DEUTERONOMIO 12

CAPITULO 12

Versículo 1: “...TODOS LOS DÍAS QUE VOSOTROS VIVÍS SOBRE LA TIERRA”.

“La vida depende del cumplimiento de estas normas” (Minháh Beluláh).

Versículo 2: “DESTRUIR, HABRÉIS DE DESTRUIR...”

“Hay que destruir los elementos que se utilizan para los aberrantes cultos paganos, no el lugar en que se realizan, como reza el versículo 3’ (Hizzekuni).

Versículo 4: “NO HABRÉIS DE HACER ASÍ ANTE ADONAI VUESTRO D’S.”

Israel deberá centralizar el culto a D’s. en un santuario, denominado transitoriamente a  “Bet ha-Behiráh” -casa de la elección-, parafraseando el versículo 5.

El rey Shelomóh, más adelante, construirá el  “Bet Hamikdash -Casa Santuario- en el lugar elegido por D’s. por medio de Sus profetas.

Hasta la construcción del “Bet Hamikdash de Ierushalaim” -Santuario de Ierushalaim-, los hijos de Israel erigieron un - “Mishcán” -Tabernáculo- construido por Moshéh, en la localidad de Shiló, que hizo las veces de santuario central.

Versículo 5: "PUES SOLAMENTE AL LU. GAR - QUE ELEGIRÁ ADONAI VUESTRO D’S....”

Maimónides explica por qué la Toráh no identifica explícitamente el lugar, que será el monte Moriáh: “En mi opinión, existen tres sabias razones para ello: a)para que los pueblos no lo ocupen (al lugar) y libren por él una guerra dura, al tener conciencia que éste es el lugar elegido entre toda la tierra; b)para que los poblado res que lo ocupaban entonces, no lo dañen y lo destruyan con toda su fuerza; c)y la razón más importante, para evitar que cada una de las tribus de Israel quiera poseer el lugar y conquistarlo, con las consiguientes divergencias y peleas, como ya ocurrió respecto al sacerdocio (episodio de Korah, Números 16 y 17).

La Toráh ordena no construir el  “Bet ha-Behiráh” mientras no haya un rey en Israel, para que la decisión esté en manos de un sólo (poder central), evitando así las luchas intestinas...”(Guía de los Perplejos III Cap. 45).

Versículo 8: "NO HABRÉIS DE HACER -COMO TODO LO QUE NOSOTROS HACEMOS AQUÍ HOY-...”

“De lo que se desprende que mientras no fue erigido el  “Mishcán” -Tabernáculo- se permitieron los sacrificios en las “bamot”, especie de altares situados en lugares altos. Y es así como los individuos ofrecían sus sacrificios optativos y la congregación sus sacrificios de rigor... (T B. Zebahím 117 B. Véase el comentario de Rashi al mismo).

A pesar de este comentario vinculante y normativo del Talmud, Ibn Hezra opina que el ver sículo quiere decir que en la época del desierto, los hijos de Israel “no eran temerosos de D’s., ofreciendo sacrificios a los astros y las constelaciones” (Iahel Or interpretando a Ibn Hezra).

Versículo 9 “PUES NO HABÉIS LLEGADO HASTA AHORA AL REPOSO Y A LA HEREDAD....”

Los sabios del Talmud interpretan los términos “reposo y “heredad” como aludiendo al período de asentamiento en la Tierra de Israel, después de la conquista de Iehoshúah, y al período de quietud que sucede a la declaración de Ierushalaim como ciudad consagrada, con la construcción del “Bet ha-Mikdash” (T.B. Zebahím 119 A).

Versículo 10: “...Y OS HAGA DESCANSAR DE VUESTROS ENEMIGOS EN DERREDOR, Y OS ASENTÉIS EN SEGURIDAD...”

“Dice Rabbí Iosí: tres preceptos fueron ordenados a Israel, que tendrán vigencia al ingresar a la Tierra Prometida”: a)designar un rey; b)destruir la descendencia de Hamalek; c) construir el “Bet ha-Bel Dado que el versículo señala: “...y os haga descansar de vuestros enemigos y os asentéis en seguridad...”, quiere decir que la destrucción de la descendencia de Hamalek es prioritaria” (T.B. Sanhedrin 20:2).

La Toráh entiende que establecer la paz es prioritario. Una vez aquietados los adversarios, podrán pensar en la construcción de una Casa elegida por El. La paz es primordial para el desarrollo de la vida espiritual. El judaísmo no concibe la paz “armada”. Los profetas de Israel proclaman y reclaman el desarme para la paz.

Versículo 11: “Y YA HABRÁ DE ESTAR EL LUGAR QUE HABRÁ ELEGIDO ADONAI VUESTRO D’.S...”

De acuerdo al testimonio del Tanaj, esta quietud se alcanzó en la época del rey David. “Y ocurrió cuando se habla establecido el rey en su casa y Adonai le hubo concedido quietud de todos sus enemigos en derredor (II Samuel 7:1)”. Véanse los versículos siguientes y nuestros comentarios en el libro Levítico, pág. 85 de nuestra edición.

Versículo 11: “...ALLÍ HABRÉIS DE TRAER...”

En lo referente a la centralización de los sacrificios cultuales, véase nuestro comentario a Levítico 17: 1 al 9, pág. 137 de nuestra edición.

Rashi señala que el versículo 6 que habla de holocaustos, sacrificios rituales y demás ofrendas, se refiere al Tabernáculo sito en Shiló; mientras que el nuestro se refiere a la norma establecida por la Toráh de allegarnos al Santuario de Ierushalaim -durante las festividades de peregrinación- y ofrecer allí.

Versículo 12: “Y OS REGOCIJAREIS ANTE ADONAI...VOSOTROS Y VUESTROS HIJOS Y VUESTRAS HIJAS Y VUESTROS SIRVIENTES Y VUESTRAS SIRVIENTAS Y EL LEVI...”

Este “regocijo abarcativo” incluye a todo el grupo social de dependencia y no solamente al grupo familiar.

Siguiendo rigurosamente el sentido literal del versículo, descubrimos una “simetría” en es te regocijo, ya que aparecen “vosotros y vuestros hijos y vuestras hijas”, tres categorías del grupo familiar; y por otra parte “vuestros sirvientes y vuestras sirvientas y el Levi”, otras tres categorías. Rashi en su comentario a Deuteronomio 16:11, entiende que el versículo insinúa el propósito Divino: “Si tú regocijas a los Míos (los desvalidos), Yo regocijaré a los tuyos”.

En los momentos de nuestra alegría y nuestras celebraciones, debemos tener en cuenta a aquellos componentes de la sociedad que económicamente dependen de nosotros. La celebración no debe ser una manifestación de egoísmo o de jactancia, sino la oportunidad de demostrar que sabemos manifestar nuestro agradecimiento hacia El, a través de nuestra generosidad para con nuestros semejantes.

Versículo 13: “...EN CUALQUIER LUGAR QUE VIERES”.

En cualquier lugar que decidieres caprichosamente. Esto lo podrás hacer solamente por mandato de un profeta, tal como ocurrió con el profeta Eliahu, quien ofreció sacrificio en el altar sito en el Monte Carmel, fuera de Ierushalaim. Este evento (1 Reyes 18), fue considerado por los sabios del Talmud como  “horaát shaháh” -imperativo circunstancial- que rige solamente en tiempos de emergencia (basa do en Rashi).

Versículo 15: “NO OBSTANTE CON TODO EL DESEO DE TU SER PODRÁS SACRIFICAR Y PODRÁS COMER CARNE..."

Los versículos 15 y 16 reglamentarán nueva mente la ley relativa al consumo de carne (no ritual), llamada por los sabios del Talmud “besar taaváh” -la carne del deseo-.

El esquema presentado por la “halajáh” con respecto al consumo de carne animal es el siguiente: “Cuando los hijos de Israel estaban en el desierto, no les fue prescripto sacrificar ritual- mente los animales para el consumo no ritual de su carne. Podían matar al animal, como lo hacían los otros pueblos paganos. Aquella persona que quisiera sacrificar ritualmente un animal, debía hacerlo en forma de “shelamím” -sacrificios pacíficos- cuya carne podría ser consumida, como dice Levítico 1 7:5....Empero esto regía únicamente, mientras Israel estaba en el desierto; y allí mismo les fue prescripto que, cuando ingresaran a la Tierra de Israel, les quedaría prohibida toda forma de matar animales que no fuera la de  “shehitáh” -degüello ritual de acuerdo a la halajáh-.

La shehitáh podría realizarse en cualquier lugar, fuera del Templo de Ierushalaim, como está dicho en Deuteronomio 12:21. Y éste es el precepto que perdura para todas las generaciones: comer la carne del animal sacrificado ritualmente de acuerdo con la halajáh” (Mishnéh Toráh, Hiljot Shehitáh IV 17-18).

Por otra parte, el concepto “carne del deseo’, es interpretado simbólicamente por algunos sabios del Talmud, quienes llegan a recomendar que la persona coma carne “por necesidad psíquica” y no sólo por necesidad física, “como aquellos ignorantes que así lo hacen” (T.B. Pesahim 49 B).

Los sabios del Talmud tratan de evitarlos excesos de consumo de carne y vino, que “por su puesto no quedan prohibidos pero cuyo consumo se recomienda restringir” (T.B.  84 A).

Versículo 15: “...CUAL GACELA Y CUAL CIERVO”.

“Porque de estas especies animales no se ofrecían sacrificios rituales” (Rashi).

Versículo 16: “LA SANGRE NO HABRÁS DE COMER...”

En relación a esta prohibición, véanse nuestros amplios comentarios en Levítico 1:5; 3:17; 17:13.

Abarbanel, comentando el versículo 20, ofrece tres razones por las que la Toráh prohíbe ingerir sangre animal: a) como sublimación simbólica, la sangre animal se derramaba sobre el altar, representando dramáticamente “la sangre del ser humano que es quien había errado” y por eso traía el sacrificio; b) el ser humano asimila los alimentos que ingiere -metabolismo median te-. Si ingiriera sangre animal “su alma vital - vegetativa- se haría espesa como el alma vegetativa del animal y el esplendor de su intelecto se oscurecería”; c) el “nefesh” -vida- del ser humano está simbolizado por la sangre; nosotros no vemos el “nefesh”, pero sí “la sangre que lo transporta, con lo cual si el hombre ingiriera sangre, equivaldría a comer a otro ser viviente”.

Es por eso que el Maestro de los profetas va a decir: “Empero ¡sé fuerte! para no comer la sangre, ya que la sangre es vida; y no habrás de comerla vida con la carne. ¡No la comas! Ya qué va a ser bien para ti y para tus hijos en pos de ti, porque habrás hecho lo recto ante los ojos de Adonai” (Deuteronomio 12: 23 al 25).

Versículo 17: “NO PODRÁS COMER EN TI CIUDADES...”

“Este versículo refuerza la prevención no incurrir en esto. A pesar de que la idea ya ha sido enunciada como ’“mitsvát haséh” precepto por comisión- en los versículos 6y7 de este capítulo” (Rashi).

Versículo 17: “NO PODRÁS COMER...”

“Rabbí Iehoshúah Ben Korháh dice: “En realidad tu puedes hacerlo si quisieras, pero no estás autorizado a hacerlo...” (Citado por Ras

No hay compulsión para cumplir la Toráh, no responsabilidad.

Versículo 21: “...SACRIFICARÁS... COMO TE HE ORDENADO”.

En opinión de nuestros maestros (Hulín 28 A) “como te he ordenado” -oralmente- y es lo que se llama  “Halajáh le-Moshéh mi-Sinai’. De aquí deducimos que a Moshéh le fueron ordenadas las leyes y normas de la “shehitáh rn cortar el esófago y la tráquea de los animales o aves puros destinados al consumo no ritual. Tratándose de un ovino o vacuno, el t “3hohet debe cortar tanto el esófago co- mola tráquea (ola mayor parte de la cavidad de ambos). Con respecto a las aves es suficiente cuando se corta aunque sea uno de estos dos con ductos, o la mayor parte de la cavidad respectiva” (Rambán).

Si la “shehitáh” no se ha realizado en esta forma, el animal o ave sacrificada estará en categoría de “nebeláh”  - cadáver- y por lo tanto no se podrá comer.

Existen otras leyes concernientes a la “shehitáh” como las condiciones sanitarias del animal y de sus órganos vitales, los que deberán ser revisados minuciosamente de acuerdo alo enunciado en Shulhán,  sección Iore Deháh, Hiljot Shehitáh y Terefot, Cap. 1 al 60.

Versículo 22: “...COMO SE SUELE COMER LA GACELA Y EL CIERVO...”

O sea que no rigen las leyes de pureza o impureza como las que se aplican solamente cuan do se trata de sacrificios rituales.

En repetidas ocasiones la Toráh compara la carne para consumo no ritual, con la de la gacela y el ciervo, ya que éstos no eran ofrecidos como sacrificios rituales. Rambán agrega que, sin embargo, el sebo de estos animales tampoco se puede ingerir.

Versículo 23: “... FUERTE! PARA NO COMER LA SANGRE...”

La Toráh enuncia la prohibición de comer sangre en siete oportunidades; y esta es la norma de la Toráh en relación a los temas graves. Así ocurre con el tema de “shabbat” -que pesa tanto como la totalidad de las mitsvot- y que está enunciado en doce oportunidades y el tema de la salida de Egipto que está mencionado cincuenta veces.

“Tal vez el versículo dice: ‘Empero ¡Sé fuer te!’ porque la sangre suele fortificar el organismo de quien la consume, y la Toráh nos dice aquí que la persona será fuerte, realmente, si no ingiere sangre” (Rabbenu Behayé).

Versículo 28: “...YA QUE VA A SER BIEN PARA TI Y PARA TUS HIJOS EN POS DE TI, HASTA SIEMPRE...”

Basándose en este versículo, los sabios del Talmud han interpretado: “Si por no ingerir la sangre que causa repulsión a la persona, la Toráh promete el bien para nosotros y nuestra descendencia, con mucha mayor razón ese bien nos alcanzará si nos abstenemos de cometer transgresiones en aquellos campos que la persona de sea o codina, por ejemplo: las relaciones sexuales prohibidas o el apropiarse de bienes ajenos”. Ya que las prohibiciones que hace la Toráh se clasifican en tres categorías: a) aquello que la naturaleza humana desea como el hurto o las relaciones sexuales prohibidas; b) aquello que la naturaleza humana repulsa, como ingerir sangre, insectos o reptiles; c) aquello que ni codicia ni repulsa como sembrar el campo con híbridos o usar ropa de lana y lino entretejidos (“shahatnez”).

Por lo tanto la persona, que debe cuidar estas tres áreas, tiene que alejarse y abominar con su naturaleza “aquello deseado o codiciado”, tanto como se aleja de lo que naturalmente repulsa, y así se elevará (T.B. Maccot 23).

Versículo 28: "...PORQUE HABRÁS HECHO LO BUENO Y LO RECTO A OJOS DE ADONAI.”

Según Rabbí Hakibá, lo “bueno” es lo que la persona hace y se comporta ante D’s. -fuente de todo bien-; mientras que lo “recto” abarca el comportamiento entre el hombre y su prójimo, que es quien aprecia su rectitud (Midrash Sifrí, citado por Rashi).

En la relación entre los seres humanos es difícil establecer qué es bueno, pues una conducta que parece buena hoy, podría dejar de serlo el día de mañana. Los seres humanos no tenemos esa visión absoluta del bien duradero. Lo que Rabbí Hakibá sugiere es que e ser humano aprecia la conducta que es recta, en su momento. Sólo D’s. sabe si, en definitiva, esa será la conducta recta y buena ante Sus ojos.

En el Midrash Sifrí, final de Parashat Kedoshim, los sabios dijeron: “que no diga la persona, ¡me resulta imposible comer carne de cerdo!, si no que diga: me es posible hacerlo, pero ¡qué voy a hacer, pues mi Padre que está en el cielo me ha decretado la prohibición!” (Citado por Rabbenu Behaye Versículos 29 al 31.

“Israel, pueblo de personas consagradas, debe distinguirse de los paganos no solamente en lo que respecta al lugar de culto, si no mucho más en lo que respecta a la forma del culto; y nos queda prohibido imitarlos, puesto que ellos adoran a sus dioses en forma muy aberrante. La particularidad del Santuario y la prohibición de los altares y lugares de sacrificios -fuera de Ierushalaim- tienen como finalidad alejar al pueblo de la  ‘“habodáh zaráh” -culto extranjero-” (Rabbí D.Z. Hoffman).

Versículo 30: “...PUES VOY A HACER ASÍ YO TAMBIÉN”.

“Para el servicio de Ds., pensando que estás actuando bien, no actúes así, pues todas las acciones de ellos, D’s. las rechaza” (Ibn Hezra).

‘No es suficiente que te abstengas de adorar a sus ídolos como lo hacen ellos, también será alevosía si sirves al D’s. Unico, que es tu D’s., con las formas cultuales que son de ellos. El significado de la adoración de sus dioses representa el contraste absoluto frente a lo que es deseable para tu D’s. Así como tu D’s. es la negación absoluta de sus dioses. Tu D’s. es el D’s. de la vida, pero los dioses de sus vanidades son dioses de la muerte. Los dioses de sus vanidades se deleitan con la destrucción, mientras que la Voluntad de tu D’s. es la elevación y renovación de la vida” (S.R. Hirsh).