(Como) las regueras de
las aguas es el corazón del rey en la mano del Señor; adondequiera que
a Él Le plazca, lo inclina. 2
Todo camino del hombre es recto en su propio concepto, pero el Señor
pesa los corazones. 3 El hacer justicia y el derecho, más acepto es al
Señor que el sacrificio. 4
Altivez de ojos y arrogancia de corazón, son el surco de los inicuos
(preparado) para el pecado. 5
Los planes del diligente tienden solamente a la abundancia: pero todo
aquel que es apresurado, (se apresura) solamente a la indigencia. 6
Allegar tesoros con lengua mentirosa, es como el fugaz aliento de los
que buscan la muerte. 7 La rapiña de los inicuos a ellos mismos los
arrebatará, porque rehúsan obrar según el derecho. 8
Torcido y extraño es el camino del hombre, mas en cuanto al puro, su
obra es recta. 9 Más
vale morar en algún rincón del terrado, que con una mujer rencillosa
en casa espaciosa. 10
El alma del inicuo ansia la maldad; aun su prójimo no halla gracia a
sus ojos. 11
Cuando se castiga al escarnecedor, el simple se hace avisado; y cuando
se enseña al sabio, éste aprende la ciencia. 12 Si el justo
instruye la casa del inicuo, él fortalece a los inicuos en su maldad. 13
El que cerrare su oído al clamor del
desamparado, clamará también, y no será escuchado. 14
El don secreto calma la ira; y el presente en el seno, la indignación
violenta. 15 El ejecutar juicio
(causa) alegría al justo, pero terror a los obradores de iniquidad. 16
El hombre que se desviare del camino
de la razón, vendrá a parar en la congregación de los muertos. 17
Quien ama el placer será un hombre pobre; el que gusta del vino y del
óleo, no enriquecerá. 18 Rescate para el
justo es el inicuo; y en vez de los rectos, (padecerá) el pérfido. 19 Más
vale habitar en una tierra desierta que con una mujer rencillosa e
iracunda. 20 Hay tesoro precioso
y aceite en la casa del sabio; pero el hombre insensato se lo malgastará. 21
Quien sigue tras la
justicia y la misericordia, hallará la vida, la salvación y el
honor. 22
Un (capitán) sabio escala la ciudad de valientes, y abate la fortaleza
que fue la confianza de ella. 23 El que guarda su
boca y su lengua, guarda su alma de angustias. 24
En cuanto al presumido y altanero, escarnecedor es su nombre; obra en la
insolencia de (su) presunción. 25
El deseo del perezoso le mata, porque sus manos rehúsan trabajar. 26
(El hombre codicioso) desea todo el día, pero el justo da, y no detiene
su mano. 27
El sacrificio de los inicuos es una
abominación; ¡cuánto más si lo presentan con maldad! 28
El testigo falaz perecerá, pero el hombre que testifica lo que había
escuchado podrá hablar siempre. 29
El hombre malo endurece su cara, mas en cuanto al recto, él establece
su camino. 30
No hay sabiduría, ni hay prudencia, ni hay consejo (que valgan) frente
al Señor. 31
El caballo está listo para el día de la batalla, pero del Señor es la
victoria. |
כא |