aunque sin haber dado soluciones concretas para el judaísmo contemporáneo, las fuentes judías utilizadas por Spinoza suponen una reflexión de liderazgo de potenciales interpretaciones judías en el momento en que el judaísmo laico se haya convertido en un fenómeno social. Por ello no es de sorprenderse las lecturas entusiastas de Spinoza realizadas por los judíos laicos, sobre todo a partir del siglo XIX. No es extraño entonces comprender que las directivas propuestas por Spinoza para el líder del Estado cristiano puedan ser de relevancia para el judío una vez que se genere el movimiento sionista. Así, entre los entusiastas de Spinoza encontramos al primer ministro israelí David Ben-Gurion (1886-1973), a quien se le ha reprochado haber querido “domesticar” la religión judía para afianzar su poder de líder político en el joven Estado judío (Yirmiyahu Yovel, Spinoza, el marrano de la razón, Madrid 1995, pp. 183-212).

 

 

Conclusiones desde los patriarcas hasta la Emancipación
Conclusión a la primera parte del curso
Al venir a finalizar con esta parte del curso “Modelos de liderazgo judío a través de la historia. Primera parte: desde los patriarcas hasta la Emancipación”, quisiera hacerlo sucintamente a través de la constatación de cuatro conclusiones básicas que se desprenden de nuestro análisis :1) Existencia- Nuestro curso mostro que el fenómeno de liderazgo judío fue una constante durante su historia. Esta constante se dio porque los judíos fueron vistos, tanto por el exterior como por ellos mismos, como una corporación colectiva que necesitaba de sus líderes e instituciones para canalizar sus necesidades y anhelos. Esta constatación que puede parecer pueril, lo será en menor medida cuando se compare esta parte del curso a la Segunda, caracterizada en buena medida, por una adhesión mucho más voluntaria del judío a sus líderes. Hecho que implica que hasta la Emancipación habrían mas medios de forzar la aceptación del líder por parte de los liderados.2)Transformación- Que el liderazgo judío pasó por un sin fin de transformaciones con una elasticidad sorprendente. Metamorfosis de liderazgo dictadas por los cambios históricos que incluyen elementos externos e internos. Para buena parte de su historia, diría Shmuel Ettinguer, los judíos supieron modelar sus propios modelos de liderazgo en base a lo que las estructuras de gobierno de la mayoría les permitían desarrollar. Pero a su vez, esta extrema maleabilidad del liderazgo judío supuso en muchas ocasiones adoptar modelos de liderazgo en base a lo visto en la sociedad circundante (e.g. en los modelos de liderazgo no-judíos). Además hemos visto líderes de todo tipo, rehuyendo prácticamente a toda homogeneidad o catalogación sociológica del ser líder judío.3)Continuidad- Que a pesar de la extrema adaptabilidad del liderazgo judío y su heterogeneidad, se puede esbozar una continuidad básica que supone la constante del liderazgo judío. Pero además, este liderazgo parecería verse conformado por tres componentes esenciales en lo que respecta a sus fuentes de autoridad: la existencia de un liderazgo judío político (keter maljut), de un “establishment” religioso (keter kehuna), a la par de fuentes tradicionales o Divinas de liderazgo (keter tora). Lo que no quiere decir que las relaciones entre estas tres fuentes de poder se hayan dado de forma constante durante la historia. Bien por el contrario! Sin embargo, esta constante nos habla de un liderazgo judío que tiene por base esencial el reconocimiento de una tradición judía y de una religión más o menos aceptada.4) Éxito- Nuestro estudio mostro que en la maleabilidad del liderazgo judío: en su disposición a la adaptación y al cambio sin perder la identidad básica de grupo radica su éxito. Sin embargo, creo haber mostrado a lo largo de estas páginas, una visión muy lejana a todo romanticismo histórico y nostálgico. Como ser líder no es solamente representar a los liderados sino también liderarlos, la historia de los liderazgos judíos supuso también una historia de luchas de poder: a veces frente a los liderados, otras veces, frente a otras instancias de liderazgo paralelo o referencial (judío o no). Esta doble visión del liderazgo judío como delegación de poder y como poder en sí, es la que pretendí mostrar para no dejar en ningún lector el “gusto pastoso” de un devenir cómodo siempre justo, verdadero, razonable y por lo tanto, inerte.5)Eficacia- La adaptabilidad de aquellos elementos de cohesión de identidad judía
El liderazgo judío en la era del Iluminismo y la Emancipación
Segunda parte: Desde la emancipación hasta nuestros días Dr. Iosi Goldstein
Unidad 8: El liderazgo judio en la era del Iluminismo y la Emancipación.
Introduccion: Aclarando conceptoEl tema que nos ocupa tiene un espacio importante en la historiografia delas ultimas decadas. Un ejemplo cabal de ello es el libro publicado en elano 1992 por el Centro Zalman Shazar de Historia del Pueblo de Israel y laSociedad Historica Israeli, denominado “Lider y liderazgo”, basado en uncongreso cientifico desarrollado en Jerusalen en el ano 1987. En el mismo el profesor Yehoshua Arieli acentúa la paradoja de la libertad en la época moderna: por un lado existe la “promesa prometeica” segun la cual la esencia de la consciencia laica moderna es la libertad individual y la búsqueda del individuo para controlar su destino a traves de la ciencia y la tecnología, pero por otro lado esta era la asigna una importancia creciente y crucial a factores y procesos impersonales que minimizan la posibilidad de que todo individuo pueda fijar su destino. Esta paradoja acompano a los movimientos revolucionarios de la era moderna, y se manifiesta en forma candente en nuestros días. Una de las respuestas a esta paradoja fue la tendencia a generar líderes que intentaron interpretar y solucionar el dilema básico que se nos ha presentado. Al no poder cada individuo controlar la naturaleza y definir su propio destino, deposita en una autoridad reconocida el derecho a reclamar sus libertades esenciales. Es por ello que la era moderna es también la era de grandes ideologias, como el Liberalismo, el Socialismo, el Comunismo, el Fascismo, etc. Ninguna ideologia pudo desarrollarse e implementarse sin la intermediacion de un liderazgo reconocido. El rol de estos lideres fue buscar cerrar las brechas entre la realidad y los ideales prometeicos de libertad, control de la naturaleza y del destino propio.Frente a estos ideales se desarrollaron ideologias nacionalistas de raíces románticas y organicistas que rechazaron la idea de libertades individuales, elevando la nocion de la nacion como ente superior que debe ser liderado hacia su destino de grandeza, o ideologías marxistas que definen a la clase social proletaria como ente depositario de los ideales de libertad y futura armonia, para lo cual es necesaria una vanguardia revolucionaria o liderazgo con la capacidad de interpretar las necesidades “objetivas” del proletariado y buscar su liberación.El liderazgo judío en la época moderna estuvo signado por procesos históricos y sociológicos que afectaron a Europa y otros continentes en general. La epoca del Mercantilismo y de las monarquías absolutistas desato nuevas fuerzas en el seno del Judaísmo europeo que difícilmente puedan ignorarse. La transición de una comunidad tradicional y autónoma a un organismo voluntario dependiente del estado central genero nuevas necesidades que solo un nuevo modelo de liderazgo podría enfrentar. Tal como lo estableció el sociólogo Yaacov Katz en su libro “Tradición y Cambio”, la disolución de la comunidad judía tradicional fue acompañada por una búsqueda de nuevas esferas de acción basadas en nuevas teorías, orientadas hacia conocimientos científicos, razonamientos filosóficos, y una idea optimista de progreso general. Los lideres del Iluminismo judío buscaban formas de integración de los judíos a los espacios “neutrales”, libres de prejuicios religiosos. Este fue el primer gran desafío del liderazgo judío europeo en la época contemporánea.Pero los nuevos modelos de liderazgo judio debieron tomar en cuenta una realidad particular del pueblo judío. La fragmentación interna, la falta de unidad política y espiritual, son una constante que marca las pautas de liderazgo que se cristalizaron a partir de la Revolución Francesa. Asimismo, los procesos migratorios que se desarrollan desde el siglo XIX definen un nuevo mapa de la dispersión judía que obstaculiza la posibilidad de aceptar un liderazgo común. En resumidas cuentas la separación entre el mundo occidental y el mundo de Europa oriental y paises islámicos, incidió en los modelos de liderazgo y en la influencia de diversos líderes judíos. En otras palabras, no debemos hablar de liderazgo judío sino de modelos de liderazgo y de diversos contextos que nos permiten comprender el rol que cumplieron los líderes judíos en el marco de sus respectivas comunidades.El liderazgo judío moderno debe pues analizarse en función de varios parámetros especiales:1. El contexto de la modernización económica y la transición hacia un mundo capitalista.2. El contexto de la secularización religiosa y cultural, con el impacto del racionalismo y del Iluminismo (Haskalá) en marcos judíos.

3. El contexto de la emancipación política y la integración de los judíos como ciudadanos con aparente igualdad legal.

4. El contexto demográfico de conformación de un centro judio con creciente importancia en los Estados Unidos en particular y en el mundo occidental democrático en general. A la par notamos la decadencia paulatina del Judaísmo de Europa Oriental (Rusia Zarista) y el muy lento despertar de las comunidades judías bajo dominio Otomano o de países árabes.

5. El contexto histórico de la decadencia de los grandes imperios y el ascenso del nacionalismo étnico como variante política importante que desestabiliza a los regímenes conservadores europeos. Las guerras nacionales del siglo XIX y las guerras mundiales del siglo XX son sin duda un factor esencial que impacto en la evolución de comunidades judías y generó distintas repuestas del liderazgo judío.

6. El contexto histórico-político del surgimiento del movimiento sionista, su evolución como fuerza colonizadora en Palestina-Eretz Israel, y la creación del Estado de Israel. Este contexto es fundamental ya que del mismo surgirán pretensiones de liderazgo que no todos los sectores del pueblo judío aceptaron. En este eje político los líderes sionistas debieron enfrentar al liderazgo de otras fuerzas opuestas al Sionismo, como ser al partido socialista judio “Bund” o el partido ortodoxo “Agudat Israel”.

En función de estos parámetros desarrollaremos nuestro análisis de los modelos de liderazgo judío en la era moderna. En la presente unidad analizaremos los nuevos modelos de liderazgo judío en la época del Iluminismo y la Emancipación, es decir desde fines del siglo XVIII hasta mediados del siglo XIX. Los demás focos históricos serán los siguientes:

– La era del Nacionalismo (desde mediados del siglo XIX hasta la primera Guerra Mundial).

– La época del Mandato Británico en Palestina-Eretz Israel y del Holocausto (1920-1948).

– Las primeras décadas del Estado de Israel (1948-1973).

– La era de las negociaciones de paz (1973-1999).

Del marco conceptual y cronológico anteriormente expuesto se puede deducir una tendencia a acentuar un enfoque centrado en el Sionismo y el Estado de Israel. Ello no necesariamente sera así, si bien no cabe duda que el surgimiento del Estado de Israel, después de la terrible tragedia del Holocausto con todas sus implicancias a nivel del liderazgo judío, representó para el pueblo judío un desafío ineludible: ante la enorme debilidad estructural de la existencia judía en el mundo se intento presentar un Estado judío que reivindica a todo el pueblo y lo lidera, que pretende superar las debilidades estructurales de fragmentación, dispersión y migraciones permanentes. En este sentido consideramos legítimo establecer los focos de análisis en el siglo XX en base al desarrollo de la comunidad judía de Eretz Israel y la evolución del Estado de Israel, si bien no nos restringiremos en forma exclusiva a los modelos de liderazgo surgidos en Israel.

Nuevos modelos de liderazgo moderno: Moisés Mendelssohn
B. Nuevos modelos de liderazgo moderno: Moisés Mendelssohn
Moisés Mendelssohn (1729-1786) representa sin lugar a duda el prototipo de líder judio de la era del Iluminismo. Si bien su marco de acción fue una Alemania dividida y liderada por Prusia, las pautas de su liderazgo reflejan dilemas comunes al Judaísmo del siglo XVIII. Mendelssohn incurrió en campos de acción y reflexión nunca vistos anteriormente, salvo quizás en el caso de Baruj Spinoza en el siglo XVII. La conjunción de rasgos pragmáticos(estudios de contabilidad y dedicación al comercio) con rasgos filosóficos (inserción en salones literarios, publicación de obras en alemán que trascendieron los círculos judíos), y rasgos tradicionales (enorme erudición en las fuentes del Judaísmo, interés en la filosofía judía medieval), constituyen una formula novedosa que tuvo un enorme impacto en el desarrollo del Judaísmo contemporáneo. El hecho de que Mendelssohn haya actuado con consciencia de liderazgo, ofreciendo un nuevo modelo de vida para el judío moderno, nos permite acentuar su figura como prototípica. La orientación hacia el futuro y la intención de marcar un camino para los judíos en una sociedad emancipada de la religión oficial, son también parámetros importantes para comprender la trascendencia del liderazgo de Mendelssohn. Mendelssohn fue un judío cabal, cumplidor de las normas que el Judaísmo tradicional prescribe, pero abierto hacia las nuevas tendencias culturales y dispuesto a promover una síntesis entre lo tradicional y lo moderno, basada en un ideal optimista de integración a la sociedad circundante sin renunciar a la identidad propia. En una época signada por la disolución de marcos comunitarios autónomos y de profundos cambios sociales, Mendelssohn simbolizó la imagen del judío que quiere y puede vivir en dos mundos, con su enorme capacidad intelectual supo ser a la vez un filósofo que influyó en intelectuales de renombre como Kant y Lessing, y un propulsor de la cultura judía en alemán (por ejemplo con la traducción del Pentateuco al alemán o su “Biur”, comentarios en alemán de esa fuente). Su liderazgo radica en el hecho de que supo sintetizar las nuevas tendencias y simbolizar todo lo que la corriente de la “Haskala” (Iluminismo Judio) pretendía. En términos de Yaacov Katz, Mendelssohn represento el prototipo de “maskil”, judío ilustrado versado tanto en la “Tora” como en la lengua y la cultura alemana, interesado en la promoción de valores universales. Ese liderazgo implicaba una inserción en la “elite espiritual”, que actuaba en un especie de esfera neutral o semi-neutral en la cual no existían religiones superiores dueñas de verdades absolutas. No obstante ese generación de transición hacia la emancipación no fue consciente de la dualidad de la actitud de la capa intelectual alemana, que en ultima instancia pretendía la conversión del liderazgo comunitario judio, o al menos su asimilación a la cultura mayoritaria anulando toda manifestación de Judaísmo. La generación de “maskilim” que Mendelssohn lidero tenia una visión muy clara del futuro de la vida judía, según la cual la estructura económica de la sociedad judía debía transformarse y productivizarse. Mendelssohn pretendía que los judíos cambien sus ocupaciones típicas, centradas en el comercio y las finanzas, fundamentalmente hacia profesiones libres y estudios universitarios. Su visión de la comunidad judía era moderna, no debe tener autonomía jurídica ni imponerse ante cada individuo sino basarse en el voluntarismo y la vida espiritual. En ese sentido fue un precursor de la separación entre religión y estado. Según esta concepción la educación debe cumplir un rol decisivo y todo judio debe estar expuesto a una socialización que armonice entre la tradición judía y la cultura alemana o universal., lo que de hecho implico la priorización de la educación general antes que la judía. Ello explica la enorme oposición que despertó este liderazgo de “maskilim”. Antes de la revolución francesa, y tomando en cuenta que la mayor parte de los judíos del mundo estaban concentrados en Europa oriental, en Polonia, el Imperio Austro-Húngaro y mas tarde la Rusia Zarista, el nuevo modelo significo un ataque directo a las tendencias centrales del Judaísmo de fin de siglo XVIII. Si bien el edicto de tolerancia del emperador austro-húngaro Jose II, abrió las esperanzas de muchos judíos, la mayoría absoluta todavía aspiraba a continuar inmersa en el mundo tradicional. El liderazgo de Mendelssohn se manifiesta en el hecho de que supo anticipar procesos socio-históricos que serán característicos de la era emancipatoria posterior a la revolución francesa. Después de la era de Napoleón con su Asamblea de Notables judíos y su Sanhedrin, no cabía ninguna duda de que era ineludible la búsqueda de nuevas respuestas a los desafíos de la sociedad moderna.Para Mendelssohn el Judaísmo es una “religión natural”, basada en un código ético y moral que de ninguna manera puede convertirla en superior o inferior a otras religiones, y que debe explicarse racionalmente. Esta concepción, expresada cabalmente en su libro “Jerusalén” (1783), lo acerco a losfilósofos e intelectuales alemanes pero lo alejo del liderazgo tradicional que con justicia veía en ella un enorme potencial destructivo de la “Halaja” (cuerpo de tradiciones orales y de normas prescriptivas) y de la autoridad rabínica. Por otro lado Mendelssohn contribuyo a presentar una imagen diferente del Judaísmo ante la sociedad global, que presenta un modelo ejemplar de comportamiento moral. La ley de Israel es una ley moral, con esta actitud apologética del Judaísmo pretendió sentar las bases para una verdadera aceptación del judio en la sociedad moderna. El Judaísmo en una religión normativa, por lo cual el campo de los valores y la fe quedo abierto a la libre interpretación y reflexión.Como hemos establecido anteriormente Mendelssohn era un líder característico de una etapa de transición y transformaciones. Su compromiso con las normas del Judaísmo tradicional y el enorme reconocimiento que le otorgo la sociedad alemana le permitieron gozar de un status privilegiado, de aquí que no fuera atacado en forma virulenta o directa por el liderazgo tradicional de su época. Pero sus discípulos no merecieron el mismo trato ni tampoco supieron mantener el compromiso total hacia las tradiciones o preceptos normativos. Después de la muerte de Mendelssohn, hacia fines del siglo XVIII, la polémica desatada por los “maskilim” recrudeció, dadas las características “deístas” (énfasis en la religión natural interpretada racionalmente) de la filosofía iluminista. Los discípulos de Mendelssohn no dudaron en atacar al Talmud y en librarse del compromiso hacia los preceptos normativos, lo que de hecho equivalió a una declaración de guerra contra el Judaísmo tradicional. Del intento de armonizar entre Judaísmo y cultura general se paso a un llamado abierto a corregir o reformar la religión judía, tal como lo insinúo Napoleón ante la Asamblea de Notables (1806) y fue aceptado por el Gran Sanhedrin en Francia. Una de las peores consecuencias de esta corriente fue la tendencia de algunos discípulos de Mendelssohn, como Salomon Maimon – critico famoso de la filosofía Kantiana-, a la conversión o la asimilación absoluta. La misma familia de Mendelssohn terminó convirtiéndose al Cristianismo, tal fue el caso de su hijo y su nieto, el músico Felix Mendelssohn Bartoldi. Ese es quizás el mayor fracaso del liderazgo de Mendelssohn, la apertura de puertas y justificativos para la asimilación. Si bien esa no fue su intención todo líder debe evaluarse históricamente también por las consecuencias de sus actos.
El liderazgo judio en la era de la emancipación: la reforma
C. El liderazgo judío en la era de la emancipación: la reforma
No es casual que la filosofía de Mendelssohn penetro principalmente en los círculos mas adinerados de la sociedad judía alemana y europea, y encontró un eco especial en ciudades como Hamburgo, Ámsterdam o Londres. Un ejemplo típico del impacto de las ideas de Mendelssohn en la primera mitad del sigloXIX es la figura del poeta Enrique (Heinrich) Heine (1797-1856),representante de la primera etapa de la era de la emancipación (libertadesciviles e igualdad legal). Heine lucho con su pluma contra las tendencias reaccionarias de la sociedad prusa-alemana, contra el antisemitismo, si bien desconocía la cultura judía. Junto a intelectuales judíos como Leopoldo Zunz y Abraham Geiger, contribuyo a la difusión del nuevo modelo de cultura judía que busca analizar los aportes de la cultura judía a la cultura universal. Desde la “Asociación para la cultura y la ciencia de los judíos “ o “Verein”, denominada también como la escuela de la “sabiduría judía” – “Jojmat Israel”- se sentaron las bases para la investigación del Judaísmo o lo que hoy en día denominamos Ciencias Judaicas. Este marco permitió a intelectuales como Heine un acercamiento al Judaísmo y genero un interés por mantener la continuidad judía desde una perspectiva crítica y moderna. No obstante, Heine mismo demostró que el Judaísmo podía ser también una carga que uno debe botar llegado el momento adecuado. Para ingresar a la sociedad civil y obtener una profesoría universitaria Heine se convirtió al Cristianismo, si bien luego terminó arrepentido y con la sensación de haber perdido a ambos mundos. La sociedad alemana lo rechazó de todas maneras y su carrera literaria llegó a un punto culminante en París, donde retomo su interés por el Judaísmo y llego a abogar por la defensa de la identidad particular judía con derecho eventual en algún momento a reclamar la reposición de la tierra de Israel, una especie de “proto-Sionismo”.No cabe duda de que el movimiento de “Jojmat Israel” significó una continuación del modelo de liderazgo de Mendelssohn, con la pretensión de reformar al Judaísmo de acuerdo a las nuevas filosofías racionalistas. Esta escuela logró sin embargo importantes logros a nivel del surgimiento de una conciencia histórica judía y la investigación de la historia del pueblo judío, centrada en la figura del historiador Heinrich Graetz (1817-1891).Al recuperar una visión nacional de la historia judía Graetz simbolizó el puente entre el liderazgo intelectual de la “Haskala” y la primera generación de sionistas. En otras palabras, los “maskilim” no solo abrieron las puertas para la asimilación y la reforma del Judaísmo tradicional, sino que también contribuyeron a la búsqueda de nuevas formas de identidad judía, acordes al espíritu de la sociedad moderna, y en Europa oriental fue una corriente que promovió la proliferación del literatura y lengua hebrea junto al surgimiento del Sionismo.La generación de Heine vivencio las luchas por la emancipación en Europa, y a su vez los dilemas en torno a la conservación de la identidad judía en una era de crisis y transformaciones. Otro líder político que sin duda simboliza tal dilema fue Gabriel Riesser, nacido en Hamburgo, abogado que fue discriminado en el ejercicio de su profesión por ser judío, dedicó sus energías a la lucha por la emancipación de los judíos alemanes junto a toda la sociedad. Se destaco en todas sus publicaciones por el ataque contra los antisemitas de la época y brego por la liberación de la sociedad alemana del yugo de una monarquía reaccionaria, lucha que culmino con la revolución de 1848 en el marco de la denominada “primavera de las naciones”, evento que lo condujo a la Asamblea Nacional reunida en Frankfurt. Como liberal alemán Riesser promovió el desarrollo de una Constitución que asegure igualdad civil a los judíos (1849), si bien tal logro fue rápidamente abolido y la revolución reprimida. Riesser representa pues una continuación del liderazgo judío, esta vez a nivel político y no espiritual. Simbolizó el orgullo judío sumado al liberalismo alemán, síntesis muy cuestionada en su época. Gabriel llegó a ser el primer juez judio en Alemania.En resumidas cuentas vemos que la era del Iluminismo y la Emancipación es una etapa de transición en la cual surgen nuevos modelos de liderazgo judío, centrados en lo espiritual, cultural o político. Líderes judíos como Mendelssohn o Riesser buscaban formas de integrar la identidad judía con el nacionalismo moderno liberal. Fueron precursores de procesos históricos que llegaran a su punto culminante durante la segunda mitad del siglo XIX. No son los únicos líderes judíos de su época, sino meros representantes del dilema mas característico de la misma, como integrar al judío a la sociedad civil sin perder su Judaísmo. Como prototipos de líderes judíos creemos que supieron sintetizar logros y fracasos, marcaron caminos nuevos y a su vez abrieron puertas para una mayor asimilación al entorno cultural. No se los puede ni debe juzgar solo por esa opción sino por el intento sincero de renovar el Judaísmo de acuerdo a nuevas realidades, muchas veces exigidas por los regímenes políticos de la época.
El liderazgo judío en la era nacionalista
El liderazgo judio en la era nacionalista
A. Dos modelos, un desafío: el liderazgo liberal y el liderazgo sionista. Los nuevos modelos de liderazgo judio en la era moderna constituyen una respuesta al desafío de la modernidad en todas sus facetas: la secularización del Iluminismo racionalista, la emancipación, y la integración a la sociedad civil. Por otro lado, estos procesos encerraban un potencial destructivo de asimilación total, resultado de una aculturación absoluta. No es casual pues que el primer desafío del liderazgo judio hacia inicios del siglo XIX fue la búsqueda de respuestas judías a las demandas de cristianización y de asimilación de los marcos iluministas. En el transcurso de la primera mitad del siglo XIX surgirá un nuevo desafío: el nacionalismo. En un principio este nuevo movimiento surge como una reacción contra el avance avasallador de Napoleón en Europa y sus intentos de imponer los ideales universalistas de la Revolución Francesa sin tomar en consideración identidades colectivas nacionales, mezclando intereses personales y dejando traslucir motivaciones imperiales de vieja estirpe. Esta primera ola nacionalista es pues una mezcla entre la reacción conservadora de las fuerzas monarquistas aglutinadas en el Congreso de Viena en 1815, y una filosofía romántica y orgánica de la historia tal como la desarrollo el filósofo alemán Fichte. Esta visión conservadora de la nación excluía por completo la posible inserción de los judíos en el ente nacional orgánico, y generaba un rechazo total traducido en ataques antisemitas. Este será pues el segundo gran desafío para el liderazgo judío.En esta primera etapa de la era nacionalista hubo diversas reacciones de líderes judíos, acordes al desafío del nacionalismo romántico-antisemita. Ya hemos mencionado en la unidad anterior una de ellas, la de Gabriel Riesser (1806-1863), quien intentó liderar un modelo liberal de nacionalismo en el cual hay lugar tambien para los judíos. Este mismo modelo fue adoptado en Inglaterra por el Baron Lionel de Rotschild, representante de la ciudad de Londres ante la Camara de los Comunes desde 1847, quien no podía ocupar su banca por negarse a prestar juramento cristiano. Recién en el año 1858 se adoptó una formula que permitio su juramento y asunción, iniciando una verdadera era liberal para el Judaísmo inglés, que preparó el terreno para la asunción por primera vez en la historia de un primer ministro de origen judío, Benjamin Disraeli (1868, y en 1874-1880). Sin duda Disraeli, quien fuera bautizado siendo nino, no representaba un modelo de liderazgo judío, sino de liderazgo político moderno en general, desde una óptica inglesa conservadora e imperialista. No obstante su interés por los asuntos judíos y el hecho de que siempre admitio públicamente sus lazos afectivos con el pueblo judío, nos permiten establecer que Disraeli formo parte del modelo de liderazgo liberal con tendencias universalistas.Este modelo tiene ribetes políticos muy claros, pero en algunos casos adoptó también ribetes filantrópicos como en los casos del Baron Maurice de Hirsch (1831-1896), o Sir Moisés Montefiore (1784-1885). La filantropía de prominentes judíos emancipados en Europa es parte de este modelo liberal de liderazgo, con caracteristicas paternalistas y claras intenciones de modificar las bases sociales y demográficas del Judaísmo, con miras hacia una mayor dispersion en el mundo, una integración política y una productivización de sus bases. El campo de acción de estos líderes judíos era el mundo, dondequiera existan condiciones para intervenir, como ser la Argentina y Brasil en el caso del Baron Hirsch y su empresa de colonización agrícola, la “Jewish Colonization Association- JCA”, o las iniciativas de Moisés Montefiore para consolidar el “Ishuv” judio de Eretz Israel y defender los derechos de los judíos del Imperio Otomano. Montefiore tradujo su riqueza financiera en logros políticos como ser su nombramiento como “Sheriff” de Londres o juez de la Corte Suprema de Justicia, puestos desde los cuales supo utilizar los contactos diplomáticos para ayudar a judíos perseguidos. Montefiore se destaca tambien por haber sido el único gran filántropo judío del siglo XIX que presidio el ente rector de la comunidad judía de Gran Bretaña, el “Board of Deputies”. Esta concepción filántropica estaba tambien amparada en instituciones como la “Alliance Isra?¨lite Universelle”, también denominada en Hebreo “Kol Israel Javerim”, fundada en París en el ano 1860, ente que puso hincapie en la búsqueda de igualdades civiles para los judíos de todo el mundo. La A.I.U tambien tuvo un importante rol educativo al crear una red de escuelas judías destinadas a productivizar al judío en el mundo franco parlante.El modelo liberal filantropico fue desarrollado por judíos prominentes que deseaban capitalizar sus logros personales a favor de la comunidad judía en general. Pero este modelo fracaso al menos en su version política continental europea, junto con la derrota de las revoluciones burguesas de 1848 y el retorno de las monarquías. Ante este fracaso surgen hacia mediados de siglo nuevos modelos de liderazgo basados en la premisa del nacionalismo judío. Los precursores del Sionismo, Hess, Alkalay, Kalisher, constituyen pues un intento más de encarar el desafío de la era nacionalista para el pueblo judío antes de que maduren las condiciones para crear un movimiento de masas. Justamente este sería el rol del liderazgo, anticipar las necesidades y elevar respuestas antes de tiempo, es por ello que podemos definir a Hess, a Alkalay y a Kalisher como líderes judíos en el sentido cabal de la palabra, si bien no lideraron movimientos y se presentaron en el escenario histórico antes de los grandes brotes antisemitas que catalizaron el desarrollo del Sionismo político. (Sobre los precursores del Sionismo y las corrientes del Sionismo ver mi curso anterior en el marco de la Ujace).Estos pensadores elevaron por primera vez un diagnóstico basado en el posible fracaso de la emancipación europea y en la necesidad de orientar los esfuerzos del pueblo judío en general hacia la concentración nacional en Eretz Israel. En ese sentido supieron interpretar procesos históricos antes de tiempo, y elevaron una visión revolucionaria, cada uno a su manera, de la realidad judía.Pero el verdadero modelo de liderazgo sionista surge solo hacia fines del siglo XIX, en el contexto de un Imperio Ruso en decadencia, en el cual se desarrollaban condiciones de vida judías miserables tanto en un plano político como económico. Europa oriental es el caldo de cultivo de los nuevos modelos de liderazgo judío de la era nacionalista, si bien parte importante de este liderazgo sionista surgira en el centro de Europa. El dilema permanente entre la búsqueda de igualdad civil (emancipación) y la consolidación de una identidad nacional moderna, es una constante en el pensamiento de los primeros líderes sionistas. Dado que en Rusia no existía una emancipación real, y que derechos otorgados a sectores judíos esclarecidos fueron quitados en gran medida después del asesinato del Zar Alejandro II (1881), con el estallido de una enorme ola de pogroms antisemitas, no es casual que el potencial de elevación de nuevos modelos de liderazgo judío estaba latente. Ante estos desafío también intentaron actuar los filántropos de Europa occidental, pero ellos en gran medida adoptaron la corriente de migraciones hacia occidente, tratando de canalizarla para sus propios fines. El único filántropo judio que quizás tomo más conciencia de la posibilidad de congeniar metas con el incipiente movimiento sionista fue el Barón Edmond de Rotschild (1845-1934), de la rama francesa de esta familia de banqueros judíos. Coincidiendo con los procesos emergentes el la Rusia zarista, este filántropo intento canalizar su apoyo financiero hacia las colonias agrícolas de la primera ola de inmigrantes a Eretz Israel, a partir del ano 1881 (denominada “primera Aliá”). Es casi seguro que colonias como Rishón le Zion, Zijron Iaacov y Rosh Pina, no hubieran sobrevivido sin su apoyo financiero, pero su visión era similar a la del Barón Hirsch o de Moisés Montefiore: productivizar al judio, supervisándolo en forma paternalista e intentando inculcarle una cultura europea. No existía en este modelo de liderazgo un cambio radical o una visión diferente a la de otros filántropos liberales de Europa occidental, solo el accionar en Eretz Israel, que en gran medida caracterizo también a Sir Montefiore, que coincidente con los nuevos esfuerzos nacionales definidos como sionistas.Leon Pinsker (1821-1891) y Asher Guinsberg (“Ajad Haam”, 1856-1927)) son fieles representante de este potencial de liderazgo sionista surgido de la miserable realidad característica de Europa oriental. El llamado de Pinsker a la “auto-emancipación” (1882) fue el producto de una conciencia de liderazgo, no en vano fue escrito en alemán y difundido también en Alemania.La obra literaria de Ajad Haam asimismo refleja su permanente preocupación por diagnosticar de la forma mas realista posible la miseria judía de oriente y occidente, orientando filosófica e ideológicamente al Judaísmo hacia un destino nacional cultural y político. La supremacia de la cultura es un elemento caracteristico del liderazgo de Ajad Haam, que en parte lo llevo a dejar el terreno político y concentrarse en el literario, hecho que se tradujo en una concepcion de liderazgo concebida en función de una conciencia nacional, como voz y espiritu crítico, como faro de luz para el liderazgo político.

Ajad Haam incursionó también en el terreno de la política sionista, como uno de los líderes del movimiento colonizador “Jibat Sion” o “Jobebei Sion” (Amantes de Sión), primer movimiento que aglutino a diversas asociaciones sionistas e intento canalizar sus esfuerzos hacia la colonizacion de Eretz Israel durante la llamada “primera Aliá”, en el cual tuvo militancia Pinsker. Pero el principal esfuerzo del liderazgo de Ajad Haam no fue canalizado hacia esa veta, sino hacia la concepción elitista de que se debe forjar un cuadro de conductores, de elites que podran brindar ejemplos de acción y orientar a las masas judias. Estos cuadros de liderazgo serán la vanguardia del “Centro espiritual” que sera creado en Eretz Israel, serán a la vez los intelectuales, científicos, rabinos y educadores que en primera instancia poblaran el centro espiritual, y a su vez cumpliran funciones educativas para la Diáspora en la “preparación de los corazones” y la difusión de la nueva cultura e identidad judia. Con este fin Ajad Haam estableció la asociación “Bnei Moshe” (Hijos de Moshe), una especie de alianza secreta creada hacia el ano 1889, conto al principio con unos 100 miembros y en pleno apogeo en la decada del 90 se constituyo en punto de referencia para otros centenares de judíos. Esta asociación fue muy activa en la difusión de los ideales de Ajad Haam tanto en Eretz Israel, fundando por ejemplo en la ciudad de Iafo la primera escuela Hebraista o luchando contra el modelo de patrocinio filantrópico de las colonias adoptadas por el Baron Rotschild, y en Europa oriental, fundando marcos de estudio modernizados, editoriales hebreas y el periódico sionista en lengua hebrea “Hashiloaj”. No obstante, la debilidad política de Ajad Haam repercutió en la debilidad de “Bnei Moshe”, que termino agotándose rápidamente hacia fines de siglo, en el marco de los esfuerzos de Herzl para impones un liderazgo con otras prioridades.

Una de las conclusiones de este análisis es que comparando diversos modelos de liderazgo judío del siglo XIX, rápidamente descubriremos la precariedad del modelo liberal político, la fragilidad del modelo liberal filantrópico, y las limitaciones del modelo sionista espiritual o cultural. El gran aporte de Biniamin Teodoro Herzl (1860-1904) al liderazgo judío fue su habilidad para traducir el potencial de cambio en hechos políticos concretos, como ser la creación de una Organizacion Sionista Mundial (1897) o de elementos organizativos y financieros para liderar un movimiento nacional organizado, reconocido por la opinión publica mundial y en especial por el liderazgo político europeo de la época. Mucho se ha ya escrito o hablado sobre el liderazgo sionista de Herzl, en este reducido espacio nos limitaremos a acentuar sus rasgos de líder y su aporte a la transición del pueblo judío hacia un nuevo siglo con nuevas realidades. Herzl fue ante todo el prototipo de líder judío total, dedicado sin concesiones a la causa nacional judía, sacrificando para esta causa a su propia familia y carrera profesional- sea como abogado, periodista o escritor dramaturgo. La política fue quizás su mejor arte o profesión, entrelazada con la diplomacia. Herzl supo trascenderlos límites del ghetto judío, sintetizar la imagen del judío emancipado- casi asimilado- que retorna a sus raíces y trae la panacea nacional, casi mesiánica. Como líder en una era de crisis y transición, supo también acentuar la importancia de la unidad nacional, de la inclusión de amplios sectores del Judaísmo en el seno de la organización sionista. Su llamado era aglutinante, evitaba las disputas o polémicas internas, lo que desdibujo lineas ideológicas pero no logro eliminarlas. Temas conflictivos como la identidad religiosa o la educación judia fueron barridos debajo de la alfombra para dejar el escenario libre y todos los esfuerzos focalizados en la meta política: la obtención del charter, de la autorización imperial para asentarse en Eretz Israel- o en un territorio nacional en otra parte del mundo. Su obsesion por el consenso lo llevó a abandonar el programa Uganda, al notar que el tema territorial se convertía en otro elemento polémico que podría llevar a rupturas internas. En última instancia, el liderazgo Herzeliano era la política de la via media, del diálogo permanente en búsqueda de consenso. Esa es también su gran debilidad.

La historiadora Hedva Ben-Israel propuso la tesis que establece un lazo profundo, casi compulsivo, entre la auto-imagen de cada pueblo –con su caracter y valores básicos- y el liderazgo nacional que surge en épocas de crisis y la dirección hacia la cual este liderazgo encamina a la nación (“Liderazgo nacional y caracter nacional”, en Líder y liderazgo (1992), Jerusalem, Centro Shazar, p. 235).
En otras palabras, líder y nación se influyen recíprocamente, el líder interpreta las necesidades y cualidades básicas de su pueblo y trata de canalizarlas hacia vias constructivas. No importa si a este fenómeno lo denominamos “mentalidad” nacional o “carácter” colectivo, no se trata de cualidades raciales sino del conjunto de aspiraciones y frustraciones acumulados a lo largo de la historia y que son características solamente de ese conglomerado étnico denominado nación. El liderazgo judío del siglo XIX demuestra la validez de esta hipótesis, y nos relata la historia de un pueblo con profunda conciencia histórica pero que debió afrontar enormes desafios tanto para su identidad como para su existencia, desafíos que diversos modelos de liderazgo afrontaron. Cada modelo de liderazgo ofrecio otra forma de encaminar el curso de la nación, interpretó otra faceta de la auto-imagen del pueblo, otra via para responder a los dilemas elevados en una era de crisis. En plena era nacionalista, en la segunda mitad del siglo XIX, el desafío ya no es mas la obtención de una igualdad civil o emancipación sino el retorno del pueblo judío a la historia, la recuperación de su memoria colectiva y el despertar de una nueva identidad nacional basada en las raíces del pasado pero profundamente sumergida en los fundamentos de la sociedad moderna.

Liderazgo alternativo: modelos de liderazgo no-sionista a principios del siglo XX
B. Liderazgo alternativo: modelos de liderazgo no-sionista a principios del siglo XXPara finalizar esta unidad es imprescindible agregar dos corrientes mas del Judaísmo que presentaron alternativas de liderazgo, diagnostico y solucionesa los problemas del pueblo judio en la era moderna y nacionalista: el Bund yAgudat Israel. Estas corrientes se forjaron también como producto de la situacion del Judaísmo de Europa oriental, pero con visiones diametralmenteopuestas de la realidad judía. Dado que en el siglo XX esas son las dos opciones más grandes que compiten con el Sionismo nos parece adecuadoanalizar aunque sea brevemente los modelos de liderazgo de estas corrientes. El Bund se creó en Vilna en el ano 1897 como primer partido obrero judío, intento de generar un partido político de alianza entre trabajadores judíos de orientación socialista en Rusia, Lituania y Polonia. Su intento de formar parte del partido social-democrata ruso no prosperó, si bien es imposible entender la evolucion de ese partido, y mas tarde de las tensiones internas del mismo, sin los aportes de líderes judíos bundistas. Desde el año 1993, el Bund trata de incurrir en una via propia de búsqueda de autonomía cultural basada en el idioma Idisch y la reivindicación de derechos para los obreros judíos. El Bund tendrá un rol preponderante en la vida judía de Polonia entre ambas guerras mundiales, y sus ramificaciones en el continente americano tendrán también trascendencia histórica. El Bund supo aportar modelos de solidaridad judía, ayuda mutua, auto-defensa y organización sindical. A pesar de la enorme represión desatada por el regimen del Zar Nicolas II en los primeros años del Bund, esta agrupación supo elevar cuadros de liderazgo joven que reemplazaban a líderes capturados o asesinados por los organismos represivos oficiales. El Bund era ante todo un partido nacional, como tal se opuso al Bolchevismo o la concepción de líderes judíos del partido comunista como Leon Trotzky, pero también se auto-proclamaba como partido revolucionario. En todos estos sentidos los mensajes del Bund encontraron ecos favorables en el seno de masas judías empobrecidas de la “Zona de Residencia” del Imperio Zarista, y más tarde fundamentalmente en Polonia.La segunda corriente relevante para nuestro analisis es la ortodoxia moderna aglutinada en torno al partido “Agudat Israel”, fundado en el ano 1912 en la ciudad de Katowitz al sur de Polonia. En ese sentido esta corriente se fundó para oponerse a todas las demas visiones de liderazgo judío, es decir tanto del modelo liberal, como del modelo reformista, como del modelo sionista. El intento de defender intereses judíos, conservando integramente la “Halaja” o cuerpo legislativo y normativo judío tradicional, es un modelo por sí mismo que no puede ser desdenado. Este intento de sintetizar lo nuevo con lo viejo, de recuperar la visión tradicional sin renunciar a los derechos queotorga la sociedad moderna, fue el último gran intento de organizar una alternativa a los demas modelos de sociedad y liderazgo judío. Su principal manifestación se dará en la Polonia de la entre-guerra en el marco de un estado que garantizó consitucionalmente los derechos de la minoria judía (un 10 % de la población polaca), derechos que no fueron respetados y que convocaron a un amplio plan de accion y protesta por parte de los diversospartidos políticos judíos. Dado que el principal accionar de esta agrupación se produce después de la primera guerra mundial, solo mencionaremos que el modelo ofrecido por “Agudat Israel” es el retorno al viejo liderazgo rabínico, legitimado por la erudición en las fuentes. En ese sentido esta corriente constituye una reaccion en contra de la modernidad incorporando los logros de la modernidad, un intento de equilibrar fuerzas ofreciendo el retorno a las fuentes como única respuesta a los desafíos de la asimilación y del antisemitismo. Pero al mismo tiempo por su respuesta tradicionalista esta opción no lograba dar respuestas cabales a los peligros que acechaban a los judíos europeos entre ambas guerras mundiales, en especial el antisemitismo feroz y la amenaza fascista. Ese sera el nuevo desafío del siglo XX, el nacionalismo que deriva en la exclusion total del judío, en su demonizacion total, tema que abordaremos en la proxima unidad.
El liderazgo judío en el siglo XX, la era de las grandes confrontaciones, 1914-1945
El liderazgo judío en el siglo XX, la era de las grandes confrontaciones, 1914-19451÷.
El liderazgo judio sionista y de Eretz Israel:
En las postrimerias de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) el mundo judío seencuentra totalmente dividido, con un liderazgo fragmentado. El Sionismo político fracasó en su intento de imponer un liderazgo homogeneo y aceptado, si bien continuó siendo el unico movimiento o ideología con pretensiones de liderara todo el pueblo judío, las demás corrientes ideológicas pretendían a lo sumoliderar en el seno de las comunidades judías de paises específicos. La realidadde la post-guerra era sumamente indefinida para el judío: por un lado se encuentra una comunidad judía en crecimiento y formación constante en los Estados Unidos, basada en olas migratorias que seran casi interrumpidas a partir del año 1921 y fundamentalmente en 1924, y por el otro la conforma un ente nacional judio en Palestina-Eretz Israel con el patrocinio de la Liga de las Naciones quien reconoce el Mandato Británico sobre ese territorio y acepta el compromiso elevado en la Declaracion Balfour (2.11.1917) de crear un Hogar Nacional Judío. En el medio continúa el enorme dinamismo de las comunidades judías europeas, signadas por la polarización política desarrollada entre tres polos ideológicos: los regimenes liberales democráticos, los países quecomienzan con Italia a adoptar el regimen fascista y la Union Sovietica como regimen comunista que intenta exportar la revolucion bolchevique. El Judaísmo europeo es el más afectado por la era de las grandes confrontaciones ideológicas, hecho que impacta en los modelos de liderazgo judío emergentes de tal crisis.El movimiento sionista post-Herzeliano afronta también las enormes divisiones características del Judaísmo en el siglo XX. Durante la Primera Guerra Mundial estuvo a su vez afectado por la división entre los dos grandes ejes confrontados: Alemania, el Imperio Austro-Hungaro y el Imperio Otomano por un lado, Inglaterra, Francia, Rusia (hasta la Revolucion Bolchevique) y los Estados Unidos (desde 1917) por el otro. Dado que el centro del liderazgo sionista estaba en Berlin la confrontacion bélica paralizó la posibilidad de actuar como un movimiento nacional unificado. La aparente neutralidad del movimiento no evitó que el liderazgo sionista de cada pais adopte una actitud patriótica en función de las grandes alianzas. Es asó que se desarrolla un nuevo centro de liderazgo sionista en Londres, personificado por la figura de Jaim Weizmann(1874-1952). Weizmann nacio cerca de Minsk, Bielorusia, estudio Bioquímica en Alemania, y profesor de las universidades de Ginebra y Manchester. Desde muy joven se identificó con el Sionismo político de Herzl pero a su vez bregó por la inclusion del Sionismo espiritual, influenciado por Ajad Haam. En el ano 1901 fue uno de los fundadores de la “Fracción democrática” en el seno de la Organizacion Sionista Mundial, especie de partido político que criticaba el énfasis del establishment Herzliano en la diplomacia y la política, desdenando las actividades culturales y la redefinición de la identidad judía. Esta actitud lo condujo a una postura denominada “sintética”, que alentaba la integración delsionismo político con el espiritual y el práctico. Weizmann se convirtió hacia la Primera Guerra Mundial en la principal figura del movimiento sionista, hecho que fue ampliamente demostrado en los años de la guerra. Su rol fue decisivo como científico al servicio del esfuerzo bélico británico que brego por un acercamiento estratégico y moral entre el Sionismo y el Imperio Británico, esfuerzo que resulto en la proclamación de la Declaración Balfour. Weizmann refleja pues el ascenso de un nuevo modelo de liderazgo, representante del judío nacido en el viejo imperio ruso zarista que emigro a Occidente aprovechando las oportunidades de realizar estudios universitarios para iniciar carreras científicas que sirvieron asimismo de catapulta para el activismo nacional judío. Este modelo era incluyente, es decir buscaba superar viejas antinomias y sintetizar o unificar sin borrar huellas ideológicas. Por sus profundas raíces judías producto de un educación tradicional combinada con una educación moderna, y como resultado de la vivencia migratoria, Weizmann pudo ofrecer una alternativa que superaba las viejas disputas entre Herzl y Ajad Haam y a la vez ofrecía una estrategia de construcción de las bases necesarias para el desarrollo de un gran “Ishuv” (asentamiento) judio en la Eretz Israel mandatoria, con una visión ideológica profundamente espiritual y realista al mismo tiempo. Weizmann encabezo la delegación sionista a la Conferencia de Versailles (1918-19) y supo maniobrar en ese contexto para que las principales naciones del mundo, siguiendo los pasos de Gran Bretaña, acepten el postulado central de la Declaración Balfour: el derecho legitimo del pueblo judio de retornar a Eretz Israel para reconstruir su hogar nacional. Lo mismo hizo luego en la Conferencia de San Remo (1920), lo que sentó las bases para que la Liga de las Naciones avale la transformación del régimen militar de conquista británica sobre Palestina en un Mandato civil que se compromete a cumplir los objetivos de la Declaración Balfour. Paralelamente Weizmann promovió la enseñanza de la lengua hebrea y el desarrollo de un centro espiritual en Eretz Israel, fue uno de los más activos promotores de la creación de la Universidad Hebrea de Jerusalén, cuya piedra fundamental fue colocada en el ano 1925 en el Monte Scopus con la presencia de Lord Balfour.Weizmann tuvo un rol activo como presidente de la Organización Sionista Mundial en la década del 20 en la creación de la Agencia Judía para Eretz Israel (Sojnut Iehudit, fundada en Zurich en el ano 1929)), especie de organización techo destinada a aglutinar en torno a algunos objetivos del Sionismo a figuras prominentes del mundo judio como ser Albert Einstein, o el juez norteamericano y líder del “American Jewish Committee” Louis Marshall, o el estadista socialista francés Leon Blum. Estos lideres, opuestos tradicionalmente a la concepción sionista herzliana de la concentración nacional territorial basada en la premisa de la liquidación de la Diáspora, eran hasta ese entonces figuras anti o no-sionistas. La nueva formula establecida por la carta del Mandato Británico posibilitaba la creación de un organismo que represente a los judíos de todo el mundo y que se constituya en referente para negociar con el gobierno del Mandato Británico las condiciones para la creación y desarrollo del Hogar nacional judio. Weizmann era muy consciente de las limitaciones del liderazgo sionista, tanto financieras como operativas y por su lucha ideológica con otras corrientes muy fuertes en el seno del Judaísmo europeo como ser el Bund, la Agudat Israel o el Reformismo. De aquí la táctica destinada a ampliar el liderazgo judio para que a su vez aumente la legitimación otorgada al Sionismo por Gran Bretaña.Existía también una premisa mas, clave para comprender el futuro accionar del movimiento sionista: la cooperación pragmática con las elites políticas e intelectuales del mundo occidental como base para una campaña masiva de recaudación de fondos para ser invertidos en Eretz Israel. Esta premisa partía de la base de que el liderazgo judio filantrópico liberal, ante la amenaza real de un antisemitismo racial virulento que se perfilaba en Polonia y Alemania, tenía interés en colaborar con la concepción de crear un asilo para judíos perseguidos, evitando un posible aluvión migratorio a occidente y garantizando la productivización del judío, lo que podría eventualmente modificar su imagen.En otras palabras el pro-sionismo era a la vez un arma de lucha contra el antisemitismo y un medio para forjar una imagen mas positiva del judio, alejada de ocupaciones comerciales y financieras. Esta concepción era atractiva asimismo para intelectuales judíos que apoyaban aunque mas no sea en forma tenue la concepción Ajad-haamista de crear un centro espiritual en Eretz Israel, el cual podría aportar también al cambio de imagen del judio de la diáspora.El historiador israelí Iosef Gorni definió la concepción social de Jaim Weizmann como un “elitismo utópico” (En la antología “Líder y Liderazgo del Centro Shazar, 1992, op.cit. pp. 287-296). Para Gorni la utopía es un elemento central en el pensamiento de los grandes lideres sionistas, entendida como una visión transformadora de la vida judía que busca en forma planificada vías de implementación. Según esta concepción Herzl fue un “estadista escritor”, Jabotinsky un “estadista poeta”, Ben Gurion un “estadista constructor” y Weizmann un “estadista científico”, y todos ellos reflejaban un aspecto de la utopía sionista. Según Weizmann la ciencia es parte integral de la cultura humana, y como científico se sintió comprometido con la realidad practica que le demandaba un cambio en la situación del judio. Como científico Weizmann se sintió atraído por las demandas morales de Ajad Haam hacia el liderazgo judio, y adoptó las premisas de la organización “Bnei Moshe”, que luego se tradujeron el la búsqueda de un síntesis dialéctica para el sionismo. La conjunción de un etos moral elevado con un pragmatismo científico son pues dos pilares esenciales del liderazgo de Weizmann. Esta concepción lo acerco al espíritu del sionismo socialista y de los movimientos obreros en Eretz Israel, sin adoptar el Socialismo como ideología. En los anos 20 Weizmann quedo impactado por la obra colectivista de los kibutzim (granjas colectivas con medios de producción socializados) y demostró entusiasmo por esta vía de integración de un elitismo necesario en esa etapa de construcción del hogar nacional judio, basado en una visión utópica del futuro de la sociedad judía. Esta elite servidora se sacrificaba en aras de la utopía sionista y era una continuación de la elite política e intelectual representada por “Bnei Moshe” y por la “Fracción democrática”. A esta elite constructiva se le suma la elite intelectual y científica de la Universidad Hebrea de Jerusalén, de la cual esperaba desarrollar una metodología única y judía de investigación que aporte a la cultura universal. Es en este campo de la utopía sionista con raíces morales y realistas que Weizmann y Ben Gurion se encontraron, colaboraron y finalmente se confrontaron para liderar la construcción del estado judio (Sobre Ben Gurion y su concepción sionista ver mi curso “Corrientes y dilemas en el pensamientos sionista contemporáneo”, Ujace, unidad 6, y en la próxima unidad de este curso, número 11).
El liderazgo judío en los Estados Unidos
El liderazgo judio en los Estados Unidos:
Mientras el “Ishuv” judío de Eretz Israel se conformaba como un embrión del Estado judío en base a las olas migratorias de la decada del 20 y el 30, el Judaísmo norteamericano también inició un periodo de estabilidad social y económica solo después de la abrupta caída del aluvión migratorio hacia el ano1924. No es casual que el liderazgo judío de ese país estaba signado por el grado de antiguedad en el lugar y de inserción socio-económica. La vieja eliteoriunda de Alemania, arribada a partir de mediados del siglo XIX, es la que tomara las riendas del liderazgo judío en los Estados Unidos en la primera mitad del siglo XX. Esta primera etapa de liderazgo judío estuvo simbolizada por la primacia del modelo liberal filantrópico europeo. Instituciones como el”American Jewish Committee” (Comite Judío Americano), fundada en el ano 1906, estuvieron al frente de toda iniciativa de liderazgo, y su fin era la lucha a favor de los derechos civiles de los judíos de todo el mundo, tal como pregonaba en Francia la “Alliance”. Esta pequeña elite estaba compuesta por jueces, políticos y exitosos hombres de negocios que veian con preocupación la situación del Judaísmo ruso, europeo y del mundo musulman. De esta institución surgió también la iniciativa de crear en el año 1914 el “American Jewish Joint Distribution Committee” (Comite Conjunto Americano de Distribución), ente conjunto de ayuda filantrópico a judíos afectados por la Primera Guerra Mundial (en especial judíos de Palestina-Eretz Israel. El Joint tuvo un rol importante en la ayuda a refugiados judíos de Rusia y Polonia en la post-guerra que huían de persecuciones provocadas por el enfrentamiento entre comunistas y monarquistas o se veían aquejados por una profunda miseria económica. La enorme preocupación por los peligros del antisemitismo europeo llevó a cierto acercamiento de estos círculos con Weizmann y el movimiento sionista, tal como mencionamos antes en lo referente a la creación de la Agencia Judía y la inclusión de Louis Marshall como eje central de este organismo nacional.Pero el líder judóo norteamericano más destacado en la post-guerra fue sin duda alguna Louis Brandeis, juez de la Corte Suprema de Justicia, promotor del Sionismo ante el presidente Widrow Wilson, y en una primera etapa gran colaborador de Jaim Weizmann. En los años 1919-1920 Brandeis desafío el liderazgo de Weizmann en el movimiento sionista, alegando que la era política finalizó y que ahora solo se debe enfatizar la campaña de construcción en Eretz Israel, descentralizando el poder de Londres, desburocratizando el organismo e imponiendo criterios de eficiencia y racionalidad. El argumento central era que con la creación del Keren Hayesod, fondo nacional financiero, los donantes a la campaña deben supervisar con criterios económicos la distribución de dinero. La propuesta anticipaba una lucha ideológico y táctica a la vez, que durante décadas y hasta nuestros días aqueja al movimiento sionista: ¿Que dimensión tiene la primacia, la ideológica-política o la financiera pragmática?
También dejaba traslucir la demanda de la creciente comunidad judía norteamericana de liderar al Sionismo, abandonando la hegemonía europea centrada en Londres y en la figura de Weizmann. Finalmente triunfo, en las convenciones sionistas de Londres y de Cleveland, la linea de Weizmann, considerada mas popular y aceptada por las masas judías, contrapuesta a la visión de una minoría “oligárquica” liderada por Brandeis.Como alternativa al AJC y fiel reflejo de los inmigrantes de Europa Oriental llegados hacia el fin del siglo XIX y hasta la Primera Guerra Mundial, de millones de judíos con raíces profundas y al menos en parte identificados con el movimiento sionista, se creó entre los anos 1916-1918 el “American Jewish Congress” (Congreso Judío Americano), que puso mayor hincapié en la ayuda a Eretz Israel, la lucha contra el antisemitismo en Europa y la cooperación con la Organización Sionista Mundial. El líder indiscutido de este movimiento Stephen Wise (1874-1949), prominente rabino reformista y luchador por los derechos de los trabajadores, el sindicalismo limpio de corrupción y el partido demócrata.Wise fue uno de los fundadores de la Federacion sionista en Nueva York en el año 1897, y secundo a Louis Brandeis en la puja por convencer al presidente Wilson de apoyar al Sionismo. Fue presidente de la Organizacion Sionista Americana en 1918-1920 y en 1936-38, y uno de los principales fundadores del Congreso Judío Mundial en el ano 1936. Wise fue el líder judío norteamericano más destacado en la decada del 30, pero como tal demostró las enormes debilidades y divisiones internas de esta comunidad, y en gran medida su política de apoyo incondicional al presidente Roosevelt fracaso, por lo cual es considerado responsable del fracaso durante la Shoá en la salvación y rescate de judios europeos.
El liderazgo judío bajo la sombra de la Shoa
El liderazgo judío bajo la sombra de la Shoa: Las divisiones internas del Judaísmo norteamericano eran un fiel reflejo de la realidad del Judaísmo polaco, sin duda la comunidad judía líder en todo sentido en el periodo de la entre-guerra. Así como el Judaísmo soviético fue reprimido y silenciado en la era de Stalin, el Judaismo polaco supo actuar como minorianacional organizada que luchaba por mantener sus derechos, avalados por la Conferencia de Paz de París (1919), en una sociedad hostil que identificaba alos judíos como un elemento foraneo e imposible de ser polonizado. El desafío de una sociedad mayoritaria hostil, sumado a la auto-imagen de Judaísmo consciente y enormemente organizado, crearon una fórmula de activismo que se tradujo en la existencia de diversos modelos de liderazgo. Partidos políticos de todas las corrientes rivalizaban en torno a la amenaza antisemita y el futuro de la vida judía. El “Bund”, la “Agudat Israel”, los partidos sionistas como “Mizraji” (partido nacional religioso) o Poalei Sion (partido sionista socialista), reclutaban a las masas judías preocupadas por las presiones económicas de un régimen antisemita y por las escasas opciones migratorias. Otro motor de activismo fue la lucha de idiomas, entre el Idisch y el Hebreo, ambos considerados idiomas nacionales, lucha que se trasladaba a escuelas e instituciones culturales como ser periódicos, teatro, etc. Uno de los principales líderes del Judaísmo polaco antes de la Shoa fue Itzjak Grinbaum (1879-1970), nacido en Varsovia, luchador por los derechos judíos en el Parlamento (Sejm) y activo sionista. Ante la terrible amenaza antisemita la reacción de Grinbaum fue abandonar Polonia en el ano 1932, realizando por un lado el sueño sionista de asentarse en Eretz Israel pero abandonando la lucha por los derechos de las minorías en Polonia. El dilema de Grinbaum fue el dilema de muchos líderes judíos que abandonaran Polonia durante la década del 30, dejando millones de judíos indefensos y sin portavoces experimentados para enfrentar la ocupación nazi de la Guerra. Seria inútil e inmoral pretender abarcar los dilemas del liderazgo judío en Europa durante la Segunda guerra Mundial, la ocupación nazi y la Shoa. Tan solo nos remitiremos a resumir algunos dilemas y ejemplos centrales. Sobre este tema existe una vasta literatura y recomiendo al menos dos fuentes:Dan Michman, El Holocausto, un estudio histórico, Tel-Aviv, Universidad Abierta, Unidad 5, 1987).David Bankier (Ed.), El Holocausto, Jerusalén, Dor Hemshej-Ed. Magness-Yad Vashem, 1986, diversos articulos y en especial los de A. Margaliot, I. Trunk, R. Hilberg, Y. Bauer e I. Gutman.Si bien la tendencia en general es de identificar todo el problema en torno al eje del “Judenrat”, Consejo de líderes o ancianos judíos impuesto por los nazis en los ghettos, los dilemas del liderazgo judío son mucho más profundos y complejos. Poco ha quedado hoy en día del argumento elevado por Hannha Arendt durante el Juicio a A. Eichmann en Jerusalén, según el cual los largos años de diáspora o exilio judio generaron pautas de liderazgo pasivo que contribuyeron a la inmediata claudicación ante los nazis y una muy reducida resistencia activa armada. Historiadores como Trunk, Gutman y Bauer, entre otros, han demostrado que ese argumento es inexacto, un mero historicismo sin sentido. El liderazgo judío reaccionó en forma dispar, de acuerdo al contexto geográfico e histórico, a la información accesible, y a los magros recursos disponibles. No hubo un modelo único de liderazgo, ni siquiera entre los líderes impuestos del “Judenrat”. No fue igual la actitud de Mordechai Jaim Rumkovsky en el ghetto de Lodz – dictadura y orden absoluto bajo el lema de que el trabajo salvara a los más fuertes y productivos – que la posición del Dr. Eljanan Elkes en Kovno o de Yaacov Gens en Vilna – colaboración restringida con los nazis, promoción del trabajo y cooperación con la resistencia armada hacia la última etapa del ghetto – o de Adam Czerniacow en Varsovia – al tomar conocimiento del significado de las acciones de deportación a Treblinka en julio de 1942 se suicidó. El “Judenrat” en general no fue una mera herramienta de los nazis, sino también cumplió funciones vitales en situaciones límite de emergencia absoluta.Algunos de estos líderes judíos eran viejos activistas sionistas, tal como Gens lo fue en el movimiento juvenil “Betar”, todos actuaron con conciencia histórica de la enorme responsabilidad que recaía en ellos. Describir al dilema de este liderazgo oficial como un acto de colaboración pasiva con los nazis es pues una distorsión y tergiversación de la historia., amen de que constituye un acto inmoral de juicio a-posteriori sin conocimiento de causas.Pero no solo liderazgo oficial existió durante la Shoa y bajo la ocupación nazi, surgieron también modelos de liderazgo alternativo como ser el de los movimientos juveniles, pilar de la resistencia armada anti-nazi y de las rebeliones en los ghettos, o el de instituciones filantrópicas y culturales que buscaban satisfacer necesidades mínimas de solidaridad, ayuda mutua, investigación de lo que acontece y documentación, como fue el caso de Emanuel Ringelblum, representante del Joint en Polonia e intelectual que lideró el movimiento “Oneg Shabat” destinado a investigar la vida judía en el ghetto de Varsovia y los efectos de la política nazi antisemita. Un ejemplo de esta actitud de ayuda solidaria financiada por fondos del Joint norteamericano fue la creación de “Zetos”, organización de ayuda social creada en 1939 durante la invasión nazi, en base a comités domiciliarios o “Vaadei Batim”, que organizó ollas populares, apoyo a hospitales y de hecho compitió con el “Judenrat” oficial. En la última etapa de los ghettos, en plena liquidación y deportaciones a los campos de exterminio (1942-43) la juventud judía de diversas corrientes ideológicas – incluyendo socialistas bundistas y comunistas anti-sionistas- supo demostrar su liderazgo pero solo como acto heroico de venganza personal o intento de escribir una “pagina gloriosa” de la historia judía, tal como escribe Mordejai Anilevich – el líder de la Organización Judía Combatiente y de la rebelión del ghetto de Varsovia – en su ultima carta (22 de abril de 1943). No debemos olvidar que en última instancia se trata de un liderazgo impotente ante el poderío nazi y la determinación de liquidar a todo el pueblo judío. No solo el Judaísmo europeo fue impotente ante la amenaza nazi y la indiferencia de la mayor parte de los pueblos del mundo, sino también el Judaísmo occidental, el liderazgo del Judaísmo occidental (ver S. Wise) y finalmente el liderazgo judio del “Ishuv” de Eretz Israel, con Ben Gurion a la cabeza. Sobre este tema continuaremos  nuestro análisis en el comienzo de la próxima unidad.
El liderazgo judio frente a la Shoa y en la era del Estado de Israel
El liderazgo judio frente a la Shoa y en la era del Estado de Israel1÷. El liderazgo sionista y de Eretz Israel frente a la Shoa: Uno de los dilemas mas cruciales del periodo del Holocausto (Shoa) es el que gira en torno a las actitudes del liderazgo eretz-israeli y sionista frente a la peor tragedia del pueblo judio en la era moderna. La pregunta que diversos historiadores formularon es si el liderazgo sionista hizo lo suficiente para salvar judíos o para frenar la maquina del exterminio. Jaim Weizmann perdió el liderazgo del movimiento sionista en el ano 1935, su figura ya estaba en plena decadencia, hecho que quedo al descubierto en el ano 1939 con la publicación del Libro Blanco britanico, cuya meta era apaciguar al mundo árabe y limitar en forma extrema la inmigración judía a Palestina o la compra de tierras para extender los asentamientos judíos. El abandono de la línea pro-sionista y la anulación de la principal recomendación de la Comisión Peel (1937) referente a la partición de Palestina y la creación de un estado judio, son un indicio claro de la nueva política británica que ya estaba orientada a la posibilidad de un estallido bélico en Europa. En este punto crucial para la historia moderna del pueblo judio queda marcada una de sus peores crisis, signada por la debilidad y la impotencia. En este contexto es que surge el liderazgo de David Ben Gurion (1886-1973) como alternativa a la linea diplomática pro-británica de Weizmann.Si bien Weizmann continuo en un rol de relevancia durante la guerra, en especial promoviendo la creación de una Brigada Judía en el marco del ejercito británico y los contactos diplomáticos en los Estados Unidos para promover el Programa de Biltmore – programa sionista adoptado en el hotel Biltmore de Nueva York en mayo de 1942 y cuya principal clausula es la exigencia de crear un Estado judio en Eretz Israel, la anulación del Libro Blanco y la inmigración libre -, su figura se pasa a un segundo plano. Ben Gurion asumió el rol de liderazgo en función de la auto-imagen adoptada por los “jalutzim” (pioneros) de la “Segunda Alia” (1904-1914), y de su trayectoria como dirigente del partido sionista obrero “Poalei Sion” que lidero el proceso de unificación del sector obrero de Eretz Israel – partido “Ajdut Haavoda en 1919 y partido “Mapai” en 1930 – con la vision de imponer la hegemonía política del sector obrero en las instituciones centrales del “Ishuv”. Esta visión se hizo realidad en la década del 30, a la par de la conquista del liderazgo de la Organización Sionista Mundial (1935). La concepción de Ben Gurion era básicamente constructivista y estaba centrada en los objetivos sionistas de crear un estado judío en Eretz Israel, que al sumarse a su visión negativa de la diáspora judía y de la imagen del judio diaspórico, nos explica el bajo perfil adoptado durante la guerra frente al drama del Judaísmo europeo. El eje central de su política era luchar contra el Libro Blanco “como si Hitler no existiera” y contra Hitler “como si no existiera el Libro Blanco”, lo que sentó las bases para organizar una estrategia de apoyo a Gran Bretaña en su lucha contra Alemania nazi – ver por ejemplo los voluntarios judíos de Palestina en el marco del ejercito británico que culminara en la creación de la Brigada Judía en el verano de 1944, o los paracaidistas judíos enviados a Yugoslavia en el año 1944 – a la par de la organización de la “Hagana” y el “Palmaj” como grupos  para-militares clandestinos ocupados entre otras cosas de la organización de la inmigración ilegal o “Haapala”, y con la perspectiva de constituir un ejercito de defensa en la lucha futura por la creación del estado. Ben Gurion lidero la diplomacia de acercamiento a los Estados Unidos, con una visión clara de futuro, fue el arquitecto del Programa Biltmore y de la política de unificación del liderazgo judío norteamericano. Se puede decir que Ben Gurion contribuyo en gran medida a la transformación del liderazgo judío de los Estados Unidos, que hasta ese entonces estaba muy dividido y se caracterizaba solo por su carácter filantrópico, en un lobby político de alta influencia después de la guerra.Ben Gurion estaba convencido de que la Segunda Guerra Mundial dará el impulso final a la lucha por la creación del estado judio, por lo cual determino una estrategia centrada en la obtención de la soberanía judía que indirectamente transfirió a un segundo plano el tema crucial de la salvación del Judaísmo europeo. No es que se ignoro el tema humanitario, así lo definió Ben Gurion, pero evidentemente se dio prioridad a la estrategia política, lo que despertó muchas criticas. Historiadores como Tom Seguev, considerado un post-sionista o critico identificado con la corriente de los llamados nuevos historiadores, publico a comienzos de la década del 90 su libro clave sobre este tema, denominado “El Septimo Millon”, en el cual se explicita la critica contra Ben Gurion por una supuesta indiferencia o por los magros resultados de los esfuerzos sionistas de salvataje. En 1986 la historiadora Dina Porat había publicado un libro dedicado al tema y denominado “Un liderazgo entrampado, el Ishuv frente al Holocausto, 1942-1945” en el cual defendió las intenciones de Ben Gurion pero a su vez acepto las conclusiones del historiador Yehuda Bauer argumentando que se hizo “muy poco, demasiado tarde y con mala suerte”. El cientista político Shlomo Avineri justifico la actitud de Ben Gurion en función de sus cualidades de liderazgo con visión de futuro, enfrentado a alternativas trágicas, estableciendo que esta estrategia permitió la creación del estado judío a partir de la destrucción y el exterminio, y se baso en una lectura correcta del mapa político de la época que demando frialdad, adopción de una postura independiente aferrada a la meta final y el rechazo de un sentimentalismo a corto plazo. Para Avineri Ben Gurion demostró la capacidad de maniobrabilidad estratégica que pocos lideres poseen (Ver “Líder y Liderazgo, Centro Shazar,1992, p. 335, en hebreo).El hecho concreto es que si juzgamos al liderazgo sionista en función de su contribución a la salvación de judíos veremos que fracaso no por mala voluntad o indiferencia sino por impotencia y por debilidades estructurales. Tal es el caso cuando se menciona el fracaso en el intento de convencer a los aliados de bombardear el campo de exterminio de Auschwitz II (Birkenau) en el verano de 1944 – solicitud denegada con argumentos absurdos y al borde del antisemitismo en algunos casos – o cuando se analiza el intento de negociar con Eichmann y la S.S. en Hungría para salvar al Judaísmo húngaro en el verano de 1944. El caso húngaro es sintomático ya que refleja claramente lo que Bauer llama la impotencia judía durante la Shoa. Las negociaciones se inician en Budapest por parte del Comité de Salvación, ente sionista dedicado a brindar ayuda a refugiados judíos durante la guerra y que a partir de marzo de 1944 se convierte en el interlocutor de Eichmann para negociar la salvación de los judíos húngaros. La figura mas prominente de este comité fue Israel Kastner (1906-1957), abogado y periodista que acepto el desafío de intentar canjear vidas humanas por diez mil camiones y materia prima para el ejercito alemán.Kastner negocio con Eichmann sabiendo que solo un aval del liderazgo sionista y del liderazgo judio norteamericano puede traer resultados positivos, pero la postura del Joint – organización filantrópica judía de los Estados Unidos – estaba sujeta a la estrategia militar de los aliados que implicaba no negociar con el enemigo ofreciendo dinero o materias primas, y la actitud de la Agencia Judia- Organización Sionista Mundial dependía de la política británica ligada a la estrategia fijada junto con Estados Unidos y la Unión Soviética que implicaba evitar negociar con la S.S. antes de la rendición incondicional de Alemania y vetar todo intento de reformular alianzas en función de las tensiones entre occidente y la Unión Soviética. No es casual pues que la misión del espía Yoel Brand, enviado a Turquía y a Palestina para negociar con el liderazgo sionista sobre la propuesta de Kastner, fracaso debido a la actitud de los británicos y no por indiferencia del liderazgo sionista, ya que Moshe Shertock- Sharett viajó especialmente para encontrarse con Brand y escuchar la propuesta. Pero los ingleses metieron en prisión a Brand y lo trasladaron a El Cairo para impedir toda negociación.Finalmente Kastner continuo negociando y logro salvar en un tren – denominado en la historiografía “el tren de los privilegiados” – a unos 1700 judíos húngaros, hecho que le costo una condena moral por parte de los sobrevivientes judíos húngaros después de la guerra. Kastner emigro a Eretz Israel y con la creación del estado se convirtió en un funcionario del Ministerio de Industria y Comercio, además de dedicarse al periodismo. En 1952 Malkiel Grinwald, sobreviviente húngaro, acuso a Kastner de haber colaborado con los nazis para salvar su propia vida y la de pocos privilegiados, hecho que derivo en un juicio por calumnias iniciado por el asesor jurídico del gobierno, durante el cual el juez en primera instancia encontró a Kastner culpable de haber “vendido su alma al diablo”. De acusador paso a ser acusado y acosado por la opinión publica israelí, que en esos anos era poco tolerante hacia los sobrevivientes de la Shoa insinuando que por un lado los judíos fueron pasivamente “como rebano al matadero” y por el otro que todo sobreviviente tuvo que colaborar con los nazis para salvarse, insinuaciones totalmente infundadas e inmorales. Kastner se vio obligado a defenderse apelando el fallo de la primera instancia judicial ante la Suprema Corte de Justicia, pero en marzo del ano 1957 fue asesinado por dos extremistas israelíes, lo que no le permitió presenciar la entrega del veredicto de la Justicia, que en enero de 1958 libro a Kastner de toda culpa o sombra de colaboración con los nazis. Esta trágica historia, conocida hasta hoy en día como el “affaire Kastner” es una prueba mas de la impotencia del liderazgo judio durante la Shoa.

La conclusión personal de Ben Gurion ante la magnitud de la tragedia judía fue pues poner el énfasis principal en la estrategia de construcción del embrión de estado, lo que implico organizar hacia final de la guerra un frente conjunto de rebelión armada contra Gran Bretaña, en el marco del cual colaboraron las tres agrupaciones militares clandestinas del Ishuv: la “Hagana”, el “Etzel” organización militar nacional de orientación activista y revisionista – y el “Leji” – combatientes por la libertad de Israel, grupo de tendencias anti-británicas durante toda la guerra y con un visión anti-imperialista. Si bien este frente armado se derrumbo en julio de 1946 por las disputas en torno al atentado contra el cuartel central del mandato británico en el hotel King David de Jerusalén, la estrategia de Ben Gurion continuo tal como la trazo durante la guerra: continuar la lucha anti-británica centrada en la eliminación del Libro Blanco de 1939, a la par de una profundización del frente diplomático en los campos de refugiados judíos en Alemania y Austria para conectar este tema con los esfuerzos para crear un estado judio finalizando el mandato británico en Palestina, y afianzar la linea de operar como lobby político en los Estados Unidos para convencer al presidente Truman de apoyar al menos parcialmente los objetivos del movimiento sionista, con miras a romper la alianza entre Gran Bretaña y los Estados Unidos. Ben Gurion tuvo éxito en esta estrategia combinada, en el marco de la cual no dudo en aprovechar la ayuda de Jaim Weizmann y Najum Goldmann en el frente diplomático norteamericano pero pasando a poner hincapié en la lucha armada y las necesidades de seguridad del Ishuv que esta a punto de convertirse en estado soberano.

El liderazgo judio en la decada del 50: Ben Gurion y Goldmann como modelos de liderazgo
El liderazgo judio en la decada del 50: Ben Gurion y Goldmann como modelos de liderazgo. En el marco de otro curso de la Ujace hemos tratado las diferencias ideológicas entre ambos lideres sionistas y su confrontación política en la década del 50(Ver mi curso “Corrientes y dilemas del pensamiento sionista contemporáneo”,unidades 6 y 9). En esta unidad solo nos remitiremos a analizar los respectivos modelos de liderazgo de ambas personalidades, considerados los dos grandes líderes del pueblo judio después de la Shoa, partiendo de la base de que Weizmann estaba demasiado enfermo y agotado como para continuar disputando la primera linea de liderazgo y que se contento con el puesto simbólico que le ofreció Ben Gurion: ser el primer presidente del joven Estado de Israel. Sin duda alguna Ben Gurion y Goldmann definieron el destino de una gran parte del pueblo judio en la década del 50, por lo cual es ineludible intentar estudiarlas pautas de su liderazgo.Según el historiador Zeev Tzajor Ben Gurion fue un hombre de una idea fija central: la idea de la redención nacional (en “Líder y liderazgo, Centro Shazar, 1992, p. 326, en hebreo). En otras palabras podemos definir su liderazgo como visionario o teleolítico, es decir que esta orientado en forma permanente y obsesiva hacia una meta final. Iosef Gorni lo definió también como un “utopismo realista”, es decir la conjunción de un ideal utópico y una mirada pragmática hacia la realidad circundante. La meta final no era la mera creación de un estado judio en Eretz Israel, ello se logro en mayo de 1948, sino la búsqueda de la redención de todo el pueblo judio a través de este estado. Se podría admitir que este es un objetivo metafísico, casi sisifico, por lo cual desde el vamos estaba destinado a fracasar. A partir de 1948 Ben Gurion se debe sumergir más y más en el plano de la realidad política, en un contexto de guerra latente con el mundo árabe y dependencia económica del exterior que repercute en las terribles tensiones de una sociedad que absorbe una inmigración de todo el mundo, duplicando en tres anos la población del pais y amenazando con derrumbar sus bases. No es casual pues que Ben Gurion deba afrontar las secuelas de esta realidad asumiendo el peligro de una caída del sueno utópico, de la perdida de la vía hacia la redención nacional. En los anos 50 Ben Gurion se debate como autentico líder ante el dilema central que aqueja a la sociedad israelí: por un lado la necesidad de un liderazgo fuerte que afronte en forma pragmática las necesidades vitales de la sociedad, y por el otro la búsqueda incondicional de respuestas mesiánicas ligadas a la redención, entendida en términos del desarrollo de un nuevo tipo de judio, pionero y revolucionario, concentrado en el Estado de Israel, que sacrifica intereses personales en aras de necesidades nacionales. Lo peculiar del liderazgo de Ben Gurion es la convivencia de ambos rumbos, el utópico y el pragmático, por lo cual es comprensible que rápidamente surjan frustraciones y que se distorsione la imagen del líder. Ben Gurion mismo vivió tal frustración al retirarse en diciembre de 1953 del gobierno y asentarse en el kibutz Sde Boker en el Neguev, dedicándose a escribir y a publicar su visión utópica del Sionismo.A partir de la creación del estado Ben Gurion centra sus fuerzas en el desarrollo de un “estatismo” (“Mamlajtiut”) que significa la identificación con es estado judio como instrumento de redención del pueblo, proceso lento y doloroso que liderara como jefe del ente nacional soberano. Esa concepción se tradujo en el establecimiento de un ejercito nacional de defensa, anulando las divisiones entre las agrupaciones militares clandestinas del periodo británico, o en la promulgación de la ley de educación estatal en 1953, que implicó la anulación de corrientes políticas como eje principal de las redes escolares, si bien reconociendo las diferencias entre una educación estatal laica y una educación estatal religiosa. Pero esta ley reconoció a su vez la independencia de la educación ultra-ortodoxa de “Agudat Israel”, en el marco de los esfuerzos por mantener un status quo en las relaciones entre religión y estado. Nuevamente notamos el dilema del líder que por un lado busca implementar su visión utópica de la historia judía, pero por el otro es pragmático y avala renunciamientos que a largo plazo pueden poner en peligro la meta de la redención a través del estado. Esta dualidad entre Ben Gurion el estadista pragmático y Ben Gurion el “rey filosofo” – citando a Platón a quien admiraba, y tomando en cuenta su afección a la realización de encuentros con intelectuales o su vasta escritura inspirada en la Biblia, Spinoza y otros pensadores judíos – es un aspecto central del liderazgo Ben Gurionista. No es casual pues que en el contexto de las dificultades estructurales de la sociedad israelí en la década del 50 la figura de Ben Gurion se haya desgastado, y que a partir de su regreso al gobierno en febrero de 1955 luchas políticas intestinas provoquen la decaída de la visión utópica y la lenta declinación de su liderazgo, que concluyó con su renuncia en el ano 1963 luego de profundas diferencias con otros lideres de su partido “Mapai”, y que en el ano 1965 funde su propio partido, “Rafi” (Lista de obreros de Israel), el cual tuvo poco éxito en elecciones nacionales.Najum Goldmann (1895-1982) simbolizo otro modelo de liderazgo, basado en la tolerancia, la diplomacia y el espíritu. Su visión de liderazgo era intelectual, una especie de continuación del modelo de “talmid Jajam” (estudiante sabio) que enfatizó el Judaísmo a través de la historia, y en este sentido no es casual su admiración por Ajad Haam y por Jaim Weizmann. Su actividad diplomática fue una excusa para manifestar sus cualidades personales, su visión cosmopolita del Sionismo y su permanente búsqueda de soluciones pacificas. Goldmann, que surge como líder del Judaísmo de la diáspora en la era nazi y en el marco de la creación del Congreso Judio Mundial (1936), pasa a ser durante la guerra uno de los agentes principales de Weizmann en los Estados Unidos y un diplomático brillante. Jamás le interesaron los aspectos prácticos de la soberanía judía, como ser la conducción de gobierno (se opuso a propuestas de Ben Gurion de ser ministro) o incluso la mera rutina de vivir en Israel como ciudadano común. Era a su manera un visionario a largo plazo, también creía en los aspectos revolucionarios del Sionismo pero fijaba su esperanza en la perspectiva de obtener una paz global con el mundo árabe, estableciendo que esta es una condición previa a la continuación del proceso de redención nacional. Goldmann no estaba dispuesto a codearse con la realidad diaria del estado judio, a enfrentar la miseria económica y la amenaza militar que implicaba liderar políticamente al estado judio soberano. Es por ello que su energía de liderazgo fue trasladada a otras arenas: negociar con Adenauer para obtener el acuerdo de reparaciones a sobrevivientes de la Shoa (1952) y presidir el Congreso Judío Mundial a partir de 1953. A diferencia de Ben Gurion, con quien se desarrollo una rivalidad personal y no solo ideológica, Goldmann creía en la continuidad de la vida judía comunitaria en la diáspora y sostenía que el Sionismo tiene una misión sagrada de promover la educación judía para evitar la asimilación, lo que Ajad Haam definió como “preparación de los corazones”. Es en este sentido que podemos considerar a Goldmann como el principal líder judio de la diáspora después de la Shoa y la creación del Estado de Israel.Nadie pone en duda la trascendencia del liderazgo político de Ben Gurion, salvo el mismo Ben Gurion que en diversas oportunidades declaro que “la historia es hecha por los seres humanos y no por los lideres o individuos” (Ver por ejemplo articulo de Y. Arieli en “Lider y Liderazgo”, Centro Shazar, 1992, p. 36, en hebreo), repitiendo una concepción romántica del siglo XIX. La obra monumental de Ben Gurion, publicada en centenares de artículos y libros, demuestra que era consciente del rol central que ocupo en la historia moderna del pueblo judio.

Esta es otra cualidad de un líder, su consciencia de que debe documentar sus pasos y acciones pensando en los historiadores del futuro y en la memoria colectiva del pueblo. Pero Ben Gurion permanece en la consciencia colectiva como “el constructor del estado judio” (nombre del libro de Abraham Avi-Hai, aparecido en español en 1986), y no como el “líder filosofo” o el estadista intelectual, la cualidad que mas sobresalió en el fue el pragmatismo y su lectura veloz de la realidad acompañada por una habilidad para comprender procesos a largo plazo. En el caso de Goldmann primo el ideal espiritual y la visión intelectual de la realidad por sobre todo, y la constante preocupación por lo que considero el eje central de la problemática judía: la asimilación.

Ambos líderes se complementaron y elevaron dos modelos apasionantes de liderazgo judío.

El liderazgo israeli en epoca de guerras, 1967-1973
El liderazgo israelí en época de guerras, 1967-1973:La decadencia del liderazgo de Ben Gurion puede definirse, adoptando conceptos del sociólogo Max Weber, como la “rutinizacion del carisma” y el desvanecimientode la inspiracion (lease vision utopica) que acompano al lider durante decadas.La decada de los anos 60 es un fiel reflejo de este proceso: El retorno a luchaspartidarias intestinas, la estabilizacion de la economia israeli y el comienzode un periodo de crecimiento economico significativo, y por sobre todo laadopcion de una auto-imagen de poderio belico y seguridad brindada por “Tzahal”(Ejercito de defensa). Los enfrentamientos de Ben Gurion con otros lideres delpartido laborista gobernante produjeron tambien el deterioro de su imagen. Eldenominado “caso Lavon” fue uno de sus sintomas, dado que mostro las terriblesfisuras en el liderazgo del partido “Mapai”. Pinjas Lavon (1904-1976) fue uno deestos lideres que como ministro de Defensa en los anos 50 fue responsable de unacampana de espionaje en Egipto destinada a generar tensiones entre este pais ylos Estados Unidos. El fracaso de la red de espionaje, compuesta por judíos egipcios, genero una crisis política muy dura en el seno del liderazgo político israelí, que afloro nuevamente en el ano 1960, siendo Lavon secretario general de la “Histadrut” – Confederación general de trabajadores. Ben Gurion se obstino en investigar el caso señalando a Lavon como responsable del fracaso, y sus presiones lo llevaron a un enfrentamiento no solo con Lavon sino también con quien se convertirá prontamente en su sucesor Levi Eshkol (1895-1969). En este caso surgen también las dificultades del líder carismático, como ser su tendencia a imponer opiniones personales y su persistencia en la necesidad de imponer una única verdad. Ben Gurion no pudo tolerar quedar en minoría dentro de su propio partido, lo que no solo produjo su renuncia al cargo de primer ministro sino también su ruptura con “Mapai” y la creación del partido “Rafi”, acompañada por duros ataques a la figura de Eshkol. Otra frustración de Ben Gurion fue el hecho de que parte de la prensa y un núcleo muy significativo de profesores de universidades e intelectuales de renombre se pusieron en su contra.Eshkol tenia otro estilo de liderazgo, sin el fervor carismático y focalizado en la búsqueda de consenso. Su opinión era que el “caso Lavon” desgasta no solo a las figuras de Ben Gurion y Lavon sino a todo el partido laborista y a la estabilidad del gobierno. Eshkol era también un producto de los ideales de la segunda y tercera “Alia”, como Ben Gurion y gran parte de las elites israelíes, es decir conformo su visión de mundo en función de ideales cooperativistas – con orientación hacia el trabajo agrícola en los “kibutzim” o granjas colectivas socialistas. Su ascenso al liderazgo político estuvo acompañada por una carrera en el servicio publico y partidario, centrada en la “Hagana” como fuerza de defensa del “Ishuv”, en el desarrollo de infraestructuras nacionales como la Compania de Aguas “Mekorot”, o como representante de su partido en el ejecutivo de la Agencia Judía y encargado de su departamento de colonización con énfasis en el asentamiento de nuevos inmigrantes, carrera que culmino en los anos 50 con su nombramiento como ministro de Economía. No es casual pues que sus rasgos personales dejaron una impronta en el modelo de liderazgo que impuso como primer ministro en los anos 1963-1969: reforzar la economía y apaciguar los ánimos para afianzar la paz interna – hecho que se manifestó también en su apoyo al traslado de los restos del líder sionista Zeev Jabotinsky desde los Estados Unidos al Monte Herzl de Jerusalen en el ano 1965, y en el acuerdo para crear un gabinete de unidad nacional durante la crisis previa al estallido de la Guerra de los Seis Días en junio de 1967 que permitió la inclusión de Manahem Beguin – líder del partido opositor “Jerut” y un gran enemigo de Ben Gurion – en el gobierno.Sin duda la escalada de guerra en mayo de 1967 fue una dura prueba para el liderazgo de Eshkol. Al agravarse los incidentes con Siria en el norte por las disputas entorno al dominio de una de las principales fuentes de agua para Israel, Egipto decide ordenar la retirada de las tropas de paz de la ONU en la península de Sinaí – en función del acuerdo de retirada israelí impuesto por los Estados Unidos en el ano 1957 y que revirtió el logro militar israelí de la Campana de 1956 -, invadir militarmente esta península (19 de mayo) y cerrar los estrechos de Tiran para la navegación de barcos israelíes (22 de mayo), hecho considerado por Israel como un “casus belli”. Paralelamente Egipto monta una campana anti-israelí virulenta y su presidente Nasser amenaza con expulsar alos judíos al mar. El 30 de mayo el rey Hussein de Jordania firma un acuerdo de cooperación militar con Nasser, garantizando un frente conjunto árabe que constituyo una amenaza enorme al estado de Israel, y que contaba con un aval político, militar y diplomático total de la Unión Soviética. Israel no tenia un aliado estratégico significativo, la Francia del general De Gaulle – hasta entonces aliada de Israel y proveedora de los principales armamentos de su ejército, en especial de su aviación – impuso un embargo militar y los Estados Unidos exigieron aguardar el resultado de negociaciones diplomáticas. Este periodo de espera – desde el 22 de mayo hasta el estallido de la guerra el 5 de junio – fue muy tenso para los israelíes y para muchos judíos en el mundo, hasta tal punto que se adopto masivamente la imagen de que Israel corre el peligro de atravesar un nuevo Holocausto. La estrategia de Eshkol fue muy clara: aguardar que se aclare el panorama diplomático, reclutar y entrenar las fuerzas de reserva del ejército israelí – el principal factor de combate – y preparar el terreno para el estallido de los actos bélicos. Ante la opinión publica israelí Eshkol no aparentaba ser un líder adecuado para la crisis que amenazaba la mera existencia de Israel, hecho acentuado por Ben Gurion y Menahem Beguin desde la oposición, y agravado por la falta de carisma o el estilo discursivo monótono de Eshkol.Eshkol demostró ser un líder de primer nivel y logro afrontar la crisis con un éxito rotundo. Su pragmatismo y visión moderada fueron rasgos claves para afianzar el argumento israelí frente a la amenaza árabe, brindando la imagen de un David enfrentado a Goliat a pesar de que de hecho el ejercito israelí estaba muy bien preparado para la guerra. El 5 de junio Eshkol incorporo a los partidos “Rafi” y “Jerut” al gobierno, nombrando a unos de los principales seguidores de Ben Gurion, Moshe Dayan (1915-1981), como ministro de Defensa. La estrategia militar israelí basada en una neutralización de las fuerzas de aviación enemigas, aprovechando el factor sorpresa, y en la maniobrabilidad de tanques en el Sinaí, fue adecuada para esas circunstancias y aseguro una rápida victoria en el frente egipcio. Eshkol trato de evitar un enfrentamiento con Jordania, y advirtió al rey Hussein que si no es atacada se mantendrá el cese de fuego en el frente oriental, pero Hussein prefirió sumarse a la guerra avalando el acuerdo de cooperación militar firmado poco tiempo antes en El Cairo. Ello abrió las puertas para el inicio de las acciones bélicas en Jerusalén oriental y en la Margen occidental del Jordán. El 7 de junio fue conquistada la ciudad vieja de Jerusalén y al poco tiempo se completo la derrota del ejercito jordano en los territorios de la Cisjordania. En respuesta a los bombardeos sirios desde las alturas del Golán, Israel abrió un frente militar en esa región y la conquisto en los últimos días de la guerra. En el frente diplomático el triunfo israelí permitió un mayor acercamiento a los Estados Unidos, que logro junto con Gran Bretaña aprobar la resolución 242 del Consejo de Seguridad de las Naciones

Unidas que si bien rechaza las conquistas israelíes de territorios y exige su retirada – esta aun en discusión si el texto implica la retirada de territorios o de todos los territorios – garantiza la necesidad de paz, reconocimiento mutuo y libre navegación en aguas internacionales. Eshkol cosecho los frutos políticos de la guerra y sentó las bases para la estrecha alianza política y militar con los Estados Unidos, pero falleció repentinamente en febrero de 1969.

Dado que la elite política israelí estaba hegemonizada por los lideres laboristas arribados a Eretz Israel en el periodo de la segunda y tercera “Alia” (1904-1914, 1918-1923) no es casual que la sucesora de Eshkol cumpla con este requisito. Golda Meir (1898-1979) poseía sin embargo dos atributos novedosos: su condición femenina en una sociedad acostumbrada a priorizar modelos masculinos de liderazgo, y el hecho de que si bien nació en Rusia su familia emigro siendo ella una niña a los Estados Unidos, por lo cual es en gran medida el producto de la educación norteamericana. En 1921 emigro a Eretz Israel y se asentó en un “kibutz”, a la par de comenzar a activar en el partido laborista y en la central sindical “Histadrut”, escalando al Ejecutivo de la Agencia Judía después de la Shoa como jefa del departamento político. En otras palabras tuvo una trayectoria similar a la de otros lideres laboristas israelíes pero impuso matices especiales a su liderazgo, y en un periodo en el cual las relaciones con Estados Unidos en general y con el Judaísmo norteamericano en particular eran vitales, su perfil biográfico ayudo mucho a continuar la estrategia comenzada por Ben Gurion y Weizmann durante la Shoa y afianzada por Eshkol después de la Guerra de los Seis Días. Golda, así fue popularmente llamada, tuvo un perfil de diplomata – mas allá de sus roles políticos en la Agencia Judía fue la primer embajadora israelí en la Unión Soviética en 1948 – y activista gremial, ocupo el cargo de ministro de Trabajo en la década del 50 y a partir de 1956 y hasta 1965 fue ministro de Relaciones Exteriores. Siendo una figura clave del partido laborista, su secretaria general, logro acumular la fuerza suficiente para ser nombrada sucesora de Eshkol. No obstante ello su liderazgo estuvo ensombrecido por las secuelas de la Guerra de los Seis Días: el rechazo árabe a todo negociación con Israel o de posible reconocimiento de su existencia como estado judio, la decadencia del liderazgo de Nasser como presidente egipcio que estaba comprometido con la linea del rechazo total y queinicio una guerra de desgaste en el Canal de Suez que fue dolorosa y costosa para Israel.

El periodo de liderazgo de Golda Meir fue relativamente breve y estuvo signado no solo por el conflicto latente con el mundo árabe, que amenazaba con estallar nuevamente en forma permanente, sino también por el aumento de la consciencia social en Israel y el surgimiento del activismo de los judíos orientales en Israel, liderado por un grupo denominado “los panteras negras”. En el frente del conflicto árabe-israelí Golda era considerada una líder de linea dura que exigía negociaciones directas y un reconocimiento formal que los países árabes no estaban dispuestos a aceptar – llegando por ejemplo a rechazar la iniciativa de Najum Goldmann de negociar indirectamente con el nuevo presidente egipcio Anuar Sadat. En el frente social, Golda demostró actitudes prejuiciosas de la vieja elite oriunda de Europa oriental – “Ashkenasi” – hacia la masa de judíos depaíses árabes arribada a Israel en las décadas del 50 y del 60 y que se perpetuaban en el estrato socio-económico mas bajo de la sociedad israelí. En ese sentido Golda continuo la línea ideológica de Ben Gurion, que al promover la visión de un nuevo judio que debe negar su pasado en la diáspora y centrarse en su aporte pionero al desarrollo del joven estado judio ignoro las enormes dificultades económicas y culturales de los nuevos inmigrantes, sumada a la hostilidad hacia culturas judías tradicionales y en especial hacia la identidad de judíos de los países árabes del Medio Oriente – linea que se manifesto en la adopción de la politica de “mezcla de grupos étnicos” (“Kur Hituj”) y la conformación de una identidad homogénea. El fracaso del liderazgo de Golda Meir se manifiesta pues en ambos frentes: en el frente político-militar Golda avaló la política del ministro Dayan basada en la falsa ilusión de que los árabes no tienen una opcion bélica debido a la profunda derrota del 67, y a la auto-imagen de una Israel poderosa e invencible, hecho que adormeció al liderazgo en general y en especial al servicio de inteligencia; en el frente social Golda no supo apaciguar la presion de los judíos orientales y desarrollar una política de bienestar destinada a encarar problemas estructurales de vivienda pública, trabajo, educación, etc. En ambos frentes se mostró sorprendida cuando los hechos explotaron sorpresivamente, sea cuando los “Panteras negras” incurrieron en la violencia y la violacion de las leyes para elevar sus reclamos, que para Golda fue una confirmacion de los estereotipos a los cuales se aferraba, o cuando estalló la Guerra de Iom Kipur en octubre 1973 sin que Israel se sienta preparada ni militar ni políticamente.

Si bien la Guerra de Iom Kipur es considerada una victoria militar, desde el punto de vista político fue un fracaso absoluto (“Mejdal”) que tuvo profundas repercusiones a nivel del liderazgo israeli. Israel logró mantener casi todos los territorios conquistados en 1967 – Egipto logro mantener a su tercer cuerpo de ejército en el Sinai y ello le permitió reclamar la posesión del Canal de Suez y su reapertura – pero perdio su imagen de invencible y la confianza absoluta en su supremacia militar. Golda y Dayan tuvieron que asumir la responsabilidad de este fracaso, si bien se negaron en principio a aceptarla y lucharon para no ceder sus puestos de liderazgo. La presión del nuevo movimiento de protesta que canalizó todas las frustraciones de muchos israelíes contra el viejo liderazgo, hizo erupcion y contribuyó al recambio de liderazgo que surgió como la principal conclusion de esa guerra. El partido laborista busco como sucesor de Golda a un líder con perfil mas joven, nacido en el pais y con trayectoria militar, la persona elegida fue Itzjak Rabin (1922-1995), nacido en Jerusalén, oficial de “Tzahal” desde la guerra de la independencia en 1948, comandante en jefe de las fuerzas armadas en la decada del 60 y en especial en la guerra de 1967. Luego de esa guerra se retiró del ejército y se desempeñó como embajador israeli en los Estados Unidos hasta despues de la guerra de 1973, fue electo como diputado en el Parlamento (“Knesset”) y al poco tiempo fue nombrado jefe del partido laborista “Mifleguet Ha Avoda”) y llamado para suceder a Golda en la jefatura de gobierno (junio de 1974). Rabin inició la era de paz en el Medio Oriente, basada en el acercamiento gradual con Egipto – país que bajo la presidencia de Sadat se alejo del bloque sovietico y manifesto una voluntad de paz inédita hasta ese momento. Asimismo afianzó los lazos con los Estados Unidos y promovió una política social de inversiones en infraestructura social, con el fin de afrontar las demandas del frente social interno. Pero ello fue quizas demasiado tarde, el pais había atravesado un temblor o terremoto político que tuvo efectos retardados en el año 1977, en elecciones que provocaron la derrota del Laborismo, la caída de Rabin por consiguiente, y el ascenso de Menajem Beguin.

El liderazgo israeli en epoca de paz, 1977-1999
El liderazgo israeli en epoca de paz, 1977-1999:
Menajem Beguin (1913-1992) era oriundo de Polonia y crecio en el movimientojuvenil sionista “Betar”, bajo la influencia de su lider ideologico ZeevJabotinsky. Un rasgo particular de su biografia es que atraveso la primera etapade la Segunda Guerra Mundial, huyendo de Varsovia a Vilna, que dada la ocupacionsovietica y la oposicion de Stalin al Sionismo implico su reclusion en un campode trabajos forzados del cual fue liberado para reclutarse en las filas delejercito polaco en el exilio. En 1942 arribo a Eretz Israel y a partir de 1943asumio la comandancia del “Etzel” (Organización militar combatiente), liderándola rebelión anti-británica hacia el final de la guerra. En 1948 fundo el partido “Jerut”, heredero del movimiento revisionista en el Sionismo, y desarrollo una dura oposición al liderazgo de Ben Gurion, pero sin amenazar seriamente su hegemonía. Los largos anos de oposición le permitieron forjar vínculos muy profundos con amplios sectores del Judaísmo oriental y las capa ssocio-económicas mas bajas. Su poder oratorio era enorme y su presencia era considerada carismática para los seguidores pero demagógica para sus opositores.Su legitimación como líder nacional, no solo de un reducido sector, se produjo a partir de la Guerra de los Seis Días y llego a su punto culminante en las elecciones de mayo de 1977. Pero Beguin de 1977 es muy diferente a aquel líder del “Etzel” o de “Jerut”, es un líder mas pragmático y atento a las nuevas realidades, que se había acercado al centro político a través de un alianza con los sionistas liberales en la década del 60 y que adopto posiciones moderadas.Beguin de 1977 es un continuador de las políticas de Rabin tanto en el frente externo como en el frente interno, es un líder que forma coalición con el nuevo partido democrático por el cambio (“Dash”) del arqueólogo Igael Yadin y que convoca a Moshe Dayan a su gabinete nombrándolo ministro de Relaciones Exteriores, iniciativas que rápidamente se reflejaron en las negociaciones con Sadat, su visita a Jerusalen en noviembre de 1977 y en el inicio de conversaciones de paz que culminaran con la firma del tratado de paz de Camp David en 1979.

Beguin y Rabin son los dos líderes claves de la era de paz en el Medio Oriente, a pesar de las enormes diferencias existentes entre ellos tienen también rasgos en común, el principal de ellos fue la adopción de una estrategia de paz como una de las metas principales del Estado de Israel. Pero ambos entendieron en forma muy diferente el significado de este proceso, para Beguin el foco principal era Egipto, y si bien los acuerdos de Camp David garantizan que Israel respetara “los legitimos derechos del pueblo palestino” Beguin pretendía a lo sumo otorgar a los palestinos una autonomía restringida y sin rasgo alguno de soberanía, a la par de que nego todo negociación con la OLP y su líder Arafat e invadió el Líbano en 1982 con miras a intentar eliminar la amenaza palestina desde territorio libanés. Rabin retorno a la arena politica activa en los años 80 en el marco del gobierno de unidad nacional del premier Itzjak Shamir, como ministro de Defensa (1984) y tuvo un rol muy activo en la represión de la rebelión palestina denominada “Intifada” a partir de diciembre de 1987. Es decir que también Rabin soporto la misma dualidad que Beguin, entre la guerra y la paz, pero sus compromisos ideológicos eran menores que los de Beguin – quien tenía un lazo ideologico y sentimental con los territorios de Eretz Israel que había heredado de Jabotinsky – y como resultado de la “Intifada” se reforzó su identificación con la necesidad vital de retomar el proceso de paz. Beguin quedo muy desgastado con la guerra del Líbano, renunciando a la jefatura de gobierno y a la vida politica en el ano 1983, Rabin logro superar la enorme caida de 1977 y recuperar la jefatura de su partido en 1992, obteniendo en ese año una victoria electoral que le permitió retornar al puesto de primer ministro y darle un enorme impetu al proceso de paz con los palestinos (acuerdo de Oslo en septiembre de 1993) y con Jordania (acuerdo de paz en septiembre de 1994). A pesar de ello quedo demostrado que el liderazgo de la era de paz ya no es un liderazgo consensuado, sino pendular. En una sociedad tan dividida en torno a temas claves como la paz a cambio de territorios, los modelos de liderazgo cambian y varian dinámicamente. También en la era de paz la amenaza militar continúa, pero se restringe a los ataques de grupos fundamentalistas islámicos como el “Hamas” que logran frenar y amenazan con destruir la continuación del proceso de paz, y por sobre todo resalta el odio que un liderazgo de paz puede atraer. Rabin fue asesinado en noviembre de 1995 por ese odio y por la confusión de conceptos existentes hoy en día, entre estado democrático y estado teocrático, entre autoridad civil y autoridad rabínica, entre lealtad a una ideología y definición del opositor a la misma como un traidor que eventualmente merece ser asesinado.

El proceso de paz continuó a pesar de la muerte tragica de Rabin, pero cada vez más notamos en Israel los peligros de la falta de un liderazgo consensuado, las divisiones internas en torno a diversos temas son cada vez mas profundas, y a pesar de que los primeros ministros son elegidos por voto directo su dependencia de coaliciones frágiles y la estabilidad de los gobiernos no está garantizada:

Biniamin Netaniahu logro gobernar durante 3 años (en lugar de los 4 años y medio que le correspondía por mandato electoral de 1996) y el actual premier Ehud Barak no logra estabilizar su coalición de gobierno luego de 5 meses en el gobierno. En ambos casos un eje de discusión y deligitimación de estos líderes es el proceso de paz: en el caso de Netaniahu la discusión en torno a las negociaciones con los palestinos y la implementación de los acuerdos de Oslo, y en el caso de Barak la perspectiva de un acuerdo de paz con Siria que implique la necesidad de una retirada israelí de las alturas del Golan. Otro dato interesante es el hecho que tal como ocurrio en la decada del 70 también en la década del 90 el factor social es clave para la democracia israelí: ningún líder podrá gobernar establemente y avanzar en el proceso de paz sin encarar seriamente y paralelamente los problemas estructurales como la pobreza, las brechas en la educación formal, la desigualdad y decadencia del estado de bienestar. Esta es la segunda prueba del nuevo liderazgo: generar solidaridad interna, consensuar opiniones contrapuestas en Israel y en el mundo judío en general como ser el tema de las conversiones, y normalizar las relaciones con todo el mundo arabe. El desafio es colosal, casi utopico, pero sin la visión “realista utópica” sera imposible liderar en Israel del siglo XXI.