La sabiduría ha edificado su
casa, ha tallado sus siete columnas; 2
ha degollado sus víctimas, ha templado su vino, y tiene preparada su
mesa, 3
Ha enviado también sus criadas con invitaciones sobre las cimas de las
eminencias de la ciudad: 4
"¡Quienquiera que sea simple, llegúese acá!" Y al falto de
inteligencia le dice: 5
"¡Venid, comed de mi pan, y bebed del vino que yo he templado! 6
¡Dejad las simplezas y vivid: y marchad en el camino de la
inteligencia! 7
El que corrige al escarnecedor, trae sobre sí vituperio; y aquel que
reprende al malvado, consigue para sí baldón. 8
No corrijas al escarnecedor, no sea que te aborrezca; corrige al sabio,
y te amará 9
Da al sabio (instrucción), y será, aun más sabio; enseña al justo, y
aumentará el saber. 10
El principio de la sabiduría es el temor del Señor, y el conocimiento
del Santísimo es (el principio de) la inteligencia. 11
Pues por mí se multiplicarán tus días y se te aumentarán los años
de la vida. 12
Si fueres sabio, para ti mismo serás sabio; y si te mofares (de lo
santo), tú sólo llevarás (el daño). 13
La mujer insensata es turbulenta; simple es, y no sabe nada. 14
Pues se sienta a la entrada de su casa, o sobre un asiento en los
lugares altos de la ciudad, 15
para llamar a los que van pasando, a los que siguen derechamente por ssu
caminos: 16
"¡Quienquiera que sea simple, llegúese acá!"
Y al falto de inteligencia le dice: 17
"Las aguas hurtadas son dulces y el pan (hurtado) a escondidas es
sabroso." 18
Pero (el insensato) no sabe que los muertos están allí. ¡Que los
convidados de ella están en lo hondo del sepulcro! |
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