CAPÍTULO 11: “DOR HAPALAGÁH” - La Generación de la escisión -

 

“El significado y la comprensión de lo que ocurrió con esta generación ha dejado perplejos a los exégetas tanto nuevos como antiguos, en cuanto al pecado o al error de esta generación que ha sido castigada con la confusión de las lenguas y la dispersión por las latitudes de la tierra, y en cuanto a la relación que pueda existir entre su rebeldía y el castigo recibido por ello.

Existen numerosos midrashim al respecto pero no concuerdan con una comprensión directa de las Escrituras...”

Con estas palabras Abarbanel inicia su comentario al respecto pasando revista a las posiciones de los exegetas que le precedieron, con el respeto que él siempre les dispensa, pero rechazando uno a uno sus argumentos.

Abarbanel continúa diciendo que lo que habría ocurrido aquí es algo similar a lo que ocurrió con Adam y su hijo Cain, después de él.

O sea que el hombre se aleja permanentemente, mas y más, de la vida natural que la creación ofrece y tiende a dedicarse en exceso a la vida materialista que Abarbanel llama “vida artificial”.

No es que el Tanaj ni el Talmud tengan alegatos contra lo que se llama el avance y el progreso de la humanidad. Nada más lejos de la realidad que ello. La Toráh quiere acompañar al ser humano en su desarrollo armónico, producto de la capacidad creadora con que D’s le ha dotado al insuflarle en su cuerpo el hálito de vida y por ende, raciocinio e inteligencia.

Sería inútil enumerar la infinidad de veces que estas ideas figuran en el Tanaj o en la Literatura Rabínica.

Pero, por otra parte la Toráh quiere evitar los excesos que llevarían al ser humano a una tendencia materialista que a la larga atentará contra su esencia espiritual y privará de sentido a toda su obra, que debe ser un medio para alcanzar un fin: la capacidad de dedicarse con amor a su prójimo en nombre de D’s y guiado por Su Presencia.

Según Abarbanel, basado en los midrashim, lo negativo de este episodio no sería el intento de construcción de una ciudad y de una torre pues “...La Toráh no prohibe la construcción de ciudades”... sino que al emprender la construcción de grandes monumentos que tienen únicamente por finalidad manifestar la proeza “Tecnológica” del hombre sin que tengan un fin social en sí mismos, conducirán al hombre a la esclavitud y  “...Así como las leyes de la naturaleza dicen que la piedra cae hacia la tierra y no asciende de la misma - ley de gravedad - y el fuego asciende a través del aire y no desciende; cuando los hombres buscan esclavizar a otros hombres, están atentando contra la naturaleza, porque la naturaleza ha hecho a los hombres libres e iguales desde el momento de su nacimiento.”

Una idea de lo que habría ocurrido en la construcción de la ciudad y la torre, la encontraremos en ôø÷é ãáøé àìéòæø pirké de Rabbí Elifiezer Cap. XXIV. “Rabbí Pinjas dice: ...Había escaleras al oriente de la torre y al occidente. Los hombres que subían con ladrillos, lo hacían por el oriente de la misma y bajaban por el occidente; si caía un hombre y moría, no le prestaban atención, mientras que si caía un ladrillo se sentaban todos a llorar y decían: jAy de nosotros! ¿ Cuando recuperaremos este ladrillo que hemos perdido...? Este Midrash quiere protestar contra la actitud de preeminencia que el hombre “tecnológico” confiere a veces a los elementos de su invención por sobre el ser humano.

El Tanaj profesa una profunda aversión a esta actitud que no es más que la sumisión absoluta del ser humano a su progreso tecnológico, que debe ser el medio para un fin y no un fin en sí mismo.

Abarbanel continúa diciendo que ninguna generación de la historia está excenta de esta “confusión”.

Si la generación anterior fué exterminada por el diluvio - mabbul - ésta será víctima no de su desaparición, sino de “bilbul” - confusión -.

Según Abarbanel la confusión de las lenguas no sería otra cosa que el hombre hablando en un lenguaje “artificial” excesivo, dejando de lado por completo, su lenguaje natural, con la consiguiente desinteligencia derivada de este hecho.

 

1 “ÉRASE TODA LA TIERRA UN SOLO IDIOMA Y POCAS PALABRAS.” Abarbanel dice que el “idioma” hablado por todos los hombres no era el mismo necesariamente, sino que tenía un mismo origen fonético. Por otra parte, en cuanto al vocabulario de los hombres, era poco y limitado, de acuerdo a su actividad que era, ciertamente, limitada.

“...Pero cuando ellos tendieron a trabajos nuevos como la construcción de la ciudad y de la torre se apartaron de la hermandad y se dedicaron a las propiedades privadas, lo que los condujo al cambio y al idioma particular de cada cual, que nació de su deseo de posesionarse y atribuir cada cual para sí mismo cosas particulares diciendo: Lo mío es mío y lo tuyo es tuyo, hasta que por ello se separaron uno del otro.”

Abarbanel está recalcando no la disparidad fonético - lingüística de aquel grupo humano, sino las diferencias de lenguaje surgidas de una búsqueda egoísta de intereses personales en detrimento de los del grupo, lo que necesariamente crea nuevos idiomas, nuevas formas de expresión no siempre compartidas por el grupo humano.

 

2 y 3 “ENCONTRARON UN VALLE EN LA TIERRA DE SHINHAR... ...LES SIRVIÓ EL LADRILLO POR PIEDRA Y EL BETÚN POR ARGAMASA.” Este versículo prueba que, permanentemente, e! hombre debe hacer frente a desafíos.

Cuando las familias de la tierra se asentaron en los valles de Shinhar donde no existían “piedras ni canteras” tuvieron que suplir esa dificultad y lo hicieron fabricando, por primera vez, el ladrillo “levenáh” que suplantará a la piedra “even” lo que queda por ver es cómo utiliza el hombre las cosas que crea con su ingenio.

Está presente en nuestro recuerdo que cuando Tuval-Cain “descubre los metales” la primera consecuencia de ello, de acuerdo a la Toráh , fué “el asesinato de un hombre y un niño”, documentado por la “canción de Lémej” que no es más que una canción de violencia y de muerte. ¿Qué ocurrirá en esta oportunidad? ¿ Qué uso le dará el hombre a su nueva “invención”?

 

4 “VAMOS, EDIFIQUEMOS PARA NOSOTROS UNA CIUDAD Y UNA TORRE CON SU CÚSPIDE EN LOS CIELOS Y NOS HAREMOS DE UN NOMBRE; NO SEA QUE NOS DISPERSEMOS SOBRE LA FAZ DE TODA LA TIERRA”. Este versículo describe con mucha claridad la ambivalencia del ser humano, señalando las necesidades genuinas del mismo y la soberbia inevitable que lo acompaña y de la cual parece no poder liberarse.

Querer construir una ciudad es noble y genuino pero querer perpetuar nuestro nombre (fama) por medio de altas torres que lleguen hasta los cielos, es soberbia.

Esto está debidamente ilustrado en Isaías 2:12 y s.s. donde dice entre otras cosas, que llegará el día de Adonai sobre toda torre alta y sobre toda muralla fortificada.

Isaías 2:17 “...Y caerá la altivez del hombre y bajará el orgullo de los hombres y entonces se enaltecerá Adonai solo, en aquel día. Y los ídolos hará desaparecer del todo.”

De acuerdo a ésto, la construcción de la ciudad y la torre, especialmente de esta última, representaría al hombre enorgulleciéndose de su propia obra y eternizando su soberbia por medio del ladrillo que debió ser usado para otro tipo de vivienda.

Por lo tanto ¿Habrá de prosperar ese proyecto? ¿Los prolíficos pensamientos del hombre prosperarán?

 

5 “DESCENDIÓ ADONAI PARA OBSERVAR LA CIUDAD Y LA TORRE QUE HABÍAN CONSTRUÍDO LOS HIJOS DEL HOMBRE.”

“La Toráh está hablando un idioma inteligible para el ser humano; por eso atribuye a D’s el verbo descender”. (Ibn Hezra.)

Seforno dice: “Cuando la Escritura emplea el término descender para ver, referido a D’s, es cuando la acción en sí no es pasible de castigo, sino que las consecuencias últimas, derivadas de esta acción, aparentemente buenas, conducirán al deterioro... Y la intención de la Toráh equivale a decir que D’s desciende a las profundidades del pensamiento humano para juzgarlo con ecuanimidad”.

Rashí dice con respecto al “descenso de D’s”: “Esto no es necesario pero viene para enseñar a los jueces que no condenen al hombre sometido a juicio hasta que vean y entiendan.” (Basado en Midrash Tanhumáh).

 

7 “VAMOS, DESCENDAMOS Y CONFUNDAMOS...” Aquí los verbos atribuídos a D’s figuran en plural majestático, como ocurre en Génesis 1:26.

 

8 “LOS DISPERSÓ ADONAI DE ALLÍ SOBRE LA FAZ DE TODA LA TIERRA Y CESARON DE CONSTRUIR LA CIUDAD.” La Toráh recalca que el proyecto de construir la ciudad fué abandonado, o sea que no pudieron llevarlo a buen término y quedaron incompletas, tanto la ciudad como la torre.

 

9 “POR ESO LLAMO SU NOMBRE BABEL, PORQUE ALLÍ CONFUNDIÓ ADONAI EL LENGUAJE DE TODA LA TIERRA Y DESDE ALLÍ LOS DISPERSÓ ADONAI, SOBRE LA FAZ DE TODA LA TIERRA.” El real significado de la palabra ááì Babel es: “La puerta de El” (Bab- ilu). Con este nombre los babilonios querían atribuir la fundación de la ciudad a la deidad Ilu. La Toráh quiere ver en esta denominación no una fundación sobrenatural de la ciudad que portaba ese nombre sino la misma confusión personificada por ladrillos y construcciones de esa ciudad.

En otro orden de cosas y como si el profeta Tsefaniáh (3:9) se estuviera haciendo eco de esta confusión de idiomas - que no puede ni debe perdurar - dice: “...Pues entonces trocaré para los pueblos (su idioma) por un idioma claro, para que invoquen todos el Nombre de Adonai y lo sirvan hombro a hombro.”

La historia no podrá concluir hasta que no llegue el momento en que los seres humanos retomen lo más precioso que poseían antes de que cayeran presa de su soberbia tecnológica, o sea un solo idioma y pocas palabras.

Cuando eso ocurra, la humanidad habrá ingresado a lo que los profetas de Israel han denominado: áéåí ääåà - aquel día - el día que realmente será el comienzo del tiempo, el día en el cual el hombre podrá hablar con el hombre y juntos servir a D’s, Creador de todos.

 

10 “ÉSTAS SON LAS GENERACIONES DE SHEM...” En el capítulo 5 del libro de Génesis, la Toráh nos había enumerado las generaciones que se habían sucedido desde Adam hasta Noah; mientras que en este capítulo la Toráh nos enumera las generaciones que se suceden desde Shem hasta Terah, padre de Abram. Como quiera que Noah pertenece a ambas listas, el número de generaciones de esta última llegará a diez. Es de notar que el tiempo de vida de las personas de estas últimas diez generaciones es más corto que en la lista precedente (Gén. 5).

En otro orden de cosas y en lo que por su estilo se asemeja a la literatura del midrash, leemos en el Tratado de Principios (Cap. V, mishnaiot 2 y 3):

 “Diez generaciones transcurrieron desde Adam hasta Noah, lo que nos demuestra la longanimidad de D’s. Pues todas aquellas generaciones se rebelaban contra El, hasta que finalmente D’s los castigó con las aguas del diluvio. Diez generaciones transcurrieron desde Noah hasta Abraham, lo que nos demuestra la longanimidad de D’s. Pues todas aquellas generaciones se rebelaban contra El, hasta que surgió Abraham, nuestro patriarca y se hizo merecedor de la recompensa de todos ellos.

 

27 “ÉSTAS SON LAS GENERACIONES DE TERAH...” Es de notar que una vez llegada a la genealogía de Abram, la Toráh relata con mayor minucia y detalle lo concerniente a la misma, cosa que no sucede en los versículos anteriores, que van desde Noah hasta Abram.

Rashí en su comentario a Génesis 37:2 dice: “... Y así tú (lector) encuentras en las diez generaciones que hay desde Adam hasta Noah: Fulano engendró a Fulano y cuando llega a Noah la Escritura se extiende más en cuanto a su historia.

Lo mismo ocurre con las diez generaciones que hay desde Noah hasta Abraham, la Escritura abrevia el relato pero al llegar a Abraham se extiende en su historia.

Esto se asemeja a la parábola siguiente: Sucedió que una perla se había extraviado entre la arena, entonces el hombre que la perdió la busca tamizando la arena hasta que la encuentra y una vez que la ha encontrado deja de lado las piedrecitas y retiene la perla.

Esta parábola está desarrollada en el comentario de Abarbanel que dice: “La intención de todo este relato no es el contarnos la historia de Terah y sus acontecimientos - como ha escrito Rambán - sino para hacer saber cómo el Sto. Bendito Él ha hecho girar los acontecimientos para que Abraham salga hacia la tierra de Quenahan que es la tierra que D’s ha elegido para hacerla heredad de sus servidorores y de los que meditan en Su Nombre.

Por otra parte encontraremos en el libro de Iehoshuah, Cap. 24:2 y 3 que cuando Iehoshuah empieza a relatar la historia del pueblo de Israel dice: “...Así ha dicho Adonai, D’s de Israel Allende el río habían habitado vuestros padres en la antigüedad: Terah, padre de Abraham y padre de Nahor y ellos servían otras divinidades.”

De todo esto inferimos que la finalidad última de este relato será el desarraigar a Abram del país de la idolatría donde, seguramente, él era considerado “hereje” por sus conciudadanos, sumidos en adoración de los corruptos cultos paganos.

 

31 “TOMÓ TERAH A ABRAM SU HIJO Y A LOT, HIJO DE HARÁN - SU NIETO - Y A SARAI SU NUERA - ESPOSA DE ABRAM, SU HIJO - Y PARTIERON JUNTO A ÉL DE UR DE LOS CALDEOS, PARA ENCAMINARSE HACIA LA TIERRA DE QUENAHAN; EMPERO VINIERON HASTA HARAN Y SE ASENTARON ALLÍ.” La razón de esta migración no es explicada por la Toráh y, aparentemente, podríamos atribuírla a la simple migración de los pueblos.

Del texto resulta que la intención de Teráh habría sido llegar hasta la tierra de Quenahan pero por razones no explícitas, él y su familia “se asientan en Harán.”

De acuerdo a Abarbanel esto es parte de las pruebas a las cuales fue sometido Abraham, ya que lejos de disminuir la intensidad de la prueba del mandato de ìê-ìê Lej-lejá, la engrandece, ya que ellos se asentaron en Harán por muchos años y el mandato de Lej Lejá significará un nuevo esfuerzo, un nuevo traslado, un nuevo acto de fe. Existen muchas conjeturas respecto de las razones, que habría tenido Terah para abandonar la ciudad de Ur hacia la tierra de Quenahan, asentándose definitivamente en Harán. El Talmud y los comentaristas han elegido su camino al respecto pero, Abarbanel concluye: “todo camino de cada hombre es recto ante sus propios ojos, mas es D’s el que conoce y mide los corazones.